CAPÍTULO 14
EIDER.
Brenda observaba el pequeño papel con signos extraños, y luego la navaja. Confusa, dijo:-No sé qué son estos tipos, pero creo que deben de ser satánicos. Sí, eso les queda bien. No tengo más respuestas que eso.-Se encogió de hombros.
Volvi a fregarme mis ojos cansados. Me acoste en mi cama boca arriba, mirando el techo y luego la ventana. La noche ya habia caido y Brenda quiso quedarse a descansar aquí.
-Tal vez, o tal vez no lo sean. -Le dije, en un susurro.
Ella se arrojó a mi cama boca abajo y luego me observó. -Pueden ser asesinos, satánicos, vampiros u hombres lobos, pero no puedes negarme que los jodidos tienen lo suyo. -sonrió hacia mi dirección.-¿No te parece extraño?
-¿Qué? -No evité preguntar, ya que, esta preguntó repentinamente aquello.
-Que ellos aparecieron y comenzaron a suceder cosas tan raras.
Eso era notorio y más que verdad.
Las cosas han estado extrañas desde que ellos llegaron a Balcanes.
De pronto son una banda de rock, de pronto asesinos, ¿y luego qué más?
Esos tipos parecían ser peligrosos y nada que ver a la gente de este pueblo.
Pero aún no descifraba el porqué de esa familiaridad con Azael.
Era todo tan extraño e inentendible.
Sus ojos grises eran tan raros, que sentia que ya los había visto antes. Su silueta delgada y alta era tan reconocible en mi cerebro, la pregunta es ¿De dónde yo la conocía?
Las veces que observaba a Azael, las preguntas se formaban y no las respuestas, era como si me encontrase en un laberinto desconocido, en el cual cada paso que daba, sentía que lo conocía, pero a la vez me sentía estancada porque nunca encontraba el final, y siempre me quedaba allí, conociendo los mismos lugares, con más y más preguntas emergiendo de la nada. ¿Y las respuestas?
Era todo tan extraño y a la vez tan familiar.
Cerre mis ojos, y el ardor del cansancio se hizo presente en ellos.
-Eider. -Me llamo Brenda en un susurro.
-¿Hm?
-¿Por que se te hace familiar ese tipo?, ¿Lo has visto antes en algún lugar? -Frunci el ceño aun con los ojos cerrados. Sabia que esa pregunta iba directo al tema de Azael.
Sonaba extraño, pero jamas había visto a Azael en mi vida. Su voz era tan conocida, sus facciones extrañas, sus ojos, su silueta, era como si estuviera viviendo un déjà vu un tanto extraño.
¿Sonaria tan loco como en mi mente si lo digo en voz alta? ¿Me creerá Brenda?
¿Y si piensa que estoy loca?
Respire hondo.
-No lo se, -No encontraba las palabras exactas para decirselo, era todo tan extraño, y la situacion era muy inusual.-digo, no se lo que le veo familiar, pero es como si yo ya lo conociera, pero en realidad es un total desconocido.
-¿Como asi, Eider? -Sonrei al notar su tono de voz curioso.-Explicame que no entiendo todo esto. Primero se te hace familiar, luego lo acechas y ves que es un asesino.
Sonaba tan mal cuando ella lo decia, y yo parecia una loca total. Pero ni siquiera yo lo entendia. No podia describirlo con palabras sin que sonara un tanto estupido y descabellado.
-No se como explicarlo sin que suene como de alguien que acaba de salir de un loquero. Pero es como si yo hablara con ese tipo y diga en mi cabeza: "Yo lo conozco" pero también me pregunte: "¿Pero de dónde?"
-¿Ya has hablado con él? -Pregunto de repente.
Abri mis ojos, encontrando la luz tenue del foco que adornaba la lampara a mi lado. Los ojos oscuros de mi amiga me observaban intrigados.
-Si, he hablado con ese tipo. -Afirme.
Ella se apoyo en sus codos, y levanto su cabeza para mirarme un poco mas directa.
-¿Y como es? Parecen ser chicos muy extraños.-Frunci el ceño. Estaba muy curiosa por saber mas de los Agramon, pero quise no opinar.
Azael volvio a mi mente al igual que su voz arrogante, picara y a la vez fria.-Tiene una forma de expresarse muy extraña, y al hablar es arrogante. Nada que ver a los chicos que estamos acostumbradas a ver en el pueblo.
-Se ve que son chicos muy atractivos.
Cerre mis ojos nuevamente, ignorando aquello que dijo mi amiga.
Pero no podia ignorarlo del todo, estaba consciente que Azael era un chico atractivo, pero a la vez extraño y eso me hacia sentir cierta incomodidad. No, no esa incomodidad de la cual estamos acostumbrados dia a dia, no la incomodidad de decirle algo a alguien sobre un olor, o un comportamiento, o de alguna forma de hablar. Hablo de otro tipo de incomodidad.
Cuando estaba con Azael me sentia extraña, como si este me mirase y corriera un tipo de peligro, como si estuviese expuesta frente a veinte asesinos con dagas en mano. Su presencia me hacia sentir una sensacion de frio, una sensacion de estar sin abrigos frente a una nevada de nieve arrasadora.
Si este hablaba, con aquella voz grave y suave, algo dentro de mi se removia, por miedo a que este hablase y dijera ciertas cosas de mi que ni siquiera yo sabia. Pero aun no lo descifro, aun no encuentro una explicacion hacia aquellas reacciones o pensamientos extaños hacia el, hacia un completo y extraño desconocido.
-¿Y que haras entonces? -Hablo de repente la pelirroja a mi lado.
-¿Hacer de que?
Brenda me observo con cara de: "¿Es en serio, Eider?" -Ya sabes, tu plan raro.
Oh, el plan.
Ese mismo día Brenda y yo hablamos toda la tarde sobre mi idea, y así llegamos a crear un plan: "Acercarnos a los raritos". Si, hasta nombre le había puesto Brenda al plan.
-Le llevaras esos trabajos a ellos y hablaras con él y luego ¿qué?, ¿cómo seguirás acercándote a él? -Pregunto, refiriéndose a Azael.
Aquellas preguntas tenían sentido. ¿Cómo me acercaría a él si todo el tiempo trataba de alejarme y verlo desde lejos? Porque eso era lo que hacía todo el tiempo. No quería acercarme a él y menos después de ver lo de aquel viernes. Ahora sabía que Azael era peligroso, y eso cambiaba todo.
Si antes me incomodaba de aquella forma tan extraña, ahora peor serían las cosas.
Pero debía encontrar una forma de recaudar pruebas, de hacerle saber a mi amiga que yo no había matado a ningún señor William.
-No lo sé. -Le dije.
Mi amiga se quedó en silencio unos segundos, mirando hacia el techo, pensativa.
Pero de repente, está me tomo del brazo, emocionada, como si un foco arriba de su cabeza se haya alumbrado y dado luz verde.
-¡Ya lo sé!
-¿Qué? -Le pregunté, con la curiosidad a flor de piel.
Esta me sonrió pícara. -Necesitas pasar el mayor tiempo con ellos para tener pruebas, ¿No es así? -Asenti lentamente. -¿Qué tal si te acercas tanto a uno de ellos como para ablandarlo hasta sacar toda la información posible? O mejor, ver con tus propios ojos todo de todo.
Frunci el ceño. ¿Dónde se estaba dirigiendo esta conversación?
-¿Qué quieres decir, Brenda?
-Las amigas son aburridas, ¿qué tal si nos divertimos con uno de ellos?-Frunci más el entrecejo, sin entender para donde iba Brenda. Esta captó aquello y giró sus ojos. -¿Y si seduces a uno de estos chicos?
Abri los ojos como platos como si esta hubiera dicho algún tipo de secreto muy oscuro, o una palabra prohibida como el "Innombrable" o mejor dicho "El diablo".
Negué con la cabeza. -Ni loca, Brenda. Esos tipos son muy extraños, hasta me dan miedo.
-Tampoco es que sea un horror. No me puedes negar que son muy atractivos. -Levanto y bajo sus cejas repetidamente.
Gire los ojos por sus ideas estúpidas.
-No seduciré a ninguno de estos tipos. -Le dije, firme.
Esta me reto con la mirada y una sonrisa de oreja a oreja, pero al ver que no accedí, la sonrisa se desvaneció rápidamente.
-¿Entonces, qué? ¿Seras la amiga de uno de estos tipos? -Asenti y luego me di la vuelta para apagar la lámpara.
Mañana sería un día largo y sabia el porque.
Me pregunto cómo sería la casa de los Agramon. ¿Tendrían las paredes coloreadas de negro? ¿Tendrían cuadros satánicos? ¿Adornos de calaveras o cosas del diablo? -Literalmente-.
La ansiedad y curiosidad repiqueteaban en mi interior como una gota de un grifo mal cerrado, haciendo un ruido molesto en el lavabo y un eco estruendoso en el baño.
Mañana llevaría aquellas hojas que me había entregado la profesora de literatura.
Y como había dicho Brenda: "Debes llevar a cabo el plan mañana mismo. Entraras a la casa si te invitan, hablarás si te hablan, y tomarás fotos si algo anda mal."
Mentalmente me preparaba para cualquier cosa, y aunque fuera tal vez una tontería, me lo pintaba como una posible pesadilla.
¿Realmente haría aquello? ¿Me adentraria a la casa de unos asesinos rockeros para comprobar que soy inocente? Me había involucrado en algo jodido por una simple curiosidad tonta.
Y todo volvía a porqué Azael me parecía tan familiar, tan conocido y a la vez tan extraño.
Cerré los ojos y sentí el brazo de Brenda rodearme en un abrazo medio. Su calor me hizo sentir tranquila.
Pero sabía que ella no estaba segura del todo que yo le estuviera diciendo la verdad.
¿Yo, una asesina?
En mi mente se escuchaba muy desconectada de mi vida aquella pregunta.
Siempre fui una chica normal, que se pasaba leyendo libros de misterio y romance, comiendo palomitas frente a una televisión, saliendo muy escaso ya que mi padre a veces se ponía muy sobreprotector y estricto, pocas amigas, sin descubrir el romance pero saber de que se trataba este.
Mi vida nunca fue interesante, ni fuera de lo común.
Eider, una asesina.
O...
Eider, una mata ancianos tristes.
Esos títulos no quedaban y no encajaban en mi vida.
Si te digo que lo más interesante que he hecho en mi vida fue escaparme de mi casa, entonces debes creerme.
Cerraba los ojos, pestañaba muchas veces pero el sueño no llegaba a mi cuerpo.
Presentía que el insomnio estaba por presentarse en mi sistema.
Tantas preguntas me daban vuelta en la cabeza, que era muy difícil pensar en el sueño. Por más cansancio que tuviera, me sentía incapaz de poder descansar de una vez.
Pero sabía que el no poder descansar se me había hecho costumbre desde ya hace varios años.
Todo se conectaba a los recuerdos.
Recuerdos que se generaron por lo mismo en lo que hoy me estaba involucrando en el algo muy raro.
¿Podia culpar a la curiosidad? ¿La curiosidad era cómplice?
Aún no entendía aquella manía que había tomado. El espiar se había convertido en mi fuerte. Era como un hobby el cual de cierta forma me daba de que pensar.
Mi mente se mantenía vacía, aburrida, y el día que la curiosidad comenzó a resonar, tuve en qué pensar todos los días, en que recordar, pero también esto me llevaba a su contraparte: recuerdos vagos, fríos que me atormentaban.
Era una pesadilla y a la vez un sueño.
Tener de qué pensar en una mente aburrida, tener de qué librarse en noches tranquilas.
La curiosidad era mala pero también daba cobijo.
Entonces, ¿La curiosidad es culpable? ¿Es cómplice de mi manía de la cual ahora no puedo escapar?
Preguntas y más preguntas.
¿Cuándo voy a escapar de ellas?
No me dejaban tranquila, no me dejaban descansar ni una noche.
Cerré mis ojos, decidida a dormir. Callaba mis pensamientos como una loca de manicomio.
Hasta que por fin, encontré el sueño.
...
Observe la hora en mi teléfono.
6:30 p.m
Tome el brazo de Brenda, y seguimos caminando entre las cabañas y mansiones de la calle Anselmo.
Hace mucho tiempo no entrábamos a esta calle, la cual le pertenecía a los fundadores del pueblo y a toda la gente de dinero en verdad.
Los estatus económicos en el pueblo eran claros y sencillos; eres rico o eres pobre.
Si eres rico las calles Anselmo te dan la bienvenida. Si eres pobre tu vivirás en calles comunes, como tú, persona común y corriente de la sociedad.
Era como si la calle fuera una contraparte de Balcanes.
Una contraparte que te aplastaba por los ricos como si tu fueras una simple hormiga contra un pequeño e impulsivo niño que le gustaba seguir a todas las hormigas hasta llegar a la reina de estas y matar a todos de una pisada.
Observe a mi alrededor desconociendo todo.
La calle Anselmo o mejor dicho la calle de los ricos, siempre cambiaba de apariencia.
Un mes todos se ponían de acuerdo para pintar las mansiones de blanco, y al otro, de rojas.
Por ejemplo hoy:
Las flores blancas y amarillas detonaban todos los jardines de las grandes mansiones. Era como si todo estuviera planificado para cada hogar.
Hasta las flores de cada color tenían un hogar y un jardín extravagante, pero sobre todo, aburrido y repetitivo.
-¿Y sabes la dirección? Tantas casas de ricos me dan mareos. -Oi decir a Brenda a mi lado.
Me encogí de hombros, sin saber nada de nada.
Seguramente Brenda me observaba de una manera asesina, así que no quise darme la vuelta para observarla.
-¿No sabes?
Negué lentamente con la cabeza.
No recordaba si Daiana me había dado la dirección de aquella casa.
-Literal que vives en una botella de plástico. -Me dijo, y yo me aguante una carcajada.-Espera un segundo. Me fijaré si la dirección no está entre las hojas.
Nos detuvimos en la vereda de una casa, y observé como la pelirroja frente a mi urgueaba entre las finas y blancas hojas.
-¡Bingo! -Grito con una sonrisa, besando un pequeño papel con letras negras. -Toma. Es la cabaña 3669.
Observe las letras en el papel, y pude confirmar aquello por mi misma.
Algo dentro de mi comenzó a revolverse. Y no, no eran ganas de ir al baño, sino más bien, unos horribles y tontos nervios.
Caminamos entre algunas que otras grandes casas más, hasta que vimos una cabaña al final de todo.
Era una enorme cabaña de color café. En sus paredes adornaba ventanas de madera y dos grandes puertas principales del mismo material. Y ni hablar que, unas rejas negras cerraban todo un gran perímetro, dentro de estas se podía ver una fuente negra de agua con una extraña estatua en el centro.
Se veían rosas rojas y blancas pero nada de flores blancas y amarillas como en las anteriores mansiones.
-¿Aquí viven estos niños? ¡PERO SI TIENEN NUESTRA EDAD SEGURAMENTE! Qué injusticia. Diosito tiene favoritos.
-Habla despacio, Brenda.-Le exigí en un susurro vergonzoso, seguramente los vecinos del lugar la escucharon.
-Fijate si el número coincide.
Me acerqué rápidamente hasta las verjas, allí, en un pequeño trozo de madera pegado a una de estas, pude ver el número 3669.
Era la cabaña de los Agramon.
Y para mí sorpresa, esta no era ni de color negro ni tenía estrellas satánicas del diablo como había imaginado ayer antes de dormir.
-Es... es aquí. -Afirme, hacia mí amiga quien observaba todo con deslumbramiento.
-Bueno, toma. Me voy de este lugar. -Me entrego las hojas y se dio la vuelta, pero fui más rápida y la tomé del brazo, esta se giró y me vio confusa.
-No te vayas. -Le rogué.
La idea de acercarme al lugar sola me daba cierta incomodidad y miedo.
-Tengo que trabajar, Eider.
Uni mis manos y las entrelace, mientras formaba un puchero con mis labios. -Por favor, Brenda, solo hasta la puerta principal.
Esta giró sus ojos. -Y me voy. ¿Está bien?
Asentí frenéticamente y la abracé unos segundos.
Tomé de su brazo y nos dirigimos hacía un pequeño cubículo donde se encontraba un guardia.
-Buenas tardes. -Dijo este, observándonos con cara de bulldog francés.
¿Era notable que no éramos de este sector?
-Buenas tardes.-Respondió Brenda.-Mi amiga viene a entregar unos trabajos escolares para los Agramon.
El oficial asintió y luego habló por un interruptor, diciendo lo mismo que Brenda unos segundos antes.
Espero unos segundos, cuando las verjas se abrieron y dijo un: -Pueden pasar.
Observé a Brenda quien también me miraba con cierta preocupación.
Nos adentramos al lugar, y allí, pude ver todo como lo vimos metros antes.
Una hermosa fuente oscura se situaba en el medio de todo el jardín lleno de rosas blancas y rojas.
Ahora que estaba allí, pude ver la estatua mucho mejor. Un hombre con una bata y un bastón con una víbora y unas alas en este, se hicieron visibles.
Era una estatua muy extraña.
Brenda tomó de mi brazo con insistencia y caminamos un poco más entre un caminillo que se formaba sobre algunas rosas.
Me abracé a mi misma cuando estuvimos frente a unas grandes puertas de mármol.
¿Era tarde para arrepentirse? ¿Debía hacerlo?
"Si te invitan a pasar, pasas, si te hablan, les hablas." La voz de Brenda llegó a mi mente e instintivamente dirigí mis ojos hacia ella y me di la sorpresa de que también me estaba observando.
Me asintió, como si fuera una señal de que me estaba dando una confirmación para dar inicio.
Tome aire y lentamente acerque mi mano hecha un puño hacia una de las puertas. Decidida a dar algunos golpes, me acerqué del todo, pero mi acción quedó a medias cuando la puerta se abrió de la nada.
Un ojigris con el torso desnudo y el cabello húmedo se hizo presente detrás de las puertas.
Rápidamente quite los ojos de allí, sintiendo mis mejillas en el infierno. Pero entonces, me encontré con una Brenda con los ojos desorbitados y los labios en una "O" perfecta.
Por dios, hasta podría decir que esta babeaba.
Le pegué un codazo disimulado, y desvio la mirada, abriendo y cerrando la boca como si estuviera por decir algo. En silencio, agitó su mano en forma de despedida, me entrego las hojas y se fue corriendo de allí.
Cobarde. Pensé.
-¿Le cosieron la boca? Pobrecita. -Dijo Azael luego de unos segundos eternos de silencio. Se estaba refiriendo a Brenda. Pero yo no respondí, y me quedé allí, con los ojos puestos en algun lugar perdido del jardín.-No me digas que a ti también, -Senti su mano fría tomarme la mandíbula.
La piel se me erizó cuando este dio vuelta mi rostro y su cara quedó a escasos centímetros de la mía.
Y sin más, sus labios tocaron la comisura de los míos.
Mi corazón latió en mi pecho por el susto.
La noche anterior no podía dormir por estar preparándome mentalmente para cualquier amenaza, para cualquier cosa.
Pero jamás me imaginé que para algo así.
Pensé que si ponía un solo pie en la casa de los Agramon, el corazón me iba a latir del temor, del miedo, y de todo lo que no me imaginaba.
Pero... las cosas parecieron dar un giro aún más extraño.
Porque mi corazón no latía por todas las causas de las que me imaginé.
...
¡Ahh! Llegamos al final del capítulo.
¿QUÉ LES PARECIÓ?
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