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Capítulo 8

—Está fuera de control. Lo que hizo fue una barbarie. Ningún Ascendit se ha comportado de esa forma.

—Lo que ellos hicieron fue peor, masacraron a los humanos, Ramuel.

—No hay punto de comparación, Ariel. —Escucho el desdén y el reproche en la voz de Ramuel—. Ellos son demonios, bestias de la oscuridad, nosotros somos seres celestiales.

—La chica está muy perturbada —Esa voz es de uno de los hermanos de las legiones y clanes que han llegado. Ehud, es su nombre del clan Miztrael: Dios que consuela—. Su aura es cada vez más turbia, sus emociones son volubles... además, todo esto está ejerciendo mucha presión sobre ella, las miradas, acusaciones. Debemos aligerar su carga, no aumentarla.

—Tú mismo lo has dicho, Ehud. La chica es voluble, no es segura. En cualquier momento puede perder de nuevo los estribos y no habrá nadie que pueda contenerla.

—Ageysha jamás nos haría daño alguno —gruñe Ariel. Suspiro y dejo caer mi frente contra la puerta. Siento a Elijah a mi lado, no me giro, lo ignoro, mientras él también trata de escucharlo todo.

—¿Estás seguro de eso?, ¿olvidas lo que pasó en la entrada hace unas horas? —Quiero abrir la maldita puerta y golpear a Ramuel. Lo que sucedió fue un accidente—. Envió a tres de los nuevos guerreros y una gárgola a la enfermería sólo porque uno de ellos decidió jugarle una broma y tratar de comprobar si sus súper sentidos eran reales.

—No debieron hacerlo. —Ariel se escucha cada vez más y más molesto—. Es normal que actuara de esa forma, es más fuerte que todos. Yo también hubiera procedido de esa manera.

—Pero tu vibración no hubiera incapacitado ni herido a los guerreros.

—Ellos no...

—Ya basta —Adif interrumpe la contienda verbal de ambos Ascendit—. Mi hijo tiene razón, Ramuel, no debieron emboscarla. El peligro nos acecha y todos estamos alertas. No estamos para bromas y no puedes negar que cualquiera en los zapatos de Ageysha hubiera reaccionado de esa manera —suspira y sé que está frotando su frente—, aunque te concedo el hecho de que Ageysha... ella está un poco aturdida. Me adelantaré y supondré que se debe a los efectos del fuego divino que corre por sus venas. Pero, debemos ayudarla y apoyarla.

—Debe ser vigilada, está asustando a todos, incluso a sus mismos hermanos.

—Elisa...

—Lo siento, Summun, pero es cierto. Todos comentan sobre la inestabilidad y la crueldad de Ageysha.

—Todos me tienen miedo —susurro, por el rabillo del ojo veo que Elijah me enfrenta.

—Eso no es cierto.

Suspiro y me alejo de la puerta. Elijah me sigue caminando a mi lado. Mete las manos en sus bolsillos.

—Lo es, acabas de escucharlo y yo lo confirmé hace poco.

Acerca su cuerpo al mío y pone su mano en mi hombro. —Sólo son patrañas, Ageysha. La gente no te teme, todos estamos pasando por mucho y andamos estresados.

—Hay cuatro de nosotros en la enfermería porque los envíe a volar con una de mis vibraciones. Pude haberlos matado, Elijah. Y no olvides lo que sucedió en la ciudad. Todos creen que soy un monstruo vengativo.

—Eso es envidia, sólo están celosos porque eres hermosa, fuerte y tienes un trasero enorme y...

—Elijah.

—Es en serio, Ageysha. Más de una de las mujeres desearía tener ese firme y... —Le gruño y se calla, pero no deja de sonreír—. Lo que quiero decir es que cualquiera se sentiría celoso de tener un buen culo, buen puño y cara hermosa.

Ruedo los ojos y muerdo mi labio para no sonreír.

—Claro que te envidiarían más si un hermoso y espectacular semental como yo estuviera en tus brazos. Ahí si serías la bomba. —Resoplo y el ríe—. Deberías tomarme, oportunidades como éstas no se presentan dos veces en la vida.

Le doy una mirada de muerte y camino más rápido tratando de alejarme de él e ignorarlo. Ya debería estar acostumbrada a sus sandeces. Camino hasta el gimnasio, al entrar, los pocos Ascendit que se encuentran entrenando, detienen lo que están haciendo y me miran fijamente. Siento el cuerpo de Elijah antes de que esté completamente cerca y susurre en mi oído:

—Recuerda, sólo es envidia.

Me sacudo el estremecimiento y me alejo de él. —Nosotros no somos seres que se dejen llevar por emociones humanas.

—Somos mitad humanos. No estamos exentos de sentir como ellos.

—Somos mitad ángeles, debemos regirnos más por lo divino que por lo terrenal.

—Hmm, ¿no crees que si somos la mitad de cada uno, eso quiere decir que debe haber un equilibrio?

Camino hasta el centro del gimnasio, donde están los obstáculos y la lona para entrenar. Miro a Elijah que se posiciona frente a mí, dispuesto a ser mi rival. Ignoro como cada personas da unos cuantos pasos lejos de nosotros. Es obvio que lo hacen por mí, no por la gárgola.

—Lo hay, nuestro éter divino equilibra las fallas de nuestra esencia humana.

Resopla y me mira como si fuera tonta. —No lo entiendes.

Muevo mi cuello y me estiro un poco antes de tomar posición.

—¿Entender qué?, sí, somos la combinación de ambos, pero lo divino debe prevalecer sobre lo humano, de esa manera no seremos tentados ni caemos en desgracia. Nuestro éter celestial nos permite el conocimiento de todo, el acceso al poder divino, la capacidad para resistir lo mundano y pagano. Nuestra parte celestial es la que nos da el poder, la fuerza, la soberanía y el dominio por sobre la oscuridad. —Lanzo el primer golpe a su pierna mal ubicada, Elijah se tambalea pero se recupera de inmediato, está mejorando—. La parte humana es lo que nos permite ver más allá de blanco y negro como los ángeles, nos ayuda a comprender las emociones humanas y ser más justos a la hora de purificar sus almas. Con ella, entendemos este mundo y podemos habitar en él.

Suspira y me mira con pereza. —Deberías poner más atención a tus respuestas.

—Y tú deberías poner más atención a tu postura. De nuevo tu pierna no está bien posicionada, si envío una vibración justo ahora, caerás sobre tu trasero. —Hago exactamente eso y cae, como lo dije—. Planta el talón en el suelo, entiérralo, como si estuvieras pegado al piso.

—Eso es lo que hago.

—No temples las rodillas, eso, justo ahí. Separa un poco las piernas, lo haré de nuevo.

Practicamos por un buen tiempo, noto que a medida que pasan los minutos, los Ascendit se alejan más y más del lugar donde estoy. Trato de no sentirme afectada por ello, y me concentro en seguir entrenando con Elijah.

Después del combate en el suelo, lo insto para que practiquemos el combate en aire, Elijah aún es muy vulnerable cuando pelea en el cielo. Su concentración se divide entre mantenerse a flote y golpear.

—Simplemente deja que tus alas lo hagan por ti. Da la orden y déjalo ser. Flotar, volar, todo movimiento de nuestras alas no requiere tanta concentración, simplemente ordénalo y ellas obedecen. —Me abalanzo hacia él, girando a la izquierda y luego a la derecha. La espada de madera pierde posición cuando Elijah trata de girar y seguir mis movimientos—. Piensa en tus alas como si fueran tus manos o piernas, puedes correr y mover tus manos a la vez. Relájate. No descuides tu espada, no es necesario que copies mis movimientos, analízalos, estúdialos y anticipa el siguiente. Piénsalo, ordénale a tus alas que se muevan y atácame.

—Me es más fácil pelear con mis garras —sisea una vez que lo derribo, de nuevo.

—Tus garras son fuertes, pero la espada hace más daño, especialmente cuando estás superado en número. Además, es bueno que mientras una de tus manos desgarra la piel, la otra atraviese el cuerpo de tu enemigo.

—Es un buen punto. —Sonrío y me vuelvo para tomar mi agua—. Y ese es un buen trasero.

—Elijah...

—¿Qué? Sólo estoy diciendo lo obvio, tienes un gran trasero.

Lo ignoro y bebo un poco de agua. Me percato de la audiencia ahora en las bancas del gimnasio.

—Levántate, vamos a continuar.

—Podrías dejarme al menos patear un poco tu culo, creo que esas señoritas de allá están un poco decepcionadas porque no han podido ver mis sorprendentes y contundentes movimientos.

Sigo la dirección de su mirada y noto a varias mujeres contemplar con interés a Elijah. Gruño y siento una horrible sensación en mi estómago. Quiero golpearlas. Elijah se ríe cuando una de ellas le envía un saludo con sus dedos.

¿Qué demonios?

La chica se sonroja y la estúpida gárgola blanca saca pecho. Los fulmino a ambos con la mirada y envío otra vibración hacia él. La esquiva y se mueve rápidamente hacia mí, golpeando su espada contra mi pecho.

Parpadeo, confundida por lo rápido que se movió, pensé que...

—Los celos son una cosa seria. Traicioneros —murmura, mirándome con una sonrisa—. Tenía que demostrarte que sí sientes algo por mí y yo necesitaba una excusa para estar cerca de ti.

—Lo hiciste a propósito.

—Por supuesto, sólo tengo ojos para ti pero es bueno saber que tú deseas que yo también tenga ojos sólo para ti.

—No estoy celosa y no...

—No lo niegues —dice y se aparta, sonríe y levanta sus brazos, haciendo que parte de su esculpido abdomen se vea. No puedo evitar no bajar la mirada—. Me deseas igual que yo a ti. Pero si quieres seguir jugando... jugaremos. Ya veremos quien se rinde primero.

Resoplo y me alejo, dando por terminado el entrenamiento. Camino hacia la puerta, y entre las mujeres que no dejan de comerse con los ojos a Elijah. No puedo evitar el gruñido bajo que sale de mí cuando una de ellas lo llama y trata de alcanzarlo. Miro por encima de mi hombro a la Ascendit y a Elijah, cuando lo hago, mis ojos se encuentran con unos iris verdes y una estúpida sonrisa.

Maldita sea, lo escuchó.

Le confirmé una vez más que sí, estoy celosa. Malditamente celosa.

Qué se joda.

Las noticias vuelan, y a veces son un caos.

Caos que da paso a más caos y luego...

La batalla entre demonios y "ángeles", como los humanos nos llaman ahora, está en cada medio de comunicación de los hombres. Incluso tienen algunos vídeos y fotos. En la mayoría la protagonista soy yo, y se evidencia mi baño de sangre.

Los humanos que no lucharon tuvieron el valor para filmar lo sucedido y ahora todo el mundo está revolucionado por la aparición de los enviados de Dios y la aproximación del fin de los tiempos.

Miles de creyentes han salido a las calles a clamar, temerosos, ansiosos, y otros están "preparados" para ser arrebatados como lo profetiza apocalipsis.

Si tan sólo supieran que ese libro no es una profecía para estos tiempos. Sólo es un mensaje oculto de evangelización para los cristianos que fueron sometidos al yugo de Nerón, Tito y todos aquellos emperadores romanos que desataron la persecución.

Algunos adoradores de los oscuros han salido también, para clamar por su dios. No está de más decir que todo se ha vuelto un descontrol, la violencia ha aumentado al igual que los saqueos y la barbarie. Nadie está ya seguro, todos creen que el diablo ha reclamado su soberanía en la tierra y Dios está intentando refrenarlo.

El infierno se ha desatado y no precisamente donde debía ser.

Pero lo más horrible, lo que ha indignado y encolerizado a mis hermanos, es el levantamiento de un nuevo culto, de un nuevo dios.

Yo.

Mi nombre y mi imagen están siendo seguidos, clamados, rezados y adorados. Soy una nueva diosa a la cual adorar.

"No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen."

Ahora soy un dios ajeno, con altares y pilares sagrados. Un dios que está siendo honrado en vez de honrar al verdadero Dios.

Soy un dios al cual están haciendo sacrificios, sacrificios humanos.

Yo misma me odio, yo misma me doy asco. 

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