Twilight y el Rey Sombra comenzaron a revisar los fragmentos del hechizo y a examinar los textos en busca de pistas. Antes que desaparecieran en el aire.

Mientras Twilight se sumergía en un análisis meticuloso, el Rey Sombra intentaba ayudar, pero sus esfuerzos no parecían ir en la dirección correcta.

—Hmm, esto parece estar... ¿donde debería estar? —murmuró Sombra, mientras derribaba un montón de libros al intentar alcanzar uno en la parte superior de una estantería.

—¡No, no, no! ¡No es así! —exclamó Twilight, girándose con una mezcla de frustración y exasperación—. ¡¿Qué estás haciendo?! ¡No era muy poderoso para esto? ¿No te enseñaron cómo manejar libros mágicos?

Sombra se enderezó, un poco avergonzado, y se sacudió el polvo de su capa.

—Bueno, esto no es exactamente mi fuerte —dijo, con una sonrisa irónica—. Mi especialidad son las maldiciones y encantamientos tenebrosos, no la investigación mágica.

Twilight lo miró con incredulidad, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa ante su torpeza.

—¡Perfecto! —murmuró, dándose un golpe en la frente—. Solo quédate ahí y trata de no causar más desastres, ¿de acuerdo?

Sombra levantó las patas en señal de rendición, claramente dispuesto a seguir el consejo de Twilight, mientras ella se sumergía de nuevo en su trabajo con un suspiro resignado.

El Rey Sombra, un poco abatido, se dirigió a un rincón de la habitación y se dejó caer en una silla, cruzándose de patas con una expresión de desánimo. Su postura era una mezcla de frustración y resignación mientras observaba cómo Twilight trabajaba frenéticamente.

Twilight no pudo evitar soltar una risa al verlo acomodado en el rincón, claramente más cómodo en el papel de espectador que en el de ayudante.

—¡Oh, vamos! —dijo Twilight entre risas—. Mira qué bien te queda el papel de espectador. No pensaba que serías tan bueno en esto.

Sombra frunció el ceño, pero una pequeña sonrisa escapó de sus labios mientras miraba a Twilight con un toque de diversión.

—Al menos no estoy rompiendo nada... por ahora —respondió con una mueca—. Si esto te ayuda a trabajar más rápido, entonces creo que me quedaré aquí sentado y seré el mejor observador que pueda ser.

Twilight se rió de nuevo y asintió, volviendo a concentrarse en su investigación. Aunque la situación era complicada, al menos había encontrado un poco de humor en el desastroso intento del Rey Sombra por ayudar.

Algunas horas después, Twilight estaba sumida en la lectura de varios libros, con notas y papeles esparcidos por su mesa. De vez en cuando, lanzaba miradas a los papeles dispersos que había colocado en un rincón para examinar el hechizo.

—Oye, Sombra —dijo Twilight, sin apartar la vista de los textos—, ¿qué tan diferente es tu mundo?

El Rey Sombra, que estaba en su rincón haciendo esfuerzos por no parecer aburrido, miró a Twilight con un ceño fruncido.

—No sabría decirte qué es "diferente", ya que no tengo idea de cómo es tu mundo —respondió con una ligera mueca de confusión.

Twilight se quedó pensativa por un momento antes de que una chispa de inspiración iluminara su rostro. Se levantó de golpe y comenzó a buscar frenéticamente en sus estanterías.

—¡Tengo una idea! —exclamó emocionada. Regresó con una gran pila de papeles y bocetos en sus patas—. Vamos a hacer una comparación. Traeré planos y descripciones del mundo de Equestria para que puedas ver cómo es, y tú puedes describirme tu propio mundo. Tal vez así podamos encontrar las diferencias y entender qué está pasando.

Twilight mostró una de las imágenes levitando en el aire, la cual flotó frente al Rey Sombra. Él la examinó con una mezcla de curiosidad y una ligera indiferencia, como si estuviera tratando de encontrar algo de interés en una revista que claramente no era de su agrado.

—El Bosque Everfree —dijo Twilight, señalando una imagen del espeso y misterioso bosque de Equestria. Esperando que Sombra lo reconociera. 

—Bosque Spectrum —respondió con una confianza que solo se compara con la de alguien que ha ganado en un concurso de adivinanzas sin saber las respuestas.

Twilight suspiró y pasó a la siguiente imagen, que mostraba la ciudad flotante de Cloudsdale en todo su esplendor.

—Cloudsdale. —preguntó, con un tono que combinaba incredulidad y la desesperación de alguien que está tratando de enseñar a un pez a volar.

El Rey Sombra observó la imagen por un momento y luego dijo:

—Skyfall.

Twilight frunció el ceño, tratando de entender por qué alguien llamaría "Skyfall" a una ciudad que claramente no tenía nada que ver con su nombre.

Finalmente, llegó a la última imagen que mostraba el majestuoso Rainbow Falls, con sus cascadas de colores brillantes.

—Rainbow Falls —preguntó, casi con una pizca de "por favor, déjame ir a casa".

El Rey Sombra la miró como si acabara de ofrecerle un cupón de descuento para algo que no necesitaba.

—Aetheria.

Twilight se quedó sin palabras, mirando las imágenes como si intentara descifrar el último nivel de un videojuego extremadamente confuso.

—¿Aetheria? —repitió, casi sin aliento—. Pero... esos nombres no tienen sentido. ¿Por qué todo se llama diferente en tu mundo?

El Rey Sombra se encogió de hombros, con una expresión de "¿acaso me importa?"

—No tengo idea de qué estás hablando. Estos son los nombres que usamos en nuestro reino. Quizás sea la versión "deluxe" de tu realidad.

Twilight miró las imágenes flotantes, tratando de entender cómo todo podía ser tan diferente y al mismo tiempo tan confuso. Se preguntaba si el hechizo había creado una especie de puente dimensional donde todo tenía nombres y características alteradas, como una versión muy rara de un catálogo de muebles.

—Entonces, ¿estás diciendo que en tu mundo todo se llama diferente? —preguntó Twilight, tratando de mantener la calma mientras sentía que su cerebro se desarmaba.

—No exactamente —dijo el Rey Sombra, cruzando los brazos como si estuviera evaluando la calidad de una oferta—. Es más como si estos lugares existieran en una versión alternativa de nuestra realidad, con sus propios nombres y características. Tal vez tus lugares y los nuestros se solapan de alguna manera, como dos mundos que se están dando un apretón de manos muy incómodo.

Twilight asintió lentamente, intentando procesar la idea mientras pensaba en lo mucho que le gustaría tener una pausa para café.

—De acuerdo, eso explica por qué los nombres son diferentes —dijo Twilight, con un tono que intentaba ser de determinación, aunque la confusión seguía evidente—. Vamos a ver si podemos encontrar una manera de armonizar nuestras realidades. Si estos lugares existen en ambos mundos, tal vez estamos en una dimensión paralela.

El Rey Sombra asintió, mostrando una mezcla de interés y la ligera exasperación de alguien que ha tenido que escuchar demasiadas teorías sobre dimensiones paralelas.

—¿Y cómo planeas hacer eso? —preguntó—. ¿Tienes algún otro hechizo que pueda ayudar?

Twilight pensó por un momento y luego se dirigió a una de las estanterías, sacando un libro de hechizos dimensionales que parecía tan antiguo que podría tener sus propias telarañas.

—Voy a revisar algunos hechizos avanzados que podrían ayudarnos a sincronizar las dimensiones —dijo mientras hojeaba el libro—. Tal vez podamos encontrar un hechizo que te permita volver a tu respectiva realidad o, al menos, entender por qué estás aquí. O al menos, que no me sigas dando nombres absurdos.

El Rey Sombra observó con una expresión de cautela mientras Twilight trabajaba en su libro. Aunque no confiaba completamente en ella, estaba dispuesto a cooperar si eso significaba encontrar una solución a su situación. Esta poni en serio era muy diferente a la twilight de su realidad.

—Mientras haces eso, ¿podrías explicarme algo? —preguntó.