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Capítulo 3: Rituales y sueños de sangre

Capitulo 3:
Rituales y sueños de sangre.

Tal vez aún siga dormida...

Es posible que no haya despertado.

Que sigo atrapada en una pesadilla, con la diferencia de que llevo más tiempo flotando en ella. Sin nadie que me saque de aquí.

Tal vez mi padre este preparando el desayuno y espera que salga de mi habitación.

O tal vez está dormido, triste por la muerte de mi mamá.

Si, eso tiene sentido.


Me siento muy expuesta sin ropa y con el aire gélido besando mi piel desnuda, erizandome los pelos no solo por el clima helado sino por todo lo que ha ocurrido y sigue sucediendo. Las lágrimas han cesado un poco pero, aún persiste el riesgo que corre mi padre de morír. ¿No hay nada que pueda hacer?

Si es que esto es real...

No puede ser real. <<Estoy dormida... ---- me digo ----Esta es otra pesadilla del cual voy a salir. Una pesadilla. Una pesadilla. Una pesadilla. Una pesadilla. Una pesadilla. Una pesadilla...>>

---- ¡Que comienze el Sostilcio Oscuro...! Exclama Jobalet y los demás que sí andan vestidos, elevando las manos al cielo.

Gritos de júbilo. Cantos de festejo.  Noche fría y antinatural. Columnas de fuego queriendo tocar las montañas. La gente que danza desnuda se agrupa alrededor de la pila dónde yace mi papá con el cuerpo teñido de carmesí, las ropas desgarradas y la mirada muerta: Atado en un tronco delgado, colocado para soportar su peso al instante que unos prenden fuego a la montaña de escombros que no distingo bien por culpa de las sombras.

--- ¡No, por favor! ¡¡Basta!! Nadie me oye, la candela  se propaga lentamente hasta el cuerpo de papá mientras la gente recita con las manos alzadas al cielo, enlazando cada uno sus brazos como un grupo unido en tanto que se balancean alegremente ante el chivo expiatorio...

--- ¡¡Basta!! ----grité a todo pulmón al ver cómo incitaban a las llamas rozarlo a él, el miedo, el pavor, la furia y la desesperación incrementa en mi interior con cada segundo que transcurre ----¡¡¡Alejense de él, malditos!!!

Jobalet y un anciano que estaba a su lado me miran y se echan a reír. Desgraciados... Las ramas marchitas bailan al son del viento tempestuoso, cómo si predijera lo que acontecerá a través de la siniestra melodía que flota en el aire desde la garganta de la locura...

Las llamas rozan su piel...

<<No es real...>>

Lentamente la ignición serpentea sus piernas como culebras violentas y agresivas de color naranja, azul, rojo, y amarillo... emitiendo un brillo cegador en medio de la oscuridad...

<<No es real, es solo una pesadilla...>>

Olor a quemado. Cuerpo inmóvil. Me estremezco ante la escena que se reproduce delante de mis ojos rasgados de tanto llorar...

<<Es solo una pesadilla, pronto vas a despertar...>>

Un grito desgarrador, atormentado e iracundo se desata en medio de la macabra melodía salvaje y antigua de los presentes...

<<Ya va a acabar,  ya despertarás y volverás a ver a papá...>>

De repente,  percibo una señal de cordura en su mirar mortecino, recobrando el sentido en el instante en que nuestras miradas se cruzan al fin.

<<No es r...>>

Sus labios se abren par formar una palabra que, aunque no las escucho por la distancia que nos separa, sí entendí la oración susurrada...:
" ---Lo siento." Su expresión eremita, grave, cansina y desolada es lo último que veo antes de que la hoguera tragara su silueta abandonada. Se tragara sus gritos de dolor y angustia...

<<No, no, no, no, no, no, no, no...>>

Lágrimas salen de mis párpados como un manantial que se desborda a medida que un sentimiento de desgarre se anida en mi alma. Un vacío en el estómago. Un río de desesperanza y desaliento expandiendose en mi pecho.

<<No lo entiendo... ¿Acaso no estoy dormida? En mis pesadillas, este es el momento en que despierto, cuando el  daño ya está hecho y sufro creyendo que es real y no lo es...>>

El incendio crece con cada soneto  que asciende en un lenguaje ilícito, hasta sonar un ritmo frenético carente de sentido. Mi padre grita a través de la llamas resplandecientes.

Mi corazón, ya agitado, aumenta alocadamente el ritmo cardíaco al verlo arder...al verlo padecer... sufrir...agonizar...

Y es real.

Dios mío.

No estoy soñando.

Es real.

El fuego lo está quemando.

Y yo...yo...

Sus bramidos se extinguen hasta escucharse solamente el crepitar de las flamas que lamen su figura carbonizada, desfigurada.

Está muerto.

Un silencio asfixiante reina repentinamente a través de la noche inculta, un estado taciturno que dura muy breve...

Cuando mis alaridos de terror y sufrimiento rajan la esencia intangible e involuntaria con  que respecta a los delirios que me ahogan.  Los malos sueños que confunden mi horizonte. Los desvaríos que ciegan mi razonamiento, haciéndome dudar de lo que es real o irreal. 

Lloro.

Me retuerzo con cólera contra las cadenas que me atan a esta piedra áspera que yace bajo el cielo descolorido, casi gris, con una luna fantasmal, bella y terrorífica teñida del color de la tinta. Lucho para librarme de esta espantosa ceremonia y huir. Tan lejos como pueda. Y si no, matarlos a todos. 

Ya no tengo nada que perder. 
No tengo posibilidades de sobrevivir si sigo aferrandome a la moral y a la  pureza que carece estas tierras tenebrosas sin nombre o cordura alguna. Solo mora aquí la vileza.

Se supone que es una simple pesadilla. ¿No?

<<¿Cómo puede estar sucediendo ésto si solo ocurren en mis sueños y no son reales? Por alguna razón, he tenido estos sueños que no solo me han perturbado... También me han mostrado cosas que no deberían suceder. Pareciera que mis pesadillas fueran visiones y no meros tormentos de la conciencia.>>

Tardo un rato en darme cuenta que la multitud se congrega entorno a mí,  mudos, observando a la chica que trata de liberarse mientras llora por la perdida.

Sigo sin poder asimilarlo...

Está muerto.
Se ha ido.
No está aquí conmigo.
Y es culpa mía...

No hice nada para salvarlo.
Solo me engañaba al creer que esto no estaba sucediendo realmente. Que estaba soñando. Que no era real. Es mi culpa que no sepa distinguir la realidad. Es mi culpa no haber sido lo suficiente fuerte para afrontar la verdad. No haber hecho caso a las advertencias, sea quien sea que las haya escrito, tuve que decirle para que huyeramos prontamente...

----Eres nuestro tributo ahora ----murmura uno de los ancianos que anda vestido----con tu sangre  pondremos contenta a nuestra deidad suprema. Ya eliminamos un obstáculo del camino, al fin perteneces a esta tribu.

No entiendo lo que dice hasta que armé en mi mente las piezas del rompecabezas que no había encajado antes...

---Así que mataron a mi padre por capricho ----digo entre dientes, no es una pregunta ----Todo eso de "sacrificarlo para que pague mis pecados" solo era una maldita excusa para retenerme ustedes. A la final me matarán.

---No pensaste que te librarías de nosotros. ¿Verdad?

---  ¡¡¿Que quieren de mí?!! Ya he hecho esa pregunta muchas veces.

---No se trata de lo queremos, sino de lo que la Diosa Sin Rostro desea,y ella te quiere a ti, niña ----estas personas están locas ----Por ahora, solo serás la doncella que representará a la Madre de Horrores, y cuando llegue la Oscura Luna Negra, serás entregada en sacrificio a ella...hasta que nos diga lo contrario la diosa, claro. Por ahora, celebramos entregar a nuestra deidad un excelente tributo... ¡¿Y quién mejor candidata que la "Niña Sin Nombre"?!

Iba a decir algo pero se me olvidó. Solo me quedé estupefacta al oír ese apodo que me pusieron: La Niña Sin Nombre.

--- ¡¡¡¡Mi nombre es Esther Lee!!!! Exclamé a gritos para hacerme oír entre los extraños cánticos que profanan los presentes tras el discurso de Jobalet. Nadie me oye excepto una mujer que creo que fue uno de los que me golpearon, me mira con odio.

---No puedes engañarnos, sabemos lo que eres y lo que hiciste, engendro maldito. Dice, se aleja con los demás y me quedo  sola,  encadenada y desnuda bajo la noche espectral. Con miles de preguntas sin respuestas. Millones de dudas sin aclaratorias.

Mi padre murió, lo asesinaron una multitud de gente perteneciente a un clan aislado de la sociedad que no era lo que parecía.

Confirmando mis temores: no estoy en Oregón, o en alguna zona poca conocida como me hizo creer papá, sino en una isla cuyo nombre no lo conozco tampoco.

No estoy dormida.
No estoy soñando.
Esto no es una pesadilla.

Es el infierno.

Y es real.

***


Cuando abrí los ojos, me quedé perpleja por lo que ví. Estoy dormida mientras veo a mi otro "yo" durmiendo sobre el altar. Me veo a mí misma durmiendo. Teniendo en cuenta las circunstancias narradas esto es una situación bastante extraña y confusa, es decir, mi cuerpo físico descansa en tanto que mi alma o subconsciente flota o se mueve libremente, sin un recipiente que lo ate. Me recuerda a un cuento de terror que leí hace tiempo pero ya ni recuerdo el nombre...

O estoy dormida.
O tal vez he muerto.
Me pregunto qué rayos está sucediendo. Como respondiera mi pregunta,  capto a la multitud caminar hacia determinado sitio. Contra mi voluntad, mi cuerpo onírico es arrastrado por fuerzas invisibles y desconocidas hacia el escenario que se está desarrollando frente a mis ojos...

La gente se congregó durante la festividad que daba inicio al Sostilcio Oscuro, se congregó en el interior del templo que ha sido construido por sus ancestros desde hace siglos al pie de una colina alta...

La frustración por no poder controlar mis movimientos es reemplazado por pánico al sentir un helado terror acariciando mi espina dorsal a medida que algo desconocido me arrastra contra mi voluntad. Intento calmar mi respiración, en vano. Voces extrañas resuenan en el pecho hueco del viento en un idioma antiguo que termino por entender para mí confusión, voces que me explican lo que sucede ante mí. Voces que parecen narrar un cuento prohibido...

---Los preparativos están listos ----dicen las voces al oído ----Solo falta saber la voluntad de la Diosa Sin Rostro...Por eso están ahí...

Envueltos en la oscuridad. Inmóviles. Callados.

---Solo uno hablará con ella... ----continuan contando estando yo inmóvil, solo mirando como una expectadora la noche escena que se produce ante mí al mismo tiempo que hablan las voces ----Jobalet, la Sacerdotisa Sangrienta, junto a su esposo Hokal, el Sacerdote de Fuego, avanzan juntos hacia la estatua del ídolo que tanto temen y veneran. La estatua hecha en arcilla de la Diosa Sin Rostro, con su cuerpo femenino, sensual y el rostro oculto por una marcará sin rasgos faciales, junto a una cascada de cabellos ondulados y largos. La pareja suben peñascos de escaleras que suben al templo dónde yace la pieza mencionada, antes de llegar al último escalón,  se desvisten ahí mismo para simbólizar "respeto" hacia la diosa.

Sin comentarios.

---Según las leyendas, es tradición proveniente de los ancestros andar desnudos durante las celebraciones que se realizan al cambiar los ciclos. (En el caso de su cultura, al llegar el invierno, verano, otoño y primavera; aunque las más importantes son las dos primeras.) ----dicen las voces, con miedo en sus tonos ----Simboliza respeto, entrega, devoción y representación de su figura tanto poderosa como misteriosa. Se dice que la diosa no usa ropa ni nada y por eso hay que imitarla cuando se hace algo en su nombre. En cuanto a las máscaras sin rasgos faciales para simbólizar a la diosa, para recordales que cada uno es hecho y creado por ella, y están vivos gracias a ella.

Jobalet y su esposo llegan al altar donde yace la estatua, se arrodillan y besan los pies de la figura hecha en arcilla antes de alzar su mirada a "ella" y recitar en idioma antiguo unas frases que se traducen de este modo...:

---Diosa, Madre y Doncella, sagrada eres por siempre y eternamente, revelanos tu voluntad para con tu pueblo congregado en honor a tu presencia...

Dicho esto, una voz suave, hermosa y extraña, resonó a su alrededor por medio de ecos, uno muy  seductor y frío.

---Pueblo mío, hijos míos...

Al instante, todos los presentes se arrodillaron con la cabeza gacha. Las voces que me hablaban se callaron. Una brisa helada parecía congelar las rocas de la cueva. El ambiente se vuelve pesado. Lo que sea esa "deidad" posee una presencia bastante imponente.

---Hemos venido a tu sagrada presencia a darte noticias. Susurra Hokal.

---Los escucho...

----Tenemos a la Niña Sin Nombre, ha regresado de las tierras del otro lado del mar, tal como tú lo has previsto. Está atada en el altar de sacrificio, solo falta conocer tu voluntad: tu elección con respecto a la joven. Si morirá o no. Dinos y se te cumplirá, oh, diosa nuestra...

---La niña extranjera por fin se quedó dormida: Los eventos que presenció y las lágrimas que derramó la agotaron tal que se durmió sin necesidad de sedarla ----las voces parecen temblar al decirme ----No la moverán de ahí hasta que la deidad que tanto adoran y temen les muestre su voluntad, y les declare al pueblo reunido su decisión: Con respecto a la joven que será entregada en sacrificio.

No.

---Oh, por supuesto que sí ----susurran ----ahora veamos que decidió finalmente la Diosa Sin Rostro...

---Me complace oír las buenas que traen mis hijos ----comenta la voz fría y seductora ----Ya me alegra tanto que mi pueblo dependa tanto de mí, pues da la casualidad de que he cambiado de opinión con respecto a ciertos planes... sí, quería la vida de la chica, pero creo que ciertas circunstancias me permitirán al fin hacer lo que debí hacer con esa niña desde el principio...

---Entendemos. Murmura Jobalet.

---Perfecto, pueden obrar como les he indicado...

---Si embargo, el pueblo está... aún sediento de sangre, hambriento por saciar su irá y su sed de venganza contra la niña que tanto dolor nos causó en el pasado...

---Entiendo, entiendo, y tienen toda la razón. Es por eso que por este año les permitiré el Ritual del Castigo, solo y con la condición de que no la maten, si cumplen mis deseos les recompensaré...

---Tus deseos es nuestra voluntad. Terminan diciendo al unísono la pareja frente a la estatua.

La multitud se pone de pie y empiezan a cantar en un idioma extraño, frenético y sin lógica. La escena es horrible, salvaje.

---Así que vivirás por un poquito más de tiempo...

Silencio.

De repente, no estoy en la cueva sino de vuelta a dónde se ubica mí cuerpo inconsciente. No he despertado. Solo regresé a este lugar, preguntándome qué está pasando.

--- ¿Esther?

Me quedo inmóvil al reconocer la voz que susurra mi nombre, sin poder creer que esto siga sucediendo. <<Seguro es un sueño, no hay otra explicación lógica...>> Es lo que quiero creer. No puedo creer eso, no al ver cómo la figura fantasmal de mi padre se materializa frente a mí, con las ropas desgarradas, la piel pálida y los ojos enrojecidos, tiene un aspecto desastroso, pero el aroma de su perfume y el abrazo imprevisto que me ofrece...es muy, muy, muy real.

Estallo en llanto.

No lo puedo evitar.

Está muerto.
Está conmigo.
Y nada de eso tiene sentido.

---No entiendo. ¿Qué...?

---Desgraciadamente no tengo tiempo, debo volver para poder alcanzar a los otros si queremos sobrevivir.

---¿A dónde? ¿Al cielo...o al infierno?

Sigue fresco en mi memoria las predicaciones del pastor del local evangélico donde se congregaban mis padres.

---No lo uno ni lo otro ----su respuesta me pilla por sorpresa ----Es algo mucho peor, y si no tienes cuidado te pasará lo mismo, o creo que incluso tu destino será peor que el mío. Ay, lamento haberte traído a este lugar. Creí que era una buena idea pero...

---No te sigo.

---Tienes que irte.

---¿Como? Me tienen atada y parace que van a sacrificarme.

---No lo harán, los planes de la Diosa Sin Rostro han cambiado porque sabe cuan valiosa eres.

---¿De qué hablas? ¿Y esa diosa es real? Lo que dijo en la cueva... ¿como es posible que...?

---Un momento...¿viste y oíste todo lo que sucedió en la cueva dónde se reúnen esos salvajes? ----asiento con la cabeza, atemorizada por su preocupación ----Ay no, no, no, no, no es posible que hayas logrado ver todo eso. Es muy, muy malo. Es grave. Confirma lo que tanto temíamos tu madre y yo.

---¿A qué te refieres? ¿No sé supone que es un sueño?

---No, mi lady, me temo que es real ----me mira fijamente a los ojos con expresión angustiada ----Todo lo que ocurre en éste mismo momento es real. No es un mero sueño. Tienes la capacidad de hablar en sueños y presenciar lo que ocurre estando tú dormida.  Es tanto un don como una maldición. Así que úsalo prudentemente, tienes que tener cuidado. Y pase lo que pase, no permitas que la Madre de Horrores te encuentre.

Me sobresalto al oír ese nombre, y mi padre lo nota porque frunce el ceño.

---¿Sabes quién es?

---No, pero creo haber oído su nombre en sueños. Y hoy, cuando te quemaron... ----me atraganto al pronunciarlo ----Mencionaron ese nombre y sentí un deja vu, una extraña sensación al oírlo, cómo si la hubiera conocido hace tiempo...

---Esther...debes irte de aquí.

---¿Como? Estoy atrapada, atada y está gente quiere matarme sin motivo...

Un gemido de dolor escapa de sus labores mientras se dobla.

---¿Papa?

---No me queda mucho tiempo.

La palanca "tiempo" me hace recordar algo que quería preguntarle desde la mañana. No sé si es un momento inoportuno pero dudo que podamos seguir hablando por mucho tiempo.

---Papa... ¿Acaso es verdad que soy adoptada?

La sorpresa y confusión que destellan sus ojos me lo confirman...

---Sí, pero... ¿Como lo supiste? Creí que tú mamá te lo dijo antes de morir, y después de confirmar hoy que no sabías nada pensé en decírtelo en la tarde. No creí que esto llegaría a ocurrir.

---Yo tampoco.

Entonces me acuerdo de las notas anónimas. Luego volteo para ver a la multitud salir de la cueva.

---¿Que pasa si...? Empecé a preguntar cuándo me doy cuenta que él ya no está. Desapareció. Reviviendo en mi pecho el dolor del luto...

***

Volví a despertar.

Y por primera vez no abrí los ojos con sobresalto, simplemente miré a mi alrededor, conciente de que aquel sueño...era real.

Fue real.

Ahora sé que pasó mientras dormía. El problema es que sigo sin saber cómo escapar de esta situación. Tarde o temprano harán algo horrible, lo sé. No estoy segura en qué consiste ese Ritual de Castigo pero, definitivamente no es bueno para mí. Tengo que salir de aquí.  ¿Cómo? ¿Qué debo hacer para liberarme y huir sin ser atrapada? Hace rato que amaneció por lo que veo, un pesado silencio arropa el bello alba que sale del horizonte, miro mi alrededor y no veo a nadie, estoy sola, excepto por una chica de mi edad que lleva en su mano un cuenco de barro donde yace un líquido espeso y nauseabundo...

<<Estás personas no dejan de sorprenderme... ¿Qué es este pueblo tan espantoso? ¿Qué piensan hacerme? >> La apariencia de la joven es extraña y espeluznante, ataviada de ropas oscuras con un estilo similar al de una monja y el rostro oculto por una máscara blanca sin rasgos faciales... trayendo consigo recuerdos del sueño anterior, de la visión que me mostró las voces que me arrastraron hacia el nido de asesinos, enseñándome algo: todo lo que hace esta gente lo hace por esa diosa. Y creo que es tan real como yo. Pero sigo sin poder creerlo, todo esto suena a un cuento jamás contado. Olvidé que en pocos días se acerca la Luna Negra, si no mal recuerdo para ofrecerme como tributo, ser sacrificada en nombre de la "Madre de Horrores..." (Pudieron haber buscado un mejor nombre.) Y así vengar ellos la muerte que supuestamente... ¿Les causé? No olvido el odio y desprecio que me tienen. Creí que era por ser extranjera, por no permitir formar parte de la comunidad de esta tribu, pero ahora sé que es algo más complejo.

Mientras la joven me mira fijamente... (sintiéndome más incómoda de lo habitual, pese a que ya no estoy desnuda, no sé quién me puso una sábana blanca encima.) Trato de hacer memoria los sucesos anteriores que me condujeron a este momento. 

En resumen, me mudé con mi padre creyendo que este lugar era un pueblo olvidado de Oregón, estados unidos. Desde que salimos de Nueva York he estado durmiendo por causa de un sueño pesado que no lograba liberarme, cómo si me hubieran sedado, y para olvidar esa molestia de haber perdido a mi madre abracé a los sueños, cuyas pesadillas no me atormentaban gracias a unas pastillas que me recomendó una doctora.

Hasta que llegamos a este lugar y fue cuando me ví obligada a despertar, no sin ignorar una extraña sensación, cómo si tuviera lagunas mentales que debería recordar, aferrarme a los pequeños detalles. Me quedé en shock al ver este lugar tan aislado y diferente. Lo odié y estaba atemorizada de este sitio sin motivo alguno. Al cabo de los días sufrí las mismas pesadillas que padecía antes de morir mi madre. Al día siguiente recibí notas anónimas. Anoche empecé a tener visiones y fui testigo de hechos terroríficos además de la muerte de mi padre. Y ahora voy a ser castigada por medio de sus  rituales porque tienen planeado hacer algo conmigo, pero desconozco qué podría ser.  Solo debo esperar mi destino para resignación mía. Nadie va a ayudarme. Y si bien estaba asustada ayer, hoy estoy furiosa: Por lo que le hicieron a mi padre y lo que quieren hacerme a mí.  No hallo cómo salir de aquí. Aún si pudiera liberarme... ¿Qué posibilidades tendría para sobrevivir?

Vuelvo a caer en el sueño sin recordar cómo. Varias veces salgo al sufrir una pesadilla y vuelven a sedarme con el olor de una flor negra que luce como una orquídea. Estoy en esa situación frustrante hasta que, finalmente, despierto desorientada...

O al menos creo que desperté.

<<¿Estoy dormida o despierta...?>> Me pregunté al ver que estaba acostada en una camilla del hospital. Miro mi entorno confundida por el hecho de que, si no mal recuerdo, estaba atada a una piedra de sacrificio en un horroroso lugar.

---  ¿Esther Lee?

Volteo para ver al policía que anda acompañado por otro oficial saliendo de las sombras del rincón por causa de la poca iluminación.

---Sí. Me tenso al no saber qué sucede, o el motivo de su presencia.

---Soy Timothy Li, del FBI ----se presenta el joven que parece una versión joven del actor Jet Li antes de señalar a su colega ----Y este es oficial Brandon Golmand, si no le importa, queremos hacerles unas preguntas.

---No entiendo... ¿Cómo llegué aquí?

---Entiendo que esto debe serle muy confuso tras lo sucedido.

--- ¿De qué hablas?

---Cuando la encontramos usted nos dijo que lograste escapar de un sitio donde una comunidad aislada intentó matarla desde que escapó de su cautiverio.

--- ¿Así?

Empiezo a sentir alivio. ¿Logré huir de esa isla infernal? ¿Cómo? No recuerdo haberlo hecho. Suena demasiado bueno para ser verdad.

--- ¿Y los que me estaban persiguiendo...?

El joven hace una mueca.

---No creo que quieras saberlo, pero tranquila, ya no volverán a molestarla ----se sienta al lado de la cama ----sin embargo, nos interesa saber lo sucedido.

---Es que no recuerdo nada, mi mente está en blanco.

Frunce el ceño.

--- ¿No recuerda si quiera cómo mataste a las personas que te hicieron daño? ¿Cómo despedazaste a cada uno de ello, aquellos que mataron a tu padre e intentaron asesinarte?

Me quedo en shock al oír eso.  ¿Qué...?

--- ¿Qué pretende decir exactamente? Le pregunto en un susurro. 

---No pretendo nada, solo se lo digo claramente para que no haya malentendidos: Esther Lee, se encuentra bajo sospecha de homicidio multiple a una comunidad entera teniendo cómo prueba un vídeo que usted grabó en su teléfono. 

Esto no está pasando. No puede ser...

----Aquí está el vídeo.

Cuándo lo reproduce, no veo a una chica sino a la niña que me perseguía en una pesadilla anterior, la que intentó matarme antes de esconderme en un lago. Veo como la sangre baña la escena, cómo pedazos de miembros humanos están regados en desorden por el suelo en charcos escarlatas antes de que silueta borrosa y fantasmal atacara la cámara con violencia...

---Disculpe oficial, esa no soy yo.

----Me temo que sí.

---No, no lo hice. Respondo.  ¿Por qué no me cree? ¡¿Que demonios está ocurriendo?! 

----Tenemos pruebas, Esther Lee, no trate de ocultarlo ----parece que está a punto de perder la paciencia antei histeria ----sabemos lo que les hizo a esas personas, el vídeo lo confirma, solo explicanos el motivo.

---¡¿Qué está diciendo?! ----exclamo sin poder evitar en sentarme de la cama con pánico, o al menos intenté sentarme, porque supe para mí perplejidad que estaba atada a la cama con esposas ---- ¡¡Yo no hice eso!! ¡Quitenme esto! Todo es un malentendido...

Se me quiebra la voz tras romper en llanto. <<Esto no está pasando. No es posible. No entiendo porque sigue sucediendome esto...>> Los policías se levantan y yo lucho por liberarme de estás esposas exigiendo que me liberen. No parecen oírme. No me oyen. Grito. Grito impotente antes de darme cuenta que no suena voz por mucho que grite. El tiempo transcurre con lentitud mientras ellos hablan con una enfermera quien me parece familiar...

Al igual que la jeringa que saca de su bolsillo.

Me retuerzo asustada al recordar los horribles pinchazos que me daban, lo cual no es eso lo que me aterra, sino el horrible pozo que caía cuando me sedaban, las pesadillas que padecía, lo frustrante no poder despertar de un sueño que luchas por escapar. Las jeringas prolongaban aún más esos periodos de sueño y, así mismo, las pesadillas, tan vívidas y asfixiantes.

No puedo huir, estoy atada a esta camilla.

Grito, pero mi voz no perturba el aire.

La enfermera se acerca al irse los policías. Se acerca y clava la aguja en mis venas. Siento la droga recorrer mi organismo como si fuera veneno. Percibo los efectos al sentir mi cuerpo pesado antes de desplomarme por completo y sin poder mover ningún músculo. Mi mente y mi sangre está agitada, me late frenéticamente mis latidos hasta dolerme el pecho. Hay mucha iluminación. La luz artificial es cegador y molesto. Desde que desperté me ha resultado desagradable, y mi aversión empeora aún más al notar que esa pésima iluminación me impidió notar que la enfermera lleva puesto la máscara blanca de la Isla Prohibida.

Espera... ¿No sé supone que están todos muertos? (Pese que yo no fui quien los masacró.) ¡¿Cómo llegó aquí?! ¿Cómo sobrevi...?

Me toma desprevenida al sentir sus labios sobre mis pechos. Usando las manos para rasgar la bata y dejar al descubierto mi desnudes.

No puedo moverme.
Quiero pedirle que se detenga.
Que no me toque...

¡¡¡¡Basta...!!!!

***

El cielo teñido del color de la sangre es lo primero que ven mis ojos al abrirlos. Respiro entrecortadamente, buscando aire. Me abofeteo mentalmente al no reconocer lo irreal. <<Es otra pesadilla, volví a quedarme dormida, es muy frustrante repetir esto...>> Pese a que está realidad luce como un sueño infernal: una pesadilla dentro de otra pesadilla.
La Luna Oscura cuelga del cielo carmesí como una esfera bañada en tinta, desprendiendo un brillo extraño que ilumina a la multitud reunida...

Dios mío...

Cuerpos desnudos que huelen a sudor. Unidos. Algunos encima de otros. Besos por ahí y unos por acá. Sexo. Morbosidad. Lujuria. Deseo. Todo eso alrededor de la pesada y enorme estatua de arcilla  de la Diosa Sin Rostro, erguida con soberbia e imponente en el centro del escenario depravado dónde realizan la orgía.

Y yo estoy cerca de ellos. Me cambiaron de sitio. Atada las manos y los tobillos. Mi cuerpo yace en algo parecido a una camilla de mármol completamente desnuda, a excepción de unas joyas que adorna mi cuello, mis muñecas, tobillos y rodillas, incluso una diadema, todo hecho de rubí y oro para mí sorpresa. Mi piel lleva grabado unos símbolos extraños y antiguos que parecen habermelo pintado con tinta negra tanto en el torso, los brazos y muslos. Me pregunto si me pintaron el rostro. Está fresco el clima. Me sobresalto cuando cuando unos alaridos, proveniente de la orgía, rompe la noche, dandome cuenta el motivo por el que la mujer produjo ese grito: un hombre la penetra violentamente desde atrás. Pienso que le está haciendo daño si no fuera por la expresión de gozo de ella. Lo está disfrutando. El sonido de sus cuerpos chocando una y otra vez se mescla con el de los otros. Hay otra que está siendo penetrada tantos por delante como por detrás...
Una que monta encima de su pareja.
Unas tres personas acariciandose y besandose alternativamente.
Posturas extrañas pero fogosas practicadas por jóvenes.
Algunos parecen hacer esto por primera vez.
Otros en cambio tienen experiencia.

Volteo para no verlos. <<Es demasiado tarde, ya lo ví.>> Igual. No puedo. No es correcto. El problema es que, una pareja que está a unos metros de mí se acuestan en la arena mientras se besan. Mierda. Ya no hay donde apartar la mirada. El ambiente hace que mi cuerpo también lo desee para mí vergüenza. Nunca he estado con un chico. Nunca he hecho aquello. Al cabo de un rato se escucha un canto. Poco a poco la actividad se detiene y todos se levantan. Unos hombres altos y músculosos levantan la camilla dónde estoy acostada y lo levantan, conduciendome a la cueva que soñé la otra vez. No está muy lejos. Forcejeo pero en vano. Estoy débil. No he comido y la sed está empezando a torturar mi garganta.  Las voces se alzan en una melodía apresurada hasta aumentar la intensidad del ritmo por los ecos que resuenan. Tensa, inmóvil y nerviosa por estar a varios metros del suelo, los hombres suben las escaleras que conducen a otra estatua de la deidad maldita. El cantico adquiere un tono salvaje e incoherente. La terrible hoguera ardía.

Al llegar me colocan al pie de la estatua. Y sin darme cuenta varios me sostienen los brazos y los tobillos antes de que alguien corte las cuerdas. Desgraciados.  Forcejeo con la esperanza de tomarlos por sorpresa pero no puedo.  No tengo como liberarme, y me pregunto si en verdad me matarán, si es así como moriré...

Rompo en llanto.

Estoy asustada.

No quiero morir así.
Tengo miedo del dolor que se avecina, de lo último que veré antes de se extingan mis latidos, recordando la muerte de mi padre...

Alguien se acerca.

Todos llevan máscaras al igual que el individuo que alza su daga, cuyo reflejo desprende un brillo reluciente...  

Mi mundo se detiene.

Voy a morir...

Sangre negra me rocía el torso y el vientre. Sangre helada.  Me quedo sin palabras al ver cómo el recién individuo echa su sangre encima mío tras abrirse una enorme herida con el filo de la saga.

¡¿Qué sucede?! La  voz familiar de Jobalet resuena en un idioma extraño que termino por comprender para mí  confusión.

---Esta noche, para darle comienzo al Sostilcio Oscuro y el inicio de la Luna Negra nos hemos reunido para celebrar el reinado de nuestra deidad suprema. Como tributo ofrecemos a esta joven que menosprecio la piedad de nuestra creadora, que huyó a tierras extranjeras regresó gracias a los hilos del destino que mueven nuestra madre ----entonces dice lo siguiente ----cuya voluntad será obedecida y cumplida: en este día, en este momento, cuando la Luna alcanza su punto más alto, la Diosa Sin Rostro que duerme en este instante tomará como huésped a este tributo. Reclamará el cuerpo y alma de la joven, no quedará rastro de la Niña Sin Nombre, solo a la Madre de Horrores quien tomará lo que es suyo por derecho. 

Cantos de júbilo se unen tras el discurso de Jobalet, en tanto que trato de procesar la información para entender finalmente su propósito, y no me agrada...

¡¿Pretenden que un espíritu maldito vaya a poseer  y tomar control de mí  cuerpo y alma?!

No, no, no, no, no, no.
Ya no sé qué es peor: ser sacrificada y morir, o ser poseída por una deidad antigua y poderosa que carece de buenas intenciones.

---En nombre de la Diosa, Madre y Doncella damos comienzo a la ceremonia ----Jobalet se acerca y la veo, poniéndose en el lugar del individuo que cargaba la daga, al verla no puedo evitar en sentir odio, antes de notar que sostiene un jarro de barro que parece contener un líquido espeso y oscuro ----Con el permiso de nuestra reina, voy a derramar su sangre preciosa sobre el tributo elegido, para que el intercambio se haga presente.

Espera... ¡¿Me van a bañarme con su sangre para que la Madre de Horrores cumple la posesión de mi cuerpo con éxito?! Lucho, me retuerzo atemorizada por la suerte que me ha tocado. Sin saber si moriré, me extinguiré o simplemente sufriré conviviendo con otra alma que invadirá todo control o derecho de mi ser. No quiero. No puedo. No...

Me quedo inmóvil cuando la sangre, helada, espesa y oscura como el petróleo me baña lentamente la piel de mis muslos. Está fría, demasiado, tiemblo de frío y extrañada de que me eche con tanta calma y cuidado.

Hasta que el dolor atroz e infernal me toma desprevenida.

Me quedo sin aire.

El dolor escuece mis piernas con la sensación de que unas manos largas y congeladas se clavan con rudeza a mi piel. Miro para ver quién es pero no hay nadie. Los símbolos grabados en mi cuerpo empiezan a arder. Duele mucho, intento no gritar mientras gimo por esta tortura que me oprime. Ahora riegan la sangre por el tors... segundos después viene el dolor, intensificando mi sufrimiento.

<<Que paren esto. Duele. Duele demasiado...>> Me espanto al sentír ese líquido besar mis pechos desnudos, asustada de padecer aún mas, sin embargo, voy relajándome cuando el dolor disminuye. Solo un poco. No cesa. Al estar bañada de sangre negra, semejante a la tinta, empiezo a notar que las manos invisibles rozan cada centímetro de mi piel en tanto que algo raro me sucede: cómo si me hubieran drogado, una sensación de placer, éxtasis y euforia nublan mis pensamientos hasta dejarme confundida. Olvidando mi nombre. Mi edad. Todo. Solo estoy yo y las manos femeninas que parecen querer abrazarme. Es cálido.  Parece que estoy atrapada en un sueño...

Sonidos extraños envuelven el aire. Todo está borroso. No veo nada. Solo puntos luminosos de color fuego flotando en la oscuridad. Y en medio de ella surge una hermosa mujer que flota encima mío, es alta, delgada, de cabellos escarlatas largos y espesos; cuerpo sensual y femenino,  piel clara y brillosa como porcelana, labios carnosos y gruesos, todo en ella es bello excepto sus ojos: negros y vacíos. Cuencas hondas  que congelan el alma con solo mirarla. Horribles escalofríos me sacuden al mirar su mirada imponente, cruel, fría y vacía, carente de emoción alguna. Se acerca y para mí sorpresa toma mi rostro antes de besarme, sin sentir sus labios, solo el calor embriagador que inunda mi vientre. Sus labios recorren con sensualidad cada centímetro de mi piel, encendiendo un deseo que desconocía. Y así duramos un rato dónde mi cuerpo disfruta de sus caricias y besos lascivos por toda mi anatomía, mientras mi mente me envía una alarma que me confunde. Estoy confundida. No logro pensar con claridad. No recuerdo nada. Sé que hay algo importante que debo recordar pero no lo consigo, mis recuerdos están en blanco. Y eso me fastidia, es como una espina clavándose en mi memoria. Cuando el sueño quiere dominarme, sus besos se intensifican antes de invadir mi zona íntima. No sé si es real o no. Solo sé que ella roza sus labios en la zona más baja de mi vientre y...

Ella se aparta violentamente.

--- ¿Eres virgen? Su voz está llena de furia, y no entiendo la pregunta hasta que mi boca se abre por sí sola para contestar:

---Sí.

Todo se vuelve negro: Regreso a la realidad como si hubiera despertado de un sueño profundo. No estoy segura.  

---¿Qué está ocurriendo? ----pregunta quién me parece ser el esposo de Jobalet...ah sí ---- ¿No funcionó el ritual?

---Yo tampoco lo entiendo... ----murmura Jobalet, alarmada al verme ----El ritual tenía que haber funcionado, se supone que tras cumplir los pasos del ritual la chica se quedaría dormida porque estaría siendo devorada en sueños por la deidad, de modo  que al despertar la joven ha muerto y la diosa despertaría en su nuevo huésped. No lo entiendo...

Me doy cuenta que no estoy atada, aliviada intento levantarme...en vano. No puedo moverme. No logro hacer que mis músculos me obedezcan. No lo entiendo, debería poder levantarme, es raro, a no ser que me han drogado y sigo bajo sus efectos... Pero me siento normal, con la diferencia de que mi cuerpo no responde. Asustada, intento moverme sin lograrlo.

Por favor, muévete, muevete, quiero salír de aquí...

De repente se extingue la luz del fuego de modo sospechoso y nos sume a todos en una horrible oscuridad en el instante que se desatan gritos y alaridos de pánico.  El caos y el desorden invaden el sitio mientras alguien, no sé quién, intenta mantener la calma de público sin éxito.

---¡...Salven a la Diosa Sin Rostro!

--- ¡...Maten a la chica...!

--- ¡¡...Enciendan el fuego antes de que vengan ellos...!!

---¿No deberíamos...?

---¡Salgan de aquí! ----grité alguien en medio de todo ese enjambre de ruidos, palabras y gritos ---- ¡Voy a encender el fuego aquí afuera, reúnan a los demás y permanescan juntos!

Dicho esto, oigo pisadas apresuradas yendo a algún sitio...

Están saliendo.
No imaginaba que les aterroriza tanto la oscuridad...

Unas manos suaves me levantan entre las tinieblas, aumentando más mi temor a padecer de nuevo esto. Ahogó un grito al sentir agua helada echándome encima. Manos quitándome los restos de sangre con agua.  ¿Qué rayos...?

No sé qué esperaba ver cuándo el desconocido encendió la vela, pero por supuesto no esperaba hallar aquello...

Un grupo de figuras fantasmales semejantes a hombres desfigurados, siniestros, sin rostros, nos rodea en un círculo sin que el resto se de cuenta de esto. ¿Por qué?

--- ¿Te encuentras bien? Vamos a sacarte de aquí.

--- ¿Quiénes son ustedes...?
Me quedo en shock, entrecierro los ojos para ver si mi vista no me está engañando. No es posible. Se supone que...

<<Se supone que él no es real...>>

Lo reconozco sin dificultad, nunca lo olvidé. Desde hace varios meses, cada noche, cada pesadilla que me atormentaba, él siempre estaba allí.

Y siempre lo dibujaba: alto, de contextura delgada, con pocos músculos. Piel blanca. Rizos negros y abundantes. Ojos de unos verdes intensos cuyo tono se iguala a la esmeralda.

Es el chico que la niña terrorífica que me persiguió en sueños huyó al verlo.

Aquel que aparece en mis pesadillas y me salvaba...

Esta aquí conmigo, me está salvando a través de toda tortura que he sufrido. Es de carne y hueso, no logro asimilarlo, me cuesta creerlo, me niego a creerlo...

Es real.

No es un  sueño.

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