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⭐Capítulo 12⭐

—Espera, ¿me estás diciendo que tu hermano se casó con la actual soberana del Imperio de Cristal de este mundo? —preguntó Sombra, claramente confundido, como si la idea fuera difícil de asimilar. —Entonces, ¿él es el rey consorte? ¿O cómo funciona todo aquí?

Twilight no pudo evitar reír ante su confusión; le resultaba entretenido ver cómo se esforzaba por entenderlo. Había estado en ese estado desde que le contó sobre su hermano por la mañana. Anoche había dormido tan profundamente que ni siquiera notó cuándo se quedó dormida. 

Se lamentaba porque ese momento era perfecto para obtener más detalles sobre el mundo de Sombra, y justo cuando estaba a punto de llegar a la mejor parte —su otro yo— tuvo que quedarse dormida. ¿Por qué le tenía que pasar eso? Además, esa mañana se habían despertado abrazados. ¿Habrá babeado sobre él? ¡Esperaba que no!

Twilight intentó recomponerse y respondió con una sonrisa divertida.

—Sí, exactamente. Mi hermano se casó con la soberana del Imperio de Cristal, y sí, él es el rey consorte. Aunque, en realidad, ese título no le otorga mucho poder en la administración del imperio; simplemente es el esposo de la soberana. Él apoya a Cadance en lo que puede, pero ella sigue siendo la líder principal.

Sombra frunció el ceño, aún intentando procesar la información.

—Eso es... complicado —dijo, sacudiendo la cabeza—. Entonces, en tu mundo, la autoridad real recae principalmente en la soberana, mientras que el rey consorte tiene un rol más ceremonial.

Sombra, en realidad, no estaba particularmente interesado en esto; sabía que en su mundo la situación era similar, aunque Twilight no tenía por qué saberlo. 

Lo que realmente le preocupaba era lo que había sucedido esa mañana. ¡¿Cómo se le había ocurrido abrazarla mientras dormía, y más aún, compartir la cama con ella?! ¡Ni siquiera estaban comprometidos!

Nunca le había interesado ningún poni del sexo opuesto; incluso llegó a creer que era incapaz de amar. Planeaba ser un rey soltero hasta que el imperio se convirtiera en polvo. Casarse no estaba en sus planes.

Pero ayer, algo cambió. Sentía un pequeño clic en su interior, algo que debía ocultar con la mayor rapidez posible. Era algo completamente innecesario. 

Twilight se encontraba leyendo el libro que el rey le había confiscado la noche anterior para que pudiera descansar. El libro trataba extensamente sobre la teoría de la distorsión y el desplazamiento espacio-temporal, pero era solo eso: teoría. 

No contenía hechizos ni prácticas que pudieran validar lo que leía. A veces, encontraba palabras que no comprendía o que parecían no existir en ningún idioma conocido. ¿Podrían estar en un idioma antiguo?

No tenía idea de cómo había afectado su simple experimento al flujo espacio-temporal. ¡No tenía sentido! Pero Sombra estaba aquí, y eso era un hecho. 

Por lo tanto, debía resolverlo. Sin embargo, a pesar de su exhaustiva lectura, el libro no ofrecía ninguna evidencia concreta.

— ¡Ugh...! — Twilight suspiró pesadamente, llamando la atención del rey Sombra.

— ¿Estás bien? — preguntó él. — ¿Necesitas que haga algo?

Twilight lo miró, no quería confesarle que no había encontrado nada. Ya había revisado cada libro en la biblioteca y no quería parecer derrotada. Simplemente desvió la mirada un poco.

— Un poco de agua estaría bien... — dijo finalmente.

Sombra asintió y salió de la biblioteca para traer el agua.

Twilight esbozó una pequeña sonrisa. Jamás pensó que vería el día en que una figura tan prominente como él trajera un vaso de agua.

— Ahora, ¿qué se supone que vamos a hacer? — dijo, mientras nuevamente sostenía el libro cerrado.

Se levantó del asiento para devolver el libro a la estantería de la que lo había sacado. Pero al colocar el libro y volverse, este volvió a caer al suelo y se abrió.

— ¿Pero qué...? — Twilight se acercó para recogerlo. Al echar un vistazo a las páginas, notó que las letras parecían cambiar de lugar.

— ¿Un libro con dezplazamiento mágico? — murmuró Twilight. 

Los libros con desplazamiento mágico eran una especie de protección para salvaguardar hechizos de alto rango. Las letras siempre cambiarían, y se desplazarían, impidiendo que se realizara el hechizo correcto. Pero, ¿cómo era posible que el libro estuviera reaccionando a ella? ¿Reaccionaba a su magia? ¿O a sus emociones?

Las letras comenzaron a formar oraciones nítidas y legibles, creando enunciados comprensibles. Twilight leyó con rapidez, temiendo que las palabras volvieran a desplazarse.

— Grietas interdimensionales... magia espacial... daño al flujo espacio-temporal... — siguió leyendo rápidamente, su mente asimilando cada palabra. ¡Eureka! Encontró un hechizo para devolver a un ser a su dimensión de origen. 

Finalmente, ¡aunque no explicaba cómo su experimento había traído al rey Sombra, al menos había una forma de enviarlo de vuelta!

— Enviarlo de vuelta... — murmuró Twilight, dándose cuenta de que, al hacerlo, probablemente nunca volvería a verlo.

Volvió a buscar en el libro alguna página que indicara si era posible realizar viajes frecuentes entre dimensiones. Sin embargo, el libro, como si percibiera su desequilibrio emocional, reactivó su magia de desplazamiento.

— ¡No, no! — exclamó Twilight, frustrada. Ya no podía entender lo que decía el libro. No sabía si había una manera de permitir que, aunque lo enviara de vuelta, pudiera regresar alguna vez. 

— Espera... ¿Por qué querría que regrese? — murmuró Twilight, dándose cuenta de que su objetivo era enviarlo a su mundo, ¿no? Entonces, ¿por qué le preocupaba tanto si no podría volver a verlo?

El sonido de unos pasos la sacó de sus pensamientos. Sombra ya estaba en el pasillo cerca de la puerta de la biblioteca. En un estado de pánico, se preguntó qué le diría: ¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Miró hacia un lado y luego hacia el otro, sin saber qué hacer. Recordó que había una pequeña trampilla detrás de esa estantería, así que ocultó el libro rápidamente y...

— ¿Sparkle? — preguntó el rey Sombra al entrar en la biblioteca y no encontrar a Twilight. — ¿Dónde te metiste? Te traje tu agua.

Twilight salió desde detrás de una de las estanterías.

— ¡S-Sombra! Solo estaba... ya sabes, leyendo... — se excusó. ¿Por qué estaba haciendo esto? Solo debía decirle que había encontrado la solución a todos sus problemas.

— ¿Leyendo? ¿Otra vez? Te dije que te tomaras un descanso — dijo el rey Sombra, haciendo un puchero porque la alicornia nunca lo escuchaba. Colocó el agua en la mesa y se sentó en una de las sillas.

Twilight se sentó en la otra silla, tomando el vaso de agua, pero realmente no podía beberlo después de lo que había descubierto. Quiso contarle sobre el hallazgo, pero sintió que el momento ya había pasado.

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