Capítulo 25 Lucha de poder
Todo lo bueno acaba, pensó Lexie al ver el sol que se alzaba sobre su cabeza, brillante e iluminando sobre todo lo que existía en esa parte del planeta. Viktor se había ido a trabajar y ella había cogido el día libre, regalo de él por la estupenda noche. Sin saberlo le había facilitado su más temeraria actividad.
Estaba sentada en un banco en medio del parque a dos cuadras de la avenida, esperaba que Hide la recogiera mientras tomaba un café vienés. El auto se detuvo en frente cuando ella terminaba su bebida, tiró el vaso vacío en el cesto de basura a su derecha y se subió al auto. Llevaba en su bolso lo que necesitaba, lo demás lo traía él.
— ¿Cómo fue la noche?— preguntó Hide cuando arrancó el auto, incorporándose al tráfico.
— Invaluable— respondió ella— y por la expresión del rostro de Nathaniel cuando recogió a Viktor esta mañana, la tuya no fue muy distinta— comentó Lexie mirándolo pícaramente.
— Podría decirse— respondió este con una sonrisa.
— Y tú podrías ser menos ufano al respecto— alegó ella.
— No— negó rotundamente— cuando cosas buenas pasan, verdaderamente buenas y que nos hacen bien, no debemos negarlas ni degradarlas. Son escasas en la vida, sino las aprovechas al final pierde el objetivo mantenerse vivo— argumentó— más aún en este estilo de vida que llevamos— añadió.
— Sí, tienes razón— concordó ella— entonces, háblame.
— Bien, el encuentro se llevará a cabo en los almacenes del puerto, específicamente el 23— informó Hide.
— Día 23, almacén 23— razonó Lexie— estos chicos están obsesionados con el número.
— No, no es el número, es lo que representa— aseguró Hide— piénsalo. Viktor cumple el 23, el mismo día en que siempre asiste a su club, el resto del año puede no ir o lo hace contadas veces, pero esa noche siempre irá. Es una celebración doble— Lexie entendía a medias— ¿Recuerdas que en la foto Selena lloraba? Bueno, es eso, ella lo ama o cree que lo hace a su enfermiza manera; por eso el 23. Es el día en que celebraba que él estuviese vivo y también el único momento del año en que era 100 % seguro que lo vería, debía de esperar ese día como ningún otro. Es una forma de honrar lo que significa para ella.
— Entiendo, pero cómo entra el hermano en esto— preguntó Lexie.
— Estuve investigando y no me gusta lo que encontré— comentó Hide— por lo que sé, él fue quien la crió, literalmente lo ha hecho todo por ella, incluso estuvo un año en la cárcel por dejar a un tipo en terapia intensiva después de que ella dijera que la estaba acosando. No se le conocen relaciones de ningún tipo con nadie, pensé que podía ser asexual pero…no lo es. Presenta los patrones correctos de alguien obsesionado con otra persona, en este caso su hermana. Hizo la función de padre, madre y hermano, la protegió y dejó todo en su vida de lado por ella. Creció, pero su despertar sexual tuvo que verse reprimido por sus responsabilidades para con ella, hasta que ella también alcanzó esa edad, entonces dejó de verla como su familia únicamente. Era el ser que siempre había estado allí, por quien había dado todo, la única persona en su vida. Le entregó todo poder sobre sí mismo a ella, porque la amaba, la ama…en más de una manera.
Lexie cayó redonda sobre el entendimiento, lo que Hide planteaba tenía lógica hasta cierto punto, pero no por eso era menos impresionante.
— Pero de amarla... ¿no debería estar celoso de que ella ame a alguien más?— sugirió confusa.
— No, no necesariamente, él pondría la felicidad de su hermana antes de la propia. Podría ver a Viktor como el objeto de esa felicidad y con solo verla satisfecha estaría bien— explicó Hideki.
— Eso es un problema, lo hace no solo su títere, sino también letal como nadie— concluyó Lexie.
— Exacto, si hay alguien de quien te tienes que cuidar esta noche, es él— sentenció Hideki.
Llegaron al motel donde Hideki había alquilado una habitación, se registraron con nombres falsos y subieron al cuarto. Lexie se deshizo de sus ropas, Hideki primeramente trató su herida, que se curaba despacio debido al poco reposo e indisciplinas como paciente de ella, pero no era como si pudiese persuadirla de lo contrario.
Mientras él instalaba un programa en su computadora que le permitiese monitorear los movimientos de Lexie, ella se vestía con pantalones elásticos, camiseta y cazadora por encima, todo negro, las botas que se calzó también eran negras y muy prácticas. Debido a su herida en el hombro, fue Hide quien tuvo que recogerle el pelo en una trenza de raíz apretada.
— Escucha, llevarás esto en todo momento— dijo dándole un micrófono— aunque quiero que me escuches, llevar un audífono puede ser peligroso, te desconcentrarías. Además yo estaré cerca— comentó él poniéndole el micrófono en el tirante del sostén, era pequeño y plano, nada exagerado. Le servía perfectamente y no era notable— sé que no te gustan las armas de fuego, pero quisiera que te llevaras alguna.
—No pasará— se negó rotunda ella— no la dispararía aunque la tuviese, no lo haré— Hide sabía que insistir era una pérdida de tiempo.
— Bien. El almacén 23 está lejos de la parte transitable del puerto, aquí— dijo señalando una zona roja en el mapa de su computadora— tiene una especie de entrada en la parte trasera, queda a tres metros del suelo y es una ventana mediana, pero creo que puedes alcanzarla— explicó Hide— no tengo ni idea de su estructura por dentro, así que una vez estés allí estarás por tu cuenta.
— Está bien— aceptó Lexie.
— Deberíamos ir yendo, no conviene llegar muy pegados a ellos. Enviarán gente antes para asegurarse de que todo está en orden— aseguró él.
— Vamos— coincidió ella.
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Hide la dejó a las afueras del puerto, la caminata no era tan larga y no quería llamar la atención. Al final había conseguido que se llevase como armas un taser pequeño y sus ornamentos metálicos para el cabello, escondidos en sus botas.
Lexie caminó por el puerto durante un rato, disimulando su objetivo, hasta que se vio rodeada de los almacenes. No pasó trabajo encontrando el 23, tenía el número escrito en una pared en grande y con pintura roja, como los demás almacenes. Dio la vuelta por detrás y vio la ventana. Sí podía entrar, pero requeriría fuerza y agilidad, además de soportar un intenso dolor en su hombro.
A esa hora nada de eso importaba, solo esperaba que los analgésicos hubieran hecho efecto. Corrió unos cinco metros hacia la pared del almacén, apoyó su pie en esta cuando el camino se acabó y se impulsó hacia arriba. Todo fue rápido, pero efectivo.
Se aferró con sus manos al borde de la ventana, su hombro efectivamente dolió, pero ella hizo lo imposible por ignorarlo. Aferrada con las manos, usó los pies para medio escalar la pared hasta que pudo impulsarse y subir su cuerpo. Con dificultad logró entrar, adentro no parecía haber nadie.
Se puso de pie y sintió el dolor proveniente de su herida, lo ignoró. Caminó por la escasamente iluminada estancia, el eco era evidente, si alguien estaba dentro ya sabía que ella estaba allí. Había recorrido unos veinte metros cuando escuchó los pasos detrás de ella, eran ligeros y sigilosos, pero no lo suficiente.
Sacó la taser, se giró rápidamente y disparó. Su objetivo la apuntaba con un arma, pero ella había sido más rápida. Otro hombre apareció por detrás, Lexie se giró y le asestó una patada en la cara. Este trastabilló y dejó caer la pistola, Alexis extrajo una de sus ornamentas y la clavó en el brazo del hombre, atravesándolo.
Tomó la otra al escuchar que alguien venía por detrás, no miró, lo había posicionado solo con oírlo, cerró los ojos y dejó que su cuerpo se moviera solo. En un giro exacto la metálica vara dejó su mano y se incrustó en el cuello del guardia.
Entonces el sonido de un seguro de pistola se oyó, se giró lentamente. Sergio la miraba apuntando hacia ella con el arma. Mierda, pensó, luego un golpe la dejó inconsciente. Su cuerpo cayó al suelo mientras Selena sostenía en su mano un tubo de hierro macizo con el que le había pegado.
— Recógela y tráela. Esto puede ser divertido— le ordenó a su hermano.
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Lexie despertó oliendo algo extraño, en su enturbiamiento creyó reconocer el olor a alcohol, pero era difícil decir.
— Vamos gatita, despierta— le dijo Selena, Lexie la miró.
Su mirada era dispersa y turbia, se estaba acostumbrando a la intensa luz que la alumbraba de frente. Estaba amarrada a unas cadenas colgadas desde el techo, solo que esta vez en lugar de estar sostenida por las muñecas, sus brazos estaban alrededor de su cuerpo y las cadenas enrolladas en su tórax, apretándola y sosteniéndola en su lugar.
— ¿Cómo estás gatita?
— No tan bien como quisiera, no tan mal como quisieran verme, pero peor de lo que me merezco— contestó, la claridad empezaba a llegar a ella.
Un fuerte bofetón le cruzó la cara, por un instante el dolor la invadió y luego la sangre llenó su boca. Algo metálico le había pegado también, miró la mano de Selena, no podía ser ella, entonces miró a su lado. Sergio la miraba, llevaba una especie de anillo continuo que impedía que los dedos pudieran abrirse en abanico, él le había pegado.
— No te aconsejo provocarme gatita, mi hermano no tolera a quienes lo hacen— comentó ella, entonces Lexie reconoció ese apodo. Solo tres personas conocerían ese apodo, dos lo escucharon y uno la usó.
— Mikhaelis te dio datos interesantes obviamente, me encantaría saber qué tipo de gente tiene metido en sus redes— advirtió ella.
Selena se dio cuenta de que había metido la pata. Miró a Sergio, otro golpe alcanzó a Lexie. Escupió la sangre manchando el suelo, un hilillo de sangre colgaba de su boca y se sentía la cara hinchada.
— Tú no tienes ni idea de los problemas que me causaste pequeña, en serio no— dijo Selena, dando una vuelta alrededor de Lexie.
— ¿Te molestan los problemas que te causé, o que Mikhaelis te haya explicado que Viktor se acuesta conmigo?— la retó Lexie.
— Cállate— en esa sola palabra había más rabia contenida que en todas sus frases anteriores— tú no tienes el derecho de decir ese nombre, yo no te lo he dado. Eres una basura— dijo, tomándola de su cabello para que levantara la cabeza— el Señor Viktor poniéndose en peligro por ti, siendo herido por ti, cometer una locura como entrar en territorio enemigo solo por una mierda como tú. No lo vales, no lo mereces. Eres lo más bajo de lo bajo.
— Pues esto “lo más bajo de lo bajo” es lo que él escoge— se burló de ella Lexie. No ganaba nada con eso, pero si la iban a matar al menos podía divertirse un rato.
Selena se apartó, Sergio se acercó y volvió a golpear a Lexie tres veces seguidas, intercambiando el lado. Se detuvo.
— Tú no lo entiendes, no lo harás nunca— dijo Selena.
— Lo que no entiendo…es que lo…ames y aun…así lo traiciones— rebatió Lexie como pudo, escupía sangre, tenía cortes en la cara debido a los golpes y se encontraba aturdida.
— No es tan simple— contestó Selena— él nos recogió de una industria malvada, donde el sexo mueve todos los hilos, nos dio un motivo para estar y nuestras conexiones le abrieron una rama diferente en el mercado de relaciones. Trabajé a su lado, preparándolo todo, lo que no esperé a lo largo de los años fue enamorarme de él como lo hice, tan…
— Temerariamente— concluyó Lexie, Selena la miró, pero no con odio, había algo más.
— Sí, temerariamente— convino— pero él no me prestó atención nunca. No era suficiente para él. Estaba bien con eso, pero entonces lo vi, Dmitri Casadeus es un hombre irritante que estuvo en su vida, pero que pese al odio que se tienen, a las veces que se han intentado matar, el Señor Viktor lo reconoce como su enemigo y su igual. Le da importancia, algo que jamás obtuve yo.
Lexie sabía que era cierto, más allá de la historia entre Viktor y Dmitri en el pasado como mentor y alumno, Viktor reconocía el talento y habilidad de Dmitri en ese mundo y viceversa.
— Entonces pensé que tal vez no era tan malo ser su enemigo. Mi hermano me ayudó en todo y pronto estuvimos así. Él no daba señales de saber nada, de que algo estuviera pasando, pero se notaba que sí. Tenía un papel en su vida, me reconocía sin saberlo y tuviste que llegar tú— la miró con odio una vez más— tú, salida de ningún lado en particular, y él dándote importancia, poder, eso... eso…— Selena le quitó un cuchillo a Sergio de entre sus ropas, se acercó a Lexie y se paró detrás de ella, poniendo el cuchillo en su garganta— eso no es correcto. Por eso decidí darte un regalito— dijo ella.
Sergio levantó una colcha que cubría algo en una esquina, debajo estaba Robert. Lexie no había vuelto a saber de él desde aquel café que tomaron juntos. ¿Por qué?, pensó. Robert temblaba como una hoja.
— El pequeño valiente estaba merodeando por las afueras, cuando lo capturamos nos contó que te había visto caminando por el puerto y que te estaba siguiendo, que no quería problemas. Iluso, ¿no crees?
Presionó con el cuchillo fuertemente contra el cuello de Lexie. Un disparo la hirió directamente en la mano, el cuchillo cayó al suelo mientras la sangre manchaba a Lexie y ella caía hacia atrás en un grito de dolor. Sergio sacó su arma, los hombres que estaban con ellos rápidamente se prepararon, el tiroteo empezó.
Lexie creyó que moriría de una bala perdida, pero los hombres trajeados que entraron por la puerta del almacén eran aquellos que ella tan bien conocía y Viktor venía con ellos. Nathaniel fue el primero en llegar a ella, disparó a las cadenas para romperlas con cuidado de no herirla y con una mano la sostuvo en lo que ella recuperaba el equilibrio. Lexie se percató que más allá alguien ayudaba a Robert.
— Salga de aquí— ordenó.
Pero Lexie no tuvo tiempo de ello, refuerzos de parte de los Vitrano llegaron al almacén, la balacera aumentó. Corrió hacia una de las esquinas y se refugió entre las cajas que estaban dentro del lugar, esas debían de contener el material desviado, las personas que venían a recogerlo debían de ser quienes disparaban. Lexie se asomó ligeramente y lo vio.
Las balas volaban invisibles, Nathaniel y Viktor estaban en una esquina y hacían lo que ella, solo que ellos disparaban. A cada segundo eran más hombres en su contra. Una bala rozó el hombro de Nathaniel, no le dio de lleno, era solo un corte, pero sabía que la próxima podía no ser así. Robert por su parte estaba escondido en una esquina, temblando mientras se tapaba los oídos y tenía los ojos cerrados. Al menos estaba a salvo de momento.
Un hombre se aferró a Lexie tomándola por la espalda y tapándole la boca, ella respiró hondo por la nariz y le pegó un codazo en las costillas, cuando él movió su mano de su boca Alexis le dio con la cabeza en la nariz y finalmente se giró y le pegó de lleno con la rodilla en la mandíbula, el hombre cayó inconsciente.
Lexie escuchaba como el tiroteo solo aumentaba, sabía lo qué podía pasar, sabía que ella no podía ayudar, pero conocía a quien sí. Se sentó en el suelo pegada a las cajas, llevó sus rodillas al pecho, enrolló sus brazos alrededor de sus piernas y bajó la cabeza abstrayéndose de todo. El sonido paró, el tiempo dejó de correr, la oscuridad llegó.
Solo quedaban ellas dos.
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Holaaaa pequepinkypitufos.💜💙💚
Bueno, esto sí fue un cap intenso 😅 espero que les haya gustado😉 y lamentablemente es de hecho el penúltimo cap, el siguiente es el final con un corto epílogo luego que ayuda a centrarnos en el 2do libro.
Espero que hayan disfrutado el libro hasta el momento y que estén igual de entusiasmados que yo con la historia🤗💖
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