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Capítulo 19 Regreso

Sus compañeras de trabajo no estaban muy contentas con ella y no podía culparlas. No sabían de dónde había salido pues no había plazas vacantes que ellas supieran, se había informado que entre el personal de la empresa se harían entrevistas y revisiones buscando a alguien que fuese el segundo al mando de las cuentas después del contador principal, Nathaniel.

Sin embargo de repente él mismo anunció que acababan de traerla a ella de otra empresa y que tomaría el puesto. Había querido reclamarle a Viktor estando furiosa, pero Nathaniel la hizo cambiar de idea. El hombre tenía un poder de convencimiento muy grande e información que ella requería.

— ¿Cuándo es el cumpleaños de Viktor?— preguntó a cambio de no darle un escándalo digno de dioses cuando llegara a casa.

— En este mes, el 23 de abril— contestó Nathaniel— cumple 36 años— aclaró y Lexie casi se atragantó con su café. Sabía que le llevaba años a ella, pero jamás imaginó que le llevase una oncena completa— ya sé que se ve más joven— le dijo Nathaniel pasándole una servilleta mientras se reía por su reacción.

— ¿Qué suele hacer ese día?— quiso saber ignorando la mirada risueña del mayor.

— Generalmente lo pasa en Heaven’s— contestó Nathaniel.

— Oh, claro, ahora todo tiene más sentido— afirmó Lexie levantando una ceja en dirección a Nathaniel.

— Claro, usted no sabe qué es eso— rió él— Heaven’s es un club de élite exclusivo que el señor posee. Generalmente su cumpleaños lo pasa allí, no por la celebración sino por los contactos. Todo quien quiera hacer negocios con él o reafirmar antiguos tratos, ese es el día.

— Entiendo— dijo Lexie cabizbaja, Nathaniel captó lo que ella sentía rápidamente.

— Igual y podrías celebrarlo con él. Puedo asegurarme de que la noche antes, la víspera, no tenga trabajo o llegue antes a casa por algún motivo— le ofreció Nathaniel, no podía negar que la chica le caía bien.

— ¿En serio?— preguntó entusiasta Lexie. Nathaniel asintió conteniendo la risa que le daba la forma en que los ojos de Lexie habían adquirido ese brillo que antes él había visto en Viktor— entonces cuento contigo. Ah y Nathaniel, es Lexie.

Lexie no se arrepentía por haber cedido en no quejarse con Viktor a cambio de haber tenido esa conversación con Nathaniel, sobre todo porque él mismo terminó ofreciendose a ayudarla. No obstante sentimientos encontrados surgían en ella ahora que estaba ahogada en papeles de contratos, transacciones, inversiones y cuentas de negocios que tenía que entregarle a Nathaniel para que revisara, después de que ella hubiese terminado con estos.

Voy a por café, determinó cuando solo le quedaban los documentos de la última carpeta. Salió de la oficina y caminó hasta la máquina de café, durante su trayecto sintió en su espalda el peso de las miradas de odio de las demás trabajadoras y las de deseo de algunos de los trabajadores. Ignoró conscientemente a todos en ambos casos.

Tomó su café dispuesta a regresar a su oficina cuando escuchó a alguien que se quejaba. Se asomó al pasillo, incapaz de ignorar a alguien que necesitaba ayuda y vio a un señor de mantenimiento cargando unas pesadas cajas fuera del ascensor.

Dejó rápidamente su café en una de las mesitas con adornos que ella no entendía y decoraban los corredores y sostuvo una de las cajas. Verdaderamente eran pesadas, un latigazo de dolor la recorrió desde su herida, pero lo ignoró. El señor puso la caja que sostenía en el piso y tomó la de ella.

— Perdone señorita— se disculpó.

— No pasa nada— dijo ella— todo está bien— el señor le sonrió mientras otro hombre de mantenimiento venía con una carretilla y se llevaban las cajas luego de agradecerle nuevamente.

Lexie recogió su café y se giró para regresar a su trabajo cuando del otro ascensor salieron un hombre y un mujer, ambos elegantemente vestidos, que conversaba entre ellos. La mujer la chocó al no haber reparado en Alexis, pero el café de Lexie se derramó mojando el rojo vestido de la dama, quien irradió irritación pura.

— Pero, ¿no ves por dónde vas?— reclamó la señora.

Lexie inicialmente no sabía qué hacer. Si contestaba podía meter en problemas a Viktor o algo peor, quería poner en su lugar a aquella mujer que la culpaba cuando la inconsciente era ella, pero no quería hacer nada que perjudicara la imagen de él.

— Lo lamento— resolvió que disculparse sería lo más inteligente.

— Tú lo lamentas, pero ¿yo ahora qué hago con esto?— siguió exigiendo la mujer. Lexie ya no sabía que más decir.

— Selena— las dos se giraron inmediatamente, el hombre que acompañaba a la maleducada mujer también se volteó— fuiste tú quien no la vio, no te la cojas con ella. Estás retrasándote y haciéndome perder el tiempo— dijo Viktor dando por terminada la discusión. La mujer lanzó una mirada de rabia a Lexie y se fue caminando hacia él.

La conmoción no la dejó escuchar más nada de lo que ellos hablaron mientras caminaban siguiendo a Viktor. ¿Qué raro? Regresó a su trabajo tal cual tenía planeado, luego de servirse otro café.

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La última carpeta de documentos no era lo que ella esperaba. No eran documentos relacionados con Löwenterprises, sino con diferentes empresas que ella estaba segura que eran fantasmas. Eran sus movimientos de lavado de dinero. Lexie temió haber cometido un error.

Revisó por todos los papeles y el conglomerado no estaba implicado en nada. Entonces ella se había llevado la carpeta equívocamente de entre las carpetas del escritorio de Nathaniel. Si tenía suerte hablando con Nathaniel Viktor no se enteraría, pero lo que más le preocupaba era lo que había descubierto.

Los documentos eran de todos los lavados desde hacía dos años y había un patrón que la hacía ver que alguien cada cierto tiempo desviaba recursos en metálico desde hacía un año. Esa persona debía de tener ya treinta millones. Lexie no sabía si Nathaniel lo sabía ya o no, pero independientemente de todo, tenía que buscar al culpable.

Salió sutilmente de la oficina cargada con todas las carpetas y las llevó a la oficina de Nathaniel, él no estaba allí así que las dejó encima de la mesa y se giró hacia la puerta de salida. En el proceso, cuidadosamente con un gesto natural que pareció inocente, se llevó la tarjeta de acceso de Nathaniel. Cuando había ido a buscar más temprano la documentación se había dado cuenta de que estaba allí encima.

Caminó desinteresadamente por los pasillos, subió al ascensor y se bajó en la planta de archivos. Aunque todo debía de estar en bases de datos, afortunadamente guardaban copias en papel de todo. Usando la tarjeta de acceso ingresó en la sala y buscó entre los estantes, al llegar a lo que quería abrió la gaveta. Eran los documentos de los negocios de ese último año, pero no de lavado de dinero sino negocios normales del bajo mundo.

Buscaba fechas en concreto. Inició en enero del año pasado y repitió el proceso el 23 de cada mes desde entonces. Buscó la documentación del 23 de enero del año anterior, allí estaba, KreighComp. Había visto el nombre en los documentos de arriba. Devolvió ese sobre y sacó el correspondiente al 23 de febrero, de nuevo lo mismo.

Repitió el proceso a lo largo de todos los meses hasta marzo de ese año, el 23 de abril se acercaba y la próxima desviación estaba cerca. Guardó todo en su lugar y salió del sitio. Se aseguró de que nadie la hubiera visto. Sabía que habían cámaras de seguridad en todos los lugares, pero ella tenía acceso permitido a la sede principal de archivadores. La sala oculta, que era donde había estado, no debía de tener cámaras. Sería demasiado riesgoso tener algo que probase la existencia de esa habitación.

Se quitó uno de los aretes y caminó fingiendo desesperación hacia la oficina de Nathaniel, entró encontrándose que seguía vacía. Se agachó en el suelo mirando hacia todos lados como quien busca algo perdido. Se acercó a la mesa y rebuscó entre las carpetas, aprovechó para dejar la tarjeta exactamente como la había tomado, siguió buscando un poco más.

Se llevó las manos a la cabeza echando hacia atrás su cabello con expresión de preocupación y salió de la oficina. Todo listo. Fue hasta el baño y tiró por el inodoro el arete, quitándose el otro y guardándolo en un bolsillo. Cuando debías de mentir sobre algo, mejor era deshacerte de cualquier cosa que pudiese afectar tu historia. Volvió a salir y regresó a su oficina como si nada.

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— Hola, Lexie— la saludó Nathaniel, la había llamado a su oficina.

— Hola— dijo ella tomando asiento con expresión confusa— ¿sucede algo?

— Entre las carpetas que te llevaste hoy, hubo una…— inició él viéndose interrumpido.

— Sí, cuando leí el primer documento me di cuenta de qué se trataba. Te la dejé allí mismo— explicó Lexie.

— Y debo entender que no la leíste— expresó como sugerencia Nathaniel, pero Alexis captó el tono interrogativo y acusatorio.

— Una de mis reglas fue que no me inmiscuiría en los negocios más allá de la empresa— le rectificó ella con firmeza.

— Sí, eso es cierto— dijo Nathaniel asintiendo— dime entonces, ¿Por qué regresaste aquí después? Parecía que estuvieras buscando algo— preguntó. Alexis dio un suspiro mental al darse cuenta de que sus precauciones habían sido correctas. Por supuesto que Nathaniel tenía cámaras en su oficina, era lógico.

— Perdí uno de mis aretes, no fui capaz de encontrarlo— respondió ella.

— Tal vez pudiste haberlo perdido en el choque entre tú y Selena— le comentó Nathaniel relajándose visiblemente.

— Esa es la mujer de hoy ¿cierto?— preguntó Lexie, Nathaniel asintió— ¿Quién demonios es?

— Ella y el hombre a su lado son hermanos. Forman parte de la otra vida del señor y vinieron a atender unos asuntos que no podían esperar a la noche. Son Sergio y Selena Kreigh— le contó Nathaniel, Lexie sintió un escalofrío al escuchar sus apellidos.

— Pues ella por mi puede morirse— dijo y aunque no era mentira, era solamente una excusa que justificara la expresión que, sabía, acababa de poner.

— ¿Celosa?— preguntó Nathaniel.

— Por favor— bufó Lexie exasperada— yo no puedo sentir celos de ella, aunque mida quince centímetros más que yo— expresó haciendo un puchero enojado.

— Muy bien, muy bien— concedió Nathaniel conteniendo la risa.

— ¿Eso era todo?— preguntó con simpleza y ligero enojo.

— Sí, eso era todo— la despidió Nathaniel intentando no reírse en su cara por la situación.

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Lexie estaba en la casa preparando curry al estilo japonés cuando escuchó el tono de su móvil interrumpiendo la canción que tenía puesta.

— Diga— contestó sin mirar.

— Hola bebé— dijo él.

— Hide— exclamó Lexie sorprendida.

— Hola Arekusus— contestó el chico igual de entusiasmado— cuéntame una cosa, ¿Cómo es que ya no vives en el mismo sitio?

— Espera, ¿estás aquí?— preguntó ella incrédula mientras separaba su celular de su oído y observaba el número.

— Regresé hace dos semanas, pero he estado ocupado. Hoy fui a verte y resulta que haces meses no vives allí, estuve investigando y descubrí un montón de cosas fascinantes— comentó Hide con intriga.

— Hide, escucha, no te puedo explicar ahora. ¿Podemos encontrarnos en algún sitio?— planteó Lexie.

— Claro, no sé de qué se trata, pero quiero oírlo todo— accedió él. Lexie meditó una idea por unos segundos. Tomó una decisión.

— De hecho…ponte ropa de guerra— dijo Lexie— y prepara tu cámara.

— Hecho. Tan pronto y ya tenemos acción, que maravilla. Te enviaré un mensaje con la dirección del hotel donde estoy. Pregunta por mí en recepción, te enviarán a subir— acordó él y ambos colgaron.

Lexie salió de la cocina y fue al cuarto donde rebuscó cuidadosamente entre las cosas de Viktor. No puedes poseer un club y no tener una tarjeta de él, se dijo a sí misma. Encontró lo que buscaba a los pocos minutos, la tarjeta estaba en el bolsillo interno del traje que había usado hacía unas dos noches atrás.

Tomó fotos de ella y la dejó donde mismo la había encontrado, Viktor era demasiado meticuloso para ciertas cosas y ella no quería levantar sospechas. Fue hasta su parte del armario y se cambió de ropa, pronto estuvo usando unos jeans oscuros, camiseta azul prusia, cazadora y zapatos negros. Alcanzó su pequeña mochila, metió lo necesario y salió a conseguir un taxi que la llevase a la dirección que Hide le había enviado.

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— Buenas noches señorita. ¿En qué puedo servirle?— preguntó educadamente la recepcionista del hotel.

— Mi nombre es Alexis Rosenberg y estoy buscando a Inoue Hideki— informó Lexie. La recepcionista revisó unas cosas en su ordenador antes de responderle.

— El señor Inoue la está esperando en la habitación 303— contestó la recepcionista— sexta planta.

— Gracias— dijo Lexie con una sonrisa educada.

Caminó hasta el ascensor, afortunadamente de este bajaban unas personas en ese momento y pudo entrar inmediatamente que saliera la última. La excitación era tanta por verlo después de tanto tiempo que el ascenso se le hizo eterno. El sonido corto que anunciaba su llegada sonó y ella bajó del ascensor y caminó por los pasillos fijándose en cada puerta.

Finalmente encontró la 303 y tocó fuertemente la puerta, más bien la aporreó. Hideki, vestido bastante parecido a ella, le abrió la puerta. Los ojos de ambos se iluminaron y rápidamente Hideki la abrazó estrechándola contra él. El dolor punzante llegó tan fuerte que ella no pudo contener un grito seco, él la apartó temeroso. La pregunta estaba escrita en sus ojos.

— Tengo mucho que contarte— le confesó Lexie.

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Personaje nuevooooooo🥳🥳🥳 y así damas y caballeros...

LLEGAMOS AL ANUNCIO DONDE DIGO QUE TOCA LA PRESENTACIÓN DE LOS PERSONAJES DEL SEGUNDO ARCO.

Si esto os emociona dejar un corazoncito aquí ----------------------->

Habiendo dicho esto...estoy algo deprimida por ciertas cosas de mi vida así que me dio por subir dos caps hoy, por ende...sigan avanzando

🦄🦄🦄Loops os deja este unicornio porque quiere conocerlos mejor😊😊😊a que es adorable Loops.

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