( Serventesio)

Mas quisiera que fuese amordazada
mi lengua antes de hablar un estropicio.
La voz en origen está encauzada
a toda humanidad y su buen juicio.

Si es mi boca tal nido de perjuicio,
ponerle grilletes y que no la abra,
que reluzcan la paz y el armisticio,
aunque dentro me ahogue mi palabra.

Pero si ella fuese el eco del viento
que cruza por eternas alboradas,
toda mi alma de cuanto escribo y siento;
hacerle hueco en palabras versadas.

Tal vez, en el muro donde se labra
una Babel de tinta en precipicio,
sea llave que sin confusión abra
la puerta del poema y su principio.

Se ha cerrado a lo clásico en su boca
y ha apagado la estrella que más brilla,
un verso escrito con pésima nota
culpable es del punzón en su costilla.

Suspendido en el aire, y no respira,
se ha quedado el maestro en la picota,
en el sueño de un verbo que suspira
por lo que fue antaño su mejor nota.