sombras
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“Todos llevamos dentro el cielo y el infierno.”
-Oscar Wilde.
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Chasquea los dedos haciendo aparecer un par de tazas de café. Mira atento la reacción de los tres nephilim mientras toma una, y con un gesto les indica que imiten su acción sabiendo que, claramente, tomar café no era el motivo de su estadía en su departamento.
Finge no llevarse una sorpresa cuando observa que tres terminan haciéndole caso.
—Entonces —la voz de Tony resuena en el departamento—. ¿Quieren que les preste mi ayuda para hacer portarles del Instituto de New York a Idris?
Los Nefilim parecen incómodos —como siempre lo hacen, Tony se divierte mucho cuando acuden a él en busca de ayuda—, pero uno de ellos es quien toma la iniciativa de hablar.
—Queremos que nos ayude a rastrear a algunos demonios kuri que están atacando en grupo. Aún no hemos logrado encontrar su escondite aquí en el mundo terrenal, necesitamos ubicarlos antes de que las cosas se compliquen.
Demonios kuri: los demonios araña.
Tony inclina su rostro hacia atrás para ver al chico que acaba de hablar: le parece vagamente familiar pero no está seguro de haberlo visto antes. Sus ojos son de color chocolate y su cabello castaño se enrolla en algunos rizos desordenados alrededor de su cabeza; hay muchas marcas desvaneciéndose en su piel pálida en ese momento.
—¿Y qué gano yo con ayudarles? Los demonios no suelen estar felices cuando los brujos ayudan a los Cazadores de Sombras.
Eso era cierto, la mayoría de los demonios, mayores o menores, piensan que solo porque los brujos tienen descendencia demoníaca están obligados a servirles y a ayudarles cuando ellos lo desean.
Pobres ilusos, Tony no sirve a nadie más que a sí mismo.
—Tendrás tus honorarios habituales —interviene la chica de cabello rojo, quién tiene un leve acento ruso—, ¿es eso suficiente para ti?
La observa con un poco más de atención, sin poder evitar notar al chico que está a su lado; ambos parecen ser los mayores del grupo, pero Tony no les calcula más de veinticinco años —una edad considerada bastante mayor para los Cazadores de Sombras, dado que la mayoría de ellos mueren jóvenes—, contrario al otro chico castaño que seguramente tiene unos dieciocho.
—Querida —le dice, poniéndose de pie—, no creo que ustedes estén al nivel de mis honorarios realmente, pero les haré el favor de ubicar a los demonios solo porque la última vez que vi a uno de ellos me trató mal.
La chica chica lo mira de manera irritada, pero asiente.
—Sea por lo que sea que lo hagas —el chico de cabello castaño interviene—, salvarás muchas vidas.
Tony alza la barbilla, mirándolos a los tres con prepotencia; a pesar de que parecen bastante jóvenes en comparación a alguien común, él sabe que ellos tienen mucha experiencia ya, después de todo, los Cazadores de Sombras están acostumbrados a enviar a sus hijos a la lucha desde jóvenes. Lo único que los chicos probablemente no saben es con quién están hablando, pero es mejor así.
A Tony no le gusta divulgar su descendencia por todas partes, eso atrae muchos problemas o muchos seguidores; gente fastidiosa que le ruega que contacte a su padre por ellos.
Un verdadero dolor de cabeza.
—No me interesan mucho las vidas —miente—, solo voy a querer mis honorarios después de que el trabajo esté hecho.
—Lo tendrás —asegura la pelirroja.
—Eso espero, querida —dice—, no les convendrá estar en deuda con el gran brujo de New York.
Años antes, los brujos estuvieron obligados a servirle a los Institutos como si estuvieran estrechamente relacionados con ellos, pero en la actualidad, por suerte, ya no es así. Ningún Instituto de Cazadores de Sombras puede obligar a los brujos a serviles como si fuesen sus esclavos.
Tony toma uno de los libros de invocación y rastreo de su estantería, busca entre las páginas gastadas el hechizo necesario, al hallarlo se dispone a hablarle nuevamente a los chicos, pero anticipándosele ve a la pelirroja ponerse de pie y atravesar toda la sala para tenderle un pedazo de trapo el cual se encuentra manchado de icor demoniaco.
Era una verdadera suerte que la tela aún no se haya desintegrado, porque le ayuda a encontrar a los demonios más fácil. Su magia brilla en color rojo mientras lanza el hechizo de rastreo para encontrar a los kuri, pero eso no parece sorprender mucho a los nefilim. Al menos no a los adultos.
No es como que Tony busque sorprenderlos tampoco. Aunque disfruta la mirada de sorpresa en el rostro del menor de ellos.
—Está hecho —les dice, cierra su libro y lo coloca en la estantería de nuevo.
Anota la dirección de la ubicación de los demonios y se las da a los jóvenes Cazadores de Sombras.
—Gracias —le dice el rubio del grupo.
—No se olviden de mis honorarios —sugiere—, lo agradecerán la próxima vez que vengan a buscarme para que resuelva sus problemas.
—No lo olvidaremos —le dice la pelirroja con irritación—. Recibirás tus honorarios pronto.
Tony piensa que se marcharán sin siquiera darle las gracias —típico de los Cazadores de Sombras—, pero no es así; grande es su sorpresa cuando el chico más joven se retrasa de los mayores y lo mira con mucha timidez.
Se pregunta cómo puede verse tan honesto y vulnerable conociendo lo brutal que realmente era el mundo.
—Gracias —le sonríe el chico—, de verdad, muchas gracias. Es una gran ayuda para nosotros.
Piensa en burlarse de él, pero cuando está a punto de soltar un par de palabras llenas de veneno se arrepiente; no es frecuente encontrar a Cazadores de Sombras agradecidos que aprecien el trabajo de los brujos, lo mejor es estar en bueno términos con el chico.
—Es parte de mi trabajo.
—Aun así —insiste el castaño—, pudo haberse negado a buscar a los demonios. No lo hizo. Eso habla muy bien de usted. Gracias, de nuevo.
Tony resiste el impulso de corregir al chico, porque no él no es consciente de los pecados que Tony había cometido a lo largo de sus cientos de años y tampoco planea que lo sea.
Tony asiente como respuesta
El chico parece inseguro sobre qué hacer a continuación, pero se mueve con un poco de agilidad —que seguramente era dada por las runas— nerviosa para salir del departamento.
Tony mira la puerta por la que los Cazadores de Sombras se acaban de marchar y después vuelve a lo que estaba haciendo antes de que ellos llegaran.
Ni siquiera les había preguntado sus nombres.
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Contario a lo que creyó al principio, los Cazadores de Sombras si pagan por sus honorarios después de deshacerse de los demonios kuri.
Tony recibe un cheque con la cantidad exacta de sus honorarios tres días después de que ellos lo visitaran para solicitarle ayuda.
No es que Tony necesite el dinero, pero aun así debe cobrar por sus honorarios tan valiosos.
Después de todo, trabajo es trabajo.
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Tony es un Stark legalmente porque Howard Stark lo adoptó a pesar de su descendencia demoníaca y él —junto con María— lo protegieron todo lo que pudieron hasta que murieron y le dejaron una fortuna atrás. María si había sido su madre, pero Howard no había sido su padre realmente —Howard siempre lo supo, por supuesto; que Tony tuviera descendencia demoníaca había sido el primer tema de discusión de ambos porque Howard no parecía entender que las mujeres realmente no podían ponerles una oposición a los demonios, y mucho menos si eran demonios mayores—; fue sorprendente haber heredado la fortuna de ambos, pero, cuando pasó, supuso que tenía lógica. Howard no tuvo ningún descendiente y ningún pariente que apreciara realmente.
La muerte de ellos fue muchísimos años atrás. Décadas y décadas. A Tony no le gusta pensar en ellos, pero a veces su mente no logra evitarlo cuando es nublada por las memorias impregnadas en él.
El mundo es duro con los Brujos por su descendencia demoníaca, pero cuando alguien es hijo de un Demonios Mayor, es aún peor.
Que María y Howard lo aceptaran como era en algún momento valió mucho para él, incluso si su vida con ellos estuvo llena de conflictos contra Howard.
Howard pudo no haber sido un padre ejemplar en muchos aspectos, pero siempre intentó protegerlo y cuidarlo al final y principio de todo, jamás le ocultó nada y siempre fue directo con él, sabiendo que las verdadera a medias solo lo herirían más que las verdades desnudas desde el principio.
Tony nunca consideró al demonio mayor que lo engendró como padre, ni siquiera cuando éste le hizo un llamado, porque él no quería tener nada que ver con aquel ser despreciable que tanto había lastimado a su madre en el pasado.
Un demonio no era su padre, y jamás lo iba a ser. Sus padres fueron y siempre serán Howard y María Stark.
Nadie más.
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Cuando les dijo a los Cazadores de Sombras que volverían por ayuda, realmente no pensó que se cumpliese y mucho menos tan pronto.
Los Cazadores de Sombras no necesitaban de los brujos la mayor parte del tiempo, porque poseen de su lado a los Hermanos Silenciosos, quienes cumplen la función de ser sus médicos personales cuando se accidentan en su lucha contra el mal y los demonios.
No oculta la sorpresa que siente cuando los mismos chicos de la última vez tocan a su puerta y le solicitan ayuda, porque, esta vez, uno de ellos está en peligro de muerte.
Tony ahoga un suspiro dramático antes de dejarlos entrar de nuevo, porque ese no es el momento para entrar en sus dramas.
Es el chico castaño el que está herido; hay una herida a través de su pecho que gotea sangre negra —sangre de demonio o icor, como le dicen los Cazadores de Sombras— y que parece estar quemando la sangre angelical en sus venas.
—Váyanse —les ordena a los otros dos—. Vuelvan dentro de dos horas. Él estará bien.
—No lo dejaré contigo —se niega la pelirroja.
—Nat —el rubio se adelanta para tomarle el brazo—. Vámonos.
—No —ella dice firme.
Tony se detiene para mirarlos a ambos; no tiene idea de por qué ellos están en su departamento y no con los Hermanos Silenciosos, pero supone que alguna razón ilegal o imprudente debe haber detrás de la acción.
—Si no confían en mí —les dice a ambos—, entonces llévenselo y déjenlo morir de camino al Instituto. O si no, váyanse.
La pelirroja —Nat— duda, pero su duda parece terminar en cuanto ve al chico moribundo en su sofá.
—Nos vamos —dice el rubio, hay un carcaj y flechas colgados sobre su hombro—. Vendremos dentro de dos horas.
—Cuento con ello.
Ambos le dan una última mirada, pero salen de su departamento con expresión altanera y postura firme —que es sólo una apariencia, lo sabe—; ni siquiera parece importarles que sus ropas negras también están manchadas y rotas, ni que las runas de curación de su brazo se estén desvaneciendo con más rapidez de la usual.
Tony les da una última mirada a ambos mientras salen y después vuelve al chico pálido sobre su sofá.
Está inconsciente, pero por la manera en la que su ceño se frunce, es claro que está sufriendo con la sangre de demonio quemando en sus venas. Hay rastros de runas curativas en sus brazos, pero es claro que no funcionaron contra la herida que el demonio —o los demonios— le dejó.
Tony reconoce el rastro demoníaco de inmediato, y ahoga todos los pensamientos que vienen con el reconocimiento porque no es momento de pensar.
El chico se está muriendo y depende de Tony salvarle la vida.
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Después de una hora, termina. El Cazador de Sombras está estable y toda la sangre demoníaca ha sido retirada de su sangre angelical, así que Tony no duda en que se va a recuperar pronto.
Solo después de salvar la vida del chico, Tony se toma el momento para mirarlo con más atención.
Sus rasgos son angelicales, de forma literal, y si se mira con el rostro completamente, así como luce en ese momento, incluso parece más joven de lo que seguramente es.
Tony toma la mano del chico entre las suyas —que está fría— y la aprieta con suavidad, no puede evitar enviar una oleada de calidez a través de su mano para que el chico sienta el calor rodear su cuerpo.
La calidez parece ser lo que el Cazadora de Sombras necesita, porque es en ese momento cuando siente su cuerpo removerse y ve a sus ojos chocolate abrirse suavemente, al hacerlo su mirada luce pérdida: la sorpresa y nerviosismo son visibles. Al cabo de unos segundos de reconocimiento, sus miradas se encuentran y el chico entra en calma, poniendo más presión sobre sus manos.
—¿Me salvó? —Pregunta el chico.
Tony asiente, sin poder decir una palabra; los ojos del chico están fijos en los suyos —Tony sabe qué está mirando, después de todo, sus ojos son dorados como los rayos del sol y la gente a menudo se ve atraída por ellos—, y lo mira con profundidad.
—¿Cómo te sientes?
La mano del chico suelta la suya cuando el chico se sienta sobre el sofá con una mueca de dolor.
—Duele —le dice—, pero es un dolor manejable.
El chico lo mira, y lo sigue mirando durante más tiempo, como si fuese imposible para él apartar la mirada de su ser. A Tony no le incomoda su mirada, pero sí provoca sensaciones en él que no puede clasificar. No en ese momento.
—Tus amigos dejaron tu estela —informa, tratando de alejarse del escrutinio del chico—, ¿por qué no te aplicas unas runas curativas? Eso acelerará las pociones que te di.
—Lo haré —responde el chico, intenta moverse, pero no puede; sus mejillas se ponen rojas por el bochorno y resaltan sus pómulos, lo hacen ver atractivo de una manera que no debería ser posible, mucho menos si acaba de salvarse de una muerte casi asegurada—, ¿me da la estela, por favor?
Tony asiente, mientras se mueve para tomar la estela de una de las mesitas sobre la que los Cazadores de Sombras la dejaron. Al principio, no fue consciente de que los nefilim dejaron la estela, solo se dio cuenta hasta que terminó de salvar a Peter y se dio un momento para observar a su alrededor, en busca de una distracción; sus manos, inexplicablemente, habían picado por la inquietud de no estar haciendo nada.
Duda antes de tomar la estela, y espera que su espalda no le permita a Peter ver su segundo de duda. Es cuidadoso al tomarla, pero aun así la estela se ilumina sobre sus manos con un color rojo suave que hace que el joven Cazador de Sombras lo mire con curiosidad.
El chico tiene unos ojos demasiado transparentes y llenos de emoción y curiosidad propia de la juventud.
—Es por la sangre demoníaca —se encuentra explicando sin razón alguna. Él no necesita explicarle a nadie por qué las jodidas estelas que deberían repeler sangre demoníaca brillan en sus manos—, después de todo, los demonios fueron ángeles alguna vez, ¿no es así?
Peter asiente y toma la estela cuando Tony se la tiende; dibuja dos runas curativas sobre la piel de sus antebrazos con delicadeza que él la considera impresionante.
Los nefilim siempre han sido hábiles en muchas cosas, con ayuda de runas o no, pero la manera delicada que tienen de formar los trazos de las runas que les brindan poder es increíble.
—¿Es hijo de un Demonio Mayor? —El chico pregunta, cuando termina de dibujar la última runa.
—Podrías tutearme —Tony ignora la pregunta—. Que me traten de usted me hace sentir viejo.
Peter parpadea, como si no pudiera creer sus palabras, pero después termina asintiendo.
—Lo haré —le dice—. ¿Y vas a... ignorar mi pregunta?
El chico le tiende la estela, de nuevo, Tony trata de ignorar de forma neutral la manera en la que el toque de sus manos sobre el objeto envía corrientes de algo extraño por toda su columna.
—¿Qué te hace pensar que soy hijo de un Demonio Mayor? —Pregunta con brusquedad.
—No lo sé —admite el chico—, solo fue un pensamiento. Lo siento. Imagino que no es agradable que te pregunten cual de todos los demonios es tu padre.
Parece sentirlo de verdad. Tony respira antes de soltar un comentario mordaz e hiriente.
—No lo es —confiesa—, pero dime, ¿cuál es tu nombre? Te he estado llamando "chico" en mi mente durante todo este tiempo.
El chico se ríe, hasta su risa parece angelical.
—Soy Peter —dice—. Peter Parker.
—Mucho gusto, Peter.
Aprecia el nombre entre sus labios, pero jamás lo dirá en voz alta. Ahora lo recuerda.
Tony se encontró con la familia Parker años atrás, cuando Peter era un niño —probablemente—. No eran una familia realmente grande, pero sí un poco más grande que la mayoría de las familias. Cinco miembros, antes de que cuatro de ellos murieran años atrás y dejaran a Peter como único miembro de su familia.
El chico seguramente se había criado en el Instituto después de eso.
—¿Mis amigos vendrán? —Peter le pregunta, con timidez.
Tony ya se había olvidado de los otros nefilim.
—No tardan en venir —contesta—, los envié fuera porque estaban demasiado histéricos. El rubio tuvo que llevarse a la pelirroja casi a la fuerza.
—Ah —Peter dice—, Natasha es muy protectora, pero no le sorprende que Clint la haya convencido de irse al final. Ellos dos son parabatai.
Natasha y Clint. Al menos ya no los llamará "pelirroja" y "rubio" en su mente.
—Supuse que lo eran —le dice—, tienen un aura similar sobre ellos.
Peter sonríe; parece que va a decir algo, pero antes de que alguna palabra salga de sus labios rosados alguien toca su puerta. Tony la abre con un chasquido solo porque ya sabe que son los Nefilim.
Y sí son ellos.
Tanto Natasha como Clint abrazan a Peter de manera sobreprotectora cuando se acercan a ellos dos y hablan los tres en voz suave.
Tal como lo supuso, la misión que los tres estaban haciendo era ilegal, bajo las normativas del Instituto.
De todos modos, no les presta mucha atención, porque no es su asunto y se quiere ver involucrado en lo que sea que los Cazadores de Sombras estén haciendo en ese momento.
Natasha, Clint y Peter se van de su departamento pronto, porque al parecer deben cumplir otras responsabilidades y lo están esperando en el Instituto. No se sorprende de que Peter y Clint le den las gracias por haberle salvado la vida al menor, pero sí se siente un poco impresionado cuando Natasha le lanza una mirada silenciosa llena de agradecimiento.
Es suficiente para él.
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Los demonios no lo visitan con frecuencia, porque él los echa de su hogar cada vez que aparecen, pero hay algunos que asoman su apariencia demoníaca de vez en cuando.
Un demonio shax aparece en su departamento. Tony no duda en dejar que su magia roja inunde sus manos, porque no sería la primera vez que un demonio intenta matar a un brujo.
—¿Quién te invocó? —Es lo primero que pregunta.
Los demonios shax son conocidos por ser similares a un parásito, por ser ciegos y por ser del tipo que se invoca para perseguir a alguien o para matarlo.
Los brujos con frecuencia los invocan por razones propias o por asuntos de trabajo.
—Nadie —responde el demonio en un siseo; la mayoría de las personas no pueden comprender lo que los demonios dicen, pero ser hijo de uno de los Demonios Mayores y tener descendencia demoníaca ayuda—. Soy enviado desde lo alto, por el Príncipe de los Demonios.
Tony se tensa, porque su padre demoníaco nunca lo ha vuelto a buscar desde que él lo rechazó, muchísimos años atrás. Que lo esté buscando ahora seguramente no significa nada bueno.
—¿Y qué quiere? —Pregunta—. Si lo que quiere es que me una a él, dile que no lo haré. Ni ahora, ni nunca. Ni siquiera cuando muera.
—Él —dice el demonio—, quiere que sepas que te está vigilando. Y que tus obras de caridad con los enemigos del Infierno las desaprueba.
—¿Y a quién le ha dicho que a mí me importa su aprobación? —Pregunta con ironía—. Porque yo jamás lo dije.
—Recuerda —el demonio ignora sus palabras—, vas a necesitar de él, hijo de la Estrella; será mejor que comiences a ganas voluntades.
Tony gruñe, y usa su magia para desaparecer al demonio, que deja un rastro de mal olor terrible en su sala.
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Tony tiene amigos, pero no son demasiados; puede contar como verdaderos amigos al Rhodes, su amigo brujo, y a Pepper Potts, su amiga mundana. Nunca le ha gustado mezclarse con los mundanos porque mueren demasiado rápido, pero Pepper se abrió paso por su corazón desde el primer día y se quedó en su vida incluso cuando ambos terminaron la relación que compartieron durante unos breves años.
Pepper es brillante, conoce del mundo de las Sombras y lo toma con una naturalidad increíble para ser una mundana que desconoce la verdadera magia del mundo.
Rhodes, por otro lado, es menos paciente que él, siendo una persona que también detesta a los Cazadores de Sombras; tiene sus motivos, por supuesto.
—Recibí un mensaje de mi padre —cuenta, llamando la atención de Rhodes inmediatamente—; al parecer, se enteró que he ayudado a los Cazadores de Sombras en un par de ocasiones. Sospecho que solo se enteró porque es él quien está jugando con los demonios y los nefilim. Debe estar aburrido.
—Cualquiera se aburriría en el Infierno —Rhodes dice—, y, de todos modos, ¿por qué has decidido de pronto ayudar a los nefilim? No te gusta mezclarte en sus asuntos.
Tony bebe un sorbo de su copa de vino, antes de contestar.
—Vinieron a pedirme ayuda de buena gana —contesta—. Sabes que no estoy ni del lado de los ángeles ni del lado de los demonios, pero puedo servirle a quien me pague mejor.
Es mentira, por supuesto, y Rhodes lo sabe. Tony no le sirve a nadie, ángel o demonio, y es por eso por lo que la mitad del mundo subterráneo lo odia. ¿El hijo del Príncipe de los Demonios siendo neutral en la lucha de ángeles y demonios? Es un pecado en consideración de los demás; al parecer, ellos no comprenden que Tony sacó la rebeldía de su padre.
Es una ironía impresionante la verdad.
—Tu padre te ofreció un Mundo Infernal para que te unieras a él —Rhodes dice con burla—, ¿eso no era un buen pago para ti?
—Realmente no —responde—, porque no me interesan los Mundos Infernales, mucho menos si me lo iba a dar robándolo de otro Demonio Mayor; eso solo me iba a traer problemas.
Rhodes parece considerar sus palabras, lo que indica que está de acuerdo.
—Hay algo diferente en ti —Rhodes dice—; hay algo que te está haciendo luchar del lado de los ángeles.
—Lo único nuevo en mí —dice con un ademán— es mi ropa traída de París. Muchas gracias.
Rhodes rueda los ojos, pero no insiste en seguir preguntando. Eso es algo que a Tony le gusta de él; Rhodes sabe cuándo darle su espacio y sabe cuándo lo necesita.
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Tony piensa en los Cazadores de Sombras, en los últimos días, parecen haberse abierto paso por su mente y establecido ahí.
No todos, por supuesto, pero Tony se niega a aceptarlo al principio que es Peter quién se ha metido más, de alguna manera, en sus pensamientos más profundos.
Tony quiere saber cómo se encuentra, porque no ha sabido nada de él desde que abandonó su departamento para ir al Instituto. Lo peor es que ni siquiera sabe por qué el chico le importa tanto en ese momento, si apenas acaba de conocerlo.
Tony no es propenso a preocuparse o pensar mucho en aquellas personas que recién conoce, porque le gusta estudiar a aquellos que forman parte de su vida de manera cuidadosa. En el mundo de las Sombras, un amigo falso podría costar más que un enemigo verdadero.
Y la cuestión es que Tony no considera a Peter su amigo, pero tampoco lo considera como un Cazador de Sombras cualquiera, ni como la persona a la que le salvó la vida. No. Su forma de considerar a Peter es una que ni él ha decidido aún.
Tiene que forzarse a sí mismo a volver a su rutina habitual cuando los pensamientos comienzan a hacerse existenciales.
Él no está en una edad y etapa de dudar hasta de cómo se llama, muchas gracias.
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La cosa es que su padre no suele mezclarse mucho en luchas contra los Cazadores de Sombras, porque cree que son una pérdida de tiempo y que para eso tiene a los demás demonios bajo su orden: para luchar contra los Nefilim. Su padre prefiere invertir tiempo en planes que ataquen a los ángeles del cielo en su lugar, porque son ellos a los que más odia.
Sin embargo, su padre de vez en cuando da él las órdenes de ataques hacia los nefilim: así fue como, años atrás, murieron muchos Nefilims en el Instituto de New York.
Por eso que Peter Parker se encuentra mucho en su mente en los últimos días, porque la familia Parker fue una de las más afectadas en el ataque que su padre ordenó contra los Cazadores de Sombras.
En ese ataque fue en el que murieron todos los adultos y dejaron atrás a un chiquillo de ocho años como mínimo.
Tony nunca se ha avergonzado de su descendencia demoníaca pero siempre ha tratado de ocultarla para no ser el objetivo de ataques. Si todos supieran quién es su padre, todos intentarían acabarlo con frecuencia. La sangre de su padre es tanto una maldición como una bendición, porque lo hace objeto de muchos ataques y también es su sangre la que le proporciona un nivel de magia sin igual (que Tony aún no se atreve a explorar por varias razones).
Tony es, por mucho, uno de los Brujos más poderosos de todos los tiempos; es por eso que los subterráneos que odian a los Cazadores de Sombras no superan la idea de que él se mantenga neutral en una lucha que lleva miles de años.
No es como que a Tony le importe mucho lo que el mundo Subterráneo piense, pero sí trae, en algunas ocasiones, varias desventajas. Los vampiros no lo quieren, los hombres lobo lo ignoran, los demás brujos lo respetan y lo critican a sus espaldas por no ser un adorador de su padre, y las hadas lo ven de menos por no aprovechar el poder que se encuentra bajo su mando. Después de todo, las hadas solo aprecian el poder.
Los Cazadores de Sombras, por otro lado, ni siquiera lo miran cuando se encuentra con ellos; los Nefilim no saben su descendencia porque Tony se ha encargado de que así sea, está seguro de que si la supieran lo buscarían hasta debajo de las piedras con tal de tenerlo de su lado. La mayoría de los nefilim aún desprecian a los Subterráneos, pero cuando éstos son poderosos, tratan de tenerlos de su lado.
Tony no se sorprende cuando recibe un llamado del Instituto de New York un par de semanas después de que viera a los nefilim. Al parecer, Steve Rogers necesita de su ayuda. Asiste a la cita solo porque Rogers le asegura que tendrá sus honorarios.
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El Instituto de New York es el mismo de siempre, Tony puede contar las ocasiones en las que ha entrado a aquel lugar. Rogers lo recibe en el Santuario del Instituto, él no puede dejar pasar por alto que Peter Parker se encuentra a lado del director.
Se ha encontrado con Rogers antes, pero en pocas ocasiones. Tony, si es honesto, no recordaba que fuera tan atractivo. Hay algo en las runas que embellece los cuerpos de los Nefilim en lugar de hacerlos ver como una ridiculez. Ciertamente, a Tony siempre le molestó que todos los Cazadores de Sombras fueran tan guapos —hombres y mujeres—; parece que la sangre angelical en sus venas lleva un gen de belleza superior a la de muchos otros.
—Tony Stark —Rogers lo saluda—, es un placer tenerte aquí.
—Ya lo creo —contesta con sarcasmo—. ¿Podemos dejar de lado las formalidades? Tengo otros compromisos que cumplir.
—Por supuesto —responde Rogers—, vamos a mi oficina. El motivo por el que te solicité una reunión no es de tomarse a la ligera.
Rogers lo guía por los pasillos, Tony piensa que Parker va a marcharse en cuanto lleguen a la oficina, pero el chico se queda también y cierra la puerta detrás de sí.
—¿Cuál es el motivo importante por el que fui solicitado? —Pregunta, mientras toma asiento.
Peter se mueve en un par de pasos y se sienta en la silla que está a la par de la suya; la elegancia y agilidad con la que el chico se mueve siempre le causa una admiración que detesta y le gusta de maneras desiguales.
Los Nefilim son elegantes y ágiles por las runas y los años de entrenamiento, ¿qué tiene eso de impresionante para un brujo? Nada.
Rogers duda un segundo antes de comenzar a hablar.
—Hemos estado teniendo problemas con algunos demonios —comienza—, pero todo es fuera de lo usual. Algunos de ellos, son más resistentes a las armas angelicales. Muchos de los Nefilim han salido heridos debido a eso, algunos incluso han muerto. Creemos que está pasando lo mismo que pasó hace diez años, cuando muchos de los Institutos alrededor del mundo fueron atacados y muchas de las familias enteras asesinadas.
Tony es disimulado al observar a Peter, porque la familia del chico estaba entre las familias que murieron, por tal razón, el chico se tensa.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo exactamente? —Pregunta, defensivo—. No quiero ser grosero, pero no estoy involucrado en asuntos de demonios, si eso es lo que están insinuando.
—No es eso —Rogers se apresura a interrumpir—: no estamos haciendo ninguna insinuación o acusación. Lo que realmente queremos es que nos ayudes a localizar algunos grupos de demonios antes de que ataquen. Últimamente, muchos de ellos se han estado escondiendo en el mundo mundano para atacar con más facilidad.
Tony analiza la información. Los demonios no se quedan en el mundo mundano por mucho tiempo con frecuencia, pero cuando lo hacen es porque planean algo. Si su padre está detrás de todo de nuevo, debe haber una razón —quizá— además de un simple aburrimiento.
—Los ayudaré —le dice— y no les voy a cobrar nada con una condición.
Rogers se inclina sobre el escritorio que los separa, parece expectante. Como si se estuviera debatiendo en preguntar cuál es la condición o no.
Al final, parece ceder a su curiosidad.
—¿Cuál es esa condición?
—Que me dejen acompañarlos cuando vayan a buscar a los demonios. Sin preguntar por qué.
Rogers duda, observa a Peter durante algunos segundos y después vuelve su mirada a él.
—Está bien —dice—. Lo haré solo porque confío en ti después de que le salvaras la vida a Peter. Espero que no me falles.
—Lo mejor es que no esperes nada de mí —advierte—. Suelo superar o decepcionar las expectativas de los demás.
Rogers lo mira, como si pudiera ver a través de su alma. Tony puede ver por qué es director del Instituto. Es, ciertamente, una persona intimidante.
—No lo dudo.
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Rogers le pide a Peter que lo acompañe a la biblioteca del Instituto, mientras él va a buscar a Natasha, a Clint y a otros Nefilims a los que llamó "Bucky, Sam y Scott". Ese Instituto parecía estar lleno de hombres. Tony supone que a ellos no les importaba, después de todo, las mujeres y los hombres eran vistos de manera igual por los Nefilims.
Peter no le habla de camino a la biblioteca, parece estar perdido en sus propios pensamientos. Parece reaccionar cuando por fin llegan, y se mueve con agilidad para darle un libro que tiene runas enmarcadas en la portada.
Tony lo toma, y roza sus dedos de manera intencional contra los del chico, que se sonroja y toma una distancia apresurada de él.
Revisa el libro mientras asimila la idea de que el nefilim gusta de él, Tony tiene demasiados años como para no notar cuando alguien se siente atraído hacia su persona. Sin embargo, debe ser el primer interés romántico en el chico, dado la edad que tiene o la timidez con la que actúa.
—¿Tienen alguna sospecha de dónde pueden estar los demonios? —Rompe el silencio.
Peter se ha apoyado contra una de las paredes de forma cuidadosa; lleva la mayor parte de su equipo habitual de lucha, pero no todo. Hay runas negras y cicatrices pálidas enmarcando toda la piel libre de ropa que muestra, también hay algunos rizos de su cabello besando sus sienes.
Tony no puede negarse a sí mismo que la belleza del chico le atrae, y que le atrae aún más su forma de ser. Para un Brujo, es difícil encontrar personas en el mundo de las Sombras que aún parezcan tener inocencia y amabilidad en ellos, mucho más difícil si es un nefilim el que posee esas cualidades.
—La verdad es que no —Peter responde—. Los ataques han sido al azar; hemos intentado encontrar un patrón en los lugares, pero no hay nada. Parecen ser ataques creados para despistar.
—¿Sabes si... —duda durante un segundo— ocurrió lo mismo en los ataques de hace diez años?
Peter se tensa ante su pregunta, Tony lo comprende porque sabe que no es fácil pensar en los padres que ya se han ido. Menos fácil debe ser que hayan sido los demonios quienes les robaron la vida.
—Sí —contesta—. Lo mismo está pasando en otros Institutos del mundo también; el Instituto de Londres, el de Río de Janeiro, el de Barcelona y otros más. Los demonios no pueden entrar a los Institutos por la protección angelical, pero estos parecen poder por alguna razón. Es como si les hubieran dado la habilidad de resistir las protecciones angelicales. Rogers cree que algún Demonio Mayor es el causante de eso.
—Es una buena suposición —contesta, con la voz tensa.
Peter asiente, provocando que algunos mechones de cabello caigan sobre su frente.
—¿Por qué lo preguntas?
El tuteo lo sorprende, pero lo disimula. Peter ni siquiera le está prestando mucha atención de todos modos.
—Nada importante —contesta. Recibe una mirada, que no sabe descifrar, de Peter.
El chico no dice nada más; los demás nefilim entran a la biblioteca minutos después, armados y listos para ir a la lucha. Todos se presentan con él, pero él no se presenta con ellos porque ya deben estar informados de su misión.
Tony nota que ya está anocheciendo —los bordes del cielo se han vuelto rojizos, casi sangrientos: parecen anunciar una pelea—, así que toma las telas que Rogers le tiende y busca los hechizos de invocación en el libro que Peter le dio.
No es difícil encontrar la ubicación de nuevo, y es entonces cuando Tony duda.
Si los demonios son más resistentes a las armas angelicales y pueden entrar en algunos Institutos, ¿por qué dejarse encontrar tan rápido? Si hay un demonio mayor detrás de todo, ¿por qué no poner un hechizo de contra rastreo? ¿Una protección para que sean irrastreables?
Todo es demasiado sospechoso.
No comparte sus sospechas con los Nefilim porque no confía en ellos, pero se siente más alerta que antes. Tiene la sensación de que están caminando directamente a una trampa.
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Son tres tipos de demonios los que van a buscar, así que se reparten en equipos: Clint y Natasha van juntos —a ellos se une un chico de cabello blanco que parece conocido para él y que después reconoce como Pietro Maximofff, el hermano de la Bruja Wanda Maximofff; un verdadero milagro el de los dos al ser producto de un mismo parto con un padre angelical y un padre demoníaco—; Bucky, Sam y Scott van juntos, mientras Rogers, Peter y él forman un propio equipo.
—Sean cuidadosos —Rogers les dice, él porta la Espada Mortal en sus manos: la espada que el Ángel Raziel le dio a los Cazadores de Sombras cientos de años atrás y que cuenta con un poder inmenso. Tony, en silencio, aprueba la decisión de llevar la Espada a esa misión, incluso si no se supone que la Espada sea usada para las luchas porque existen muchas más armas que los Cazadores de Sombras usan—, no duden en usar todo lo que está a su favor para luchar. Y por favor, regresen vivos.
Todos asienten ante las palabras, pareciendo firmes y determinado. Tony no duda de que así sea, y abre un portal a los tres lugares que encontró para facilitarles la llegada; Clint, Natasha y Pietro van primero, después Bucky, Sam y Scott y por último van Rogers, Peter y él.
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El edificio que ubicó parece vacío a simple vista, Tony solo tiene que parpadear para que el glamour desaparezca de sus ojos y vea la verdadera apariencia de aquel lugar abandonado.
Con el glamour fuerte puesto, no duda que un Demonio Mayor esté involucrado: solo ellos son capaces de poner glamours que los Brujos tarden en traspasar.
Rogers y Peter se mueven con seguridad hacia el edificio, los dos están tensos y tienen sus armas en sus manos, cuchillos de Serafín que brillan en oposición a la oscuridad del edificio. Tony los sigue de cerca mientras mira a su alrededor, desconfiado por lo tranquilo y silencioso que parece aquel lugar.
El detector de energía demoníaca que Rogers tiene en las manos vibra, y solo pasan un par de segundos antes de que dos demonios kuri salgan de su escondite y los ataquen: los ocho brazos de los demonios arañas se mueven con rapidez, pero los Cazadores de Sombras —con sus runas activas y los años de entrenamiento— son más rápidos y los acaban en un par de segundos. Verlos luchar es una verdadera maravilla para sus ojos: son todos movimientos ágiles, precisos y elegantes que los hacen parecer como seres irreales.
Hacía años que Tony no estaba presente en una lucha de demonios contra nefilims.
Peter se quita unos mechones de cabello de su frente, hay más runas que antes brillando en sus brazos y cada tramo de piel disponible debajo de la ropa, Tony lo sabe.
—Vamos —les dice, abandonando sus pensamientos—, siento un poco de energía demoníaca en el último piso.
Los Cazadores de Sombras lo siguen desde una distancia corta, mientras observan a su alrededor con cuidado.
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Tal como lo predijo, en el último piso es donde están la mayor parte de los demonios, que los atacan en cuanto los escuchan.
Son más en esta ocasión, y algunos de ellos dejan un rastro de veneno en el piso sucio mientras mueven sus brazos con pinzas para intentar herir a los nefilims que están luchando; uno de ellos lo consigue, y deja una herida pequeña en el brazo derecho de Peter que se cierra con rapidez gracias a las runas curativas, que se desvanecen en su piel dejando atrás una cicatriz.
Tony los mira luchar sin mezclarse realmente, y cuando está a punto de ayudarlos para que terminen más rápido, algo llama su atención: hay una puerta al final del pasillo del que se encuentra parado y ésta llama su atención, hay una fuerte energía demoníaca ahí, que parece familiar y que lo llama. Y antes de que se dé cuenta, está caminando por el pasillo y abriendo la puerta con su magia.
Su magia rojiza que brilla alrededor de sus manos y de sus dedos.
En cuanto entra a la habitación, la puerta se cierra detrás de sí. Todo está en penumbras, la única iluminación en la habitación es su magia, pero eso cambia de un segundo a otro. La habitación se ilumina en un color rojo y Tony no tarda en ubicar a un hombre mayor que está sentado sobre una especie de trono.
—Padre —le dice—, qué desagradable sorpresa.
Su padre, en su apariencia humana, solo sonríe y se pone de pie. Tony intenta retroceder cuando se acerca a él, pero no puede hacerlo.
Lucifer tiene una apariencia preciosa cómo humano, diferente a como los verdaderos humanos suelen describirla; su piel es blanca y su cabello es de color azabache, para un mundano cualquiera, sus ojos serán de un café casi negro, pero para aquellos que poseen una visión del mundo de las Sombras, sus ojos son de color rojo.
—Mi hijo —Lucifer dice, mientras toca la mejilla de Tony con su mano derecha. Sus dedos de envuelven sobre su mandíbula y después la aprietan con más fuerza de la necesaria—. El rebelde.
—No soy tu hijo —escupe—. Mi padre era Howard Stark, no tú. Y siempre lo será.
Algo cambia en la expresión de Lucifer, que se tiñe de una ira sobrenatural que incluso así parece hermosa.
—No —dice, con voz filosa—: tú único padre soy yo, y siempre lo seré. Sin importar cuánto me niegues.
—¿Así como el único Dios nunca serás tú? —Pregunta, con burla.
Lucifer suelta su mandíbula con brusquedad y se aleja un par de pasos.
—No cabe duda de que eres igual a mi —dice—, pero a diferencia de mí, tu debilidad es que estás del lado del bien. Pero eso puede cambiar. Únete a mí, hijo, no pierdas tu tiempo salvando a los nefilims que algún día van a morir, mientras tú presenciarás tu muerte. Toma tu puesto en el Infierno y sé participe de mis planes en contra de aquellos que quitaron lo que era mío.
—Jamás —se niega—. Jamás me uniré a ti. Preferiría luchar en el lado de los Ángeles antes que a tu lado.
—¿Preferirías apoyar a aquellos que te han rechazado por años? —Pregunta—. Deja la rebeldía, es momento de que madures.
—Sí —dice—, preferiría apoyar a aquellos que me han rechazado por años, ¿quieres saber por qué? No importa si lo quieres saber o no, de todos modos, te lo diré: forzaste a mi madre a estar contigo, ella no te quería y la obligaste. Heriste a mi madre, a la persona más importante en mi vida, y eso es imperdonable.
Lucifer rueda los ojos.
—Ella quería estar conmigo —le dice—. Era su obligación estarlo.
—No, no lo era. Y por eso te has ganado mi odio.
—Ese odio reside en ti porque eres una criatura del mal, hijo —Lucifer dice—, pero eso es algo que ya sabes. Última vez, únete a mí o mucha contra mí, pero prometo que verás morir a todos aquellos que has llegado a apreciar.
El corazón de Tony se detiene durante un segundo, mientras el pánico lo abruma y lo envuelve en sus conocidas manos. Las promesas de los Demonios Mayores no son cosas que deban tomarse a la ligereza, pero nada lo va a convencer de que se una a Lucifer.
—No me uniré —dice con firmeza—, y si piensas que vas a ganar en una batalla contra el cielo, estás equivocado. Miguel estará feliz de volverte a ganar.
Lucifer parece que está a punto de atacarlo, pero algo lo detiene; afuera, se escucha un grito que hace que su corazón lata con más fuerza. Un temor profundo por la seguridad de Peter lo envuelve, hasta que se da cuenta que el grito fue sido de Rogers. Lucifer observa hacia la puerta con una sonrisa siniestra.
Todo indica que están en grandes problemas.
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Peter está luchando con todo su cuerpo y alma cuando un portal se abre en aquel edificio. Steve, quién grita en ese momento, es herido por la distracción, pero rápidamente el demonio que se estaba acercando a él para terminar su trabajo es detenido por una de las flechas de Clint Barton.
Natasha Romanoff, Wanda y Pietro Maximofff traspasan el portal segundos después de que Barton lo haga. Wanda sostiene a su hermano entre sus brazos, que parece un poco herido.
Natasha y Clint se mueven para verificar cómo se encuentra Steve mientras Peter se arrodilla en el suelo a la par de Wanda. Los demonios aún no han dejado de luchar, pero la Bruja los desvanece a todos con un gesto, al menos de manera momentánea.
—¿Qué pasó? —Pregunta, mientras trata de concentrase y busca su estela entre sus cinturones.
Tony ha desaparecido, Peter ni siquiera lo vio marcharse, y hay un miedo, oculto en el fondo de su alma, de que Tony les dé la espalda en ese momento en que más lo necesitan. O peor aún, de que esté en peligro.
Es estúpido, pero prefiere pensar que los abandonó y que se encuentra a salvo antes que pensar que se encuentra en peligro grave.
—Fue herido —Wanda le dice, volviéndolo a la realidad. Peter se apresura, y traza varias runas curativas en la piel pálida de Pietro— y sentí su dolor a través de nuestra conexión… No tardé mucho en ubicarlo, pero cuando llegué, casi no había ningún demonio y lo encontré herido. Nat y Clint dijeron que ustedes y Stark estaban aquí.
—¿Conoces a Stark? —Pregunta, recibe una sonrisa de desagrado por parte de Wanda.
—Todo el mundo de las Sombras lo conoce —ella dice, con voz sombría—. Sería imposible no hacerlo. De todos modos, ¿dónde está?
Peter quiere preguntarle a qué se refiere ella exactamente, pero tiene que priorizar cosas en ese momento.
—No sé dónde está —responde—. Desapareció hace un rato. Creo que… fue tras el demonio mayor que está detrás de todo esto.
—Ah —Wanda murmura—, espero que no lo encuentre antes que yo, tengo que hacerle pagar por el sufrimiento de Pietro.
Peter mira el brillo escarlata intensificarse en sus ojos.
Y como si fuera una señal, los ojos de Pietro se abren y observan a su hermana de forma detenida. Wanda le susurra palabras a Pietro, como si fueran un ritual entre ellos.
Peter se hace a un lado para darles un poco de espacio fraternal y se acerca a Nat y Clint, que aún están dibujando runas en la piel de Steve.
—¿Está vivo?
—Sí —Natasha contesta—, pero me temo que no va a despertar pronto y que tendrá que pasar algunos días en la Ciudad Silenciosa.
Peter les informa sobre lo pasado con Stark de manera breve, omitiendo todos los pensamientos profundos que tiene sobre eso realmente.
No es momento para ponerse sentimental.
—Quédate con Rogers —Natasha ordena—. Cuídalo mientras viene Bucky y los demás.
—Pero yo-
—Hazlo —Clint le pide—. Y quédate con la Espada. En cuánto los demás estén aquí, te unes a nosotros. Iremos a buscar a Stark.
—Iré con ustedes —Wanda dice, poniéndose de pie—. Manténgase a salvo.
Sus últimas palabras van dirigidas a Pietro, quién solo asiente mientras parece estarse recuperando poco a poco en ese momento.
Peter le ruega a Raziel y a todos los ángeles porque Tony se encuentre bien.
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La sonrisa de Lucifer desaparece cuando la puerta se abre con una explosión que los sorprende a ambos, y solo pasan un par de segundos antes de que Natasha y Wanda se abran paso por la habitación, uno al lado del otro. La magia de Wanda es escarlata y está brillando con fuerza, ella muestra su marca de bruja en sus ojos.
Ojos escarlata, con el caos en su interior.
Ella no duda antes de lanzar una oleada de magia hacia Lucifer, quién ni siquiera parece afectado por el ataque; todo parece ser parte de una distracción, porque segundos después, hay flechas angelicales incrustándose en la piel pálida de Lucifer, que sangra un poco ante la magia de ángel en su sangre demoníaca.
Las flechas no son mucha pelea realmente una media vez Lucifer hace un gesto y que envía a Clint contra una pared, Tony solo duda durante una milésima de segundo antes de unirse a Wanda y atacar a Lucifer, porque realmente no estaba bromeando cuando le dijo que preferiría luchar del lado de los Ángeles antes que luchar del lado suyo.
Su magia y la de Wanda juntas parecen afectar más a Lucifer; después de todo, Wanda es una Bruja que es hija de uno de los demonios del Caos, y su magia es la magia más caótica que Tony ha conocido hasta el momento. Su propia magia no se queda atrás tampoco.
El resto de los nefilim ayudan, lanzando cuchillos de Serafín contra Lucifer, hasta que se ven obligados a volver a la lucha contra más demonios kuri que aparecen en la habitación. No es hasta que Peter se abre paso por la habitación, dejando a los demás luchando, con la Espada Mortal en manos que Tony se da cuenta de cuál es verdadero plan de Wanda.
Lucifer parece llegar a la misma conclusión que él, porque hace un gesto que lo golpea a él y a Wanda de manera simultánea y lo deja aturdido.
—¿Por ellos quieres luchar, hijo? —Lucifer pregunta, mientras lo mira. La pelea del resto de los nefilim no ha terminado, pero Peter también se encuentra en el suelo, inconsciente, con la Espada Mortal suelta en su mano derecha—. Soy el Demonio de los demonios, el Infierno se inclina ante mí, y me aseguraré de que te arrepientas de haber sido tan rebelde conmigo.
—¿Alguna vez... —comienza, siente que le duele todo; su cabeza pulsa tan fuerte que teme que explote— te arrepentiste de haber ido en contra de Dios?
Los ojos de Lucifer parecen encenderse en llamas, y lo mira con una furia ciega mientras se acerca al cuerpo de Peter.
—Te equivocaste conmigo —Lucifer le dice—, mi castigo será mucho peor que el que Dios me impuso a mí. Sé quiénes te importan, hijo, y los haré sufrir hasta que me ruegues que me detenga.
Lucifer se inclina para tomar a Peter de su cabello, y alza el rostro pálido del chico.
Es un momento de realización para Tony, porque se da cuenta que lo que más teme en ese momento es que su padre sea quien asesine a Peter, porque le gusta Peter. Le gusta.
Se maldice a sí mismo por haber estado tan ciego y por haber sido tan estúpido al enamorarse de un jodido Cazador de Sombras, quienes llevan la muerte escrita en su ser. Quienes fueron hechos para asesinar y morir.
—No —contesta, hace un esfuerzo para sentarse en el sucio suelo de aquel edificio. Su cuerpo punza, y hay un fuego naciendo en alguna parte de su corazón ante la idea de que Peter sea dañado por su culpa. Sus manos se iluminan con una magia rojiza que tiene tonos de amarillo intercalados: Lucifer lo mira con burla, como si criticara su último esfuerzo por salvar a los estúpido nefilims y por enviarlo al Infierno de nuevo—. Tú te equivocaste conmigo.
Hay muchas cosas que Tony controla de sí mismo, y una de ellas es su magia. Como hijo de un ser demoníaco, posee magia natural, pero como hijo del Príncipe del Infierno y de los Demonios, tiene una magia encerrada en él que nunca quiso usar por rechazo a su padre.
Pero el momento de usarla ha llegado.
Deja que la magia encerrada en él fluya como una correntada de agua fluye en el río: la magia lo envuelve y lo rodea, magia roja y amarilla envolviendo a todo su ser y corriendo libre por sus venas. Esa magia es ira, es enojo, es odio, es resentimiento, es tristeza, es dolor, es... afecto. Es todo. Todo lo que Lucifer le ha hecho sentir desde que supo sobre él.
Tony se siente más poderoso que nunca, porque sabe que las emociones encienden su magia. La hacen fuerte, porque sus emociones son fuertes.
El rostro se Lucifer pasa de tener una expresión de burla a tener una expresión de neutralidad, como si por fin fuera consciente de que Tony no es sólo un brujo cualquiera al que puede dominar con demasiada facilidad. Tony es el hijo del Príncipe del Infierno, el mismísimo hijo de Satanás, el Ángel desterrado del Cielo por rebelde. Y quizá sea inferior a Lucifer, pero no quiere decir que no pueda darle una pelea justa.
Los Demonios, después de todo, son más débiles en la Tierra que en el Infierno.
—Eres un traidor. —La voz de Lucifer es fría y llena de furia a la vez. Es infernal.
—No —dice—. Solo soy mi propio demonio. El traidor siempre fuiste tú. Soy inevitable para ti, soy tu verdugo, así como tú fuiste el verdugo del Cielo. Ahora, asume las consecuencias.
No espera un segundo más; ataca a Lucifer con toda su magia disponible, el poder es sus venas es tan inmenso que Tony grita, por dolor, placer y satisfacción. Un poder así de grande es demasiado monumental. Peligroso.
Lucifer cae contra el suelo, y cuando está a punto de levantarse, Peter se levanta y, en un movimiento ágil, toma la Espada Mortal en sus manos y la incrusta en el pecho de Lucifer.
Lucifer grita, y después Peter también grita, porque aún no ha soltado la Espada y la sangre de Lucifer es como un ácido contra su piel. La simple energía de Lucifer debe quemar al joven Cazador de Sombras, pero el Nefilim es terco y se niega a soltar la Espada. El cuerpo humano de Lucifer sangra negro y comienza a desvanecerse en el suelo en donde está, pero antes de que pueda irse por completo, hace un movimiento y aparece una daga en su mano; la daga se incrusta en el abdomen de Peter antes de que mismísimo Diablo se desvanezca entre ceniza.
Tony cae contra el suelo cuando deja de usar su magia, porque se siente más cansado que nunca; es como si la magia hubiese drenado su energía vital.
No tarda en hacer un nuevo esfuerzo y en ponerse de pie para acercarse a Peter, quién está sangrando contra el suelo y aún tiene la daga en el abdomen.
—Espera —le pide, cuando nota que el chico está a punto de sacarse la daga. Peter obedece y gime con dolor cuando Tony pone su cabeza sobre sus piernas—. Tiene sangre demoníaca, si la sacas, te matará más rápido que si la dejas ahí adentro.
—No me importa —Peter dice de forma entrecortada, hay lágrimas perladas rodando por sus mejillas—, por favor, no me dejes morir de la misma manera en que lo hicieron mis padres.
Su corazón se comprime contra su pecho, y duele como si el dolor fuera el suyo propio. Peter le importa aún más de lo que pensó.
Piensa con rapidez, y está a punto de gritarle a uno de los nefilims inútiles que se acerque cuando Wanda y Pietro aparecen a su alrededor, los demás, aún están deshaciéndose de los últimos demonios kuri que no se fueron con Lucifer.
Pietro es ágil y rápido tomando la estela y dibujando muchas runas curativas en la piel suave de Peter, pero ninguna parece funcionar porque se desvanecen inmediatamente son puestas en la piel.
—Saca la daga —le ordena el gemelo de Wanda Maximofff, su fuerte acento es brillante—, hazlo. No puedes dejar que muera. No así.
Tony mira a Wanda, porque a pesar de que la Bruja tiene más magia caótica que nada, ha curado antes a otras personas que han estado al borde de la muerte.
Ellos nunca se han llevado bien, porque Lucifer también fue responsable de la muerte de los padres adoptivos de los chicos, y ellos lo odian. Pero esto, este momento, no es sobre Tony. Es sobre Peter, y hay un parpadeo de preocupación en los ojos de Wanda que le hace saber que a ella también le importa Peter.
—Hazlo —ella dice, segura—. Te ayudaré a retirar el rastro de sangre demoníaca de su sangre.
Ella puede hacerlo, porque mientras estaba en el vientre de su madre compartió un poco de sangre angelical con su hermano: su madre era mundana pero su padre no fue un demonio, mientras que el padre de Pietro fue un Cazador de Sombras que murió cuando ambos nacieron, al igual que su madre. Sus padres adoptivos murieron años después.
Toma el rostro de Peter entre sus manos y lo acaricia con delicadeza. Los ojos y los pómulos del chico están empapados de lágrimas.
—Resiste —le pide—, por favor, hazlo.
Peter no responde, porque Tony no le da tiempo de que lo haga. Toma la daga entre sus manos y la saca de un tirón, mientras la avienta lo más lejos que puede.
Wanda es rápida trabajando su magia sobre la herida abierta en el abdomen del chico, y Tony hace su propia parte dándole un poco de su energía a ella. Sus magias, juntas, son muchísimo más fuertes.
Es un trabajo que les lleva lo que parece ser una eternidad, y en cuanto la sangre demoníaca parece haber sido eliminada de la sangre de Peter, Pietro vuelve a dibujar runas curativas sobre la piel del chico. Las runas sí se quedan en su piel esta vez, incluso si no es por mucho tiempo debido a que hacen su trabajo y se desvanecen después.
Wanda se sostiene contra el suelo cuando termina y, cuando Pietro termina de marcar las runas en su piel, su gemelo se mueve para sostenerla entre sus brazos.
Tony, en ese entonces, nota que hay una herida en el costado del chico también. Debió haber rozado la muerte ese día, pero aparentemente pudo librarse de ella.
—Tony —Peter dice—, yo…
—Shh —Tony lo silencia—. No hables, déjate llevar y duerme. Cuando despiertes, estarás mejor.
Peter asiente y, como si sus palabras hubiesen tenido un hechizo, se duerme.
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Por suerte, ningún Cazador de Sombras murió ese día. Clint y Rogers son llevados a la Ciudad Silenciosa para ser tratados ahí porque aún están en peligro; uno de los Hermanos Silenciosos decide que los gemelos y Peter deberían permanecer con él, mientras que el resto de Cazadores de Sombras deberían ir al Instituto y hacer un reporte de todo lo que pasó.
Es Wanda quien abre un portal a su casa, cuando Tony se lo pide; ella ya había estado en su departamento en el pasado, por contadas ocasiones.
Dejan a Peter sobre una de las habitaciones vacías que hay en su departamento. Y Tony convence a los gemelos de que se queden; los dos ceden solo porque Wanda aún está demasiado cansada como para abrir un nuevo portal hacia el lugar en el que viven.
Peter duerme, durante días: el color comienza a teñir sus mejillas de nuevo al tercer día, y es entonces cuando comienza a dar señales de despertar. Para entonces, Wanda y Pietro ya se han marchado, aunque los dos regresan una vez al día para que Pietro le ponga más runas a Peter.
Los demás aún no han venido a ver a Peter, pero Tony lo comprende; Rogers y Clint aún están en la Ciudad Silenciosa, y Nat y Bucky los están acompañando, mientras que Sam y Scott han tenido que encargarse los dos del Instituto.
Tony está limpiando el rastro de herida en la piel de Peter cuando el chico despierta, un poco sobresaltado. Se calma inmediatamente cuando nota que es él quien lo está tocando en ese momento.
—¿Me salvaste de nuevo? —Peter pregunta, su voz es ronca por el desuso.
—No —contesta—. Esta vez tú me salvaste a mí, y a todos. Después, Wanda te salvó a ti.
Peter sonríe, mientras asiente.
—Gracias por cuidarme. —Peter agradece. Tony traza la cicatriz en su abdomen con suavidad, y después sigue el rastro de más cicatrices rúnicas por impulso—. Y por ayudarnos.
Tony asiente, sin decir nada. Peter mueve una de sus manos hasta tomar la suya, y detenerla contra la piel de sus costillas. Sus manos juntas envían sensaciones de electricidad y nerviosismo por el cuerpo de Tony, y por la manera en la que Peter suspira, en la de él también.
—Perdón —se disculpa—. Por lo de mi… Lucifer y tus padres.
—No es tu culpa —Peter le dice—. Los hijos no tienen la culpa de las acciones que sus padres hacen.
—Aun así lo siento —insiste—. Conocí a tus padres, ellos eran increíbles y-
—Tony —Peter lo interrumpe—. Cállate y bésame, por favor.
Tony inclina su rostro hacia atrás, mientras observa a Peter de manera cuidadosa: las mejillas del chico se han puesto rosas y sus ojos parecen brillar más que antes.
—¿Quieres que te bese?
—¿Por qué no habría de querer? —Peter pregunta—. Eres hermoso: tus ojos que brillan como el oro, tu piel, tu cabello; cada parte de ti es hermosa. Angelical.
—No compares a un ser demoníaco con un demonio —se burla—. Podrías ser enviado al Vacío por eso.
—¿Acaso los demonios no fueron ángeles una vez? —Peter pregunta, mientras sonríe.
—No todos —contesta.
—Pero tu padre sí —Peter murmura—. Tienes una gran cantidad de sangre angelical en tu sangre. Pero no es eso lo que me importa en este momento, ¿me vas a besar?
Tony no contesta, porque no necesita hacerlo; en su lugar, se inclina hacia adelante y deja que sus labios rocen los de Peter con suavidad, un segundo después, ambos se están besando de manera suave y profunda.
Los labios de Peter son suaves, y están fríos, pero parecen encajar a la perfección con los suyos. El chico puede besar más de lo que pensó en un principio.
Se separan porque él olvida, durante un momento, que tiene la mano en el abdomen de Peter aún y presiona con un poco de fuerza sin querer.
—Lo siento —se disculpa—. No quería lastimarte.
—Lo sé —Peter contesta—. Está bien.
Las sensaciones en el pecho de Tony con cálidas, serenas y confusas. Puede sentir el cambio en sus latidos y en su respiración, se pregunta por donde lo encaminara seguir al lado del chico, y pese a no darse una respuesta, sabe que quiere descubrirlo a su lado.
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Peter permanece un par de días más en su hogar, hasta que tiene que retirarse por obligación. Antes de irse, le dice que volverá.
Tony no sabe si le cree o no, pero acepta sus palabras y trata de seguir con su vida normal.
El mundo Subterráneo se ha enterado de su pelea contra su padre de alguna manera, y eso parece haberse ganado la aceptación, admiración y más odio de cientos de personas.
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El nombre de Peter Parker inunda su mente durante los siguientes días. Tony no puede dejar de pensar en él ni siquiera cuando lo intenta.
Solo le queda rendirse a pensar constantemente en el chico.
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Es llamado por los Cazadores de Sombras a una reunión, para dar su declaración sobre lo sucedido con Lucifer.
Ninguno de los Nefilims que le hacen preguntas parecen estar seguros de que Tony realmente no se involucró con Lucifer en su ataque, pero aun así no hacen nada contra él.
Rogers parece haberse despertado, en la Ciudad Silenciosa, y ha dado su declaración. Ha dicho que Tony les ayudó y el resto de los Nefilims han respaldado su declaración.
La reputación de Tony se está arruinando tan rápido como se desvanece la espuma.
Evita salir a los lugares a los que antes iba, porque medio mundo Subterráneo parece admirarlo por haber peleado en contra de Lucifer y la otra mitad parecen odiarlo aún más. Sin embargo, sabe que ambas partes lo respetaran aún más, lo cual hará que no se atrevan a enfrentarlo, manteniéndolos a raya para no intervenir en sus asuntos.
Es gratificante, al menos.
Rhodes le envía un mensaje, burlón, días después de que la noticia de Lucifer y su lucha contra los Nefilims y contra su propio hijo se regara en el mundo de las Sombras como si fuese pólvora.
"¿No dijiste que no estabas del lado de los Ángeles?"
Tony, por su dignidad agonizante, lo ignora durante dos días. Hasta que no puede evitar el aburrimiento.
Rhodes lo visita, y conversan durante un par de horas, hasta que su amigo decide irse.
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Recibe una nota. De Wanda. No hay nada más que un agradecimiento en el papel, pero Tony sabe que su significado es más profundo.
Wanda nunca antes intentó comunicarse con él, y la nota significa que esa cosa —ese resentimiento— entre ellos se ha ido. Wanda decidió dejarlo ir.
Tony dobla la nota cuidadosamente en su mano y la guarda. Tal vez es momento de cerrar algunos ciclos y abrir unos nuevos.
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Peter vuelve, una noche en la que Tony está a punto de abrir un portal y tirarse por un acantilado del aburrimiento que siente.
Es increíble el cambio que Peter parece tener en un par de días en los que no lo vio; ahora es más seguro a la hora de caminar y se mueve como si supiera que tiene a Tony envuelto alrededor de su dedo meñique.
Aunque Tony supone que se ve diferente por la pelea que, básicamente, ganó contra Lucifer. Después de todo, fue por Peter que los Nefilims ganaron.
—Por un momento —Tony le dice—, pensé que no volverías.
Deja a Peter entrar, el chico cierra la puerta detrás de él y se apoya contra ella. No están a una distancia muy grande, pero aun así se siente como si fuera exorbitante. Tony debe estar muy necesitado de afecto para sentirse así. Ha tenido días para pensar si enamoramiento creciente por un ser de luz como lo es Peter.
Peter sonríe, como si pudiera escuchar sus pensamientos.
—Dije que lo haría —Peter murmura, mientras se acerca para abrazarlo y después besarlo.
Ya no parece el mismo chiquillo tímido de hace una semana, ahora parece ser un hombre hecho y derecho que ayudó a desterrar a Lucifer de la Tierra.
—Te extrañé —susurra contra los labios de Peter.
Ni siquiera se arrepiente de lo que dice, es consciente de que sus sentimientos y emociones se han vuelto desnudos hacia Peter desde que lo besó por primera vez. No puede y no quiere luchar contra lo que siente. Un Cazador de Sombras y un Brujo nunca son ideales juntos, pero ellos pueden encontrar su camino.
—Te extrañé más —Peter contesta, se separan y se abrazan, presionando sus cuerpos juntos. Peter es más bajo, pero su cuerpo es firme contra el suyo, producto de los años que ha pasado entrenándose.
Tony descubre que ama tenerlo y sentirlo es sus brazos; es revelador lo que siente, porque él ha tenido muchísimas parejas en sus años de vida, pero —de alguna forma— ninguna de sus otras parejas antiguas lo ha hecho sentir como Peter.
—¿Puedo tocarte?
—Sí —Peter contesta, con la respiración entrecortada—. Por favor.
Tony no es una persona que ignore una súplica, así que toca a Peter, los músculos de su pecho, la piel de su cintura y cada tramo de piel que puede tocar. No es suficiente hacerlo por encima de la ropa, y Peter parece pensar lo mismo porque se quita la camisa en un solo movimiento elegante.
Su pecho, sus brazos, su abdomen, cada parte de su piel ésta cubierto de runas activas y de cicatrices de runas pasadas que brillan en blanco: es completamente precioso y perfecto. A Tony le encanta, e ignora que alguna vez pensó que las marcas de los Cazadores de Sombras eran ridículas.
Besa cada runa y cada cicatriz, cada músculo bien definido, mientras Peter se estremece y gime en sus manos y bajo sus labios. Tony deja marcas en su piel que, sabe, se desvanecerán en cuanto Peter se aplique la próxima runa curativa que necesite.
Terminan en su habitación, en algún momento, porque ambos sienten que la necesidad de un toque más profundo es necesario. Tony desviste a Peter con sus propias manos, ignorando el hecho de que con un simple chasquido podría quitarle la ropa; quiere disfrutar de toda la experiencia.
Todo el cuerpo de Peter es una escultura perfecta, que lo hace querer besarle cada centímetro de piel. Tony deja que Peter lo desvista, porque quiere darle la experiencia de hacerlo también; Peter tiene las manos temblorosas, pero aun así es hábil quitándole la ropa.
Se besan y se acarician, gimen cuando sus cuerpos desnudos se tocan y se rozan, porque el contacto envía cientos de chispas a cada parte de su ser.
Es incómodo, un poco, pero la incomodidad parece ser olvidada por el deseo y pasión momentánea.
Se tocan durante muchas horas, y parece que pasan otras más besándose y amándose completamente. No importa el tiempo, el tiempo parece ser una nimiedad cuando sus cuerpos están unidos y presionados contra el otro, cuando está sintiendo el cuerpo de Peter a su alrededor y él está acariciando el cuerpo de Peter como si fuera un templo; cuando los labios de Peter están entreabiertos por el placer y cuando Tony está besando el cuello de Peter para ahogar sus gemidos.
Nada más importa, solo ellos.
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Cuando Tony despierta, habitación está iluminada por la luz del amanecer que se cuela por las persianas. El cuerpo cálido de Peter está presionado contra el suyo, aferrándose. Tony parpadea, sintiéndose incrédulo.
Por un momento, había llegado a pensar que la noche anterior había sido producto de sus sueños, pero el cuerpo de Peter parece decir lo contrario.
No sabe cómo sentirse.
Quiere a Peter, con toda su alma —si es que existe una— pero hay muchas cosas en su mente en ese momento; es consciente de que no será fácil establecer una relación, sobretodo porque los Nefilims odian a los Brujos.
Probablemente, sean rechazados por muchos.
Pero tampoco sería la primera vez que Tony es rechazado, o que una pareja es rechazada solo por no cumplir en los estándares básicos de los nefilim con mente corta.
La pregunta es, ¿Peter está dispuesto a intentarlo? ¿Por él? No será un camino fácil. Tony sospecha que será, de hecho, demasiado difícil.
Sobretodo teniendo en cuenta que... Lucifer debe estar pensando en todas las formas de vengarse de ellos en esos momentos. Es probable que vuelva a intentar asesinarlos, y será peor para ambos si están juntos y a alguno le pasa algo. Son demasiados factores los que deben considerarse.
—Deja de pensar. —Peter se remueve entre las sábanas, abre sus ojos y lo mira con calidez—. Me estás dando un dolor de cabeza.
Tony le sonríe, sin poder evitarlo.
—Pensé que podrían dolerte otras cosas —se burla, disfrutando del color que llena las mejillas de Peter.
—Ah —murmura Peter—. Nada que una runa no haya arreglado la última vez que me levanté.
Tony se ríe.
—Por supuesto —le dice—. Perdón por no considerarlo antes.
—Está perdonado, Sr. Stark.
Peter se arrastra en medio de las sábanas hasta que lo besa en la mejilla, y después en los labios de forma superficial.
—No me llames señor —pide—. Me haces sentir muy viejo.
—No es como si no lo fueras —Peter se burla, apoyando su mejilla contra el pecho de Tony.
Se quedan así, en silencio, durante un par de minutos. En algún punto, Tony comienza a trazar sus dedos sobre la espalda desnuda de Peter, disfrutando.
—¿Vas a...? —Se detiene, sintiendo que se está enfocando mal en su pregunta—. ¿Vamos a intentarlo?
Peter se tensa un poco contra su pecho, pero después parece pasar. Tony siente la sonrisa del chico contra su corazón.
—¿Quieres? Porque yo sí quiero. Y he tomado en cuenta todos los factores que seguramente estabas pensando cuando desperté.
—¿Lo has hecho? —Pregunta.
Quizás está subestimando a Peter y su madurez, pero a lo mejor sea porque realmente no lo conoce. Quiere conocerlo.
—Lo he hecho —Peter confirma—. La pregunta es... ¿quieres intentarlo?
Tony duda, por mucho; Peter no parece molestarse por eso, por tomarse un minuto para dudar. Muchas personas se enojaron con él en el pasado por haber dudado.
—Mi padre...
—Ah —Peter dice—. No es el primer suegro fastidioso que rechaza la pareja de su hijo.
Tony sonríe, sin poder evitarlo.
—Aunque él no es cualquier suegro.
Peter parece pensar eso.
—No, no lo es —acepta Peter—. Pero tú no eres cualquier hijo y yo no soy cualquier pareja. Lo sabes, ¿no? Estoy hecho para la batalla, Tony, es mi vida. Mi propósito. Pero también me he esforzado por ser alguien más que un guerrero que... protege el mundo. Merezco más. Y quiero que tú seas parte de lo que merezco y ser parte de lo que mereces. ¿Tú estás de acuerdo con ello?
El corazón de Tony está retumbando fuerte en su pecho. Definitivamente ha subestimado la madurez de Peter como persona y como cazador de sombras.
—Estoy de acuerdo —acepta—. Pero quiero conocerte antes de comenzar algo más serio y formal, ¿estás de acuerdo? Es solo que... hay mucho que no conozco de ti.
Peter alza el rostro, con sus ojos brillando con felicidad.
—Me parece perfecto —le dice, con una sonrisa en los labios—. También quiero conocerte más. No sólo físicamente, sino interiormente.
Tony se inclina y lo besa, de nuevo. Jamás pensó estar así, y con alguien como Peter. Pero ahora que lo está, siente que es lo mejor que le ha pasado.
—Sí —murmura sobre los labios de Peter—. También quiero conocerte más. Saber todo de ti.
Peter se separa, y le sonríe de nuevo. Tiene esa sonrisa que parece iluminar su rostro.
Es claro que el camino estará lleno de sombras y obstáculos, pero también es claro que ambos están dispuestos a superarlos juntos.
Y si hay amor e intención, Tony sabe que se pueden hacer cosas grandes.
Las sombras, al final del día, desaparecen cuando se enciende la luz.
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