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Capítulo XVI- La villa

La villa

El aire se encontraba extremadamente frío a pesar de ir totalmente abrigada, tuvimos que dejar el coche unas cuadras atrás ya que el lugar no permitía su acceso.

Las calles estrechas y contaminadas estaban solitarias, las casas con apariencia vieja se encontraban cerradas y todo el lugar parecía un pueblo fantasma.

En cualquier otro lugar de Ashford a esta hora las calles estarían atestadas de personas dirigiéndose a sus trabajas o escuelas, negocios abiertos o personas mayores sentadas en los parques, pero la villa era totalmente diferente, aquí vivían otro tipo de personas, con prácticas y oficios diferentes a los demás; personas cerradas, muchos de ellos con antecedentes criminales y poco hospitalarias con los visitantes en su área.

Recuerdo los cuentos que mi padre nos hacía de pequeños a mis hermanos y a mi cuando nos portábamos mal. Las personas De la Villa siempre han sido diferentes y peculiares entre nosotros, en ocasiones los marginados y excluidos socialmente por delitos, clase social o simplemente alguna condición física venían a vivir aquí.

Nos contaban como en décadas pasadas los moradores de lugares aledaños a la villa desaparecían sin dejar rastro alguno, como los residentes parecían tener una vida nocturna activa en las calles del lugar, nunca se profundizó en las actividades nocturnas que tenían o porque el pueblo era más movido en la noche que en las horas de luz del día.

Siempre nos asustaban diciéndonos que el emisario nocturno nos buscaría y nos llevaría hasta los espesos bosques oscuros que rodean Ashford, muchos dicen que esas historias estaban basadas en hechos reales sobre un hombre que en años anteriores atormentaba pequeños pueblos de Ashford, otros simplemente dicen que son leyendas creados por los padres para castigar a sus hijos.

—No creo que consigamos mucha información aquí —rompo el silencio que se mantenía entre Dante y yo.

—Iremos con alguien que conozco —lo miro de manera sugerente, al sentir mi atención en él, me mira de reojo —Si me trajiste contigo es porque confías en mi, ¿no? Así que no hagas muchas preguntas.

Prefiero callar y seguirlo entre los callejones de la zona, parece saberse las calles de memoria ya que en ningún momento se detiene a pensar que camino tomar o si va en dirección equivocada.

Dante nos dirige hacia la parte más profunda De la Villa, donde las casas lucen un aspecto más abandonado y sombrío.

Se detiene frente a una casa con un parecido al de una choza, está pintada de verde oliva, con las paredes sucias de barro y telarañas en las ventanas. Toca tres veces la puerta y da un paso atrás, varios segundos después esta es abierta por una señora que aparenta tener unos cuarenta y tantos de años.

Se queda viéndolo por los que parece ser un largo minuto para después desviar su mirada hacia mi. La señora denota misterio y oscuridad, grandes ojeras cubren sus ojos y el pelo largo y desaliñado le cae sobre los hombros, mira de nuevo a Dante y sus ojos reflejan duda.

—Tiempo sin verte, Lora —Dante se dirige hacia la mujer la cual lo mira con una ceja enarcada.

—Diría que me agrada tu visita, pero no soy de mentirle a las personas —calla durante unos segundos en los cuales vuelve a centrar su atención en mi —¿Quién es la chica? Este no es lugar para ella, no debiste traerla.

—Es una amiga, y necesitamos que nos ayudes con algo.

—Ya no trabajo para ti— dice Lora de manera reacia.

—Yo no estoy aquí por trabajo, vine como un viejo amigo que necesita tu ayuda —la forma de Dante hablar es firme pero a la vez transmite algo parecido a la amabilidad.

La mujer parece dudar pero nos da una última mirada antes de apartarse y permitirnos la entrada al lugar. El ambiente adentro no es tan distinto al de afuera, las paredes son del mismo color pero estas lucen más limpias, los muebles se ven un poco viejos y anticuados al igual los cuadros que cuelgan en las paredes.

Lora nos invita a sentarnos y se dirige a la cocina para volver con una botella de lo que parece ser cerveza. Nos brinda de la bebida pero ambos nos rehusamos a tomar.

—Bien, ¿Que desean de mi? No estoy dispuesta a brindarles mucho de mi tiempo—la mujer se siente frente a nosotros cruzando las piernas y sosteniendo la bebida en una de sus manos.

Dante y yo intercambiamos miradas antes de el hablar.

—Necesito información de tu gente, De la Villa— la forma de Dante hablar es seria y firme, es el mismo tono que le he escuchado a mi padre cuando está haciendo negocios.

—¿Me estás pidiendo que sea una rata y exponga a mi gente y las cosas del lugar en el que vivo?

—Te estoy pidiendo que me ayudes a entender ciertas cosas con la información que manejas.

Lora se queda viéndome por unos segundos para después hacernos una señal de afirmación.

—Verás, mi amiga Blair quiere hacerte unas preguntas y espero que tengas la amabilidad de responderle como se debe —Dante me observa animándome a hablar.

—Bueno, para iniciar me gustaría saber que tan grande es este pueblo ¿Cuantas personas aproximadamente viven aquí? Y también...

—Tienes una voz hermosa —me interrumpe Lora batiendo la bebida delicadamente —Perdón por interrumpir, pero considero una ofensa el hecho de que no hubieras dicho nada hasta ahora con esa hermosa voz.

Dante le dedica una mirada de cansancio mientras yo carraspeo y me acomodo en mi asiento.

—Gracias. Como te decía ¿cuantas personas viven aquí? Y también ¿cual es su fuente de ingreso? ¿A que se dedican? — La mujer me mira detenidamente antes de mirar a Dante y dirigirse a él.

—La entrenaste bien —comenta con una sonrisa en sus finos labios.

—No la entrené —responde y observo como aprieta un poco la mandíbula.

—¿Ah, no? —Lora mira a Dante con una expresión parecida a la diversión ligado a la malicia — entonces, ¿Quien lo hizo?

—Ella no forma parte, no preguntes y solo responde—su voz sale con un tono ácido y sin dar lugar a réplicas.

La mujer sonríe y de un sorbo se bebe todo el contenido de la copa.

—Viven alrededor de ochocientas personas y se dedican al comercio con otros pueblos de Ashford y ciudades cercanas.

—Podré tener una hermosa voz pero no soy estúpida— me cruzo de piernas igual que ella.

—Ya veo —dice luego de soltar una corta risa, vuelve a desviar su mirada a Dante y la expresión de este es totalmente seria— está bien, quieren toda la verdad—se remueve un poco en su asiento antes de responder—Las personas de aquí se dedican a cosas de las que seguramente no tienes ni idea, niña—dice de manera despectiva mientras me señala con su fino dedo—cosas ilegales como vender drogas o armas incluso vender sus cuerpos si es necesario. Todo eso se lo venden a las personas ricas como tú y no me digas que no lo eres porque tienes toda la pinta.

—¿Es esa la actividad nocturna de este lugar, la razón por la cual ahora está todo tranquilo pero en la noche el lugar se llena de vida?

—Sabes mucho, querida — en su rostro se dibuja una media sonrisa— sí, es esa la razón. Por la noche las personas acostumbran a salir de sus casas con la mercancía que poseen, en ocasiones hay puntos de encuentro entre los compradores y los pandilleros que llevan la mercancía, aveces son las personas ricas que van directamente a las casas de los lugareños en busca de un poco de sexo. Todo depende de lo que estés buscando.

—¿Como es posible que las autoridades no estén enteradas de esto? —mi mente empieza a hacer ruido. Este es un lugar frecuente para los criminales y los corruptos, seguramente un lugar común para los miembros de Imperius.

—Como ya te he dicho personas ricas vienen aquí y una persona rica es lo mismo que una persona importante y con poder. Siempre que una persona rica sepa hacer uso de sus recursos estará a salvo.

Mi mirada se pierde tras ella observando los viejos recuadros que cuelgan de las paredes, recorro toda la estancia detallando cada cosa: los muebles, la cocina, las lámparas llenas de polvo, las personas de los cuadros, las paredes, puertas.

—Parece que sabes mucho, Lora ¿Sabias que las personas con información también son muy valiosas? Cuando saben hacer uso de ese recurso logran muchas cosas. —ella fija su vista en mi sin expresión alguna— me gustaría saber si alguna vez oíste mencionar sobre Zack Russo.

—Creo que he escuchado ese nombre —responde con indiferencia mientras sus manos juegan con un pedazo de hilo.

—¿Donde? —pregunto lacónica.

—Creo que una vez escuché su nombre o vislumbre su figura entre las oscuras calles de este lugar, sinceramente no recuerdo bien si era él.

—Pensé que eras de no mentirle a las personas— me paro del asiento y empiezo a caminar por la estancia.

—Parecías menos venenosa cuando estabas callada.

—Tu pediste escuchar mi voz —observo como una risa decora los labios de Dante mientras mira la escena entretenido.

—Llegué a verlo con pandilleros y creo que en ocasiones buscaba damas de compañía.

Observo las pequeñas piezas de cerámica sobre el estante de madera, figuras de aves de diversos tamaños

—Considero que el nombre de Andrés Bora te ayude a refrescar un poco la memoria —tanto Dante como Lora se quedan inmóvil al escuchar el nombre del asesino.

—¿Por qué lo dices? —la mujer me pregunta con un tono de voz bajo.

—Si no me equivoco es oriundo de aquí ¿No? Y pareces saber mucho de este lugar, después de todo es tu hogar —volteo a verla para observar su reacción y se encuentra totalmente inmóvil observando la nada.

—No sé sobre el.

—¡Mientes! —mi voz sale casi como un ladrido.

Dante parece salir de la línea de sus pensamientos y se incorpora en la conversación.

—El mentiroso tiene que tener memoria Lora, cuando trabajabas para mi llegaste a hablarme sobre el.

Lora aprieta los ojos para después respirar profundamente.

—¿Qué quieres saber sobre el?

—¿Frecuenta mucho este lugar? ¿Es el asesino de las historias? ¿Llegó a tener reuniones con Russo o algún otro empresario o criminal? —las preguntas salen solas de mi boca con las ansias de obtener respuestas.

Dante se queda mirándome fijamente pero lo único que me importa es obtener respuestas así que me vuelvo a sentar frente a Lora para obtener mis respuestas.

—Antes venía frecuentemente.

—¿Con antes te refieres a que cantidad de tiempo? ¿cuantas veces a la semana venía?

—Blair, déjala que termine— Dante se posa a mi lado colocando su mano sobre mi hombro.

—Con antes me refiero a hace cuatro años y venía de tres a cuatro veces por semana —se toma una pausa— con respecto a lo demás, el no es el emisario nocturno y...—vuelve a cortarse a sí misma.

—¡Y QUÉ! —estoy exasperada y nerviosa. Dante ejerce presión en su agarre en mi hombro y trato de calmarme, no puedo perder el control, esto es lo más cerca que he estado en todo lo que llevo de investigación.

—Llegué a verlo solamente una vez con Zack, no sé si se toparon por casualidad o si tenían algo programado.

Su respuesta no termina sirviéndome de mucho. Me paro del asiento masajeándome la frente, al menos he conseguido algo de información que nos ayude.

—Deberían irse, la noche está por caer y personas como ustedes no deberían estar aquí —Lora se para de su asiento y nos señala la puerta.

—Ella tiene razón Blair, tenemos que irnos.

Suspiro derrotada y sin despedirme o esperar a Dante me dirijo hacia la puerta. Me hubiera gustado saber algo más sobre Andrés Bora pero tendré que conformarme con esto por ahora.

(...)

—Lora me dijo algo antes de salir—mi acompañante rompe el silencio que había en el auto.

—¿Qué te dijo— pregunto desmotivada viendo los árboles por la ventana.

—Me dijo que tuvieras cuidado —dirijo la mirada al frente y percibo como Dante me mira de reojo.

—¿A que se refiere con eso?, además se que tengo que tener cuidado, no soy ignorante sobre la situación que mi familia está pasado, ni lo que pasa en la cuidad.

—No sé a lo que se refería, y tampoco se por lo que pasa tu familia —hace una breve pausa— pero me dijo que si estás involucrada en esto, cosa que lo estás, me pidió que tuvieras cuidado.

Otro silencio se instala entre nosotros. Lora se puede estar refiriendo a cualquier cosa, estar investigando estos temas me pone un blanco en la espalda. Hay personas que no querrán que sepa sus secretos; quizás también esté el desconocido que ha intentado acercarse a mi o tal vez el enemigo de papá que intenta matarnos a todo. A estas altura cualquiera quisiera hacerme daño.

—Le contaré de esto a Jayden, ¿sabes?

—Pensé que habías dicho que si se enteraba te iba a matar, no quiero que te maten por mi culpa. —Dante deja escapar una suave risa mientras niega lentamente con la cabeza.

—Jayden es mi amigo, quizás no esté feliz con este viaje pero lo entenderá, no puedo ocultarle algo como esto a él.

—¿Por qué no? —la curiosidad se cuela por mi voz. Dante me mira por uno segundos para después volver a ver el camino.

—Digamos que es algo de códigos entre nosotros —me dedica una sonrisa antes de encender la radio para dar por terminada la conversación.

                                        (...)

Al llegar me encuentro con la soledad de mi habitación, me despojo de todo lo que tenía y me dirijo al baño donde se encuentran mis pastillas, tomo las dos que me corresponden a esta hora, me baño y me cambio.

Las pastillas ya no están tan efectivas como antes, en ocasiones siento mareos y dolores de cabeza  durante el día, por suerte ya tengo semanas que no he tenido pesadilla o he vuelto a perder la conciencia.

En algún momento después de haber visitado a Talía llegué a considerar que debería volver a las terapias para seguir tratando mi trastorno disosiativo, incluso la conversación que tuve con Violeta me hizo volver a pensarlo, pero por mas correcto que lo considere no tengo tiempo para eso.

Seguiré tomando las pastillas que me entregó mi padre y si no siguen dando resultando acudiré a él o al doctor para que las cambien, pero no hay tiempo para detenerse.

A lo lejos, fuera de mi habitación escucho como algo pesado cae al piso, salgo al pasillo y me encuentro una silueta al final, por la oscuridad no logro vislumbrar bien y me acerco, estando a solo unos metros me encuentro a mi hermano menor halando una caja.

—Piero, ¿Que estas haciendo? —pregunto acercándome más a él mientras observo como hace fuerza para seguir moviendo la caja.

No me responde y sigue en su tarea de sacar la caja. Me acerco a él y lo tomo del hombro para girarlo frente a mi, al hacerlo me encuentro con unos ojos rojos y llenos de lágrimas, detallo el rostro de mi hermano y no hay nada a excepción de vacío y tristeza.

—Piero ¿Que sucede? ¿Por qué lloras? —intenta alejarse de mi pero lo tomo por ambos hombros— mírame, puedes confiar en mi, lo sabes.

—Estoy cansado, Blair —me mira directo a los ojos mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas—estoy cansado de esta vida. No quiero tener recuerdos, no quiero sentir, no quiero vivir.

Siento como el corazón se me estruja en el pecho.

—¿Por qué dices esas cosas? Cuéntame que te pasa Piero—agacha la cabeza —¿Que intentabas sacar en esa caja?

Lo hago a un lado para ver el contenido de la caja y el no pone resistencia. Me acerco y al abrirla siento como si me dieran un golpe en el pecho, me giro a verlo y las lágrimas no paran de bajar por sus mejillas.

—¿Que estas haciendo con las cosas de mamá? —le pregunto con un nudo en la garganta. —¿Acaso tú...?

—Blair lo siento, yo solo quiero ser libre, ya no quiero seguir atado a pensamientos del pasado, yo solo quiero ser un chico normal que no piensa en la muerte de su madre cada noche —termina balbuceando las palabras en un intento por intentar explicarme.

Me giro a ver la caja sin emitir palabras, dentro de ella se encuentran fotografías de mi madre, alguna de la ropa que usaba y demás pertenencias como sus libros, algunos accesorios y apuntes.

Entre mis manos tomo uno de sus retratos, observo su rostro, la profundidad de sus ojos cafés y su largo pelo color azabache, como con solo una sonrisa era capaz de transmitir tanto.

Me giro hacia Piero y me acerco para tomarlo entre mis brazos, le doy un abrazo que dura largos segundos, y al despegarme acaricio su pelo mientras mis ojos llenos de lagrimas se reflejan en el vacío que cargan los suyos.

—Yo también la extraño —digo mientras paso a acariciarle la mejilla—también me duele que no esté con nosotros, que ya no salgamos como antes ni pasemos tiempo juntos, extraño las canciones que nos cantaba y los muffins que nos cocinaba —una lágrima se desliza por mi mejilla pero la quito rápidamente.

—Crees que no sé qué te culpas por lo de mamá —comenta Piero dejándome inmóvil por unos segundos. —que te alejaste de nosotros porque sentías culpa.

—Por mi culpa ya no está aquí.

—Eso te obligaste a creer —me alejo de él para tratar de cortar la conversación.

—Es tarde, mejor vete a dormir —algo parecido a la tristeza y decepción se refleja en el rostro de mi hermano; sin inmutar palabra alguna mira la caja para luego dirigirse a su habitación y encerrarse en ella.

Me quedo mirando la nada pensando en los sentimientos que aún no me atrevo a afrontar, miro la caja y después de unos segundos me decido a arrastrarla hasta mi habitación. Ya con la caja en la habitación organizo algunos de los retratos de mamá sobre mis repisas y mesas de estudio para después dirigirme a la cama y permitirme descansar.

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Holaaa, no me había animado a poner notas hasta ahora pero creo que será un buen medio para que podamos compartir un poco

¿Que les parece Blair modo detective? 🕵🏻‍♀️

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