Twilight estaba sentada en el frío suelo, con el corazón latiendo desbocado por una mezcla de pánico y confusión. La luz brillante se había desvanecido, dejando la habitación sumida en un inquietante crepúsculo. Sus ojos recorrieron frenéticamente el espacio vacío donde había estado Sombra, buscando desesperadamente algún rastro de él.

—¡Sombra! —volvió a llamar, su voz rebotando en las paredes con un eco que sonaba a desesperación. Pero no hubo respuesta, solo un silencio abrumador.

La habitación estaba débilmente iluminada por los restos de la extraña luz, que parpadeaban en los bordes como si se resistieran a desaparecer por completo. Twilight se acercó al lugar donde Sombra había estado de pie momentos antes; sus patas temblaban al avanzar. Extendió una pezuña, esperando con desesperación que él reapareciera de alguna forma.

Nada.

—No... no, no, no... —murmuró Twilight, su voz volviéndose más aguda con cada palabra, a medida que la desesperación se apoderaba de ella. Se levantó rápidamente, su mente trabajando a toda velocidad para entender lo que acababa de suceder. La luz no era un fenómeno común; era mágica, de un tipo que no podía explicar fácilmente. ¿Qué fue eso? Ni siquiera usé el hechizo del libro... ¿Siempre estaba destinado a ser algo temporal?

Su mirada se dirigió al lugar donde Sombra había estado por última vez, esperando encontrar alguna pista. No había nada, solo los restos de su discusión y la tensión persistente en el aire.

Los ojos de Twilight se posaron en el libro que había iniciado todo este lío, tirado en el suelo. Lo recogió con cuidado, sintiendo un peso de arrepentimiento en su corazón.

—Piensa, Twilight, piensa —se dijo a sí misma, su voz temblaba mientras intentaba recuperar la compostura—. La luz... el libro... tiene que haber una conexión.

Sintió el aire frío en su piel, una sensación de miedo creciendo dentro de ella. Cerró los ojos por un momento, tratando de enfocar sus pensamientos, mientras aferraba el viejo libro con fuerza, escaneando la habitación una vez más con su mirada desesperada.

De repente, un fuerte estruendo sacudió la puerta cuando esta se abrió de golpe. Sus amigas estaban allí, con los rostros marcados por la preocupación.

—¡Twilight! ¿Qué pasó? —exclamó Rarity, sus ojos muy abiertos al ver a su amiga sentada en el suelo.

Rainbow Dash y Pinkie Pie estaban detrás de ella, con expresiones que oscilaban entre la preocupación y la confusión.

—Escuchamos tu grito y vinimos corriendo —continuó Applejack con urgencia—. ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?

Twilight las miró con tristeza, todavía apretando el libro con fuerza.

—Sombra... desapareció... —murmuró.

—¿Cómo que desapareció? —preguntó Rainbow, frunciendo el ceño.

—Twilight, ¿qué está pasando? —añadió Rarity en voz baja, mirando alrededor de la habitación apenas iluminada.

—Sombra... él... de repente... la luz... —tartamudeó Twilight, luchando por articular una frase coherente.

Applejack se acercó y le puso una pezuña reconfortante en el hombro.

—Twilight, ¿dónde está? ¿Adónde se fue? —preguntó suavemente, tratando de mantenerse calmada.

—¡Él...! —Twilight comenzó, pero no pudo continuar. No estaba segura. ¿Había regresado a su mundo? ¿O había sido transportado a un lugar aún peor, tal vez a una dimensión llena de lava? El pánico la invadió.

Sus amigas notaron su comportamiento alterado y rápidamente intentaron consolarla.

—Querida, tal vez fue lo mejor. Quizás haya regresado a su mundo, sano y salvo —dijo Rarity, tratando de calmarla.

—¡Sí! ¡Probablemente esté celebrando estar en casa! —exclamó Pinkie Pie, rebotando con entusiasmo.

Twilight sintió una punzada de tristeza ante ese comentario. ¿Realmente había regresado a casa? Sabía que debía estar contenta, pero no podía deshacerse de sus dudas. No quería que las cosas terminaran así; deseaba disculparse de verdad. Ahora sentía que nunca tendría la oportunidad. ¿Tendría que vivir con estos sentimientos reprimidos por el resto de su vida?

—¿Por qué nos preocupamos por él? ¡Es mejor que se haya ido para siempre! —declaró Rainbow Dash alegremente.

—Él... no era malo —murmuró Twilight.

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Mientras Twilight se perdía en sus pensamientos, con los ojos recorriendo la ahora tenue biblioteca, la atmósfera cambió repentinamente. Una risa peculiar y traviesa resonó en la habitación, haciendo que las orejas de Twilight se alzaran de sorpresa.

—Bueno, bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? —dijo una voz cargada de curiosidad juguetona.

Discord, el espíritu del caos, se materializó de la nada con una floritura de sus extremidades desiguales y una sonrisa traviesa en su rostro. Sus ojos brillaban con una mezcla de diversión e intriga mientras observaba la escena.

—¡Discord! —exclamó Twilight, su alivio mezclándose con frustración—. ¡No tengo tiempo para ti ahora!

Discord flotaba perezosamente sobre el suelo, girando un bigote imaginario con una garra y arrancando perezosamente una flor de la nada con la otra.

—Oh, querida, ¿Sombra ha desaparecido? ¡Qué deliciosamente problemático! —exclamó con un puchero exagerado—. Y yo que esperaba disfrutar de una tranquila tarde de caos.

—¿Cuánto tiempo llevas espiando? —preguntó Twilight, irritada.

—Hmm, no lo sé, tal vez desde esa pequeña disputa de amantes —respondió Discord con una sonrisa traviesa—. Fluttershy vino a mí, rogándome que ayudara —dijo riendo—. Pensé que sería aburrido, pero ¡oh, qué agradable sorpresa!

Fluttershy entró lentamente detrás de él.

—Discord aceptó ayudarnos... ¿Qué pasó? —preguntó con suavidad, viendo a todas sentadas alrededor de Twilight, con preocupación en sus rostros.

Twilight respiró hondo, intentando mantenerse enfocada.

—Esto no es una broma, Discord. Necesito encontrar a Sombra. El libro...

—¡Oh, el libro! —interrumpió Discord, sus ojos brillando con interés—. Runas de teletransportación, magia antigua, y todo ese jazz. Un giro bastante dramático, si me permiten decirlo.

—¿Sabes algo sobre adónde podría haber ido? —preguntó Twilight, con un tono de desesperación en su voz—. ¿O cómo revertir esto?

Discord sonrió con malicia.

—Oh, mi querida Twilight, ¿por qué querrías hacer eso?

Twilight se quedó boquiabierta. ¿Qué quería decir con eso? Obviamente, no quería traerlo de vuelta... ¿o sí?

—¡No... no, no es lo que quise decir! Solo quiero saber si está bien —dijo Twilight rápidamente.

Los ojos de Discord brillaron con picardía.

—Bueno, podría saber una o dos cosas sobre la teletransportación. Después de todo, un poco de caos a veces puede arreglar lo que se ha desordenado mágicamente —flotó más cerca de Twilight, con una expresión de fingida seriedad—. Pero dime, ¿qué hay para mí?

La paciencia de Twilight se agotaba. —Discord, este no es momento para juegos. Necesito tu ayuda.

Discord fingió un suspiro dramático, agitando una garra con desdén.

—Muy bien, muy bien. Supongo que puedo ayudar. Después de todo, disfruto de un buen rompecabezas.

Comenzó a inspeccionar el libro con una curiosidad casi infantil. Twilight observó, exasperada pero esperanzada, mientras las travesuras de Discord rápidamente se tornaban en una búsqueda más seria.

—Hay mucha magia antigua involucrada en esto —reflexionó Discord—, pero también hay un toque de... oh, qué fascinante... un giro caótico. Verás, los hechizos de teletransportación pueden ser muy inestables cuando se mezclan con la magia del caos. El libro podría haber atraído un poco de... atención extra.

Twilight frunció el ceño, sin seguir del todo su línea de pensamiento.

—Entonces, ¿qué significa eso?

La sonrisa de Discord se ensanchó aún más.

—Significa que el libro tiene un toque de magia del caos, que siempre es deliciosamente impredecible. Si tuviera que adivinar, el libro se alimentó de tus emociones caóticas del momento y decidió ejecutar el hechizo por sí mismo...

Todas las ponis miraron a Twilight con sorpresa.

—¿Mis emociones? —preguntó Twilight, desconcertada—. Está bien, estaba algo alterada, pero eso no explica todo... Entonces, ¿fue la magia del libro la que lo envió de regreso a su mundo? ¿Qué lo trajo aquí en primer lugar?

Discord bajó el libro, adoptando de repente una actitud seria.

—Eso... —murmuró con voz grave, solo para estallar en una carcajada—. ¡Quién sabe!

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Sombra abrió los ojos con un jadeo. Se incorporó de un salto, tropezando con sus propias sábanas.

—¿Fue todo solo un sueño? —se preguntó, mirando el techo de su habitación, su cama, sus pertenencias. Estaba de vuelta en su mundo, en su propio cuarto en el palacio del Cristal.

—Twilight... ¡Twilight! —gritó, mirando a su alrededor, desesperado. Ella no estaba. Corrió hacia el balcón, necesitaba confirmarlo. Sabía dónde estaba, pero necesitaba verlo con sus propios ojos.

El aire frío de la mañana azotaba su melena negra, y el vapor de su aliento flotaba en el aire helado. No había rastro de Twilight. Él había regresado... pero a su propio mundo.

—¿Cómo? Twilight no lanzó el hechizo... ¿Cómo regresé? —murmuró Sombra, contemplando el Imperio de Cristal desde su balcón. Era una vista familiar, pero el regreso no era reconfortante. ¿Por qué? Quizás ya lo sabía.

Nunca volvería a ver a Twilight.

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