Capítulo IX -Señor Cali
Señor Cali
Ha pasado una semana desde los avances más importantes que hemos hecho Jayden y yo sobre la investigación. Dante nos ha servido de mucha ayuda ya que nos ha brindado información que consigue en Oxford, su influencia y el peso de su apellido hace que tenga buenas comunicaciones en su ciudad natal.
Tuve una conversación con Violeta, ella insistió en que le comentara la verdadera razón por la que estaba en Oxford con los chicos. El cuento de que Jayden me invitó a ir con él a ver a su amigo no se lo creyó. Tuve que ingeniármela para crear una historia creíble, no me gusta alardear que soy buena mintiendo pero es algo que reconozco, el crear historias para salirme de apuros es uno de mis dones. Fue fácil decirle que igual que semanas atrás mi papá me necesitaba con los Davis para unos planes de negocios y que estos sería llevados a cabo en Oxford ya que mi padre planea expandir su imperio, afirmándole que la razón por la cual estuvimos en casa de Dante fue debido a que era tarde y estábamos cansado para volver a Ashford. Fue más que suficiente para ella.
He estado poco en casa, creo que por fin hemos encontrado a alguien vivo que podría sernos de mucha ayuda, un hombre establecido en la zona rural de Ashford, es sobreviviente a un intento de asesinato que según él fue mandando hacer por el mismo diablo. Vincent Cali. Le comenté a Jayden y dijo enseguida que me pasaba a buscar para hacerle una visita al señor de ya sesenta años.
Me encuentro en la sala de estar esperando que Jayden llegue, mi hermano Bahir está sentado frente a mi tecleando algo en su computadora; lo miro detenidamente, sus cejas se encuentran levemente fruncidas y tuerce sus labios, es algo que hace desde niño cuando se encuentra muy concentrado y es cosa con la que siempre lo he molestado. Piero entra y se arroja fuerte en el sofá en el que me encuentro haciendo que de un pequeño salto, entrecierro los ojos hacia él.
— ¿Qué haces aquí? Deberías estar estudiando —Piero se encoge de hombros restándole importancia y Bahir le dirige un gélida mirada, para después cerrar su computadora.
— ¿Por qué no estás en el instituto? —Bahir se cruza de brazos mientras Piero se remueve a mi lado.
—No me siento muy bien —dirijo mi vista hacia Piero observando como hace una mueca de disgusto.
— ¿Te pasa algo? ¿Te encuentras bien? —Bahir le pregunta con algo de preocupación en su tono mientras yo espero la respuesta de mi hermano menor.
—No... —Bahir se relaja un poco — solo que no me siento con muchos ánimos hoy. No se preocupen, estoy bien — dice justo en el momento en que iba a alegar.
—Piero... si te sucede algo puedes sentirte en la confianza de decirme —digo y este me tira un beso para después sacar su celular y hacer lo que siempre hace, jugar.
Me percato de el ambiente entre nosotros, cada uno siempre está en su mundo. Bahir siempre trabaja, Piero o está en algún partido o se encierra en su habitación y yo me la paso estudiando y si tengo suerte duro más de dos meses sin ser ingresada a una clínica por mis ataques.
—Deberíamos pasar más tiempo juntos —ambos me dirigen una mirada que me hace sentir tonta por mi comentario —son mis hermanos pero desde hace mucho no pasamos tiempo juntos.
—Creo que ya sabes el por qué —la respuesta de Bahir hace que algo dentro de mi queme pero decido ignorar cualquier tipo de sentimiento que me pueda llegar a provocar.
—Quizás podamos ir a cenar juntos o algo que sea de su preferencia —nadie responde a lo que digo; miro a Piero y el esta tan concentrado que dudo que haya escuchado lo que dije por otro lado Bahir solo desplaza rápidamente su vista por la pantalla de su computadora, dudo que el este prestándome atención.
Doy un largo suspiro, a esto se limitó nuestros encuentros a estar cerca pero al mismo tiempo tan lejos. Los amo, son mis hermanos, llevamos la misma sangre pero a veces siento que somos desconocidos.
Desde hace unos años entre nosotros nació un frío que si de niña me hubieran dicho que esto estaría pasando con ellos, nunca me lo hubiera creído. Bahir al ser el mayor de los tres siempre ha sido atento y protector con nosotros, no digo que eso haya cambiado pero ya no es lo mismo, recuerdo que de pequeño le encantaba jugar con nosotros. Debo admitir que en ocasiones extraño su atención y el tiempo que me dedicaba de niña, incluso he llegado a sentir celos de la atención que él le dedica a su novia, Joanne, aunque ella no se lo merezca el siempre está ahí.
Siento que dicen mi nombre sacándome de mis pensamientos, miro hacia Bahir y él me hace seña hacia su derecha, llevo la mirada hasta donde me indica y ahí está Jayden parado observándome.
—Chicos tengo que salir, nos vemos luego —Bahir se queda viendo cada movimiento que hago con curiosidad plasmada en su rostro, al pasar por al lado de Piero percibo como esta reprimiendo una sonrisa, toma mi brazo para después acercarse a decirme algo en voz baja.
—Sabía que lo de la cena funcionaria, creo que ya tengo nuevo cuñado —lo miro indignada.
—Revisa tus conclusiones, están muy equivocadas —digo para después marcharme tomando a Jayden de la mano.
El lugar al que nos dirigimos se encuentra un poco retirado de la cuidad. Adentrándonos en el bosque empieza a invadirme un sentimiento de ahogamiento y nerviosismo, las palmas de las manos empiezan a sudarme y mi respiración a descontrolarse, no sé que me sucede, siento como colocan una mano sobre mi muslo, dirijo la mirada hacia Jayden y él me mira de una manera que me tranquiliza.
—Tranquila... enfócate en respirar —intento hacerle caso y cierro los ojos enfocándome en mi respiración. Me concentro solo en eso al tiempo que siento como la mano de Jayden se mantiene cerca de mi rodilla haciendo leves movimientos.
Cuando vuelvo abrir los ojos estamos estacionados delante de una pequeña choza, a su izquierda hay un pequeño huerto, miro alrededor y solo hay enormes árboles que oscurecen un poco el lugar, el castaño se desmonta para después dar la vuelta al auto y abrir mi puerta.
— ¿Te encuentras bien para venir o prefieres esperarme aquí? —me pregunta y mi respuesta llega rápido.
— Iré contigo —el me mira renuente pero se hace a un lado dándome paso.
Llegamos a la puerta y el toca un par de veces, a la cuarta vez un señor algo mayor con unas pocas canas en su pelo extremadamente negro y algunas líneas de expresión abre la puerta, nos mira de arriba a abajo.
— ¿Quiénes son ustedes y que buscan en mi propiedad? —habla con una voz grave y rasposa.
—Señor Cali, buenos días. Somos estudiantes y venimos hacerle unas preguntas. Sería de gran ayuda que pudiera contestar algunas —no contesta, se queda viéndonos sin algún ápice de querer ayudarnos. —Solo queremos que nos ayude y cuente su versión de la historia que ya debe imaginar que nos trajo hasta aquí —le suplico con la mirada para que acceda y parece aceptar ya que se hace a un lado indicándonos con un movimiento de cabeza que entremos.
La choza es pequeña, los muebles y el comedor están juntos y a unos pocos metros la entrada de la cocina, en una esquina hay un estante con retratos, me acerco a observar, hay una fotografía en blanco y negro de una chica con un niño muy parecido a el señor Cali, se ven muy felices; a su lado hay otro retrato pero este está a color, la misma chica pero con más años se encuentra con una pequeña niña en brazos y con el señor Cali a su lado. Todo lo demás está rodeado de pequeñas figuras de madera y los muebles que son antiguos de color verde pantano.
Vincent Cali toma asiento frente a nosotros, Jayden y yo nos miramos para después cada uno tomar asiento, el silencio reina entre nosotros, aprovecho para sacar unas hojas que traía y prepararme para las preguntas que planeo hacer, me aclaro la garganta logrando capturar su atención.
—Vincent Cali, ese es su nombre —el asiente —según tenemos entendido trabajaba para una organización de prestigio "Imperius" y fue expulsado de ahí cuando se comprobó que llevaba actividades delictivas, cosa que no beneficiaba la imagen de la empresa —me tomo un tiempo —además de que usted se encuentra algo indispuesto por cuestiones de salud.
Me quedo viéndolo para no perderme ninguna reacción por su parte, el resopla y se para de su asiento.
— ¡Vaya! Solo cuentan lo que les conviene. Sí, me quieren dar por loco y tal vez si lo esté, después de todo lo que me hicieron hacer ahí adentro— se queja dando vueltas por el pequeño espacio —son unos imbéciles, todos. Son monstruos, son malos...son monstruos. —repite las últimas palabras en voz baja.
— ¿Podemos saber quiénes son los monstruos? —inquiere Jayden acercándose lentamente hacia el señor —¿Qué cosas les convienen? —Vincent lo mira con cara de horror.
—Es el diablo —dice en voz baja mientras da vueltas alrededor de nosotros —sí, son malos, pero él es el peor... ¿Saben? Deberían abandonar esto mientras puedan porque si él los descubre husmeando donde no los llaman, vendrá por ustedes —la forma en que arrastra cada palabra me eriza la piel.
— ¿Podría darnos una dirección o algún nombre? —pregunta Jayden el señor Cali se sienta y su mirada se pierde en algún punto.
—Siempre me enviaba al bosque a desasearme de todos los demonios que lo atormentaban, a veces me costaba pensar como una persona podía llegar hacer tan cruel e inhumana como lo es el —por si solo Vincent empieza a soltar información y nosotros solo nos dedicamos a escucharlo —al principio no me pesaba la conciencia, no me importaba la moral; me pagaban muy bien, tenía privilegios pero después todo fue cambiando...todo empezó hacer diferente, ya no llevaba solo criminales... sino que otras personas también, personas que no representaban ningún peligro para él, pero estaba totalmente desquiciado... aquella noche cuando no soporté mas e intenté escapar empezaron a perseguirme, el me había mandado a matar, había hecho un pacto con el diablo y me tocaba pagar.
Trago profundo digiriendo el remolino de información captada.
— Casi llegaron a matarme pero la experiencia jugó a mi favor, había trabajado con ellos y sabía cómo funcionaban, estuve escondido durante años, perdí la conexión con el mundo y poco a poco mi estabilidad fue decayendo hasta que hace un par de años fui encontrado y diagnosticado con un reporte de salud mental mediocre declarándome como un viejo loco y así ellos perdiendo el interés por mí. —Observo cómo sus ojos se llenan de lágrimas —se que ha vuelto, por eso están aquí ¿Cierto? Volvió a salir a cazar sus presas y vendrá por mi... vendrá por mi —al final se le corta la voz
Finaliza para después dirigirse hacia la cocina y tomar un vaso de agua, el nos brinda pero el castaño y yo nos negamos a tomar.
—Yo le creo —dice Jayden —creo su versión de la historia, se que desde hace tiempo algo está mal en Ashford, que las personas de poder abusan de su posición y toda la manada de psicópatas que se mueven en el pueblo.
No sé si podría decir lo mismo que Jayden, ¿Realmente hay algo mal en Ashford? Los pocos recuerdos que tengo de mi infancia son felices, no recuerdo de noticias y crímenes atroces en el pueblo. La única mancha en mi pasado es la muerte de mi madre de la que aún no me animo mucho a recordar, se la causa de su muerte y la de mi enfermedad pero hasta el momento con eso me conformo, nunca le hice preguntas de mas a mi padre y no tuve la curiosidad necesaria para indagar.
Lo poco que nos ha dicho este señor me deja a entender que esto es resultado de las ordenes de un solo hombre. Ha dejado muy en claro el miedo que le tiene y las barbaridades que hizo en nombre de este hombre, lo curioso es que lo llama diablo y no puedo evitar preguntarme si es debido a su físico o por sus acciones.
Jayden y yo nos despedimos del señor y nos dirigimos hacia la salida me volteo y observo como el señor Cali se queda observando la fotografía que minutos atrás yo revisaba, hay tristeza y nostalgia en su semblante, siento como algo en mi pecho se arruga y no quiero sentir algún tipo de pena hacia él, siendo consciente de su estado.
Vamos en el auto y la escena no sale de mi mente, no puedo imaginar lo mal que se debe sentir estar totalmente solo y extrañar a alguien
—Es muy triste —Jayden posa su mirada en mi —vivir solo, estar solo y no poder salir a buscar a esos que amas. No tener a nadie que este para ti y quedarte por el resto de tus días sin el conocimiento de que fue de ellos.
Se queda callado por unos minutos —Es triste si, pero también lo es tener que cargar con la conciencia de que le hiciste daño a los que amas, vivir con el miedo de llevarlos a tu mundo o peor aun tener el peso de que se fueron por tu culpa —miro su perfil, su músculos se encuentran tensos y hace presión de mas sobre el volante.
— ¿Has tenido ese sentimiento? — no dice nada y yo me arrepiento de haber preguntado.
No volvemos hablar en todo el camino, cuando llegamos a mi casa el anochecer empieza a caer el apaga el auto y nos quedamos dentro.
—Todo fue algo pesado — dice con la vista al frente y soltando el aire que al parecer retenía —quizás debamos tomarnos unos días de descanso — lo miro confundida.
— ¿Pasa algo? si te incomodé con alguna pregunta no fue mi intención.
—No te preocupes, no tiene que ver contigo, es por asuntos personales.
Decido no protestar y respeto su decisión. Asiento y me despido para entrar a la casa, esta todo solo y la oscuridad empieza a hacerse notar hay unos cuantos hombres de seguridad pero los ignoro cómo lo he estado haciendo las últimas semanas después de haberle pedido que no se me acercaran, sin ánimos subo a mi habitación y como si algún ente me hubiera quitado el alma me dejo caer sobre mi cama.
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