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Capítulo XXIV -Arcano

Arcano

Hace aproximadamente diez minutos llegué a la cafetería donde había pautado encontrarme con el desconocido, he llegado minutos antes para asegurarme que todo está bien y bajo control, quizás es mi manera de manejar la ansiedad que siento ahora mismo, el hecho de que Jayden se presentara ayer en mi casa me sacó un poco de la tranquilidad que había intentado mantener, lo más probable es que él se haya percatado de eso, no me animé a contarle porque esto es algo que quiero manejar con discreción.

Pueda que, si sea estúpido de mi parte tomado en cuenta la situación, pero necesito que esta persona desconocida se muestre y no termine alejándose si involucro a alguien más.

Los minutos pasan lentamente y no veo a nadie llegar. Siento la ansiedad apoderarse de mí y doy un sorbo de té que pedí, buscando calmarme, pero los peores escenarios rondan mi mente. Quizás ya no quiera ayudarme o se percató de que podría ser una pérdida de tiempo y sería mejor matarme y acabar con el drama, o tal vez venía de camino y se devolvió a buscar algo que dejó, todos mis pensamientos quedan atrás al observar la persona que entra a la cafetería.

Siento como todo mi cuerpo se enfría y mi ritmo cardiaco aumenta, tengo el instinto de pararme y marcharme del lugar, pero observo como esta persona me mira y se dirige directo hacia mi mesa sin perder contacto visual, ¿qué posibilidad hay de que sea el desconocido que espero? no puede ser él. No creo que sus intenciones sean ayudarme.

—Blair, cuanto tiempo —dice sentándose frente a mí. Mi rostro denota seriedad y rechazo en cambio al de él, con una amplia sonrisa como si mi presencia le causara alegría.

—¿Qué haces aquí? —mi pregunta es directa, no me molesto en sonar amable y mucho menos cordial.

—Estabas esperando a alguien —su voz mantiene la misma pausa al hablar que siempre lo ha caracterizado.

—Exacto, así que se amable una vez en tu vida y lárgate.

—Creo que no me estés entendiendo Blair —mi postura cambia, mis ojos se abren de par en par. Él no puede ser el desconocido ¿en serio quiere ayudarme después de todo lo que hizo?

—No puedes ser...

—Si lo soy —me interrumpe —soy ese número desconocido que te ha estado escribiendo, soy es persona que te ofreció ayuda, soy ese Blair.

Me peino el pelo con las manos hacia atrás mientras intento ordenar mis pensamientos, no sé si creerle, si esto sea una forma de redimirse y arrepentirse por lo que hizo, no confío en él, pero de todos modos no tengo muchas opciones. Suelto un suspiro derrotada.

—¿Qué quieres a cambio Abel? —el exnovio de mi amiga me mira con diversión en su rostro.

—No te he dicho que quiero algo a cambio.

—Por favor —un bufido sale de mis labios, me reclino hacia atrás cruzando los brazos —nos conocemos, ahorrémonos las estupideces y vayamos directo al punto ¿Por qué me quieres ayudar? ¿Qué ganas con eso?

Él se ríe como si se divirtiera con mi escepticismo.

—Aunque no lo creas te tengo algo de aprecio —se encoge de hombros — Y, bueno, quizás también un poco de lastima. Tu situación... no sé, me genera algo de pena.

No creo nada de lo que sale por su boca. A mi mente solo vienen los recuerdos de lo que pasó mi amiga, pero solamente me limito a escuchar, al percatarse de mi silencio continúa hablando.

—Se quién es A.K.

—Si esa es tu ayuda yo sola pude deducir que se trata de Alexei Kozlov ­­­­—menciono mostrando mi desinterés

Después de haber hablado con Jayden y este haber revelado el nombre del ruso no pude contener las ganas de investigar sobre él. Resulta que el mafioso ruso tiene toda una vida de empresario exitoso siendo dueño de una petrolera famosa en su país y teniendo varias inversiones en empresas que fabrican armas, el ruso tiene más inversiones y negocios a los cuales la información está restringida seguramente por ilícitos.

—Excelente. Ahora bien ¿Sabes porque Alexei amenazó a tu familia, pero aun así no te atacó en el casino? —al ver la duda en mi expresión sonríe para después continuar —No tienes idea de porque él te quiere a salvo.

—Si vas a decirme algo suéltalo ya, no tengo toda la tarde.

—Puedo ayudarte, pero necesito algo a cambio. —dice lo obvio, ya me esperaba que el inútil pidiera algo a su favor.

—¿Qué quieres? —pregunto a secas.

—Violeta —dice. Siento como el pánico se apodera de mi cuerpo al escuchar su petición.

—¿Qué quieres con ella? —mi voz sale más fría de lo que esperaba.

—Quiero reunirme con ella.

—No —niego sin dejarlo terminar.

—Blair, necesito que la convenzas porque sé que ella no quiere verme, pero es necesario que nos reencontremos para tratar temas inconclusos que para mí ahora son de relevancia.

—No me digas, ¿quieres tener una reunión como la de la fiesta? —siento como cada poro de mi cuerpo destila odio hacia su persona al recordar lo que sucedió en la casa de Dante, mantengo los puños apretados sobre la mesa —¿Acaso no te bastó toda la porquería que le dijiste esa noche?

Aprieta la mandíbula desviando la mirada, toma un respiro y vuelve a dirigir su vista hacia mí.

—Sé que mi comportamiento estuvo mal y esa es otra de mis razones para buscarla, no me he portado bien con ella, con ninguna de ustedes y es por eso que te necesito, ella no va a querer verme.

—Y hace bien en no quererlo, ¿crees que después de todo lo que le hiciste voy a ayudarte a reunirte con ella para que vuelvas a hacerle daño? —el enojo que tenía guardado aparece haciéndome respirar con dificultad —Si eso es lo que pides a cambio quédate con tu ayuda, no la necesito.

—Blair piénsalo, puedo ayudarte, conozco a A.K. Sé cómo salvar a tu familia.

—Ya dije que no —me levanto del asiento —busca a otra persona a la que si puedas manipular. —Salgo del lugar sin dejarlo contestarme, según me alejo siento que voy dejando un peso atrás, mis ojos se llenan de lágrimas.

Al llegar a mi auto me apoyo de la puerta y no puedo evitar soltar un sollozo, quiero salvar a mi familia y acabar con las amenazas que nos asechan, pero Violeta es mi amiga y la amo, nunca haría algo para ponerla en peligro. Ya encontraré la manera de acabar con Alexei.

Subo a mi auto y me dispongo a alejarme del lugar, conduzco sin saber exactamente hacia donde voy al cabo de media hora llego a la cima de una montaña en la cual hay un pequeño parque con vista a un valle, la neblina le otorga una esencia especial al lugar logrando hacerme sentir nostálgica.

Me acerco a un vendedor y le compro un helado. Me dirijo a unos bancos cerca de la orilla donde puedo observar el valle que se encuentra a los pies de esta montaña. Como despacio el helado, a pesar del clima frio disfruto del sabor achocolatado, a mi mente vienen las imágenes de aquella noche donde Jayden y yo estuvimos en un lugar similar a este y de lo especial que se sintió ese momento.

Pienso en todos los momentos que he compartido con él y lo mucho que se ha impregnado de mi alma, como aquella tarde que caminábamos por el boulevard y el aceptaba involucrarse en toda esta locura que ha envuelto mi vida. Nunca pensé que pudiéramos llegar a compaginar a tal punto y compartir ese sentimiento de comprensión y seguridad. Jayden tiene ese efecto en mi como si fuera un ancla en medio de esta tormenta.

Conozco a Jayden desde niña, pero nuestros encuentros se limitaban a juegos de niños, a medida fuimos creciendo mi interés hacia el castaño fue aumentando, sin darme cuenta me convertí en una adolescente enamorada de su amigo de la infancia, a pesar de mis sentimientos hacia él siempre lo vi como algo imposible, un amor platónico. Nunca pensé que el pecas pudiera sentir algo similar por mí y eso se incrementó cuando su familia se mudó del pueblo, fueron años de su ausencia que hicieron que mi interés por el desapareciera o eso pensé hasta que lo vi ese día en la universidad y esta tormenta de sentimientos empezó a formarse.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido de mi celular con los mensajes entrantes de William, los cuales me comunican que necesita hablar conmigo en su apartamento, respondo de manera afirmativo y tras acabar el helado lo desecho en la basura y me dirijo hacia casa de mi amigo.

Al llegar toco el timbre, la puerta es abierta por Emilia lo cual causa un poco de impresión en mí, la pelirroja me sonríe para luego hacerse a un lado y permitirme la entrada. No sabía que la relación de ellos estaba tan desarrollada, al entrar observo como unas cosas de ella se encuentran encima de una mesita; William está en un amplio sofá observando unas fotografías, me aclaro la garganta para anunciarle mi llegada.

­—Blair, llegaste —dice obsequiándome una sonrisa y señalándome un asiento frente a él. Emilia pasa a mi lado en dirección a la cocina, regresa con tres vasos de soda para cada uno.

—Gracias —comento al recibir el mío.

—Es raro pensar en lo de anoche, ¿no? —dice Emilia tomando asiento al lado de su novio, su tono se escucha casual —Te perdimos de vista y eso nos preocupó un poco.

Siento algo diferente en la actitud de la pelirroja, como si hubiera adquirido más confianza ante mi presencia. La siento distinta. Intento ignorar mis pensamientos y me concentro en la conversación.

—¿Te refieres a lo del casino? Eso fue una locura —dice William levantando su vista de las fotografías que observaba. —Es horrible pensar en todas las cosas que han estado sucediendo.

—Estaba con Jayden cuando sucedió todo. —digo, ella asiente como si entendiera. Mi amigo suelta un suspiro antes de hablar.

—Blair sé que estas muy ocupada últimamente, pero te invité porque Emilia quiere conocerte mejor, —dice William dejando las fotografías a un lado y centrándose en mi —sé que fuiste tú quien la conoció primero, pero lamentablemente no han entablado una amistad como tal. Ella organizó la fiesta en el casino motivada a que todos pudiéramos pasar un momento juntos —las mejillas de la chica están rojas y observo como desvía la mirada al suelo, aunque intente mantenerse firme.

Mis ojos se abren de par en par sorprendida, no pensé que la fiesta era organizada por ella. El lugar estaba repleto de personas y no me gusta juzgar, pero no creo que Emilia tenga tantas amistades para llenar un lugar así.

—Antes de que inicies con tus preguntas tengo que decirte que yo la ayudé, a Emilia no se le da tan bien estas cosas como a mí —dice mi amigo, observa a la chica con una sonrisa en los labios, totalmente embobado —  necesitaba ayuda con todo, por eso las invitaciones se hicieron a mi nombre.

Asiento sopesando las palabras de mi amigo. No sé por qué tengo una mala sensación y una incesante desconfianza hacia las palabras dichas. Culpo de esto a los últimos acontecimientos en mi vida los cuales me han hecho volverme más desconfiadas con las personas.

De todas formas, aparto estos pensamientos y decido darle una oportunidad a la chica tímida, pero amable con la que choqué aquel día en la universidad.

—Me hubiera gustado pasar más tiempo contigo, se ve que eres muy sociable y que te gusta divertirte —comenta Emilia, riendo suavemente.

—¿Social? ¿Blair? —William dice mirando confundido a su novia —. Apenas sale de casa si no la arrastramos Violeta y yo —bromea para suavizar el ambiente.

—Gracias por ese aporte tan necesario Will —respondo con una sonrisa a secas dirigida hacia mi amigo.

Observo como Emilia inclina la cabeza mirándome como si quisiera analizar cada detalle de mis acciones.

—Bueno, nunca se sabe. A veces las personas llevan una vida más interesante de lo que aparentan. —Sus palabras son suaves, pero no paso desapercibido el tono que utiliza ni mucho menos la elección de sus palabras.

—No creo tener una vida tan interesante como lo creerían —respondo controlando mis gestos — Estudio, leo, a veces salgo con mi familia y con este y violeta —digo señalando a William.

—Es verdad —concuerda Will —Blair es de las personas más tranquila que conozco. Casi no le gusta ir a fiestas, se la pasa encerrada en su habitación leyendo sus aburridos libros de derecho o esas ridículas novelas juveniles.

—¿Y no te aburres? Digo, en algún momento debe darte deseo de salir.

—Me encanta pasar tiempo conmigo misma, la soledad no se hizo para todo el mundo y me siento orgullosa de poder alardear lo tranquila que me siento cuando no tengo compañía.

—Eso es bueno —sonríe, pero esta no llega a sus ojos.

—Creo que deberías intentarlo Emilia —comento —a veces la timidez suele alejarnos de las personas y hacer que nos sintamos un poco inseguros, pero es algo que vale la pena trabajar.

La pelirroja me mira sin expresar alguna emoción, solo asiente como si estuviera absorbiendo mis palabras.

—Cambiando de tema... ¿alguien desea pizza? —pregunta mi amigo y ambas asentimos —Bien, iré a pedirla.

William se levanta dejándonos sola, me percato de que Emilia aun me sigue observando y me remuevo incomoda en el asiento.

—¿Sabes? siempre he tenido curiosidad por ti —comenta de pronto.

—¿Por mí? ¿Por qué?

—No sé, eres la hija de una de las personas más influyentes no solo del pueblo sino de todo el estado y aun así tu vida parece ser todo un misterio —Hace una pausa entrecerrando los ojos como si quisiera analizarme —Tienes todo para ser la chica fresa popular del pueblo, ser querida y deseada por todos, pero en cambio eres la chica hermosa pero misteriosa que sino no fuera por sus amigos pasa desapercibida.

Me concentro en el peso de sus palabras y en lo mucho que al parecer ha investigado sobre mí, despertando esa duda que había intentado mantener dormida durante mi llegada a este lugar.

—No me interesa ser conocida ni deseada por nadie, estoy cómoda con mi estilo de vida —respondo, no me quiero que una persona a la cual no conozco tenga información privada sobre mi vida.

—Disculpa si te incomodo, tengo entendido que tu madre murió hace unos años, quizás eso haya influido en tu forma de relacionarte con el mundo —dice, pero yo solo escucho un ruido en mis oídos el cual me avisa que ya he llegado a mi limite.

—Mira —me aclaro la garganta antes de continuar —, no sé qué pretendes, pero te voy a pedir amablemente que te detengas, no sé si este es un jueguito psicológico el cual quieras poner aprueba conmigo, pero te advierto que las cosas es mejor dejarlas como están —mi voz sale demandante y fría —Si mantengo mi vida privada eso no es problema tuyo y mucho menos el motivo por el cual lo hago.

Se queda callada, fingiendo una falsa expresión de asombro la cual no me creo, William llega al lugar avisando que la pizza ya llegó, pero el momento logró molestarme lo suficiente como para decidir irme.

—Lo siento, disfruten ustedes, yo ya me tengo que ir— me levanto para salir de la casa, pero cuando paso por al lado de William este me toma del brazo impidiendo mi salida.

—¿Pasó algo malo? ¿Por qué te vas? —observo como la confusión y duda se apoderan de su mirada dificultándome tragar, suavemente quito su mano de mi brazo.

—No te preocupes Will, no es nada grave, papá me llamó diciéndome que me necesita en casa —digo, le doy un beso en la mejilla al tiempo que observo la expresión fría de Emilia —Luego te llamaré.

Me despido y salgo en dirección a mi auto, el estómago se me remueve preso de las emociones que acabo de experimentar, no sé cómo interpretar la actitud y las palabras de Emilia, se mostró totalmente diferente a la persona que conocí y eso se añade a la lista de las cosas que me inquietan, dicha lista no ha dejado de crecer en los últimos días.

Llego a mi casa y subo las escaleras sin animo, me dirijo a mi habitación sintiendo que mi cabeza quiere explotar presa de los sentimientos y pensamientos que me abarcan. El nudo que sentía horas atrás vuelve a instalarse en mi estómago, la garganta me pica conteniendo las lágrimas que me rehuso a soltar. Paso por delante de la habitación de mi padre y por debajo de la puerta observo como la luz está encendida, por un momento pienso entrar y pedirle un abrazo, pero desisto inmediatamente de la idea.

Llego a mi habitación, me ato el pelo, me dirijo al baño para tomar mis pastillas, mientras las tomo veo mi reflejo en el espejo y sin quererlo mi mente proyecta la imagen de mi madre, pienso en como ella actuaría en mi situación, en si se sentiría orgullosa de mi y lo que he logrado.

Sin poder evitarlo una lágrima se desliza por mi mejilla dándole paso libre al llanto que me toma, no soy capaz de controlarlo y me siento mal por eso, por caer y ser débil.

Me limpio la cara y de manera automática me dirijo hacia mi cama dejándome caer en esta. La mente me pesa y el corazón me duele, quiero que todo esto termine y dejar de fingir que soy fuerte. Después de unos largos minutos de mirar el techo y vacilar en mis pensamientos mis ojos se cierran perdiendo así el conocimiento.

Holisss, aquí les dejo el primer capítulo del año. Espero lo hayan disfrutado. 🥹

¿Que opinan sobre el desconocido? ¿Lograron saber quién era?

¿Creen que Emilia realmente está ocultando algo?

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