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Cita con el destino.

Hey perros aquí su humilde servidor actualizando de nuevo en honor a los 4k seguidores, muchas gracias por el apoyo.

Será un maratón de caps de mis historias y algunas nuevas que pondrán ver en mi perfil, también en honor a navidad y año nuevo, les deseo unas felices fiestas a todos ustedes.

Es mi cuarta navidad con ustedes y qué mejor manera de celebrarlo con capítulos de mis fics. Si Dios quiere estaré dos o tres navidades más.

Sin más me despido y disfruten la lectura.

PD: la meta será de 225 votos no se quejen :v

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PAM.

Issei cerró con enfado su casillero mientras tenía una expresión de molestia en su rostro.

-¿Qué rayos es lo que quieres Reynare? -demandó Issei encarando a la antigua ángel caído quien estaba parada enfrente de él.

-Ufufu~ Ise-kun, ¿dónde está el amor que me tenías? -habló Reynare con burla en sus palabras y el pervetido la miró todavía más enfadado.

Reynare adoraba jugar con el pequeño y verle enfadado, lo hacía desde que reencarnó como diablesa en el peerage de Sona hace semanas.

Su vida había cambiado drásticamente a causa de eso, ahora era una alumna de tercer año que vivía un departamento en una zona residencial y se podía decir que era feliz con lo que tenía.

-¡Yo nunca te amé! Sólo estuve ilusionado pues eras mi primera novia... ¡y me mentiste! -exclamó Issei todavía con dolor por lo que sucedió

-Vamos no seas un niño, nadie se enamora de una chica que sólo ha visto una vez -habló Reynare pues no entendía el dolor de Issei.

-¡Pues yo sí! -exclamó Issei y entonces echó a correr hacia su clase dejando atónita a Reynare.

"¿Qué le sucede a este chico...?"- se preguntó Reynare y negó, ciertamente los humanos eran estúpidos e incomprensibles... Bueno, algunos.

"Deberías pedirle perdón"

Reynare se giró al escuchar tales palabras y bufó con molestia cruzando sus brazos bajo su enorme busto escondido bajo su uniforme.

-¿Por qué debería hacer eso Momo? -preguntó Reynare mirando a la chica de cabello plateado.

Momo era la persona con la que mejor se llevaba desde su reencarnación y aunque no lo admitiera en público era su única amiga en este momento.

-Como sabes Hyodō-san no es popular con las chicas... y hasta que tú lo conociste nunca antes había tenido novia -respondió Momo mirándola.

-¿Y eso que tiene que ver conmigo? -inquirió a su vez Reynare queriendo saber adónde quería llegar Momo diciendo todo eso sobre Issei.

-Tu fuiste para él una novia durante horas y aunque estuvieras fingiendo él sí te apreciaba realmente... y luego lo asesinaste terminando con todo rastro de su vida normal -habló ella.

Reynare abrió sus ojos de par en par oyendo aquellas palabras, nunca lo había visto de esa manera. Entendía un poco el enfado de Issei.

-Pero aun así... habría sido asesinado por otro ángel caído -pretextó Reynare sin admitir todavía el tremendo error que había cometido con Issei.

-Habría sido más preferible que jugar con sus sentimientos -profirió Momo tomando un libro de su casillero- Ahora que lo sabes, ¿qué harás?

-No lo sé... ya pensaré en ello más tarde -contestó Reynare tomando un gran libro.

Ahora se sentía un poco culpable. Sólo un poco. Tal vez debería disculparse, pero de momento no pensaba en ello, no quería comerse la cabeza.

Tiempo después.

Goku estaba descansando bajo la sombra de su árbol favorito, salvo que esta vez había una invasora, de nuevo, en su espacio personal.

"Go-chan te amo"

La dueña de aquella voz femenina no era otra que Kuroka, quien tenía la cabeza enterrada en el pecho de Goku y el brazo en torno a su cuello.

Se hizo costumbre que Kuroka le siguiera hasta aquel árbol en todos los recreos desde que entró a la academia. Kuroka no se despegaba de él.

Echaba mucho de menos los tiempos en que descansaba ahí sin que nadie le molestara, ya parecía que hubieran pasado años desde eso.

Pero entonces llegaron primero Koneko, luego Akeno, Rias y ahora Kuroka se sumó al grupo de los que interrumpían su descanso especial.

Faltaba que Irina y Xenovia se convirtieran en estudiantes y le molestaran también, aquello ya sería la guinda que le faltaba a este pastel.

"Mejor no digo nada que seguro que luego sucede"- pensó Goku no tentando su suerte, ya que no era la mejor de todas precisamente.

-También te quiero mucho Kuro... pero no es necesario que estemos todo el tiempo juntos, también debemos tener nuestro espacio -dijo Goku acariciando el cabello de su amada.

Se veían en casa, dormían juntos e iban a la misma escuela y en la misma clase, al menos Kuroka podría dejarle libre en los recreos, ¿no?

Claro que disfrutaba estar con su amada pero verse tan a menudo le quitaba toda la magia al asunto. Nadie se echaría de menos si se veían prácticamente las veinticuatro horas del día.

-Perdón yo... no quise ser una molestia para ti Go-chan -se disculpó Kuroka bajando la cabeza con tristeza- Quiero aprovechar cada segundo a tu lado ahora que estamos juntos.... pero tienes razón Go-chan. Debemos tener nuestro espacio.

El chico asintió contento por que ella lo había entendido, y Kuroka se levantó y le dio un corto beso conectando sus labios con los de Goku.

-Supongo que después de clase te irás con Koneko... así que nos veremos más tarde en casa, pásatelo bien -habló Goku sonriendo.

-Eso procuraré Go-chan, aunque por la noche recuperaremos todo el tiempo perdido -Kuroka le guiñó un ojo mientras se iba deslizando sus caderas dejando a Goku sonriendo apenado.

"Sabía que lo haría a cambio de otra cosa... esa gata es demasiado astuta, pero al menos estaré tranquilo"- pensó Goku con una gota de sudor.

Vio cómo Kuroka se alejaba y caminaba hasta donde estaba Koneko comiendo las tabletas de chocolate que Goku le había dado esta mañana.

Entonces, Goku recostó las manos en su nuca y cerró los ojos apoyándose en el árbol. Sentía que iba a estallar de tanta tranquilidad que sentía.

Esta vez nadie interrumpiría su descanso, aunque quedasen cinco minutos los disfrutaría sosegadamente como si fuera una eternidad.

"Hablé demasiado pronto, ¿no es así?"- se preguntó Goku suspirando con cansancio. Si no era Kuroka, era otra persona. Así era siempre.

-Akeno... hola -dijo el azabache con sus ojos cerrados, conocía de sobra aquella presencia pues la había sentido en varias ocasiones.

-Hola Goku-kun, ¿cómo estás? -le preguntó Akeno con una gran sonrisa. No era la sonrisa enmascarada que tiempo antes solía utilizar... sino una que venía del fondo de su corazón.

-Diría que bien sólo que alguien interrumpe mi descanso -respondió Goku suscitando un pequeño rubor en las mejillas de Akeno.

-Ten, te traje esto -habló Akeno sosteniendo un recipiente, y Goku se vio obligado a abrir los ojos para ver de qué se trataba aquello- Lo cociné yo.

-No tenías porqué molestarte Akeno... Sigh, lo comeré -respondió Goku resignándose, de igual forma tenía mucha hambre y necesitaba comer.

Akeno abrió el recipiente que así revelando que era arroz con pollo y salsa de tomate. El estómago del pelinegro rugió como un león.

-Huele de maravilla -dijo Goku en un suave susurro que se hizo audible para la chica, quien sonrió contenta por las palabras de Goku.

Viendo que Goku tenía la boca abierta Akeno tomó los palillos y mojando el pollo en la sala se lo metió en la boca sin previo consentimiento.

Goku se sorprendió ante aquella acción tan repentina y cuando intentó replicar se silenció sintiendo con su paladar el delicioso y sin duda suntuoso manjar celestial que Akeno le brindó.

-¿Qué tal está? -preguntó Akeno haciendo el esfuerzo titánico de ocultar sus nervios pero le costaba. No podía controlarse frente a Goku.

Goku terminó de tragar aunque si hubiera sido por él habría estado mucho más tiempo saboreando aquella comida tan deliciosa.

-Hacía mucho tiempo que no comía nada tan delicioso, gracias Akeno... -contestó Goku con una sonrisa sincera- Tienes un enorme talento para la cocina, todos tus platos están ricos.

-Muchísimas gracias Goku-kun, aprecio de corazón tus palabras -la muchacha mostró una pequeña sonrisa mientras el sonrojo sobre sus mejillas se mantenía- Ahora, abre la boca Go~kun, tienes que terminar este plato ufufu~

-Puedo comer yo sol... -iba a hablar Goku pero fue silenciado en el momento en que Akeno llevó otro pedazo de pollo bañado en salsa a su boca.

Goku le dio una mirada de reproche haciendo que Akeno soltara varias risas. Siguió dándole de comer hasta que se acabó aquella comida.

-¿Lo disfrutaste verdad? -preguntó Goku con sarcasmo, nunca le pidió a Akeno que le diera de comer pero sin embargo la Himejima lo hizo.

-Un poco sí -respondió Akeno soltando una pequeña carcajada- Espera, tienes una mancha...

Tomando una servilleta Akeno limpió la comisura de los labios de Goku, mirándolos totalmente cautivada y anhelando poder...

-Agradezco mucho que me hayas dado de comer pero ya está bien Akeno -habló Goku agradeciendo que Kuroka no estaba cerca.

-Oh, lo siento, es que eres el primero aparte de Tou-san que aprecia mi comida -expresó Akeno mirándole- Sobre eso... ¿estás libre esta tarde?

-Digamos que sí, ¿por qué preguntas? -inquirió el azabache, la verdad es que sí que estaba libre ya que Kuroka estaría con su hermana menor.

-Me gustaría que me acompañases a un lugar esta tarde -respondió Akeno ruborizada ante la idea de quedar (tener una cita) con el chico.

Goku analizó la propuesta. Pensó en ir a hablar con Tobio esta tarde pero eso era algo que podía hacer en cualquier momento y cualquier día.

Aparte de Tobio no tenía otra opción, tal vez podía quedarse en casa a esperar a Kuroka... pero sería demasiado aburrido a su parecer.

Así que no veía ningún inconveniente en ir con Akeno, si sólo era acompañarla a un lugar pues no había ningún tipo de problema en ese caso.

-Sigh... no puede acompañarte otra persona, ¿verdad? -preguntó el pelinegro y Akeno negó sonriendo- Está bien, ¿a qué hora entonces?

-A las cuatro, en el parque municipal -señaló Akeno, parecía como si ya hubiera pensado en todo- ¡Ni se te ocurra venir tarde Goku-kun!

Akeno se levantó del césped y dándole un beso veloz en la mejilla se fue del árbol dejando solo a Goku, quien soltó un suspiro rascando su nuca.

-Siempre que estoy aquí me suceden cosas extrañas... tal vez debería cambiar mi lugar de descanso -meditó Goku considerando la idea.

Horas después.

Koneko tenía estrellas en sus ojos al ver el chocolate supreme que le había comprado su hermana, quien se compró lo mismo para ella.

-¡Muchas gracias nee-sama! -exclamó Koneko abrazando a su hermana con fuerza, ella era lo más. Kuroka correspondió el abrazo con amor.

Salieron entonces de la tienda y se sentaron en un banco cercano para degustar los chocolates.

-Go-chan siempre viene a esta gran tienda a comprarme los dulces, aunque a veces le tengo que obligar a hacerlo -habló Kuroka riéndose.

Para ella resultaba divertido, pero para Goku, quien recibía las palizas, no le hacía tanta gracia.

-Le quieres mucho, ¿no, Nee-sama? -Koneko quiso saber mientras abría su chocolate con delicadeza, debía ser un momento único.

Kuroka asintió y miró al cielo.

-Amo a Go-chan con toda mi alma... él me ha rescatado de la oscuridad y sobretodo gracias a él te he pude recuperar -habló Kuroka abrazando a su hermana, quien se ruborizó avergonzada.

Koneko con la misma suavidad de antes cortó un pedazo de la tableta de chocolate supreme y con un sosiego divino se lo llevó a la boca.

Sintió cómo aquel chocolate se fundía en sus papilas gustativas y ahí sucumbió ante un placer deleitoso que pocas veces había experimentado.

-Está rico... -murmuró Koneko mientras sus mejillas estaban sonrojadas debido al deleite suscitado por el chocolate- ¿Cómo conociste a Goku-senpai? -preguntó ella con curiosidad.

-Yo estaba refugiada en un templo shintoista por el frío que hacía esa noche y Go-chan me recogió mientras pasaba por esa zona -contestó Kuroka- Después volvimos a Kuoh y me llevó a su casa.

Sin duda esa noche lo cambió todo.

-Estaba en mi forma de gata y le confesé que podía hablar -prosiguió la Nekoshō- ¿Sabes? Al principio pensé en utilizarle para acercarme a ti, pero Go-chan era alguien tan apagado, tan triste y tan melancólico que sentí pena por él y terminé quedándome a su lado para hacerle feliz.

Koneko abrió sus ojos ante aquello.

-Con el paso de los días fui enamorándome de Go-chan. Pese a su carácter él me trataba bien, me hacía reír y sentirme feliz, una felicidad que nunca antes sentí... -habló Kuroka mientras sus ojos resplandecían atestados de felicidad.

Koneko asintió aunque no entendía bien eso del amor, dado que ella nunca tuvo la dicha de experimentarlo a lo largo de su corta vida.

-Hasta que un día Go-chan descubrió que había algo extraño en mí y yo decidí revelarle mi forma humana -profirió Kuroka recordando ese momento tan triste- Go-chan se sintió triste porque le mentí y traté de utilizarle, sus palabras me dejaron claro que él había sufrido mucho y yo egoístamente le hice más daño. Fui una tonta.

Koneko puso su mano sobre la de su hermana mayor en un intento de consolación viendo que ésta derramaba una solitaria y triste lágrima.

-Pero aun así, él me perdonó y me aceptó con todos mis errores... yo le conté sobre mi pasado y sobre que quería recuperarte y él prometió que me ayudaría a conseguirlo -habló la Nekoshou.

"Y lo ha conseguido... sin duda Goku-senpai es increíble"- pensó Koneko, ya que Goku pudo cumplir su promesa. Eso decía mucho de él.

-Yo sabía que estaba enamorada de él y quería demostrarle mi amor a través de besos, abrazos, caricias... pero Go-chan no mostró lo mismo por mí hasta días después, y entonces comenzamos nuestra relación -explicó Kuroka con una sonrisa.

Koneko arqueó una ceja al ver que su hermana babeaba mientras se perdía en unos recuerdos.

-Sí.. recuerdo esa noche porque fue muy especial para ambos. Go-chan me hizo suya y nos unimos en un sólo cuerpo -mencionó Kuroka recordando aquello con un gran sonrojo sobre sus mejillas.

Aquella fue la primera de tantas veces en que Goku la hizo suya, por eso era la más especial de todas y la noche que nunca podría olvidar.

El rostro de Koneko se sonrojó en su totalidad al entender a qué se refería su hermana al decir que se unieron en un sólo cuerpo. Ya tenía casi dieciséis años y no era una completa ignorante.

-Nee-sama no era ne-necesario d-decir eso -habló Koneko ruborizada y Kuroka estalló en risas notando la vergüenza en su hermana.

-¡Nyahaha! Pero si tarde o temprano tú también lo harás Shirone -Koneko se sonrojó todavía más ante aquellas palabras dichas por su hermana.

No, ella no tenía ningún interés amoroso de momento y tampoco se imaginaba a sí misma haciendo cosas tan... vergonzosas e indecentes.

-Bueno... el día siguiente Go-chan se fue al panteón griego y tuvimos una fuerte discusión -Kuroka se mostró más decaída- Y durante los días en que estuve secuestrada me sentía cómo una tonta porque sabía que Go-chan no tenía la culpa... de nuevo fui una egoísta y una tonta.

Koneko no quería recordar el momento en que vio a su hermana ahí, toda magullada y a punto de ser ejecutada, fue algo doloroso de ver.

-Pero cuando me rescató del inframundo y volvimos a casa, le dije cuánto lo sentía y... lo hicimos de nuevo -habló Kuroka guiñándole el ojo a su hermana con una sonrisa picarona.

-¡Y-ya b-basta Nee-sama! -se quejó Koneko sonrojada ya que imágenes no demasiado sanas llegaban a su mente sin que pudiera ella evitarlo.

-Nyahaha, y desde entonces vivimos en paz, poco a poco voy conociendo más a Go-chan y siento que mi amor por él se hace más grande cada día -aseveró Kuroka llevándose la mano al pecho mientras que entrecerraba sus ojos.

No cambiaría por nada del mundo esa gran tranquilidad que gozaban en sus vidas, pero tenía la impresión de que no duraría mucho.

[Destroit: conoces la llave.jpg]

-Pero mi amor por ti también crece cada día... perdóname Shirone, si tan sólo hubiera estado contigo... -comentó Kuroka sintiendo remordimientos aun después de tantos años.

-N-no Nee-sama, eso es pasado... ahora lo que importa es que estamos juntas de nuevo -expresó Koneko mirando a su hermana.

-Sí... estamos juntas de nuevo, nada ni nadie nos separará -Kuroka enterró la cabeza de su hermana en su amplio pecho mientras sonreía.

Se mantuvieron así abrazadas la una a la otra, sintiendo en sus corazones una sensación de paz y armonía que pocas veces habían podido disfrutar desde qye vinieron al mundo.

-A propósito, ¿cuándo es tu Rating Game? -preguntó Kuroka, sabía que el juego entre Rias y Raiser se repetiría; Goku interrumpió la boda.

-En una semana Nee-sama -habló Koneko antes de mirar a su hermana- M-me gustaría que me entrenes Nee-sama, yo... no quise usar Sennjutsu porque pensé a-aquel d-día que tú...

-Tranquila, lo entiendo... el Sennjutsu es un arma de doble filo pues te vuelves más fuerte absorbiendo el Ki de tu entorno pero también absorbes esa maldad que flota en el mundo -explicó Kuroka viendo a su hermana menor.

Por eso varios Nekoshō se volvían locos, al absorber tanta maldad perdían la cordura y se embriagaban por el poder que surcaba su ser.

-Pero Go-chan utiliza el Ki de forma distinta a nosotros... él es el más indicado para entrenarte -respondió Kuroka esbozando una gran sonrisa.

Koneko abrió sus ojos, si Goku la entrenaba definitivamente se volvería mucho más fuerte.

Con Goku.

El azabache estaba sentado en un banco del parque municipal, como no tenía nada que hacer vino un cuarto de hora antes de lo establecido.

Ahora se arrepentía.

Goku vestía un abrigo azulado con pantalones negros holgados y unas Nike Air Force One color blanco que Kuroka había insistido en comprarle.

"Espero que ambas se estén divirtiendo"- pensó Goku sabiendo que el par de hermanas merecía ser feliz más que nadie después de tanto dolor.

"Oh... eres tú Son Goku"

Goku giró su cabeza viendo que se trataba de Xenovia, una de las personas que menos quería ver y más después de lo que le dijo a Asia.

-¿Qué es lo que quieres? -preguntó el chico secamente sin mirarla directamente a la cara.

Xenovia sin previo aviso caminó unos cuantos pasos hasta sentarse a su lado en aquel banco.

-Lamento haberte causado una mala impresión... no sabía lo que esa chica había sufrido y dije eso sin pensar -se disculpó nuevamente Xenovia.

Si quería ganarse la amistad del saiyajin Son Goku, tenía que reparar su error cuanto antes.

-¿Algo más? -habló el azabache con los brazos cruzados- Asia es quien merece las disculpas. Si eso es todo vete, estoy esperando a alguien.

-Vale... esperaba que pudiéramos ser amigos -murmuró Xenovia levantándose y Goku la vio con una ceja arqueada- Pues... hasta otro día.

Goku no respondió y vio cómo Xenovia se alejaba del lugar. Suspiró más relajado, no le interesaba ser amigo de alguien como ella.

No sabía que luego se arrepentiría.

"Goku-kun viniste"

Girándose vio que se trataba de Akeno, quien vestía una camiseta blanca, que resaltaba sus senos, junto a una falda oscura y sandalias.

-Obvio. Además vine temprano, ¿ahora quién es la que ha llegado tarde? -preguntó Goku con una pequeña sonrisa burlona y Akeno se sonrojó.

Tardó más de la cuenta pues no sabía que ponerse, quiso verse hermosa para la ocasión.

-¿Cómo me veo Go~kun? -preguntó Akeno poniendo las manos sobre su cintura mientras sus suaves labios se curvaban hacia arriba.

-Te ves bien, ¿nos vamos? -habló Goku tras examinarla de arriba a abajo y dar su veredicto.

-¡Claro! -Akeno entrelazó su brazo con el de Goku, quien la miró extrañado- Pero antes...

Más tarde.

Goku estaba sentado al lado de un vestidor, en el cual se encontraba Akeno, mientras tenía una cara de poker ante lo que había pasado.

Akeno le llevó al centro comercial con la excusa de que necesitaba comprarse ropa y después de escoger un montón se encerró en el vestidor.

-¿Todavía te falta mucho Akeno? -preguntó el azabache notando que Akeno llevaba más de quince minutos sin dar señales de vida.

-Eh... sí Goku-kun, enseguida salgo -respondió ella desde el otro lado y Goku soltó un suspiro.

Un minuto después la puerta del vestidor se abrió revelando el nuevo atuendo de Akeno: un vestido blanco con un escote en forma de 'V', y debajo del cual había un lazo de color carmesí.

El vestido era de tirantes ligeros y tenía rayas negras en torno a su superficie con bordados de realce alrededor de la cintura y sobre el escote.

-¿M-me queda bien Goku-kun? -inquirió Akeno con cierta timidez mientras estaba sonrojada.

-Realmente todo lo que te pones te queda bien Akeno, no es como si yo fuera un gran experto en moda -habló Goku rascándose la nuca.

Para sorpresa suya, Akeno le abrazó.

-Gracias Goku-kun, vayamos a pagar -indicó la chica con una sonrisa tomando la mano de Goku y arrastrándole hacia la caja para poder pagar.

"Así que esta es la verdadera Akeno, sin máscaras ni nada..."- pensó Goku mirándola.

Después de pagar se quedaron varados en medio del centro comercial, sin saber muy bien a qué lugar deberían ambos ir a continuación.

-Hmm, ¿te parece bien si vamos a comer algo? -le preguntó Akeno mientras miraba el mapa del centro comercial tanteando dónde podían ir.

-Vale, tampoco he comido en casa -respondió Goku encogiéndose de hombros y Akeno sonrió.

Llegaron entonces a un pequeño local y se sentaron en una mesa que daba a la ventana.

Goku vio el entorno y se percató de que era una tienda de dulces y pasteles. Sonrió sabiendo que para Kuroka éste sin duda sería el paraíso ideal.

-¿Qué vas a pedir Goku-kun? -preguntó Akeno observando que Goku estaba distraído pues el joven camarero ya se había hecho presente.

-Oh... -Goku advirtió la presencia del camarero tras despegarse de sus pensamientos- Pediré lo mismo que tú... pero el triple -profirió el chico.

El camarero asintió y se fue dejando a Akeno con una sonrisa impregnada en sus facciones.

-Por casualidad, ¿qué has pedido? -preguntó Goku con una leve curiosidad mirando a Akeno.

-Unos crêpe con sirope de caramelo y arce -respondió Akeno soltando una pequeña risa.

-No preguntaré por el motivo de tu risa... pero sabia elección -agregó el azabache nuevamente suspirando con tedio para diversión de Akeno.

Minutos después el camarero trajo los crêpe de Akeno, el triple para Goku, y empezaron a comer.

-Está delicioso, ¿verdad Goku-kun? -preguntó Akeno tras probar el primer bocado del crêpe.

-Sí aunq... -Goku iba a hablar pero Akeno le interrumpió llevando a la boca de Goku un crêpe al que previamente había mojado en sirope.

Goku tragó con cara de poker mientras que Akeno le lanzaba una mirada llena de diversión.

-¿Lo haces a propósito, verdad? -habló el azabache mirando con desgana a la Himejima.

-Un poco sí -Akeno soltó una pequeña risa, realmente disfrutaba molestarle con aquello.

Tras varias molestias.

El tiempo siguió transcurriendo con normalidad para ambos, y siguieron visitando varios lugares.

Después de comer crêpe se fueron a la zona de juegos donde Akeno demostró ser una jugadora profesional en comparación al infortunado Goku.

Ahora estaban en el acuario de Kuoh, que era pequeño pero bastante tranquilo y sosegado.

-Hay muchos peces raros en el fondo del mar -comentó Akeno con una sonrisa observando el movimiento de los peces dentro del acuario.

-De hecho he visto a un pez que se parecía a ti bastante -habló Goku con burla en sus palabras.

-¡Tonto! -Akeno le golpeó en el hombro mientras que tenía sus mejillas infladas molesta por eso.

-Perdón, perdón, pero tenía que devolverte lo de antes -se excusó Goku con una pequeña sonrisa.

Akeno bufó con gran molestia antes de posar nuevamente sus ojos violáceos en aquel acuario.

-Todos estos peces... dan vueltas alrededor del acuario pero no van a más, están anclados en el tiempo -expresó Akeno mirando a los peces 

Goku la observó con curiosidad oyendo con atención lo que decía, no había mentira en sus palabras y se le hacían un tanto interesantes.

-Yo también estaba anclada a una cadena de odio y dolor hasta que tú me rescataste de la oscuridad... eres mi héroe Goku-kun -Akeno le miró mientras sus ojos brillaban con fuerza.

Antes de que Goku pudiera decir nada sintió cómo unos labios suaves se presionaban contra los suyos con amor. Akeno le estaba besando.

Todo sucedió ante los ojos atónitos de Kuroka, quien había ido al acuario a pasear con Koneko.

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Fin del maldito capitulo.

¡SE VIENE ALTO DRAMA, SEÑORES!

Se cumplen dos años desde que subí esta historia... Uff, 41 capítulos en total aunque el ritmo ha bajando bastante este último año.

Estoy muy agradecido por el apoyo, son 132k y 15k votos!!! Es mi historia más apoyada y la más larga, aunque eso ; tiene sus grandes errores.

Pero bueno la seguiré hasta el final, espero terminarla el próximo año. Claro, si todo sale bien. Aún no estamos ni a la mitad del fic xD.

Akeno ha aprovechado su oportunidad para sembrar dudas en el corazón de Goku, vemos que Koneko va a ser entrenada y que Reynare por fin reconocido su error. Y todavía queda ;v

FELIZ NAVIDAD a todos u.u

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