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EBN 6. Nadie escarmienta en cabeza ajena.

Es curiosa la manera en que solemos engañarnos a nosotros mismos cuando algo no sale como anhelamos. Primero, entramos en la etapa de la negación. "No me siento mal", "esto no me afecta", "ni siquiera me importa", "no es para tanto", "al fin que ni quería"; frases como esas las repites dentro de tu cabeza una y otra vez y sonríes forzadamente para tratar de convencer a cualquiera en tu entorno que estas bien y que saldrás delante de cualquier situación adversa que te esté carcomiendo las entrañas.


Por supuesto, no te convences ni a ti mismo.


Básicamente eso era lo que me sucedía. En el momento que descubrí que Rusell se había ido (y después de llorarle tres o cuatro días), volví a mis labores cotidianas. De hecho, descubrí que gracias a su partida, ya no me equivocaba en ninguna de mis labores. Podía atender a mis clientes sin la ansiedad de tener presente a ese super modelo pasando una y otra vez ante la ventanilla. Podía contar el dinero con toda la tranquilidad del mundo y quedarme solo cuando mis compañeros se iban a comer, sin estar pensando en que momento ese tipo se aparecería para provocar que me congelara de nervios. Incluso mejoré mi servicio al cliente y gané algo de confianza al respecto, bromeando con todos los que llegaban a la sucursal y haciendo algunos amigos de paso. La vida sin Williams presente era mucho más sencilla, más cómoda y menos caótica.


Pero el banco parecía un lugar sombrío y vacío. Era innegable que su presencia siempre resaltaba entre todos, y el hecho de tener un joven apuesto esperando a revisar alguna joya, atraía muchas damas con prendas de buen valor. La afluencia de clientas bajó considerablemente, pues la compañera que quedó como relevo en el lugar de Rusell, no se parecía en nada a él, ni en trato ni en presencia. Por mi parte, yo tenía que lidiar con las constantes preguntas de algunos clientes amigos del torpe ese, que constantemente iban a ventanilla preguntando algo como "¿Dónde está el werito*?". Y yo que me moría por decirles que el imbécil se encontraba muy lejos de aquí, regodeándose en las calles de una gran ciudad, llevando en su brazo a una perra con un nombre ridículo que de paso, pertenecía por ley a otro hombre.


Naturalmente, siempre contuve mis ganas de escupir la verdad y solo me limitaba a decir "nos abandonó" con una sonrisa gentil en los labios.


Dicen que las penas con alcohol son buenas, y aunque no quería recurrir al viejo arte de embriagarme hasta olvidarme de todo, irremediablemente terminé en un bar. Solo bebía wisky, pero me ayudó bastante luego de varios días de visitar el mismo sitio, donde podía escuchar la vida amorosa de otras personas que estaban peor que yo. ¿Por qué lamentarme tanto? Había logrado buen sexo, prácticamente rompí el orgullo de un heterosexual que existiría el resto de su vida sabiendo que perdió ante un hombre caliente que logró lo imposible y de paso, logré encajar en su mente que la mujer por la que tanto luchaba, jamás le pertenecería, al grado de desesperarlo y mandarlo corriendo muy lejos, junto a ella. Definitivamente Rusell Williams era un ser muy miserable.


Curioseando en la red, descubrí que el muy "astuto" tenía un Facebook nuevo, y me dio una risa inmensa notar que seguía apareciendo como soltero. Había incontables fotografías donde se mostraba a si mismo recorriendo la ciudad, con mucha alegría, pero en ninguna aparecía la mujer, y la cantidad de comentarios que dejaba día tras día, "invocándola", me causaba náuseas. "Amorcito, chaparrita, mi vida, mi cielo, amor de mi vida"; cuanto asco podía provocarme el leer tanta cursilería, viniendo del hombre que admiraba tan solo por su aspecto personal y por qué parecía un hombre con una pizca de cerebro. Pero recorrer su muro era descubrir lo mucho que me beneficiaba tanto que se hubiera largado. Pero aun sabiendo todo eso, me dolía en el alma.


Me dolía porque días atrás, mientras lo hacíamos, aunque fuera unos instantes, mi corazón se abrió por completo y me sentí amado, deseado, completo. La inseguridad sin dudas estaba volviendo a mí, a comparación de esa noche, en que el miedo era simple espuma de mar que se disolvía en cada estocada que Rusell me regalaba. El temor a ser observado no existía si el me miraba con sus ojos de oro puro, llenos de éxtasis tan solo por permanecer dentro de mí tanto rato, y el deseo con el que reclamó mi cuerpo una y otra vez me hicieron sentir pleno, importante, necesario. Y ahora, tenía que convencerme de que Williams sólo había sido un acostón, una aventura expres que no se volvería a repetir, ese "uno en un millón" que te aparece como los premios en las cajas de cereal y que te apresuras a solicitar antes de que se acabe la promoción.


Curiosamente, no pasó más que una semana, cuando ya comenzaban a burlarse de Rusell en el banco. La noticia de que su relación con la mujer no estaba funcionando, se regó como pólvora, y las opiniones al respecto se desataron. Resultó que la relación se quebró por que la agraciada señorita descubrió que Rusell no era el amor de su vida, y decidió recuperar su matrimonio, a fin de recuperar el derecho a los miles de dólares que su acaudalado esposo tenía. Por supuesto que mi querido niño brillante jamás tendría esa cantidad de dinero en el bolsillo, y aunque tenía el brillo de mil soles en su existencia, si su cartera no tenía oro, para la mujer era como cualquier trozo de carbón en proceso de convertirse en diamante.


No fui capaz de participar en las bromas y burlas, porque tontamente, me dolía pensar en su situación. Opiné al respecto, fingiendo que estaba de acuerdo con lo que se comentaba, pero huía rápidamente de cada plática para reservarme mis comentarios, aunque terminaba escupiéndolos con Leo o con algún conocido de confianza que supiera de mi situación. Jamás desee que lo lastimaran de esa manera, pero sentimientos encontrados me obligaban a expresar que el idiota se lo merecía. Nada de eso me servía, a final de cuentas. Rusell Williams se convertiría en el punto y aparte de mi vida. No importaba si le funcionaba o no su relación, si vivía su cuento de princesa Disney o si se sumía para siempre en la miseria del error, no tenía vuelta atrás. Él estaba muy lejos, y pedir un nuevo traslado no era opción o perdería el empleo. Tontamente se puso el grillete en el cuello y jamás volvería.


Luego de lamer mis heridas el tiempo suficiente, decidí continuar mi vida. El cuadro pacífico del cajero de banco ideal volvió gradualmente, y la calma con la que necesitaba trabajar fue posible en poco tiempo. Rusell aburrió muy pronto a todos, y el tema se fue apagando tanto como los sentimientos dentro de mi pecho, que se alimentaban en gran medida por el simple hecho de verlo a diario. Pero lo que no sabía, es que algo inesperado llegaría nuevamente a mi vida.


Anteriormente, cuando buscaba empleo, por la desesperación de no tener una moneda en el bolsillo, hice un millar de cuentas en todas las bolsas de trabajo online que me topaba. Una noche de ocio, descubrí que uno de esas páginas tenía varias opciones, entre ellas, una en especial que se llamaba "Contactos". Mi atención fue atrapada desde el inicio porque el ícono que representaba esa opción, era un corazón, cosa que decía bastante. En el momento que ingresé, efectivamente, era una especie de sección de clasificados donde las personas de todo el país publicaban búsquedas, en un 90% de índole sexual. Una gran cantidad de personas homosexuales buscaban aventuras, pero no era de mi agrado el ir y saludar a alguien sólo por buscar algo de sexo (si, se lo que estás pensando, pero entiende que Rusell era un caso especial... a conveniencia mía, por supuesto).


Comencé a visitar esa página todas las noches, divirtiéndome con el ingenio que la desesperación por apagar la calentura podía provocar. Normalmente eran búsquedas cargadas de vulgaridad, haciendo obvio el tipo de persona con el que uno se podía topar si te aventurabas a enviar un mensaje privado. Sin embargo, una noche en la que me ocupaba de devorarme una pizza con café, una búsqueda en especial captó mi atención. El hombre que publicaba había escrito una enorme especificación, donde proponía algo que no esperaba encontrar en un sitio como ese.


-"Me gustaría encontrar un varón, de preferencia entre 30 a 50 años, que guste iniciar una amistad con la finalidad de compartir momentos íntimos, (recalco para quienes piensen que intimidad es sinónimo de sexualidad, están totalmente equivocados). La intimidad que busco, de haber química y atracción mutua consiste en poder estar en un espacio a solas, conversando, retozando, viendo la tv o alguna película y poder compartir caricias, besos, arrumacos, si el ambiente lo permite y si somos compatibles.


Si las cosas suben de tono, puede llegar a haber actividad sexual (pero no es un requisito en realidad, solo si gusta), y claro, después de haber salido varias veces primero y ver si hay atracción mutua.Soy un hombre de pocas inhibiciones, no me importa la edad, tampoco me importa el físico en realidad. No pido ni doy dinero, no tengo compromisos, no fumo, no tomo, no uso drogas. Si surge una bonita relación y ambos estamos de acuerdo en formalizar hacia un verdadero noviazgo, no me cierro a la posibilidad pero tampoco busco un compromiso forzosamente, aunque si estamos juntos, no estaría ni saldría con nadie más (igual y esperaría que tampoco estuvieras o salieras con algún otro hombre).



Mis características físicas son piel blanca, 1.85 de estatura, complexión fornida y cabello corto, castaño. Me considero apuesto (no, no soy un cretino ni un creído, soy sincero y me gusto a mí mismo, que es distinto). Así que me considero un buen partido, en cualquier aspecto imaginable. Me atraen los hombres con carácter, que sepan lo que quieren y sean capaces de decir lo que piensan, sin temores, y que también tengan completo autoconocimiento de su cuerpo. No me gusta estar adivinando que es lo que le gusta a alguien, me gusta que me lo pidan sin tapujos.




La razón por la que recurro a este medio es porque estoy cansado de tanto drama y de tener que mencionar incontables veces lo que busco y me gusta. Tengo 24 años y prefiero a caballeros mayores que yo, puesto que saben lo que quieren y sé que tomarán con madurez este mensaje, tal cual yo lo espero.




Si has leído hasta este punto y logré captar tu interés, agradezco por tu paciencia y perseverancia, el no dejarte llevar por la pereza o desesperanza es muy buena señal. Estoy abierto a la demostración y a ceder para llegar a un acuerdo común.
Y bueno la dinámica es muy sencilla, sin perder tiempo y directo al grano...
¿Te gustó lo que leíste? Me mandas mensaje por aquí diciendo que te gusto, que piensas, opinas o te gustaría tratar de hacer. Si me agrada como te expresas (el saber escribir bien y darse a entender importa mucho en este paso), te pasaría mi número telefónico donde observarías por mensajes privados mi rostro (y esperaría yo observar el tuyo o que me compartieras una fotografía), si hay atracción mutua al vernos, el siguiente paso es comenzar a salir o ponernos de acuerdo en lo que pretendemos, uno del otro. Espero tu mensaje.


Firma: Timothy A.."-


Me quedé absorto, releyendo ese mensaje una y otra vez, hasta que me di cuenta que ya eran las dos de la madrugada y que tenía que trabajar al día siguiente. ¿Qué clase de cretino engreído había escrito semejante mensaje? Incluso me molesté en bajar la aplicación disponible de la página en cuestión, para poder tener acceso al mismo mensaje, al que le di vueltas varios días, y que estaría vigente durante un mes a partir del momento que fue publicado. El nombre me parecía familiar, pero no fui capaz de ubicarlo de ninguna manera, concretando así que ese extraño caballero con carga de sinceridad incluida, había logrado llamar mi atención poderosamente. A simple vista, el mensaje parecía muy claro: buscaba sexo, de forma ingeniosa.


Las cartas estaban sobre la mesa: corazón y orgullo herido, el culo reventado y un hombre nuevo dispuesto a todo, tan solo a un click de distancia. ¿Qué podía perder? La dignidad se me había agotado con Rusell, y este hombre parecía muy interesante, además de que una vez que mi vida sexual se activaba, necesitaría más que un simple revolcón para calmarme. Así de mezquino podía llegar a ser, pero bien sabía que no era el único en todo el planeta que tenía semejantes necesidades. Así, con razones de sobra que respaldaban mis sucias intenciones, la sonrisa de Williams se apagó rápidamente en mi vacío corazón, mis dedos se deslizaron en el teclado una noche, y respondí por mensaje privado a esa invitación casi anónima, tratando de lucir como una persona algo torpe y muy curiosa. Detrás de un ordenador, mi inseguridad estaba bien cubierta, y me sentía el dueño del mundo si no tenía a nadie ante mí, que fuera capaz de hacerme daño.


-"Admito que jamás imaginé que me toparía con un mensaje como el tuyo en ese sitio web amigo, y me encantaría cubrir el perfil que solicitas, puesto que tu propuesta es muy interesante. Desgraciadamente me falta un año para encajar en el límite de edad que buscas, y no tengo la montaña de seguridad que requieres en una persona, pero te deseo suerte en tu búsqueda, me agradas. Saludos.

Firma: Gerald
". -


Sonreí satisfecho y apagué la laptop, consciente de que mi recado dejaba mucho que desear, pero estaba escrito de esa manera con toda la intención de que luciera inútil e inseguro, un cebo peligroso que no sabía si resultaría. A la mañana siguiente desperté temprano, y como todos los días iba a revisar el pronóstico del clima desde mi móvil, pero me topé con un mensaje precisamente de esa red social donde horas antes dejé mi comentario. Efectivamente, el misterioso señor "T" (como lo apodé en ese momento) ya tenía una respuesta para mí. Rápidamente revisé mi bandeja privada, y no pude evitar patalear de gusto al leer ese sencillo texto, justo como lo esperaba.


-"Hola, buen día. Te agradezco la respuesta, y bueno, no debes preocuparte por el rango de edad. Lo delimité de esa manera, debido a que considero que personas mayores que yo son capaces de expresarse tal como lo deseo, pero eso no significa que no podamos tratarnos. Si aún gustas, estoy abierto a la charla mutua, a conocernos en un café o en una cena, y dar un paso adelante si somos compatibles. Creo que no eres tan inseguro, o habría sido más difícil para ti comunicarte conmigo, no temas, no te haré daño ni pretendo abusar de tu persona de ninguna manera existente. Te proporcionaré mi número telefónico si eso te da más seguridad, y también para que seas capaz de comprender que lo que pretendo es serio y sin tapujos..."-


Parecía un niño en el momento que guardé su teléfono móvil entre mis contactos personales, y cuando mire en su Whatsapp, me quedé anonadado. Era realmente apuesto, con una piel quizás más blanca que la de mi reciente amor perdido, pero lucía mucho más joven, con un aire serio y una mirada cazadora. El señor "T" parecía la razón perfecta para olvidar toda mi mala suerte y de paso, sacar de mi piel esas caricias que aún añoraba. Dicen que un clavo no saca a otro, pero... ¿para qué sacar uno, pudiéndome encajar uno más grande? Sonreí con malicia mientras enviaba el primer saludo, un "hola, soy Gerald, gracias por tu confianza" bastaba, y en cuanto envió una respuesta igual de corta, sabía bien que un juego peligroso estaba iniciando: tenía que conocer en persona a ese hombre, a como diera lugar.


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*Werito: Forma en que se refieren a una persona de piel blanca en México (algo como un diminutivo o también se usa a modo de burla suave xD)

Episodio cortito por que de lo bueno, poco (?) ;) espero que sea de su agrado el camino que va tomando esta historia, irónicamente pensaba resumirla en dos episodios, pero esta dando para más. Creo que debí separarla de la compilación de Soluciones desesperadas. ¡Muchas gracias por seguir mis historia! Besos para todos desde México!


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