Capítulo XIII- Al estilo Jayden
Al estilo Jayden
Jayden
Los últimos días han sido largos y agotadores. He estado viajando mucho entre Ashford y Oxford. La información no ha parado de llegar a mi. Blair ha tenido la tarea de mantenerme informado sobre sus avances y he de admitir que me sorprendió lo mucho que ha avanzado sola. He tenido que dejarla por unos días ya que debo concentrarme en mis propios asuntos, los cuales han requerido de toda mi atención.
Me encuentro en mi oficina en el edificio de la sociedad donde he repasado meticulosamente la información que se me ha pasado, por estar asignado ya a un caso he tenido que revisar pocos documentos.
Debo admitir que amo mi trabajo, inició como un entretenimiento, una manera de ayudar a mis padres y pasar tiempo con ellos, pero poco a poco se fue convirtiendo en mi afición. Me gusta investigar casos misteriosos y llegar al final de esto, disfruto ayudar a las personas y darles un cierre a su ciclo, es algo que me reconforta.
Mi paz se ve interrumpida cuando alguien irrumpen en mi oficina.
—El jefe quiere verte —Dante entra sin saludar.
—No estoy listo para ir a verlo —respondo fijando la vista en mi celular.
—El quiere verte y si no lo hace seré yo el que tendrá que pagar escuchando como se queja.
—Si voy me hará preguntas a las que aún no tengo respuestas y prefiero ahorrarme las molestias —a mi mente llega una idea totalmente distinta al tema que estamos hablando. Busco a alguien en mis contactos.
—Eres inteligente Jay-Jay, puedes ingeniártelas —mi amigo se cruza de brazo adoptando una extraña pose que decido ignorar.
Encuentro la conversación de la persona que buscaba y le envío un mensaje, afortunadamente responde enseguida. Le pregunto si estará disponible esta noche.
—¿Con quién rayos hablas? Pareces un inútil viendo así tu celular —Dante intenta tomarlo de mis manos pero soy más rápido que él.
—Se me ocurrió algo —sin evitarlo una sonrisa danza en mis labios advirtiendo mis intenciones.
—¿Qué harás, Davis? — mi amigo toma asiento frente a mi con gesto cansado.
—Invitaré a Blair a salir, la pobre ha estado muy ocupada y necesita relajarse un poco — deslizo el celular en mis manos aún esperando recibir su mensaje.
Dante se queda viéndome por unos minutos luego se para de su asiento y camina en círculo por toda la oficina. No digo nada y solo lo observo.
—¿Iniciarás el plan tan pronto? ¿No crees que es algo precipitado? —se detiene y posa su mirada en mi.
—El plan inició en el momento en que pisamos de nuevo Ashford, yo solamente me estoy asegurando de que lo pautado se cumpla.
—Supongo que nada de lo que diga te hará cambiar de opinión. Estás decidido a realizar la misión a tu estilo y al parecer no puedo hacer nada para impedirlo. —Mi celular vibra recibiendo la afirmación que esperaba, sonrío en respuesta aunque sé que ella no me puede ver.
—Mi manera de ejecutar el plan es más efectiva, ya lo he analizado. Pensé en lo que mis padres dijeron y hay múltiples escenarios en los que podemos llegar a fallar. Si queremos obtener éxito hay que buscar la manera más limpia y sigilosa posible.
—Parece que el jefe piensa igual que tú, quizás por eso seas de sus favoritos.—Se detiene por unos segundos—Escuché una conversación en los pasillos del tercer piso, una vieja compañera de nosotros también ha sido asignada a esta misión, al parecer nuestro querido jefecito quiere que triunfemos sin importar que. —Dante se cruza de brazos mientras yo pienso en sus palabras. "No somos los únicos".
Sé que la misión es importante pero no al punto de empezar a involucrar a más de un equipo en esta. Sin importar si hay más personas detrás de nuestro objetivo, me aseguraré de que todo salga como ya está planeado, para eso trabajo aquí.
—Si eso es cierto ya tendré tiempo para averiguarlo y discutirlo. En este momento tengo que ir a encontrarme con alguien. Nos veremos pronto.— Recojo mis cosas, le guiño un ojo, y paso a su lado dejándolo solo en mi oficina.
No tardo en salir del edificio y dirigirme a Ashford, las ciudades no están tan lejos, se encuentran a hora y media así que no tardo mucho en el transcurso.
No me he molestado en pensar si lo que estoy haciendo esta bien, pero tampoco es algo que me importe. No me asignaron a esta misión para ser comprensible o amistoso, se me pidió no fallar y eso haré.
Estaciono frente a la casa del los Hill y después de ser revisado por el personal de seguridad se me permite entrar en esta. La casa es bastante grande y ostentosa, no me sorprendo, Alonso siempre se ha caracterizado por hacer alardes de su riqueza, cosa que sus hijos no heredaron.
Me encuentro con una escena poco común, en medio de la amplia sala se encuentran el par de hermanos menor. Blair parece tener una calurosa conversación con Piero quien solo la ignora mirando su celular con una amplia sonrisa. Me quedo inmóvil observando, la pelinegra parece no quedarle más paciencia y le grita a su hermano, este dirige lentamente su mirada hacia ella con expresión aburrida.
—¿No te causa vergüenza gritar ante la presencia de Jayden? —la manera de Piero hablar es pausada y burlona.
Blair se voltea hacia mi, su cara se tiñe de color rojo y la vergüenza invade su rostro, se gira hacia su hermano intentando calmarse para luego acercarse a mí.
Camina a paso lento. Siempre me ha gustado la seguridad que transmite, es algo que hace desde pequeña. Puedo estar seguro que a pesar de ella no sentirse confiada se empeña en demostrar lo contrario. Va vestida de manera casual, sus pantalones entubados hacen que sus piernas resaltan, lleva una blusa ajustada lo que hace que sus curvas también sean notorias.
—No pensé que llegarías tan pronto —aunque intentó calmarse, sus mejillas tienen un leve color rojo.
—No quise hacerte esperar —la miro directo a los ojos.
Asiente y se despide de su hermano. Nos encaminamos a mi auto y lo abordamos, me doy cuenta que estamos solos debido a que a la hora de salir nadie nos sigue.
—Pensé que tenías un anillo de seguridad —pregunto y observo cómo se remueve en el asiento antes de contestar.
—Creo que tengo que ver un poco con eso, fue fácil manipular la situación para que me dejaran de seguir...
—Considerando que tu familia está siendo perseguida no fue una buena decisión —la interrumpo.
—Sí, pero no puedo dejar que me sigan cuando todo lo que hago es perseguir a un lunático asesino. Mi padre no se puede enterar.
No respondo y me concentro en conducir, paramos para comprar algo de comida para llevar. No fue difícil tomar una elección al pensar donde llevarla, el lugar al que nos dirigimos es tranquilo, desde aquí se tiene una hermosa vista de la cuidad.
Blair se mantuvo en silencio y distante todo el camino, parecía estar pensando bastante en algo ya que en ocasiones su vista se perdía mirando por la ventana.
Al bajar del auto observo como se queda embelesada mirando las luces que decoran la cuidad nocturna, estamos en la cima de una colina por ende tenemos el panorama de toda la cuidad. Ella se acerca al vacío y se queda observando las luces.
Me acerco a ella brindándole su comida. Nos sentamos en el suelo a comer mientras miramos la cuidad.
—¿Cuál es tu comida favorita?— pregunto, Blair me mira con una ceja enarcada demorando unos segundos antes de responder.
—Me gusta la comida japonesa —se encoge de hombros mientras se concentra en devorar su comida.
—Estación del año favorita —una sonrisa se dibuja en mis labios al ver que ella deja de comer para voltear a verme lentamente.
—Otoño —entrecierra sus ojos — ¿A qué juegas, pecas?
—¿Frío o calor? —ignoro su pregunta.
—Frío, obvio —deja su comida de lado y se gira hacia mi — ¿que estás haciendo?
—Solo quiero conocerte —soy sincero.
—Ya nos conocemos.
—Pero no de la manera que quiero —se queda muda por unos segundos, luego se gira y retoma su comida.
—De ser así... también me gustaría saber más sobre ti —dice en un tomo casi imperceptible.
Pasan unos minutos en total silencio, solo se escucha el sonido que Blair hace al comer, yo aún no he iniciado mi comida. Rememoro la conversación que acabamos de tener y una risa llega a mi captando la atención de mi compañera.
—¿Ya empezaron los delirios?
—Es gracioso que tú comida favorita sea la japonesa considerando que tú eres mitad italiana.
Un mechón de su pelo se escapa y ella lo regresa a su posición anterior, detrás de su oreja. —A pesar de ser mitad italiana no tengo tanto contacto con el país. Mi madre nos enseñó lo básico como el idioma, pero en cuanto a las costumbres y cultura no tengo la gran idea —su manera de hablar es lenta y baja, pareciera no querer recordar las cosas que aprendió sobre las raíces de su madre.
—Entiendo...—asiento suavemente— mi comida favorita es la chatarra, me gusta el invierno...
—Jayden, no tienes porque hacer esto —Blair me interrumpe dejando su plato vacío de lado.
—Prefiero el frío, no me gusta que me llames pecas ya que siento que es algo muy utilizado —se queda observándome mientras una sonrisa se dibuja en sus labios, hay un brillo en sus ojos que prefiero ignorar. En ningún momento habla solamente me escucha.
Sin notarlo las horas pasan y nuestra conversación se vuelve fluida. Intercambiamos comentarios y las risas van y vienen. Sin ella darse cuenta me va adentrando de a poco en su vida contándome sus cosas; logré que un poco de su preocupación desapareciera ya que en ningún momento se quedó viendo fijamente la pantalla de su celular como horas antes lo hacía.
Es tarde así que me paro ofreciéndole mi mano para ayudarla a levantarse, ella la toma y al estar de pie, a mi mismo nivel, nuestras manos se quedan juntas por tiempo de más. Mi mirada viaja a su rostro y a pesar de la oscuridad disfruto del brillo que trasmiten sus ojos color café, me sostiene la mirada detallando mi rostro, pero minutos después se suelta de mi agarre.
—¿Qué estamos haciendo? —pregunta, intento buscar su mirada pero ella se voltea para mirar al vacío —No quiero confundirme, Jayden. Se supone que solo... solo estas ayudándome con el estrés que estoy viviendo, pero siento que ya no es solo eso.
Agacha la mirada y sinceramente no se que responderle.
—Aunque estemos trabajando juntos, deberías dejar que todo fluya — me acerco a ella y tomo su rostro entre mis manos— lo estás pasando bien y no puedes mentirme, me he dado cuenta de eso.
Su mirada viaja por unos segundos a mis labios, siento el impulso de acercarme más y no lo ignoro. Blair no se aleja, todo lo contrario, como si fuera posible se acerca aún más a mi, siento su respiración en mi boca y mando todo al diablo cuando junto nuestros labios.
El beso es rápido e intenso, parece que todo lo acumulado en estos días explota. Mis manos viajan a su cintura apretándola más contra mi, Blair sin vergüenza alguna rodea mi cuello con sus brazos y acaricia mi nuca. Cuando el oxígeno se acaba entre nosotros nos vemos forzados a romper el beso.
—Estuve esperando mucho tiempo por esto —digo apoyando mi frente contra la suya.
—No seas mentiroso, mejor dime que esto no te lo esperabas— su respiración aún está agitada.
—Te estás subestimando, Blair. No sabes el efecto que puedes llegar a provocar en mi. —Ríe por lo bajo y se aleja de mí con dirección al auto.
—Hay cosas que quiero contarte, Romeo así que deja de tratar de seducirme y ven, vamos a trabajar —dice apoyada en mi auto con una sonrisa ladeada.
Obedezco y me dirijo hacia ella, abandonamos el lugar y nos dirigimos a una cafetería. Es tarde pero como ella misma dijo, hay trabajo por hacer.
Pienso en lo que acaba de suceder y aunque algo se remueve dentro de mi, no me arrepiento de nada. Tendré que excusarme con que era algo que estaba obligado a hacer. Aunque ambos salgamos perjudicados en el camino.
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