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♦ Capítulo 25 ♦

¿Todo mejora?

Robert

Despierto justo un minuto antes de que suene la alarma, agradezco a mi cuerpo este gran gesto; odio ese sonido desesperante que te hace levantar de mal humor. Estoy feliz por mi primer día de trabajo, hace mucho esperaba este momento, por el cual tendría que crear una rutina —sí, lo sé. Muchas personas odian la rutina—, pero no me refiero a ser rutinario, sino tener esa motivación diaria de levantarme para ir a trabajar, hacer cosas productivas y que me encanten, era algo que anhelaba.

Ahora que recuerdo no le conteste el mensaje a Matt, lo haré para ya cerrar ese tema; entre más rápido mucho mejor.

—¡Hola! No te preocupes no hay nada que perdonar, yo también permití que la situación nos ganara. Solo te voy a pedir algo, no hablemos del tema nunca más y evitemos estar en lugares solos, sería muy incómodo la verdad. Te dejo debo desayunar e ir al trabajo, por cierto si me escribes y ves que no contesto es porque no puedo hacerlo, aun no sé cómo será la jornada o el ritmo de trabajo en la empresa.

...

Al terminar el desayuno recibo un nuevo mensaje.

...

—¡Buenos días! ¿Listo? Te estás tardando mucho, deberías salir ya. —Es Alex, ¿cómo sabe qué no he salido? ¿Qué es esta clase de mensajes?

Sin más tiempo para preocuparme por los mensajes de mi nuevo compañero salgo de casa, nada más cerrar la puerta ¡pum, sorpresa! —Alex me estaba esperando fuera de casa, en otra situación diría que es un acosador, pero seguramente es que no quiere llegar solo al primer día de trabajo, es medio estresante la verdad.

—Alex, ¿qué haces aquí?

—Lo siento si te molesto, pero ya que vivimos tan cerca pensé que podríamos irnos juntos. La verdad no me apetece llegar solo, al menos tendré conversación en el camino. Aunque si no quieres, pues me voy por otra ruta, bueno la verdad es me voy en autobús, así que si tomas ese medio de transporte sería la misma ruta. —Y ríe ante tal cosa, parece nervioso. Yo también estoy nervioso por el primer día, pero estaba más calmado hasta que lo vi a él, contagia nerviosismo.

—No para nada, no me molesta. Debo aceptar que si es una sorpresa verte aquí, es decir no me dijiste nada, ni un mensaje, ni una llamada, es eso solo sorpresa; para mí mucho mejor, tampoco me gustaba la idea de llegar solo a un lugar donde apenas si distinguimos a Katherine.

—¡Perfecto! Bueno vamos o se nos hará tarde.

Un poco más de conversación y perdemos la ruta,pasan cada 20 minutos. Al ir en el autobús me llegó un mensaje de Matthew.

—Está bien, muchas gracias. Te deseo lo mejor en tu trabajo, sé que te va ir muy bien, un abrazo.

No pude evitar sonreír al leer el mensaje, hasta olvidé por un segundo que iba acompañado. Cuando reaccioné, solo vi la cara de un Alex que trataba de leerme la mente o algo parecido.

Me miraba fijamente con el ceño un poco fruncido, tal vez de confusión o algo así. Me disculpé y justifiqué que era un mensaje de un amigo que apreciaba mucho, que habíamos peleado un poco y ahora estábamos bien, que por eso la sonrisa. —Era una mentira a medias, porque realmente no peleamos, pero si estábamos mal Matt y yo, pero ya todo estaba bien o eso parecía.

—No tienes por qué darme explicaciones, tranquilo. Solo fue un poco extraño verte sonreír así, yo juraría que era un mensaje de amor. Se te iluminaron los ojos mientras lo leías.

—Nada que ver, eso está muy lejos de la realidad. A propósito de amor, ¿tú no te has vuelto a enamorar luego de lo de tu esposa? —Alex me había dicho que estuvo casado, cosa que me sorprendió. Se ve muy joven para haber vivido esa experiencia y muy guapo como para que su esposa lo cambiara por alguien mayor. Según era el jefe de sus exesposa con quien lo engañaron, le gustaba más el dinero que otra cosa (palabras dichas por él), eso me recordó a Eric.

—No hasta ahora, si he tenido mis aventuras pero nada serio hasta ahora. Pero eso puede que cambie muy pronto. —Esto último lo dijo más como un susurro, como si estuviera hablando consigo mismo, aun así logré escucharlo perfectamente.

—¿Te gusta alguien? —Me miró sorprendido, como si efectivamente se le hubiese salido un pensamiento en voz alta. Justo cuando iba a hablar, llegamos a la estación cerca de la empresa y tuvimos que bajar.

Caminamos de prisa, no estamos retrasados pero si queríamos ser puntuales debíamos ser un poco veloces. Al estar en la entrada nos alcanzó Katherine, vaya es la segunda vez que nos topamos aquí, parece ser amante a la puntualidad también.

—¡Hola! ¿Preparados para su mejor aventura? —Fue el saludo de Kath hacia nosotros, nos tomó un poco por sorpresa pero su presencia logró minimizar los nervios.

—Hola, la verdad si estoy muy ansioso y nervioso, no es mi primer trabajo pero si llevaba tiempo de «vacaciones», espero no hacer nada mal. —Alex fue muy sincero, al parecer luego de su divorcio no rendía muy bien en los trabajos, su jefe anterior fue bastante paciente e incluso le pagó un viaje de un par de días para que regresará enfocado pero seguía igual, por lo que al final renunció y ahora iniciaba de nuevo en esta empresa.

—Yo también estoy nervioso, pero más que eso estoy emocionado. Nunca me imaginé que luego de todo lo que esperé, mi primera oportunidad sería aquí y con compañeros tan geniales. —Hasta ahora que lo dije no había pensado en eso, conté con mucha suerte al tener de colegas a personas tan amables y espontaneas como ellos.

—Bueno entremos ya.

Con una sonrisa empezamos a pasar, mientras pasábamos nuestro carnet para ingresar al ascensor nos alcanzó Ángela, venía hermosa y muy formal. Al llegar al piso de nuestra oficina pudimos notar que, nuestros asistentes ya estaban cada uno en sus respectivos puestos de trabajo. Fue algo que nos sorprendió a los tres ya que nos miramos al mismo tiempo, era muy temprano y ya se les veía que llevaban un tiempo allí. Tenían sus computadores encendidos, e incluso con algunas carpetas.

Al parecer se fijaron en nuestra sorpresa, porque luego que los tres nos dieron los buenos días y la bienvenida al trabajo. Sara —mi asistente— nos dijo que a sus correos le enviaron su horario laboral, por lo que su hora de entrada era media hora antes que la nuestra, su hora de salida si era igual a la de nosotros. También nos explicó, que tenían algunos proyectos que se nos fue asignados, que debíamos trabajar de acuerdo a los más antiguos y en eso se encontraban, seleccionando los trabajados más viejos para hacernos la entrega.

Me sorprendió la eficiencia de los tres chicos, eran muy pilosos y creo que ninguno se equivocó en su elección, por las miradas de aprobación y las palabras de agradecimientos que les dimos a los chicos, creo que mis colegas estaban de acuerdo conmigo.

Llevaba media hora de trabajo cuando Sara se presentó con la carpeta de mi primer proyecto, también me informó que en el correo empresarial ya me había enviado los planos digitales del mismo. Se trataba de la restauración de un edificio catalogado como patrimonio cultural, en el cual la fachada debía ser restaurada pero sin ningún cambio en su diseño; mientras que en el interior si bien se iban a mantener el mismo número de habitaciones y demás, si se debía hacer un modelo de diseño moderno que permitiera seguir exponiendo las piezas culturales e históricas que se encontraban en el sitio, además de tener en cuenta las nuevas herramientas para dotar el lugar, aire acondicionados, pantallas, luces, cámaras de seguridad e incluso un escenario para obras teatrales.

Así transcurrió mi día, por la mañana me dediqué a analizar el proyecto, los requerimientos, las necesidades y los planos. Por la tarde fui al lugar del cual se iba a realizar la restauración, debo admitir que aunque había pasado innumerables veces por el sitio, nunca había contemplado su belleza y por dentro es muy antiguo, está en mitad de la ciudad sin embargo carece de todo lo moderno, no tiene energía eléctrica, no tiene ningún tipo de servicio más que el alcantarillado.

Me había despedido de mis compañeros de trabajo ya que no regresaría a la empresa, cuando estaba por ir a casa recibo una llamada. Es de Eric, ya decía yo que tanta belleza no podía ser cierta.

—Hola, ¿qué quieres?

—Vaya, estás de mal genio. Quería saludarte y ver si podíamos vernos, es muy importante para mí necesito entregarte algo que te pertenece.

—Que yo recuerde no tienes nada mío, si fuera así te lo puedes quedar no lo quiero.

—Por favor, necesito entregártelo.

—¿No vas a dejar de molestar si no acepto, verdad? Está bien, tengo solo media hora.

—Gracias, anota la dirección. —Cuando me da la dirección me sorprende, en esa ubicación no hay hoteles. Es una zona residencial muy reconocida de la ciudad. Acepté ir pues había terminado mi jornada laboral antes de la hora normal de salida.

—Vale, estaré allá pronto.

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