un éxito encarnecido de poder
Diana se levantó temprano para comenzar a estudiar, quería enmendar todas sus notas por si su mama llegaba antes de que ella la encontrara.
Castillo fue a recorrer las calles para entrenar con su amiga. Pasando por el banco escucha unos gritos.
<<Era el momento de actuar. ¡Estaba batalla es para mi! >> Pensó el, mientras se fue a cambiar. No estaba seguro de que la sirena pudiera hacer algo, pero prefería no hacerla enojar y avisarle.
¿Y quién iba a querer hacerla enojar después del estruendo rocoso de ayer?
Es que efectivamente allí adentro se encontraban los Sinarios dos con mochila jet pack, otros dos con navaja y gas lacrimojeno y pistola, otros dos con traje de buceo en mochila y guantes de box. Ellos habían entrado amenazando a todos con el gas y a pesar de que le entregaban lo que tenían querían más. Y estaban dispuestos a seguir pidiendo más hasta más no poder.
Apenas la sirena comprendió lo que pasaba, agito su cola y comenzó a nadar hacia el banco por las orillas que no tocaban los barcos. Su velocidad en el agua iba aumentando continuamente.
Al entrar el joven la gente experimento diversas reacciones:
— ¡No hay otro superhéroe mejor!—decían algunos.
—¡Esta vez gánale!— pronunciaban otros.
—¿Pero tú quién eres?—pregunto el encargado del banco.
—¡Afevatron!—contesto el superhéroe.
—como te llames, basta de charla y ¡¡¡mejor vete!!!.
El héroe se abalanzo hacia uno de ellos. Los demás estaban a punto de atacarlo cuando se escuchó un gran estruendo desde afuera.
Sirelis había levantado una torre de agua frente al banco para que todos salieran.
Dos de los sinarios habían salido para ver que sucedía mirando hacia ambos lados. La sirena se puso en una esquina sobre el agua, hizo una torre de agua y los puso sobre ellos. Los asfixio por unos momentos.
Afevatron salio por detrás y diriguio su mirada al agua.
—¡Dos menos!— expreso con ternura ella soltándolos.
Los dos hombres intentando recuperar la respiración se fueron corriendo.
— ¿Qué hiciste con mis dos hombres?—pregunto uno de los sinerios, tras entrar el superhéroe.
—No te preocupes, lo mismo les espera a ustedes.— corriendo rápido, saltando para darle un golpe a uno de ellos.
El sinario intento tirarle gas lacrimógeno otra vez. Pero el héroe al ver que iba a sacar algo de su bolsillo le apretó el pie. Adolorido cayó sentado en el suelo.
Uno de los hombres le pego con uno de los guantes de box, eso lo inmovilizo por un momento. En ese momento los otros dos con jet pack aprovecharon para escapar con las bolsas de dinero que habían conseguidos, elevados en el aire reciben el golpe de una curva marina que los hace caer hacia abajo como si se tratara de montaña rusa. Los estabilizadores del jet pack comenzaron a fallar por el agua y no hubo forma los dos hombres pudieran evitar derrumbarse contra el suelo.
El otro salió corriendo del banco, intento abrir la puerta pero no pudo. Sirelis tenía bloqueada la salida con una torre de agua no tan pesada como las otras. Igual el tiempo a ella le quedaba corto un montón de barcos se aproximaban…
Por suerte Afevatron reacciono a tiempo y lo agarro con ambas manos y lo arrojó al suelo. Lo pego hasta noquearlo. Busco en la mochila de él y lo ato con una de las cuerdas que llevaba.
Todos suspiraron de alivio y llenaron de aplausos al superhéroe, gritando su nombre a través de porras…
— ¿Cómo hiciste lo del estruendo de afuera?—pregunto el trabajador del banco.
— ¡Tienes poder de terremoto! Seguro es eso. —comento otro.
—no. Fue mi compañera Sirelis.
—Pues ¿porque no entro?—expreso con sarcasmo un adolecente.
—es una sirena.
— ¿En serio existen?—pregunto una nenita junto a su mama.
— ¡no hagas caso, solo existen en los cuentos!
Solo existen en los cuentos, pero que es un cuento sino la realidad para ellos. ¿Y qué es la realidad realmente?
Él se apresuró en ir a ver a su compañera. Había sido un desafío superado de manera victoriosa, estaba lleno de emoción. A pesar de eso el también entendía que no iba a ser la última vez que lo vieron y que cada momento se iban a volver más fuerte, pero la próxima vez que aparezcan estarían mejor preparados para vencerlos de nuevo. Iba a superar cualquier obstáculo que se le presentara.
Los sinarios se presentaron ante su jefe con miedo, el cada que no lograban venir con algo los metía en una tina muy caliente sin ropa. Para que soportaran y se hicieran más valientes. No podía creer que fueran unas gallinas.
Cecilia: Luego nos vemos. Tengo algo importante que hacer, no vengas.
El héroe no entendía que podía estar sucediendo, pero de todas formas aprovecho la oportunidad para llegar temprano al trabajo.
La sirena estaba dispuesta a canalizar su energía interna para volver a ser humana, pero no sin antes revisar en el fondo del mar para buscar alguna nota de ese científico que pudiera haber caído. Busco por las cavernas subterráneas, por debajo y los costados de los barcos pero nada. No había rastro de las otras notas.
Al cabo de unas horas, la noticia de los héroes salvando el banco ya estaba en todo los periódicos y noticieros.
<<Los nuevos superhéroes Afevatron y Sirelis salvaron el banco español. ¿Cuál es la identidad de estos misteriosos heroes? ¿Y si existen las sirenas que más podría haber a nuestro alrededor? >> Fue el titular oficial de los medios mundiales.
Un hecho como este había comenzado a expandirse a través del mundo y no solo en España.
Al enterarse de los nombre de los superhéroes los padres de Cecilia se sintieron más seguros, sabían que su hija este donde este podría estar protegida por estos héroes. Y que cuando todo Ámsterdam recupere su paz, su hija podría recuperar su confianza y volver hacia ellos.
Diana tras haber tenido un día lleno de concentración y aprendizaje en el instituto recorrió las calles para intentar encontrar a estos héroes. Ella estaba segura que si lograba encontrarlos, ellos la iban a ayudar a encontrar a su mama. Busco por todos lados pero no aparecían. Hasta se quedó mirando el agua por unos momentos para ver si estaba la sirena, pero nada.
Castillo se llenó de alegría al escuchar a todos en la fábrica hablar de los superhéroes que ya eran conocidos por sus nombres.
— ¡Si hubiera superhéroes no estaríamos como estamos! ―expreso con enojo su jefe haciendo un recorrido.
Todos creyeron que hablaba simplemente de la seguridad pero él estaba hablando de estabilidad de la fábrica, de la presión que se les estaban imponiendo para ceder lo que por decreto era suyo.
Cada día se le dificultaba más a Cecilia rondar por su casa, sus padres continuamente parecían turnarse cuando uno no trabajaba para buscarla por diferentes barcos y casas.
En sus sueños ella soñaba con decirles a sus padres que era una sirena y ellos la rechazaban y decían que no la querían volver a ver más. Ella intentaba convencerlos de que era la misma, pero ellos la negaban. Le decía que podría vivir en una tina de agua en el baño y no tendrían que separarse más. Pero sus padres decían que es lo que más quería, que ella se fuera y no volviera.
Castillo solo quiso aprovechar esa noche para hacer más cartas fingiendo ser su madre y antes de irse a su cuarto intento mostrarle a su hermana su cariño y aprovechar lo que eran conocidos los superhéroes para ella se sintiera motivada y quisiera quedarse.
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