⭐Capítulo 10⭐
Otra noche aquí significaba otro día sin encontrar una solución. Sin embargo, Sombra no lo veía tan mal; este era el primer descanso que había tenido en siglos.
El retiro no le sentaba mal. Además, estaba rodeado de "lujos": un sillón que crujía peligrosamente cada vez que se sentaba, como si su peso fuera demasiado, una almohada rústica con más agujeros que una red para "ventilación", y una dama que no lo dejaba dormir. ¡Lo tenía todo!
—Sparkle... ¿puedes... por favor apagar las luces? —dijo cansado, con profundas ojeras bajo sus ojos. La verdad es que la dama no lo dejaba dormir, y llevaba razón.
En estos dos días, no había visto a Twilight pegar el ojo ni una vez. "¿Es que acaso esta criatura duerme?", se preguntaba.
—Solo un poco más, puede que haya encontrado algo. Este libro habla sobre distorsión espacial —dijo Twilight, completamente inmersa en su lectura.
—Bien por ti, pero todos —dijo antes de usar su magia para quitarle el libro a Twilight— necesitamos dormir...
Twilight suspiró y lo miró con una mezcla de resignación y cansancio.
—Con "todos" te refieres a ti, ¿verdad? —preguntó, no muy convencida de su protesta.
Sombra colocó el libro en una estantería alta fuera del alcance de Twilight y luego se levantó del sillón, estirándose con una elegancia que parecía casi felina. Se acercó a ella, una sonrisa juguetona en su rostro.
—Twilight, una belleza debe dormir bien... —comenzó, y Twilight sintió un calor subiéndole a las mejillas, interpretando mal sus palabras y pensando que se refería a ella. Pero antes de que pudiera reaccionar, él continuó—. Bueno, y tú también debes dormir. Claro, sin prejuicios en el aspecto.
Twilight se quedó boquiabierta por un segundo, entre confundida y avergonzada, mientras Sombra la observaba con esa misma sonrisa traviesa.
—¡¿Qué?! —exclamó, su voz un poco más alta de lo que pretendía—. Eso no es... ¡No es apropiado!
Sombra la miró un momento, sin poder evitar una risa suave que se fue convirtiendo en una carcajada alegre. Su risa resonó en la biblioteca, mezclándose con el sonido de las páginas de los libros que se movían.
—Lo siento, lo siento —dijo entre risas—. No pretendía ofenderte. Solo estaba bromeando.
Twilight, aún sonrojada y con una expresión de indignación, se volvió de espaldas a él. La risa de Sombra la hizo sentir aún más incómoda, y se apresuró a dirigirse a su rincón, sin decir una palabra más.
Sombra, aun riendo, se dirigió de nuevo a su sillón. Se acomodó en él, volviendo a suspirar relajado mientras la miraba desde la distancia.
—Entonces, Sparkle, ¿dónde duermes tú? —preguntó, intentando que su tono sonara casual. La curiosidad en su voz era evidente.
Twilight, al escuchar la pregunta, se tensó ligeramente. Miró a Sombra con una expresión evasiva, tratando de evitar el tema.
—Oh, ya sabes —dijo rápidamente—, tengo mis cosas. No es nada importante.
Sombra frunció el ceño, notando la evasión en su respuesta. No era como si no entendiera lo que significaba estar despierta por tanto tiempo, pero la manera en que Twilight evitó la pregunta le pareció algo preocupante.
—¿No has dormido? —inquirió, su tono un poco más serio ahora.
Twilight se volvió hacia su libro, tratando de concentrarse en las palabras para evitar la mirada inquisitiva de Sombra.
—No, no es eso —murmuró—. Solo... no he encontrado nada útil todavía, y no quiero perder tiempo.
Sombra se inclinó hacia adelante, con una mezcla de preocupación y curiosidad en su rostro. ¿Qué podía hacer? Ya había decidido no cruzar la línea, pero, tras escuchar a Twilight, se levantó lentamente de su sillón, estirando las patas con una mueca de cansancio. Luego, mirando a Twilight con una mezcla de curiosidad y bromista malicia, preguntó:
— Entonces, ¿dónde dormirás?
Twilight levantó la vista y respondió sin pensarlo mucho:
— En mi habitación, por supuesto.
Sombra arqueó una ceja, sonriendo de manera burlona.
— Oh, ¿en serio? ¿No se suponía que debía estar siempre bajo tu vigilancia? —dijo, su voz cargada de diversión.
Twilight se sonrojó, no sabiendo cómo responder. Su expresión de molestia era casi cómica, y antes de que pudiera decir algo, Sombra continuó:
— Si es necesario, traeré una cama aquí —dijo con firmeza, aunque en su tono se notaba un dejo de irritación.
Sombra se rió suavemente, apreciando la respuesta de Twilight.
— No será necesario —dijo, levantándose del sillón y moviéndose un poco al lado—. Podrías dormir aquí.
Hizo un gesto hacia el espacio junto al sillón, como invitando a Twilight a acercarse. Twilight se quedó estupefacta por el gesto y se sonrojó, su mente dando vueltas por la inesperada invitación.
Sombra notó su reacción y, al ver que se sonrojaba más, rápidamente se sintió nervioso. Se enderezó y levantó las patas en señal de desarme.
— No te preocupes, no haré nada raro —aclaró rápidamente—. Solo pensé que podríamos compartir el espacio de una manera... más cómoda.
Twilight, aún sonrojada y atónita, dio un rápido paso atrás, tratando de recuperar su compostura. Su corazón empezó a palpitar a mil por hora; ¿dormir con él? No sobreviviría a la incomodidad.
— Oh, eh... —balbuceó—. Está bien, entonces. ¡Volveré para buscar... otra almohada!
Se apresuró a alejarse, su rostro rojo como una manzana, mientras trataba de disimular su agitación.
Sombra se echó a reír suavemente mientras Twilight se apresuraba a alejarse, su risa resonando en la biblioteca. La situación había tomado un giro inesperado, y ahora se encontraba en un dilema. Nunca antes había compartido cama —o, en este caso, un sillón— con otro poni. Aunque no lo admitiría fácilmente, estaba nervioso.
Finalmente, suspiró. Bueno, si iban a hacerlo, lo único que tendrían que hacer era dormir. Tal vez no era tan malo después de todo, y si lo pensaba bien, la compañía no era tan desagradable.
Poco tiempo después, Twilight regresó con una almohada y una manta. Se acercó lentamente hacia el sillón donde Sombra estaba sentado, se detuvo allí, como si esperara el permiso de su compañero para acomodarse a su lado. Sombra la miró, notando que se veía linda, algo sonrojada y evitando su mirada.
— Muy bien, hagámoslo —dijo él, decidido.
La expresión de Twilight se volvió un enigma de confusión. ¿Hacer qué? ¿Qué hacen dos ponis adultos en un sillón juntos? Se sonrojó intensamente, como si sus retinas estuvieran a punto de temblar. Sombra la miró, confundido, hasta que se dio cuenta de lo que había dicho y rápidamente se corrigió.
— ¡D-dormir! Quiero decir, vamos a dormir... —dijo casi a toda prisa, con la excusa tartamudeando—. No, no te preocupes. No voy a hacer nada raro. Solo... pensé que sería bueno relajar la tensión...
El nerviosismo en la voz de Sombra era palpable mientras intentaba tranquilizarla. Twilight, aunque aún un poco sonrojada, logró recuperar el aliento y, con un gesto algo torpe, se acercó al sillón.
— Está bien —dijo con voz temblorosa—. Gracias por la... oferta.
Ambos se acomodaron en el sillón.
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