♦ Capítulo 26 ♦
Las Cartas
Robert
No sé qué hago en este momento, voy camino a ver a una persona que detesto —si aunque no lo parezca lo detesto—. Ahora mismo solo deseo que esto acabe, realmente quisiera seguir mi camino y que esa parte de mi pasado ya no me alcance. Algunas personas dirían: «si no te interesa, podrías verlo sin que te afecte», quizá tengan razón; pero no quiero verlo más, no quiero que este cerca, que se vaya a su país y me deje en paz de una buena vez.
Justo como lo había imaginado, en esta zona residencial no hay hoteles. De hecho, la dirección que me dio Eric es un apartamento bastante lujoso, no muy grande pero si muy bonito y elegante. Me pregunto, ¿qué hará aquí? Después de dudarlo bastante llamo al timbre, suena su voz por un parlante, se enciende una especie de mini pantalla en la puerta, me saluda y me dice que pase. Al entrar, el apartamento tiene una decoración sobria, sencilla, pero muy lujosa y ordenada.
—¡Hola! ¿Cómo estás? —preguntó él e intente darme un abrazo que rechazo instintivamente.
—Hola, muy bien gracias. —No dejo de observar el lugar, diría que es lo opuesto a la personalidad de la persona que tengo frente a mí.
—Pasa, siéntate. Como sé que vienes de afán y que quizá no quieras estar mucho tiempo aquí, voy por lo que debo entregarte.
¡Vaya! Que comprensivo el muchacho, ahora ¿qué es esa actitud tan calmada? Me pierdo en mis pensamientos hasta que siento el sonido de la puerta, de lo que parece ser una habitación va saliendo Eric con unos sobres en mano.
—Toma, esto es lo que quería entregarte —me entrega los sobres, son alrededor de diez. Están un poco arrugados, quizás por el viaje o por el tiempo—. No digas nada y acéptalos por favor, entenderás muchas cosas cuando veas y leas el contenido.
—¿Me estás dando cartas? —digo con una obvia sorpresa. Podría jurar que vi una sonrisa triunfal en su rostro por un breve momento.
—Por favor, lee su contenido. Luego de eso, estaré para escucharte todo lo que me quieras y tengas que decir.
—No entiendo nada, ¿qué es esta actitud tuya? Me estás dando miedo, ¿llamo a la policía? ¿Qué quieres?
—Entiendo tu desconfianza, es apenas lo normal. Pero ya te lo dije, he cambiado y aquí encontraras algunas cosas que te ayudaran a entender, o eso espero.
—¿Tengo qué leer esto ya o puedo irme? —Para ser sincero ya quería irme, toda esta situación me abrumaba y no confío mucho en esta nueva faceta de mi ex. Me siento incomodo frente a él.
—Debo confesar que esperaba que lo hicieras ahora, pero no debe ser necesariamente así. Son tuyas, te las puedes llevar, si tienes que decirme algo ya sabes dónde y cómo encontrarme.
—Gracias, me voy entonces. Las leeré, pero no te prometo que te llame o tenga algo para decir.
—Lo entenderé —se veía triste. Ahora que le pasa, ni crea que voy a caer en sus chantajes, no esta vez.
—Bueno, gracias nuevamente. Me iré, ¿me abres por favor?
—Por supuesto —abrió y se despidió de un abrazo que no me dio tiempo de rechazar. Fue un abrazo fuerte y largo, lo noté exhalar como cuando te liberas de una carga o cuando llevas aguantando la respiración por mucho tiempo. Tardé en corresponderle, al final también lo abracé.
Reaccioné y me aparte de él sin ser demasiado brusco, no quiero que se dé cuenta que cedí en un ataque de debilidad, prefiero que piense que un abrazo de cortesía, que le correspondí porque no tenía de otra. Justo en el momento que me di la vuelta para marcharme, me halo del brazo y me llevó hacia él. Me besó, no me dio tiempo de reaccionar, me encontraba estático con sus labios pegados a los míos sin procesar del todo lo que estaba pasando. Su boca mostraba ansiedad, su lengua rogaba porque le concediera permiso para ingresar a mi boca.
No supe cuándo, ni como pero había accedido a su beso. Me encontraba besando a la persona que «detestaba», pero no lo puedo negar besa como los dioses. Era un beso dulce, apasionado y feroz, de esos que son la primicia a algo más porque te suben demasiado la temperatura; sin embargo, eso si no se lo iba a permitir. Volvió mi reacción y lo detuve.
—Lo siento, esto no debió pasar y te agradezco que evites este tipo de situaciones por favor. —dije mientras intentaba calmarme y mostrarme sereno.
—Discúlpame tú, hacía mucho tiempo deseaba esto y no pude resistirme. De verdad perdóname —se le veía arrepentido e incluso llegó a conmoverme, pero no dejaría que siguiera con esto.
—Vale, solo olvidemos esto. Adiós debo irme ya. —Esta vez no le di tiempo a que respondiera o dijera algo, solo me marché. Caminé un poco hasta que encontré un taxi, pretendía pedirlo fuera de su casa pero no quería darle la oportunidad para que apareciera nuevamente.
¿Se puede ser más tonto? No debí permitir que eso pasara, ahora me lo imagino con su ego a más no poder, sabiendo que he respondido a su beso y todo lo que le he dicho hasta el momento se ha ido a la basura. Esto no es normal, su comportamiento no es normal, el mío tampoco; a esto me refiero cuando digo que quiero verlo y que nada me afecte.
Sin poderlo evitar recuerdo el beso de Eric, justo en ese momento se me cruza otro recuerdo, el beso con Matt. Bueno ahora que me pasa, tan mal estoy que soy tan fácil de besar. Uno mi actual amigo, tiene pareja, el otro mi ex pareja y que destrozo mis ilusiones, ¿acaso es eso lo que merezco? No lo creo y no lo acepto, merezco más que todo esto, no le he hecho daño a nadie, no intencionalmente.
El sonido de una llamada entrante me saca de mis pensamientos, es de Matthew. El destino se encarga de burlarse de mí, enserio, no voy a contestar, no es un buen momento ahora. —Decido escribirle.
—¡Hola, amigo! Disculpa que no pueda contestar, estoy en el trabajo todavía un poco ocupado. —mentí, pero aún faltaban diez minutos para que terminara la jornada laboral así que era creíble.
—Vaya que empezaste con toda, no te preocupes. Llamaba para saber cómo te había ido, pensé que por ser el primer día sería un poco más calmado todo.
—Sí, lo mismo había pensado yo. Pero nada más llegar ya tenía los primeros proyectos asignados, te hablo cuando esté en casa. ¡Adiós!
—Te espero, yo ya estoy en mi casa y estaré libre así que me puedes hablar cuando quieras.
A veces me pregunto si esto me pasaría siendo heterosexual, es decir, ¿seguiría teniendo una vida amorosa tan complicada? ¿Sería yo quién cause daño? Pero que digo, que pensamiento más retrogrado y machista, no hay diferencia en temas de amor, el amor y la sexualidad son cosas totalmente diferentes. Quizá y hasta me merezca lo que me pasa.
Solo quiero un amor bonito, alguien a quien pueda amar sin máscaras, que me quieran sin condición y sin reparo, que podamos ser felices y que luchemos juntos cada día por nuestro amor. Un amor donde no haya cabida terceros, que sea una entrega total, remordimientos, sin culpas y hasta sin tener que escondernos. Donde no haya sufrimientos, donde si una lagrima se derrama sea de felicidad, emoción, dicha, lágrimas de amor. No pido tanto, solo quiero algo real y posible.
Llego a casa y pago la carrera de taxi más cara en mis últimos días. Nada más entrar mi mamá me llena de preguntas sobre mi primer día de trabajo, me sirvió un poco para despejarme y olvidarme de todo aunque sea por un instante. Pero el recuerdo de las cartas que traigo en mi morral me hace mentirle a mi madre, le digo que estoy cansado y quiero darme un baño pronto.
Al llegar a mi habitación coloco las cartas en mi cama, noto que tienen una fecha escrita y me sorprende la cantidad de años que tiene. Pensé que serían recientes, pero ya casi cumplen tres años y no entiendo porque hasta ahora me las entrega, solo hay una con fecha hoy.
Leo la primera carta y me parece demasiado bello todo lo escrito para que salga de alguien como Eric, no es que lo crea un insensible o algo, bueno en realidad si lo creo así. Es del tipo de personas que dice que el amor no existe, que solo buscamos parejas para intentar llenar vacíos en nuestras vidas, que buscas en otras personas lo que no encuentras en ti, que por eso muchas personas se la pasan buscando sus medias naranjas, porque están incompletas.
Ahora, ese mismo ser que detestaba todo eso, que nunca me hizo un detalle durante nuestra corta relación. Bueno tampoco lo habría hecho aun cuando creyese en estas cosas —pienso mientras recuerdo las condiciones en las que Eric llegó a mi vida y la razón por la cual tuvimos una relación.
Sigo leyendo las cartas y debo decir que son hermosas, pero no tienen conexión entre ellas. Es como si no fueran escritas por la misma persona o para la misma persona, una de las últimas venían con un par de anillos, que según la fecha en la que fueron guardados aquí se han mantenido muy bien, pero no se ven de tan buena calidad tampoco. Termino de leer todas las cartas antiguas, debo admitir que algunas me conmovieron hasta el punto de soltar algunas lágrimas, pero solo por las palabras escritas no de quien venían. Decido leer la última carta, la escrita el día de hoy.
Lunes 12 de agosto de 2019
Robert, ya debiste haber leído las cartas o eso espero. Quiero que sepas que puse todo mi corazón en ellas, sabes lo difícil que pudo llegar a ser para alguien como yo que inicialmente no creía en cosas como estas. Pero cuando te perdí, mi vida cambio totalmente. Sé que no tiene justificación lo que hice, sé que merezco tu odio, cometí un grave error y me arrepiento, cuando te fuiste me di cuenta que me había enamorado de ti.
No te busqué antes porque sabía lo lastimado que estabas y no tendría siquiera la oportunidad de hablarte, además no quería fregarte más la vida, había hecho suficiente. Desde que te fuiste de mi vida, no he dejado de pensarte; he estado con otras personas debo admitir, sin embargo, no dejé de pensarte y quererte. No lo digo porque sí o para obtener nada, te entrego estas cartas porque te pertenecen, las escribí por y para ti, no fue fácil como ya te he dicho.
Cierto día me encontraba la habitación pensando en ti y entonces empecé a llorar, no quise tomar alcohol o hacer otra tontería y se me ocurrió escribirte cartas que sabía que te gustaban. Cuando escribí la primera me sentí aliviado, al finalizar seguía llorando, pero mi alma estaba más feliz, entendí el sufrimiento que te había causado y me arrepentí aún más. De ahí en adelante fue un poco más sencillo escribir, fue una manera de desahogarme, de estar contigo y sentirte parte de mi vida.
Los anillos los compré pensando en un futuro juntos, no me pude resistir apenas lo vi y los compré. Recuerdo que solo llevaba justo lo del mes, para pasajes y gastos personales pero no me importó. Eso también ayudó, pues me tocaba levantarme más temprano y trasladarme de un lado a otro caminando durante ese mes, mejoré mi estado físico, mi humor y hasta mi salud.
Te quiero dar las gracias por llegar a mi vida, por mostrarme algo tan bonito como el amor, por quererme como lo hiciste. Más allá de todo eso, quiero pedirte de corazón que me perdones, no te voy a negar que anhelo con mi alma que me des otra oportunidad, de no ser así, sería la persona más feliz y dichosa del mundo si me das tu perdón.
Con el corazón en la mano y dispuesto a entregártelo, Eric.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro