Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XVIII -Legame

Legame

Llevo diez minutos esperando a Dante y nunca antes me había molestado tanto la impuntualidad. Me encuentro en el parqueo trasero de la universidad. En estas fechas el frío ya es muy fuerte así que aunque lleve puestas mis botas y mi gorro de lana, acompañados de mi gabardina, el frío se sigue colando entre ellos.

—Disculpa la demora —el pelinegro hace acto de presencia y sin poder evitarlo me giro hacia él con enojo reflejado en mi rostro.

—Ya era hora —digo sin poder evitarlo—¿Qué me tienes que decir con tanta urgencia?, ¿es sobre Jayden?

Dante niega lentamente mientras me mira con curiosidad.

—¿Recuerdas la conversación que tuvimos hace unos días con Lora ?—ignora mi pregunta pero asiento hacia él—Bien. Seguí investigando un poco sobre las personas que frecuentan la villa y encontré a alguien, lo detuvieron hace un año por tráfico de drogas en ese lugar.

La emoción crece en mí interior al tener un hilo de donde volver a halar.

—Perfecto, ¿Está en prisión? ¿Cuando iremos a verlo? —me apresuro a preguntar pero Dante vuelve a negar.

—No he terminado aún. Esta persona también se vió involucrado en un enfrentamiento entre mafias, no obtuve información sobre a cual pertenecía, pero se que está confinado en la penitenciaria de City down.

—Es un lugar muy aislado, no llevan a cualquier recluso ahí y el acceso es muy difícil, así que no creo que nos dejen entrar.

—Exacto, pero para eso nos tienes a nosotros.

—¿Nosotros?

—Aquí entra tu persona favorita. Irás a verlo en compañía de Jayden —mis mejillas se calientan en consecuencia de su comentario.

—Número uno: no es mi persona favorita y número dos: ¿Como me acompañará si ni siquiera responde mis llamadas?

—Bueno con respecto a eso tendrás que reclamarle a él, yo conseguí el acceso a la penitenciaria pero él insistió en acompañarte—la incredulidad se dibuja en mi rostro.

—No lo puedo creer, es un idiota.

—Te dije que le contaría —Dante se justifica.

—No me interesa si le contaste o no, el problema es que él si se comunicó contigo—algo de incomodidad de refleja en el rostro de Dante.

—Creo que eso lo deberían hablar ustedes—saca unos papeles de su chaqueta y me los extiende—aquí tienes la poca información que logré recolectar, espero les sirva de ayuda. Jayden se comunicará contigo para planear su viaje a City down.

—Gracias —digo con sinceridad.

—No te preocupes, ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites— me hace un gesto en señal de despedida y le correspondo con el mismo. Dante se aleja y pasado unos minutos entro en mi auto y me dispongo a ir a mi casa.

   ...

Todo está perfectamente ordenado. Organicé las hojas e imágenes con la información en una pizarra según su fecha de acontecimiento y su relación entre sí, ahora tengo todo un esquema donde los sucesos son más fáciles de analizar.

Alguien toca la puerta de mi habitación y me acerco a abrirla. Afuera me encuentro con el semblante despreocupado de mi padre, aún lleva su ropa de oficina, su camisa esta remangada hasta los hombros y algunos de su hebras rubias están pegadas a su frente.

Me extiende una pequeña bolsa blanca que identifico al instante.

—Gloria me había dicho que se acabaron tus medicamentos —los tomo y le dedico una sonrisa a mi padre.

—Gracias, casi no quedaban.

Mi padre asienta mientras me mira pensativo.

—¿Como sigues? ¿Han perdurado los dolores de cabeza y los mareos? —mi padre se acerca a mi para tomarme de las mejillas y por reflejo trato de cerrar un poco la puerta para que no vea el interior de mi habitación.

—Estoy mejor. La tensión ya no es tanta y he intentado disminuir mi estrés, así que estoy en perfectas condiciones —miento.

He mejorado un poco desde el último suceso que me ocurrió  y del cual mi padre no tiene conocimiento, pero los niveles de estrés y ansiedad en mi no han disminuido, cosa que no ayuda a mi padecimiento.

Aveces los mareos duran segundos y logro relajarme por momentos, pero si soy honesta conmigo misma siempre olvido cuando debo consumir mis pastillas aunque ponga recordatorios para tomarlas.

Mi padre me observa el rostro por unos segundos y miro como algo que no sabría describir se cuela en su mirada.

—¿Como has estado tú? No he pasado mucho tiempo en casa últimamente—dice con pesar y le dedico una mirada significativa—bueno, menos tiempo del que pasaba antes.

—Pues...creo que bien, a pesar de todo —me dedica una sonrisa de disculpa y se aleja unos pasos.

—Cariño, ¿Sabes que los amo, verdad? —pregunta y un nudo se forma en mi garganta— a ti, a Piero y a Bahir —observo como se rasca la nuca para después posar sus ojos con algo de tristeza en mi— Son mi mundo, aunque no se los diga a menudo, aunque casi no esté en casa...aunque sientan que no los tomo en cuenta, realmente los amo.

—Lo sé papá —siento como mis ojos se llenan de lágrimas —nosotros también te amamos.

Un impulso me hace saltar a sus brazos y él me recibe dándome un fuerte apretón. Siempre fui la princesa de papá, siempre tuve su cariño y atención aunque con el tiempo fue disminuyendo, nunca dejé de verlo como mi modelo a seguir, siempre me sentí orgullosa de ser su hija.

—Creo que también iré a hablar con Piero —dice al separarnos —aún no sabe lo de la nota pero quiero hablar con él a solas.

—Está bien, el necesita algo de compañía y apoyo también.

Mi padre asiente hacia mi pensativo.

—¿Tu realmente estás bien? Digo, he escuchado que haz pasado mucho tiempo con ese chico Davis.

—Si, estoy perfecta papá —una risa nerviosa se me escapa ante su repentino interés —seguramente andas prestando atención a todas las cosas que Gloria dice, ya sabes cómo es.

El asiente y me da un beso en la coronilla antes de perderse por el largo pasillo. Cierro la puerta y me dirijo hacia mi cama, encima de esta se encuentra una pila de papeles con información relacionada a la otorgada por Dante. Observo el celular a mi lado con la estúpida esperanza de recibir una llamada por parte de Jayden pero esta se esfuma al instante al recordar su ausencia.

Tomo unos de los papeles en mi mano y empiezo a leer; el mismo nombre se repite en todo el documento Vito Terranova algo en él me suena levemente conocido.

Un pequeño bostezo escapa de mis labios y a pesar de sentir los ojos pesados continuo leyendo sobre el hombre que iremos a conocer a la penitenciaria.

Italiano logro captar mientras sigo haciendo el intento de que mis ojos no vuelvan a cerrarse. Tráfico, Imperius, Italia.

De pronto todo está negro y las palabras que intentaba leer ahora vagan lejos de mi mente.

Uno, due

Sé libre

Tre, quattro

Corre. No te detengas.

Una voz me susurra al oído, dulce y tierna, fácilmente podría ser la de una sirena. Me motiva a seguir recorriendo los pasillos de aquel raro lugar. Camino y observo las grandes paredes que me hacen sentir en una caminata infinita. Más voces se van escuchando según avanzo, siento una presión en la espalda que me obliga a correr, las voces van aumentando de tono y lo que antes parecía ser lindo y tierno ahora se escucha demandante y desesperado.

Il momento è arrivato

Repiten una y otra vez como si fuera un cántico, las inmensas paredes empiezan a cerrarse pero al final del pasillo observo una luz que me llama.

Pensare al passato

Corro hasta ella sin dejar de escuchar las voces y sin pensarlo dos veces me lanzo hacia esa luz blanca, dejándome absorber en una caída profunda. Mi pelo se desata del amarre por la intensidad del viento, siento como la gravedad hace su trabajo tirando de mi hacia abajo, las lágrimas sale de mis ojos por inercia mientras me preparo para recibir el impacto.

Todo pasa en cámara lenta, la luz blanca es sustituida por una inmensa oscuridad al momento de mi cuerpo hacer impacto en el suelo.

Despierto de pronto con mis pensamientos un poco agitados. Observo a mi alrededor y compruebo que aún no amanece, mi vista sigue recorriendo toda mi habitación por instinto y se posa frente a mi dejándome desconcertada.

—¿Qué haces aquí? —mi voz sale un poco entrecortada por la impresión.

—Vine a verte, pero al entrar te encontré dormida.

—¿Quién te dejó pasar, Jayden? —me siento en la cama mientras compruebo de no llevar una ropa tan reveladora —¿cuanto tiempo llevas aquí? ¿Porque te quedaste?

—Gloria me dejó pasar hace casi una hora, no sabía que su nana era noctámbula —dice mientras se acomoda en el asiento que está frente a mi escritorio— ¿Que tiene de malo que esté aquí? Nunca había entrado a tu habitación.

El desconcierto se apodera de mi expresión mientras observo como el se divierte con la situación, me froto el rostro con mis manos mientras pienso en todas las cosas humillantes que pude llegar a hacer mientras tenía mi raro sueño.

—No sabía que hablabas italiano —dice y lentamente dirijo mi vista hacia él mientras voy sintiendo como mi rostro se torna rojo.—Para no tener un buen dominio del idioma tienes un lindo acento.

—¿Qué haces aquí? —repito la pregunta con tono más serio. Observo como sus facciones se endurecen un poco.

—Quiero hablar contigo —contesta, una risa amarga brota de mi garganta.

—¿Ahora quieres hablar conmigo? —niego lentamente,— me cansé de llamarte y enviarte mensajes y ¡Ahora quieres hablar conmigo!

—Estaba ocupado, Blair. En el lugar que estaba no podía hablar contigo.

El enojo crece en mi interior y se hace más difícil de manejar.

—Un mensaje hubiera sido suficiente, un estúpido e inútil mensaje, con eso me habría conformado—el enojo y la decepción se cuelan por mi voz.

—No podía arriesgarme —se para del asiento y se acerca a la cama hasta quedar a menos de un metro de distancia.

—¿Qué no podías arriesgar? ¿Donde estuviste estas últimas semanas? —pregunto pero Jayden desvía su mirada sin responderme.

—No es algo de importancia ahora mismo. Ahora estoy aquí, eso es lo importante —se frota el pelo en un gesto de desesperación.

Callo por unos segundo mientras pienso si realmente vale la pena discutir. En sí Jayden no me debe ninguna explicación, no habría motivo que me justifique para exigirle tal cosa.

—Pensé que te habías arrepentido —al decir esto dirige su mirada hacia la mía —pensé que te habías dado cuenta de que esto es una mala idea y que no tiene que ver nada contigo —digo mientras agacho la mirada observando como mis manos juegan con un pedazo de mi manta.

—¿Te he dicho que piensas mucho? —dice. Levanto la mirada y observo como me dedica una pequeña sonrisa —el motivo de mi ausencia no tiene que ver en nada contigo, me tuve que marchar por cuestiones de trabajo que no vale la pena explicar ahora —se acerca más y se sienta en la cama frente a mi— no me arrepiento de nada Blair y esto si tiene que ver conmigo porque aparte de que podría afectar a mi familia también te involucra a ti.

Mi respiración se agita un poco al escuchar sus palabras y sin poder evitarlo le dedico la sonrisa más sincera que he tenido en mucho tiempo.

—Me alegra haber coincidido contigo de nuevo —digo y él en respuesta toma mis manos entre las suyas posando su vista en ellas por largos segundos. Pasan unos minutos en total silencio en los cuales me he quedado tranquila observando como el detalla nuestras manos juntas mientras que de manera delicada me da suaves caricias en ellas.

—Hace unos momentos estabas teniendo una pesadilla— comenta Jayden dejándome inmóvil por unos segundos.

—No te preocupes por eso —digo y después me aclaro la garganta —me acostumbré a ellas con el tiempo.

—¿Son muy recurrentes?

—A veces, cuando estoy teniendo mucho estrés —quito mis manos de las suyas  para juntarlas sobre mi regazo, Jayden se para de la cama y empieza a dar vueltas por mi habitación observando las cosas que tengo sobre mi escritorio y en mi cómoda —cuidado, podrías encontrarte con algo indecente.

Contemplo como una sonrisa se dibuja en sus labios mientras pasa los dedos sobre la madera de mi cómoda.

—No creo encontrar algo que no sea de mi agrado —dice volteando a verme y dejando a relucir la diversión e insinuación en su mirada.

Por unos minutos nos quedamos viéndonos creando otro tipo de atmósfera entre nosotros pero se esfuma al Jayden aclararse la garganta y desviar su mirada.

—Creo que Dante ya te comentó los pasos a seguir.

—Solo me dijo que tendría que ir contigo a City down —me paro de la cama y me dirijo hacia uno de los ventanales, observo el cielo oscuro únicamente decorado con una inmensa y redonda luna.

—Bien, vine a entregarte algunas pautas que tendrás que seguir una vez estemos dentro de la penitenciaria, como ya sabes son algo estrictos así que no podemos jugárnosla.

—¿Cuando nos iremos? —pregunto aún dándole la espalda.

—Mañana al anochecer —dice y volteo de pronto.

—¿Porqué no me avisaste antes?

—Como ya sabrás, no estaba en la cuidad —contesta con obviedad mientras se acerca a mi.

—¿Cuantos días durará el viaje? —el tono de mi voz va disminuyendo según Jayden se va acercando.

—Tres días. Uno para ir y prepararnos, otro de visita, y el último para retornar —dice quedando a pocos pasos.

—¿Ya tienes todo planeado ?— mi vista se pierde en el color miel de sus ojos.

—Casi todo, supongo que habrá cosas que tendremos que improvisar en el camino —su voz sale casi en un susurro mientras coloca un mechón de mi pelo tras mi oreja.

El nerviosismo se centra en mi estómago ante la situación, intento alejarme de él pero me toma del brazo impidiendo la huída.

—¿Unas cuantas semanas fueron suficientes para llevarnos otra vez al inicio? —pregunta, su mirada se torna intensa, con sus ojos recorre todo mi rostro deteniéndose por unos segundos en mis labios.

—Creo que nos estamos desviando del objetivo principal —mi voz sale un poco rasposa y entrecortada.

—No lo creo, este es justamente el camino que debemos seguir, Blair—Jayden tira de mi hacia él, nuestros rostros quedan a una corta distancia, a tal punto de sentir su respiración sobre mis labios, su mano ejerce presión en mi cintura impidiendo que huya de la situación.

Nuestros labios están a pocos centímetros, bastaría con una inclinación de su parte para que nos besáramos; cuando pienso que está por hacerlo un golpe seco fuera de mi habitación rompe la atmósfera en la que estábamos, tensando mi cuerpo al momento.

Con un gesto, Jayden me indica que no haga ruido, se dirige hacia la puerta abriéndola lentamente, me coloco detrás de él. Sale de la habitación y se queda inmóvil a mitad del pasillo, me acerco a su espalda y me inclino a la derecha para poder observar lo que su cuerpo tapa.

Me quedo inmóvil de igual manera al observar el semblante curioso de mi hermano menor, las comisuras de sus labios se alzan y puedo presentir lo que viene.

—¡No lo puedo creer! —Piero se para ante nosotros descansando sus manos en su cadera —ya estás en la etapa de esconder chicos en la casa —finge limpiarse una lágrima —que rápido crecen.

—¿Que haces merodeando en el pasillo? ¿Ahora tu nuevo hábito será estar todas las madrugadas afuera de mi dormitorio? —mi voz sale exasperada, me coloco frente a Jayden en un infantil gesto por intentar esconderlo.

—No es mi culpa que seas tú la que siempre haga cosas raras en la madrugada —comenta Piero, dirige su mirada detrás de mi —me alegra volver a verte Jayden ¿Ya te puedo llamar cuñado?

El color abandona mi rostro, la vergüenza invade mi cuerpo. Escucho una risa baja y ronca sonar detrás de mi, Jayden coloca su mano en mi cintura y suavemente me aparta a un lado.

—Esa es una decisión que tu hermana tiene que tomar, pero eso no viene al caso, ¿Te dirigías a algún lugar a esta hora?

—Solo salí de mi habitación por un poco de agua —Piero pone los ojos en blanco —no se preocupen por mi, ya me voy —se da la vuelta y se aleja a paso lento.

—Piero...

—Descuida, no le diré a nadie, tampoco es que me interese mucho tus actividades nocturnas —su voz sale un poco baja y apagada, carente de la típica diversión que siempre posee.

—¡Piero! —vuelvo a llamarlo, pero él le resta importancia con un gesto.

—Déjalo, quizás no esté de ánimos —comenta Jayden al momento de poner su mano sobre mi hombro y girarme hasta quedar frente a él.

—Quizás deba ir detrás de él y hablarle... o solamente decirle algo —agacho lo cabeza sintiendo una rara e incómoda sensación en mi cuerpo —últimamente no hemos estado muy bien.

—Entiendo que te preocupa tu hermano, pero forzar a que las cosas pasen hace daño, él ahora tiene su mente cargada de pensamientos, deja que cada uno de ellos caiga en su lugar y después ve y resuelvan las cosas.

Levanto el rostro y asiento aceptando sus palabras. Jayden me toma del mentón y deposita un beso en mi frente.

—Tengo que irme, nos veremos a la hora acordada para irnos —dice aún manteniendo su agarre en mi mentón —te pasaré a buscar al anochecer, intenta descansar.

No emito palabra alguna. Vuelve a depositar un beso en mi frente a diferencia de que este dura unos segundos de más, al separarse pasa a mi lado dirigiéndose hacia las escaleras situadas al final del pasillo oscuro y así desapareciendo de mi vista.

Por unos minutos me quedo observando la nada, sin pensar en nada en específico, solo ahí parada, ocupando espacio en el solitario pasillo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro