Capítulo 18 Superándose
— ¿Dónde está Alexis?— preguntó Viktor a Nathaniel.
— Sigue encerrada en la habitación. Come demasiado poco, lo suficiente como para no caer en una hipoglucemia. Lleva ya cinco días así— le informó.
Viktor apenas si la había visto pues ella se había negado a verlo, además de que no le hablaba y cuando estaban juntos en la habitación Alexis evitaba mirarlo.
— Prepara una bandeja con café moca y panecillos rellenos con queso derretido— ordenó Viktor.
— Sí, señor.
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Lexie seguía en la cama tapada con la sábana. Los morados de su cuello estaban aminorando finalmente, pero el miedo a que volviera a tener una crisis parecida a las últimas dos la mantenía sujeta a las almohadas. Lo sintió entrar, no se movió. Escuchó la bandeja cuando él la colocó en la mesita y su cuerpo que hizo ceder el colchón al sentarse.
— Alexis— dijo cariñosamente— te traje café y panecillos de queso— la animó a comer— derretido— insistió.
— No tengo hambre— respondió ella. Viktor elevó la mirada al techo, entonces se le ocurrió.
— Déjame verlas— pidió. Lexie inicialmente no entendió el qué, así que no se movió— déjame ver las marcas Alexis— ordenó.
Lentamente Lexie se fue girando hasta quedar frente a él, se incorporó en la cama y le miró fijamente. No tembló, no se sentía asustada, ni siquiera cuando la mano de Viktor se cerró en torno a su cuello.
— Fue una estrangulación con rabia, había demasiadas emociones implicadas— comentó— Yo jamás lo haría así. En dependencia de cómo se haga puede ser incluso placentero— cerró pautadamente su mano presionando, sin embargo Lexie no sintió dolor o temor. La excitación de su tacto empezaba a hacer efecto.
— Viktor— dijo ella, su voz tenía ese patentado tono sensual. Viktor sonrió interiormente, estaba funcionando.
— Come— ordenó.
Lexie pestañó confundida, cuando Viktor retiró la mano no se sintió aliviada, sino que quedó un vacío extraño en su lugar. Él le puso la bandeja cerca y ella tomó el café y dio un sorbo inicialmente pequeño, pero el hambre reprimida tomó el control y el sorbo se volvió trago.
Tomó uno de los panecillos y lo devoró en segundos, el queso manchaba sus dedos al escurrir por los bordes de sus mordidas. Viktor la observaba contento, por fin comía. Pronto hubo dejado la bandeja limpia y el vaso del café vacío.
— Finalmente— exclamó Viktor— Nathaniel ya estaba planteando alimentarte por una sonda nasogástrica— Lexie rió con el comentario.
— En realidad creo que ese es más tu estilo— reprochó ella.
— Puede ser— dijo Viktor haciéndose el desentendido.
— Dijiste que puede dar placer— su rostro volvió a adquirir esa expresión alejada. Viktor la miró fijamente.
— Sí, puede— afianzó.
— Házmelo— pidió Lexie— quiero que seas tú quien cambie esto. Reescribe lo que sucedió, márcame tú, usa lo que estaba destinado a matarme para hacerme sentir…viva—— era una súplica y una orden a la vez.
Viktor se puse de pie y se quitó la camisa, luego los pantalones y el bóxer, quedando totalmente desnudo delante de ella.
— Ponte de pie— ordenó.
Lexie rápidamente se puso de pie delante de él. Viktor le desamarró el nudo de la cinta que sostenía el vestido alrededor de su cuello, luego hizo a la prenda descender por su cuerpo hasta quedar arremolinada a sus pies, quitó también las bragas dejándola igual a él.
— Acuéstate en la cama.
Lexie cumplió con la orden inmediatamente, acostándose boca arriba en la cama. Viktor tomó la cinta del vestido y se trepó en la cama. No la tocó, sino que rozó su cuerpo con la tela desde la cabeza hasta sus pies. Cuando llegó hasta el sexo de Lexie uno de sus dedos se unió a la tela, haciéndola penetrar en la creciente humedad.
El tacto rasposo de la tela que se humedecía incrementaba la sensación de los dedos dentro de ella. Un vacío lo sustituyó cuando él sacó la tela y los dedos, pero su lengua rápidamente lo desplazó. Lexie trataba de mantenerse lo más quieta posible buscando no lastimarse de nuevo.
Las sensaciones eran arrolladoras, pero ese no era momento de delicadezas. Viktor alzó su cuerpo y estiró un brazo sacando de la mesita de noche un preservativo, se lo puso rápidamente. Antes de penetrarla la miró a los ojos, pasó la cinta por debajo de su cabeza enrollándola en su cuello y apretó.
Lexie sintió como la acción surtía efecto, la estaba asfixiando, entonces de un solo empujón entró en ella. Los envites eran desenfrenados, el dolor poco importaba. Quería gritar, pero no podía, la cinta que la estrangulaba se lo impedía. Viktor aflojaba o apretaba más, conforme su gusto.
— No cometas el error de quedarte en tus pesadillas, esta es tu realidad— dijo apretando con más fuerza.
Sintió que la tensión y los espasmos aparecían anunciando el orgasmo de Lexie, sustituyó la cuerda por sus manos. Apretó con sus dedos fuertemente y continuó el embate. Lexie se retorció en un orgasmo inigualable y descomunal que la removió de pies a cabeza. Cuando se hubo calmado llevó su mano a la muñeca de Viktor, que había aminorado su fuerza de estrangulamiento. Lexie encerró con fuerza su muñeca y apretó hacia abajo.
— Más fuerte— pidió.
Viktor vio el peligroso brillo en sus ojos.
Sonrió.
Apretó.
Esa noche Lexie no tuvo pesadillas, ni sus manos fueron a parar a su cuello como cada noche. Su herida dolía y había tenido que tomar más analgésicos que de costumbre, pero estaba radiante. Viktor sabía que en su cuello en unos días aparecerían las marcas, pero esta vez estarían relacionadas a un recuerdo feliz.
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— Me da igual, tenemos un trato y no creas que por tus estúpidos sentimientos no me cumplirás, porque lo harás— Mikhaelis estaba furioso, haber perdido contra Viktor y Dmitri había degradado mucho su confianza y poder.
— Claro que cumpliré, pero eso no significa que quiero que le pase algo— rebatió.
— Escucha, más te vale que todo salga bien. Esto ha llevado mucho trabajo e inversión como para irse a la mierda por asuntos de sentimientos— aclaró Mikhaelis— No me provoques, no te conviene— Colgó.
— ¿Problemas?— preguntó Nero.
— Lo que sucede cuando utilizas las emociones frustradas de alguien para hacer que traicione a otros. Típico— dijo Mikhaelis con desprecio.
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Llegaron al aeropuerto sobre las tres de la mañana, aunque menos podría importarle a Lexie, estaban de regreso finalmente. Nathaniel condujo hasta el edificio de Viktor, subieron por el ascensor y llegaron al ático. Viktor rectificó unas cosas sobre seguridad con Nathaniel mientras Lexie iba al baño. Al regresar Viktor estaba con un cigarro encendido apoyado en el marco de la puerta de corredera que daba hacia el balcón-terraza.
— ¿Todo bien?— preguntó ella.
— Sí, solo que nos llegó una información de que Mikhaelis está haciendo algún movimiento, pero no hemos podido averiguar cuál— explicó Viktor.
— No me gusta saberlo tan cerca de ti— dijo Lexie.
— ¿Preocupada por mí?— preguntó Viktor coquetamente.
— ¿Quién cojones se preocuparía por ti?— respondió alterada Lexie— eres un impertinente y un imbécil, por más que me hayas ayudado o lo que sea sigo odiándote— insistió.
— Pero siempre volverás a mí— dijo Viktor acercándose a ella— ¿no es cierto?
— ¿Quién demonios…?— inició Lexie, pero su voz se fue perdiendo a medida que Viktor se acercaba a sus labios.
— Porque tu cuerpo ya sabe, aunque tú no lo reconozcas, que eres mía— sentenció finalmente, sellando sus palabras con su lengua batiéndose con la de Lexie en un beso desenfrenado.
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Viktor despertó y extendió su mano aún con los ojos cerrados hacia el lado, estaba vació. Se sentó bruscamente en la cama mirando a su alrededor, Lexie no estaba.
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— Hola— saludó Robert en cuanto la vio llegar.
La había llamado muy temprano en la mañana, apenas había notado que su línea estaba activa de nuevo. Llevaba velando eso desde que había despertado en el hospital al día siguiente de los acontecimientos.
— Hola— lo saludó ella evitando el abrazo que podía producirse. Su hombro estaba muy lastimado, aunque era también culpa suya por no darle descanso y tiempo para sanar. Se sentaron uno frente al otro.
— La primavera está aquí con sus típicas lluvias— comentó Robert haciendo referencia a lo nublado del día.
— Solo lo usual— acordó Lexie.
— Te pedí un café frappe, espero que esté bien— dijo él, estaba visiblemente nervioso.
— Está perfecto, gracias— respondió Alexis.
— Lexie— inició él— Me explicas qué demonios fue eso, los recuerdos están borrosos en su mayoría. Pasé drogado y desmayado mucho tiempo, pero…— pasó su lengua por sus labios humedeciéndolos— Te busqué mucho. Fui a la policía, dijeron que un pariente se había puesto enfermo y habías ido a cuidar de él. No me lo creí, no lo hago— Lexie vio como le costaba a Robert tratar esos temas con ella, pero sabía que no era una opción el decir la verdad.
— Robert, ¿confías en mí?— preguntó, antes de obtener una respuesta la camarera trajo los cafés con una sonrisa y Lexie le dio las gracias.
— Claro que sí— afirmó él.
El vibrar de su celular la distrajo, lo sacó del bolso. “León imbécil” se leía en la pantalla donde brillaba una foto de él durmiendo, abrazado a una almohada cuya funda era rosa y tenía un gran gato anime moe que decía I Love Pink.
La había tomado durante su estadía en los trópicos. Había pasado trabajo convenciendo Nathaniel de que la ayudara sin decir nada, pero al final había conseguido su objetivo. Sabía que si Viktor estaba despierto y llamándola no contaba con mucho tiempo.
— Escucha, por tu bien, confía en mí y no hagas preguntas al respecto. Tú estás bien, yo también y eso es todo lo que importa, ¿sí?— aclaró ella tomando entre sus manos las de él.
— No puedes pedirme eso— insistió Robert.
— Robert, no eres detective ni nada parecido, solo déjalo ser. Por mí— pidió ella.
— No, quiero saber qué pasó— Robert se mantuvo en sus trece. Lexie empezaba a enojarse.
— Pues espero que te guste la intriga y la decepción, porque no sabrás claramente nada y si continuas preguntando probablemente tampoco vuelvas a casa— sentenció ella— ahora me tengo que ir— avisó. Se puso de pie terminando de beber su café.
— ¿Eso es todo?— preguntó él, poniéndose de pie igual.
— Sí— zanjó el tema.
Salió a la calle y caminó buscando un taxi mientras sacaba su teléfono del bolso. Tienes que estar bromeando conmigo, once llamadas perdidas. Detuvo un taxi a la vez que marcaba el número de Viktor, le dio al taxista la dirección de su viejo apartamento. Quería hablar con el dueño, tal vez podría conseguir recuperarlo, sino al menos obtener sus pertenencias de regreso.
— ¿Dónde estabas?— preguntó él apenas contestó el celular.
— Fui a reunirme con Robert, notó que mi línea estaba activa de nuevo y quería hablar conmigo. Se lo debía considerando lo que pasó— explicó Lexie.
— No le debías nada, debería agradecer que está vivo y eso es todo— dijo Viktor— ¿Por qué no me despertaste para decirme?
— Porque simplemente no te tengo que avisar de cada cosa que haga en mi vida, simple y sencillo— rebatió Lexie.
— Alexis estás provocándome y voy camino a una junta muy larga, cuando salga tendré ganas acumuladas de castigarte— previno Viktor.
— Como sea— dijo ella.
— ¿A dónde estás ahora?— quiso saber él, cambiando totalmente de tema.
— En un taxi camino a mi viejo apartamento— respondió ella— quiero hablar con el dueño, tal vez pueda recuperarlo o simplemente que me devuelva mis cosas. Ya veremos.
— Ah, eso— Lexie captó enseguida el tono provocador de Viktor.
— ¿Qué hiciste?— preguntó azorada.
— Mande a liquidar la cuenta de tu apartamento y a traer tus cosas a mi casa en enero— confesó restándole interés.
— ¿Qué hiciste qué?— dijo Lexie con rabia contenida, intentando controlarse para no gritar— ¿Por qué demonios hiciste eso?
— ¿Realmente pensaste que después del trabajo que pasé para recuperarte simplemente te iba a dejar ir así como así? Te lo dije anoche Alexis, eres mía y quieras o no, volverás a mí. Así que cambia el rumbo de ese taxi y ve directo a casa, en el lobby el recepcionista tiene orden de entregarte la llave— explicó, la calma y naturalidad con que lo hacía se le asemejó a Lexie a los presentadores del clima en los noticieros.
— Porque no mejor VAS Y TE MUERES— gritó sin poder evitarlo para luego colgar.
Se tiró bruscamente hacia atrás en el asiento trasero del taxi, un dolor punzante la atravesó de momento. Mierda, el hombro. Respiró profundo un par de veces. Aunque no quisiera ir, ¿Qué otra opción tengo?, le estuvo dando vueltas al asunto por unos minutos. Suspiró.
— Perdone, cambie de rumbo, iremos a otra parte.
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— ¿Qué sabemos de las relaciones de Mikhaelis?— preguntó Viktor a Nathaniel.
Estaban entrando en uno de los clubes de su propiedad, en ellos solo podían entrar miembros y la membrecía era exageradamente cara. Por supuesto también necesitabas contactos, la clase alta del bajo mundo se reunía gran parte de sus noches en los clubes pertenecientes a Viktor Löwe. El servicio de acompañamiento por modelos y celebridades masculinas y femeninas solo incrementaba la exclusividad del lugar.
— Por ahora me temo que nada, señor— informó pesaroso Nathaniel.
— Sigan investigando— ordenó Viktor.
— Señor, si me permite decirlo, creí que esta noche regresaría temprano a casa— comentó Nathaniel.
— Quisiera, pero he pasado mucho tiempo fuera. Es hora de que me vean de nuevo, además ella estará hecha una furia. Si tengo suerte llegaré cuando se haya dormido y me evitaré una paliza— dijo tan seriamente que Nathaniel tuvo problemas conteniendo una risa.
— Señor Viktor— dijo Selena.
— Selena— la saludó Viktor— ¿Dónde está tu hermano?
— Señor Viktor— respondió Sergio.
— ¿Qué tal todo por aquí? Quiero un informe completo— dijo Viktor.
— Por supuesto— respondió Selena aferrándose a su brazo— vayamos a la oficina, le pondremos al tanto.
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Eran más de las tres de la mañana y Lexie veía una película barata para matar el tiempo. Tenía que hablar con Viktor, sabía que si por él fuera el tema del apartamento estaba zanjado, pero ella no lo dejaría así.
Pese a estar molesta con él había cocinado para ambos, estaba aburrida y antes de darse cuenta había hecho demasiada comida para ella sola, aun sabiendo que él nunca llega en un horario aceptable. Sintió la puerta abrirse y corrió hasta la entrada, Viktor la miró mientras se quitaba el abrigo y lo dejaba en el perchero.
— Por lo visto estás decidida a hablar hoy— dijo sabiendo lo que le esperaba.
— Sí, pero primero comamos. Me muero de hambre y Nathaniel me ha informado que no comes bien— afirmó ella dándole la espalda y caminando hacia la cocina.
La impresión fue tanta para Viktor que se quedó mirando hacia donde ella había estado parada unos segundos, procesando la información, entonces la siguió a la cocina. Alexis estaba calentando la comida.
— ¿Los dos?— preguntó extrañado.
— Por supuesto— respondió ella, mentalmente agradecía a quien inventó los hornos microondas por facilitarle el trabajo.
En cuestión de minutos ambos estuvieron comiendo mientras Lexie terminaba la película que había estado viendo.
— ¿Estás enfadada?— preguntó Viktor.
— Claro que sí— respondió ella— haces cosas sin consultarme, sin pedirme permiso, no me las cuentas y luego me prohíbes otras. ¿Te das cuenta de que no soy una de tus preciadas posesiones? No puedo simplemente quedarme encerrada en tu torre de billetes esperando por ti cada noche— le reprochó. Viktor calló unos segundos.
— Tienes razón— aceptó finalmente, Lexie le miró extrañada— debí habértelo dicho, porque lo de pedir permiso era difícil dada las circunstancias. No tengo derecho a prohibirte algo y no puedo pretender que te quedes aquí haciendo nada todo el día. Si quieres un trabajo no me interpondré. Me sentiría más cómodo de que trabajaras en mi empresa, pero igual sino deseas no hay nada que yo pueda hacer— explicó Viktor— pero no pienso ceder en lo de que te quedes a vivir conmigo. Después de todo lo que ha pasado hasta tú tendrías que saber que es lo mejor— reafirmó él.
— Viktor— dijo Lexie suspirando— no pienso ir a trabajar en tu compañía de negocios turbios— protestó ella.
— ¿Quién te dijo que Löwenterprises tiene negocios turbios?— preguntó Viktor levantando una ceja, Lexie se quedó perdida por un momento— No hago negocios a través de mi compañía. Löwenterprises es legal, junto con todo lo que conlleva. Mi lavado de dinero y lo demás lo hago a través de compañías fantasmas y nunca las vinculo a la mía. Soy un hombre de negocios normal Alexis, solo que tengo una vida debajo del telón— explicó calmadamente.
Lexie fue cayendo en la realidad a medida que pensaba en lo que él le había dicho. Entonces hizo un recuento de los acontecimientos de los últimos tiempos. Se supo rendida en menos de nada.
— Muy bien, trabajaré en tu empresa— accedió ella, Viktor no creyó lo que oía— pero tengo condiciones— advirtió.
— No esperaba menos— dijo él.
— Primero: nada de puestos sobre mi posición real. Quiero lo que obtendría en cualquier otra compañía, contadora ayudante o cualquier otro puesto de ese tipo— aclaró.
— Hecho— acordó Viktor. Lexie lo miró fijamente.
— Segundo: si me encuentro un solo rastro de negocios turbios tuyos mezclados con la compañía me largaré inmediatamente de tu empresa y de tu casa— especificó.
— Entiendo— reafirmó él. Lexie se rió momentáneamente debido a lo dispuesto que estaba Viktor a todo.
— Tercero y el último, pero no por ello el menos importante: nada de fraternización en el trabajo de ningún tipo, ni amistad, ni sexo, ni nada— recalcó Lexie, Viktor notó lo seria que era al respecto.
— Está bien— accedió. Lexie suspiró.
— Entonces lo haré, trabajaré para ti y viviré contigo— concedió ella.
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Que se mudaaaaaannnn...estos dos actúan como pareja aunque no lo digan ni nada. Taaaan adorables...a quién me recordaran?🤔🤫🤭
¿Qué opinan del capítulo pequepinkypitufos? ¿Les gustó?
Dejen una estrellita si les gustó y comenten para yo retroalimentarme vengaaaaa
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