Chica lujuriosa.
Renuncia de derechos, los personajes que aparezcan aquí les pertenecen a sus respectivos dueños y autores.
Koneko observaba al pelinegro, quien estaba recostado tranquilamente bajo la sombra de un árbol aprovechando el tiempo de receso que ofrecía la jornada escolar.
-¿Tu... Conoces a mi hermana? -preguntó Koneko con voz entrecortada y Goku tragó saliva ante aquella pregunta.
-Sí -contestó sin dilación, pues no tenía motivo alguno por el cual mentirle a la loli peliplata.
Koneko abrió los ojos como nunca, finalmente su suposición se vio confirmada ante aquella revelación, entonces eso quería decir que probablemente Goku estaría al tanto de la existencia de lo sobrenatural.
-¿Dónde está ella...?-Koneko preguntó aleladamente casi por instinto, el encuentro con su hermana el día anterior le había desconcertado, pero si Kuroka estaba en su ciudad y su aroma estaba impregnado en el cuerpo de Goku eso quería decir que...
-En mi casa -respondió el pelinegro tranquilamente viendo a la peliplata, que parecía todavía más desconcertada tras aquella respuesta.-¿quieres algo más?
Koneko negó con la cabeza levantándose y caminando hacia el viejo edificio de la escuela, en su mente se estaba preparando un gran debate:
Podría decirle a Buchou lo ocurrido y que el pelinegro sabia de la existencia de los seres sobrenaturales, y que además, estaba alojando a una enemiga del inframundo en su casa, que no era otra que su hermana, lo más probable es que esta vía desemboque en un conflicto.
Por otro lado, Koneko podría hacer como si nada hubiese ocurrido y seguir como de costumbre, aunque el hecho de que su hermana haya aparecido le ha afectado bastante.
Su hermana se mostró bastante frágil ayer, algo en su interior le decía que escuchase lo que le iba a decir Kuroka pero por otra parte por culpa de su hermana había sufrido bastante años atrás, así que perdonarla no sería un camino fácil para ella.
Todos estos asuntos seguían debatiéndose en su mente mientras caminaba al club del oculto siendo observada por Goku, quien se levantó aburrido y comenzó a dar una vuelta por los pasillos.
"Más a la derecha Ise, no veo su trasero"
"Kukuku los pechos de Murayama son enormes"
"Ufufu Katase tiene un cuerpo espléndido"
Aquellas palabras no pertenecían a nadie más que al "trío de pervertidos de Kuoh" confortado por Issei, Matsuda y Motohama, quienes observaban a través de un agujero el vestuario femenino del club de kendo.
-Ustedes -una voz sonó detrás de ellos y al voltearse se toparon con un muchacho pelinegro de cabello alborotado.-¿qué hacen espiando?
-Ese es el bastardo de tercer año, unos lo llaman delincuente y otros lo adulan por su carácter -añadió Motohama viendo a Goku.
-Aún no han respondido a mi pregunta -dijo Goku con una expresión de seriedad absoluta y un escalofrío recorrió la espalda de los tres pervertidos.
-B-bueno...-Issei trata de explicar mientras se rascaba la nuca, entonces se armó de coraje inflando su pecho y habló diciendo.-¡¡No niegues que tú también tratas de espiar en el vestuario!!-pregonó el castaño.
-Ise... ¡tiene razón!-Matsuda y Motohama apoyaron a su amigo llevándose la mano a la altura del pecho.
-Son unos idiotas sin piensan eso -contrarió el pelinegro mientras caminaba lentamente hacia ellos, inspirando un aura de terror.-no me gustan los pervertidos -añadió apretando sus nudillos y los muchachos libidinosos tragaron saliva al verle.
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Yasaka estaba en su palacio leyendo tranquilamente unos documentos, su rostro reflejaba pura concentración pero en su mente cientos de pensamientos se sucedían.
Había pasado un día desde el regreso de su hija y desde que aquel muchacho pelinegro se presentó como un humano con la habilidad de manipular el ki, algo que no encajaba dentro de la lógica establecida.
Sin duda aquel pelinegro le había llamado bastante la atención, no sólo por su habilidad y poder, que trascendía los niveles de un humano, sino también por su temperamento frío y carente de simpatía alguna.
Cuando contempló sus ojos ónix una sensación extraña invadió por completo su cuerpo, era como si su alma se hubiese viajado a una dimensión de oscuridad infinita con miles de almas atormentadas con sólo mirarlo.
De repente la puerta de su cuarto comenzó a ser tocada lentamente hasta que un "adelante" de Yasaka supuso su lenta apertura generando un chirriante sonido.
-¿Mamá, estás allí?-Kunou asomó su cabeza observando a su madre sentada en su despacho.
Yasaka alzó la vista apartando sus documentos por unos instantes y sonrió al ver a su hija caminar hacia ella.
Kunou anduvo hasta su madre y se sentó en su regazo, siendo acariciada suavemente por su madre.
-¿Qué deseas Kunou?-Yasaka preguntó con una sonrisa mimando el cabello áureo de su primogénita.
-Mamá, yo... quería pedirte perdón por las cosas que te dije el otro día -antes de que la kitsune menos pudiese continuar, fue abrazada cálidamente por su madre quien sonreía felizmente ante aquellas palabras.
-No te preocupes, ya hablamos de ello antes -Yasaka habló y su hija peliáurea asintió con una sonrisa de alegría adornando sus facciones.
Yasaka había seguido el consejo de aquel muchacho, la noche anterior ambas hablaron bastante e hicieron las paces y ahora su relación estaba mejor que nunca.
Kunou le prometió a su madre portarse mejor y hacerle caso cada vez que fuese necesario y así ambas retomaron su relación madre-hija.
-Hija, ¿sabes en qué lugar vivía aquel muchacho llamado Goku?-preguntó Yasaka tranquilamente ocultando la curiosidad que le había invadido de repente.
-En Kuoh oka-san, ¿para qué lo quieres saber?-al término de aquella pregunta un destello amarillo resplandeciente se formó en aquel cuarto por lo que ambas yōkai kitsune se taparon los ojos para no ser cegados.
Se trataba de Amaterasu, la diosa del sol y líder del panteón del Shintō, quien portaba un kimono verde con flores incrustadas en él.
Yasaka se levantó de su asiento e hizo una reverencia respetuosa hacia la diosa, al igual que Kunou.
Amaterasu sonrió gratamente pero le indicó con un gesto a Yasaka que se sentase junto a su hija.
-Ya sabes que no hace falta que te inclines ante mi Yasaka-chan, somos amigas y nos conocemos de tiempo inmemorables -señaló Amaterasu con una sonrisa.
-Ara Amaterasu-sama, al decir eso me hace sentir vieja -dijo Yasaka burlescamente y la diosa soltó una suave carcajada ante aquellas palabras.
-Tampoco hacen falta los honoríficos, además si tú te declaras vieja entonces ¿qué soy, yo que he vivido miles de años más?-preguntó Amaterasu sonriendo mansamente y Yasaka asintió.
-Kunou, déjanos a solas por favor, ve a jugar un rato fuera -añadió Yasaka dedicándola una sonrisa a su hija kitsune, quien asintió obedientemente saliendo de aquella sala siendo observada por la líder del Shintō.
-Parece que las cosas han mejorado, es fascinante -Amaterasu habló con una sonrisa suave y Yasaka asintió igual de sonriente que la diosa del sol.
-Seguí los consejos de una persona -Yasaka farfulló aquellas palabras recordando sílaba por sílaba lo dicho por aquel muchacho pelinegro.
-Hohoho ya veo, sin duda fue un buen consejo, está funcionando a la perfección -añadió Amaterasu.
-Siento ser tan descortés ¿pero a qué se debe su visita Amaterasu...? -preguntó Yasaka dudando si utilizar el sufijo honorífico o no y la diosa le indicó con un simple gesto que no hacía falta que lo utilizase.
-Quería saber tu opinión acerca del chico llamado Son Goku, ¿piensas que realmente sea un humano? -Amaterasu inquirió tranquilamente esperando la respuesta del Kyuubi, quien pensó por unos instantes.
-No sentí energía yōkai en su cuerpo, y tampoco parece ser un caído ni un demonio, por sus rasgos físicos y su nombre descarto que pertenezca a la facción griega, a la nórdica o a la egipcia mucho menos a la mesopotámica o azteca, así que lo más probable es que haya dicho la verdad -respondió Yasaka mansamente.
Amaterasu asintió analizando cada una de las palabras que fueron pronunciadas por la kitsune rubia.
-En verdad pienso exactamente lo mismo que tú, pero resulta ilógico que un humano posea un poder como el suyo -inquirió Amaterasu con el entrecejo fruncido.
-Pero él sabe manejar el ki, y deduzco que puedo aumentarlo y disminuirlo a su antojo -añadió Yasaka recordando el momento en que el pelinegro aumentó drásticamente su energía.
-Es cierto, si mandase yōkai o algunos Onmyōuji para espiarle y seguir sus movimientos, él se daría cuenta y los asesinaría probablemente -farfulló Amaterasu.
-¿Qué sugiere usted?-interpeló Yasaka con serenidad mientras estaba observando a la líder del Shintō.
-Esperar pacientemente Yasaka-chan -sugirió Amaterasu con una sonrisa resplandeciente y la kitsune asintió respaldando aquellas palabras.
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Koneko estaba en la sala del club de la investigación de lo oculto tomando una taza de té hecha por Akeno.
Su rostro era de pura reflexión, meditaba si decirle o no a Buchou la verdad acerca de Goku, que no era otra más que el muchacho sabia de la existencia de lo sobrenatural, pues vivía como su hermana mayor.
Por un lado si le decía a Rías que su hermana estaba viviendo con el pelinegro, le acarrearía problemas a Goku, dado que Kuroka es una enemiga del inframundo, y por ende de los demonios.
Pero por otra parte, podría seguir por su cuenta para ver hasta donde llegaba aquel asunto y que Rías descubriese por sí misma la verdad acerca de Goku.
De momento elegiría la segunda opción, si las cosas parecían complicarse definitivamente hablaría con Rías.
-Ara Koneko-chan, ¿aún sigues ofendida por tener el pecho plano? Kukuku -Akeno habló burlescamente contemplando de arriba a abajo el tórax de la loli peliplata.
-Cállate, pechos de vaca -Akeno soltó una gran carcajada ante aquellas palabras mientras que Rías veía la escena con notable desconcierto.
-Buchou, tus pechos parecen más grandes ¿no?-Akeno preguntó observando los grandes senos de la heredera de la casa Gremory, quien se encogió de hombros con un leve sonrojo sobre sus suaves mejillas.
Boing.
Boing.
La [reina] de Rías le masajeó suavemente los senos en el intento de comprobar si se había producido algún crecimiento y la diablesa soltó un gemido ahogado.
-A-akeno deja de hacer cosas yuri conmigo -Rías espetó ruborizada y la diablesa azabache retiró con una sonrisa sus manos de aquel busto de gran tamaño.
-De acuerdo, parece que los mios siguen siendo los más grandes después de todo kukuku -sonrió Akeno acariciando con amenidad sus grandes senos.
-Pechos de vaca -sentenció Koneko y Akeno hizo un sonido de ofensa, para después reírse a carcajadas.
Horas después.
Cierto pelinegro caminaba en dirección a su casa, había decidido pasar por una tienda para comprar algunos libros que necesitaría para la escuela.
Después de comprarlo, anduvo hasta su domicilio y entró, encontrando vacía la sala principal como de costumbre hasta que entró en su cuarto.
Al entrar vio a Kuroka dándole la espalda literalmente, sentada en el borde de la cama mientras sus piernas estaban abiertas de par en par y su cuerpo parecía titilar involuntariamente en ocasiones.
Kuroka estaba masturbándose placenteramente, sus dedos entraban y salían de su intimidad sustrayendo un líquido transparente producido por la excitación que le suponía aquel acto tan afrodisíaco.
El pelinegro se quedó observando sin inmutarse, hacía lo posible porque la sangre no se concentrase en aquel punto delicado de su anatomía pero sus intentos estaban fracasando rotundamente.
[Nota: abajo fifi >:v]
-Ah~ Más adentro, métela hasta el fondo Go-chan, ¡ve más rápido! ¡no pares! ¡Soy tu gata cachonda! nyan~ ¡¡Cumming!! -al instante de aquel grito Kuroka se llevó a la boca los dedos índice y corazón de la mano derecha, y comenzó a chupar lujuriosamente.
-Kuro, ¿estás ahí? -el pelinegro entró al cuarto y rápidamente se recompuso la gata recostándose sobre la cama con el kimono semiabierto.
-¿Ya llegaste? nyan~ te echaba muchísimo de menos -Kuroka habló con una sonrisa mientras que el ojinegro se sentaba en la cama soltando un suspiro.
-También te echaba de menos, pero vuelvo enseguida, iré a comprar algunas cosas en el supermercado -añadió Goku levantándose al instante.
Kuroka hizo una mueca de desagrado ante aquellas palabras e infló las mejillas molestamente.
-Vuelve pronto nyan~ -el azabache asintió saliendo del cuarto en dirección al supermercado.
Parque.
Goku decidió pasar por una zona de ocio para llegar cuanto antes al supermercado, pero en medio de la travesía se topó con Issei caminando con una chica ojivioleta de cabello oscuro, ambos iban cogidos de la mano con una sonrisa sobre sus labios.
-¡Hey Goku! -Issei saludó alegremente alzando su mano libre y el pelinegro pasó olímpicamente del castaño, quien se quedo mirando con una gota de sudor.
-¿Ese chico quién es Ise? -Yuuma preguntó dócilmente señalando a un Goku cada vez más alejado de ellos.
-Un chico de tercer año llamado Goku, que es bastante extraño, ¿s-seguimos?-preguntó Issei nerviosamente siendo observado por Goku en la lejanía.
-Sigamos, es una gran tarde Ise -dijo Yuuma con una sonrisa sintiéndose asqueada en su interior, sin duda nunca debería apostar con Donashik.
Issei y Yuuma siguieron con su paseo, que lentamente estaba llegando a su fin.
"Siento bastante maldad en esa chica, algo está ocurriendo" -inquirió el pelinegro viendo a Yuuma.
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Fin del capítulo.
Sin más que decir se despide su vecino y amigo del alma Destroit-san.
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