Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

40: Somos Un Equipo.

Las visitas al final habían llegado, pero no tenía nada preparado, así que a la mesa solo podía notarse aquella pizza de peperoni tamaño familiar.

La vergüenza me comía vivo, pero ya no podía echarme para atrás.

- Entonces. - Hablo aquel albino con la mirada puesta en su rebanada de pizza en su plato. - ¿Esta es la cena que tanto te importaba a venir?. - Su mirada Jade se concentró en aquella rubia que lucia un precioso vestido rojo.

Rayos, ella;tan bonita, tan hermosa, como una rosa en su mejor momento, se veía espectacular, se había arreglado tan elegante y yo solo pude ofrecerle lamentaciones, era obvio que mis disculpas no iban hacer suficientes para después.

- ¿Quieres callarte? - Dijo esta mientras daba una mordida a su rebanada.

-¡Realmente lo siento mucho!. - Hice una reverencia con las mejillas rojas por la vergüenza. - Has venido de tan lejos por la cena que te prometí y ni siquiera fui capaz de cumplirlo. En su lugar solo estas comiendo una pizza. - Cerré los ojos y pegue mi cara contra mesa dándome un golpe en la frente de paso.  - ¡Lo siento mucho!. -

Luego vino el silencio, ese que me decía que nada estaría bien, pero en su lugar, las manos de aquella rubia levantaron  mi mentón e hicieron que la viera.

- Esta bien. - Dijo. - Puedo comprenderlo, a cualquiera se le haría tarde. - Me sonrió. - Además, la pizza no ha estado tan mal. -

-Lo siento. - Dije una vez más.

- ¡Que no pasa nada! . - Me dio una palmada amigable  en mi espalda que hizo doblegarme. - Oh, lo siento. -

- A todo esto. - Interrumpió Atem. - ¿Tu que haces aquí?. - Señaló a su hermano.

-¿Qué?, ¿te molesta?. -

- Sí. - Contestó él. - Nunca vienes a visitarme y ahora que estoy con Yugi, sorpresivamente vienes, ¿qué casualidad no?. -

Tim elevó los hombros restandole importancia al asunto.

- Es bonito. -Le  dijo a Atem, podía verle una vena sobresalta  en la cabeza.

- Tú maldito. - Gruñó Atem para luego tomar mi mano y enseñar aquel aro dorado en mi dedo. - Te recuerdo que es mi esposo. -

-Por conveniencia. - Dijo este pronto. - Tú y Yugi sólo están casados con el único fin de cuidar a mi sobrino, ¿no?. -

Atem afilo su mirada, por supuesto que las palabras de su hermano no eran de su grado.

- Pues... -

- Bueno. Bueno. Basta de sus estúpidas discusiones. - Interrumpió Rose para luego verme seria. - Mi visita no sólo consiste en verlos, es para informales de Amelia. -

Ambos hermanos dejaron su discusión de lado, yo por mi parte me puse recto y atento a lo que diría la rubia.

- Esta mañana nos visitó en el trabajo. - Dije sin más.

Ella sonrió.

- Me lo suponía. - Dijo. - Es típico de ella, solo que me sorprende que los haya enfrentado a ambos. -

-¿A que te refieres , Rose?. - Cuestionó Atem.

- Según mis informantes, Amelia iba a confrontarlos a ambos por separado, primero iría por Yugi y luego por ti. - Explica. - Su misión era destabilizarlos, confundirlos, pero, me sorprende que los tomará a los dos. -

- Eso no es todo. -

Tim mira a su hermano, hurga en su saco que trae y después arroja a la mesa unas cuantas fotos donde se veía a la ex de Atem salir de un par empresas que estaban ligadas a los hermanos.

- ¿Cuándo fue esto?. - Preguntó desconcertado Atem, yo tomé una foto.

- De hace unos días. - Dijo Tim. - Mis hombres me han informado que ella entra a las empresas y sale con un hombre mayor que oculta su identidad, aun no ha sido identificado pero están en ello. -

¿Por qué ella haría esto?.

- ¿A ustedes por qué los visitó?. - Preguntó Rose.

- Solo para darme un ataque de pánico. - Dijo Atem sin importancia.

-¡¿Qué mierda ?!, ¡¿y por qué no me avisaste?!. - Tim sujeto de los hombros a su hermano analizándolo con la mirada. - ¡¿Y estas bien?!. - Él volteo a verme.

- Está bien. - Dije.

- Cálmate, Yugi me ayudó a tranquilizarme. -

El pelí-blanco, parecía alterado, el hecho de que su hermano había sufrido un ataque de pánico desastabilizaba al otro.

- Esa bruja. - Musito Tim.

- ¿Qué hay de mí sobrino?, ¿Dijo algo acerca de él?. -

-No mucho. - Dije. - Pero estaremos al pendiente por si trata de hacer algún movimiento. -

Rose y Tim asintieron. .

- En dado caso, quisiera darle guardias de seguridad. - Dijo Rose. - Esa mujer me preocupa mucho, puede llegarle hacerle algo a Yami. -

La verdad no lo creía.

- Incluso puede tratar de quitárselos. - Continuó la mujer.

Aquello me dejaba un hueco en mi corazón.

¿Quitarme a Yami?, eso no lo iba a permitir.

- Ni con el mejor abogado que se consiguiera, él no podrá quitarme  a mi bebé. - Dije seguro atrayendo la atención de los tres. - Yami... Merece personas que siempre estén a su lado, que no lo abandonen. -

-Yugi... - Musito Atem.

- Quiero que ese niño sea feliz. - Declare alto y fuerte.

Rose solo chillo en su lugar llena de emoción mientras Tim sonreía complacido por mis palabras.

- ¡Qué emoción!, ¡qué emoción!. - Dio en un salto en su lugar la rubia. - En otra vida, seguramente fuiste mujer Yugi, no conozco a otra persona con un instinto maternal tan protector como el tuyo. -

Me ruborice.

- Yo... No se que decir. -

-Los padres también podemos llegar hacer protectores Rose. -

- Sí, lo sé, pero Yugi... Yugi va otro nivel, ¿qué no lo notas?. - Giro a ver a Tim. - Me encanta tu instinto es como algún... -

-Botón de autodefensa. - A complete yo. - Tal vez se deba a que e trabajado como niñero antes de conocer a Yami.. -

-¿Trabajabas como niñero?. - Preguntó Tim sorprendido. Asentí. - Fascinante, con razón Yami esta más tranquilo. - Tu experiencia a ayudado mucho a mi sobrino, te agradezco mucho. - Hizo una reverencia leve y luego le dio un golpe en la cabeza a su hermano.

- ¿y eso por qué?. - Se quejo Atem.

-No sólo deberías darle las gracias maldito desagradecido. Yugi merece ser recompensado como todo un rey. - Le dijo Tim, yo reí divertido por la escena entre los hermanos.

- Cállate, yo deseaba agradecerle cuando ustedes se fueran. -

La sala se quedó en silencio, la sangre se me subió a la cabeza, hasta podía sentir como vapor  salía por mi cabeza.

- ¡Atem!. - Chille avergonzado y nervioso.

Rose comenzó a reírse estrepitosamente mientras el oji-rubí se ruborizaba al igual que su hermano.

- ¡I-idiota!. - Dijo Tim. - ¡Ahora necesitaré terapia! . -

-Yo no tengo la culpa de que andes de curioso. -

Los hermanos siguieron discutiendo entre sí un buen rato, mientras tanto Rose tomó mi hombro y me indicó si podía ir a ver a Yami, gustoso le dije que sí y la lleve hacia donde estaba la habitación de mi hijo.

- ¡Que bonito!. -

-Shhh. -

-Lo siento. - Dijo quedito Rose bajando su tono de voz. - ¿Puedo cargarlo?. -

-Claro que sí. -

Con timidez y cuidado Rose tomó a Yami de su cuna, mi pequeño solo seguía durmiendo como si fuera un oso de invierno.

- Que grande se apuesto y además pesado. - Dijo ella mientras mecia a Yami entre sus brazos.

- Así es, he preocupado alimentarlo y cuidarlo debidamente. - Susurre hacia la rubia, quite un mechón rubio travieso del rostro de mi pequeño dejando que su belleza no fuera interrumpida.

- Se parece mucho a Atem de bebé. -

-¿Enserio?. - Pregunté yo.

- Sí, su madre nos enseñaba fotos cuando Atem nació y cuando tuvo unos cuentos meses. - Yami comenzó a bostezar haciendo enternecer a la rubia, luego Yami abrió sus ojos. - ¡Hola pequeño!. -

-¡¡Wuuaaa!!, ¡¡Wuuaaa!!. -

-¡Ay, Dios!, ¡no!, ¡no llores!, ¡lo siento!, ¡lo siento!. -

Reí bajamente notando las intenciones de Rose por tratar de calmar a Yami después de asustarlo con su energía.

- ¡No llores, por favor!. - Suplicaba la rubia al punto del llanto.

- A ver. - Interferí de inmediato, me acerque a Rose y dejé que Yami me viera, en cuanto lo hizo Yami dejo de llorar.

-Sorprendente. - Dijo ella.

Yami estiró sus brazos hacia a mí con sus ojos acuosos..

- ¿Quieres venir conmigo?. - Le pregunté a Yami. - Pero estas con tu tía. -

Yami comenzó a hipar de nuevo, amenazando a llorar .

- No quiere estar conmigo. - Con cuidado Rose comenzó a darme Yami.

- Vaya, está bien. - Dije tomando a Yami. - Eres tan dramático como tu padre. - Acerque mi nariz a la Yami para darle un beso esquimal haciéndolo reír. Luego me separe. - Te  daré de comer. - Le dije a Yami. - ¿Me ayudarías?. - Le pedí a Rose quien asintió.

Salimos de la habitación, los hermanos ahora estaban jugando cartas apostando su dinero, se veían tan concentrado que pasamos de largo  de ellos.

- ¿Ellos siempre han sido así?. - Pregunté discretamente.

- Sí, desde niños. - Dijo Rose. - Antes discutían mucho, luego lo resolvían con un piedra, papel o tijeras, pero antes de que tú llegaras Yugi, ellos ni siquieran soportaban verse a la cara. - Me contaba la rubia tomando a Yami de nuevo en sus brazos para que yo buscará el biberon y la fórmula. - Gracias. -

-¿Uh?. -

-Por estar con Atem. - Dijo. - Se que ustedes han tenido lo suyo antes y después tuvieron problemas serios anteriormente y se que eso te hizo mucho daño, pero...  Pero... -

Aquella rubia se le cristalizar in los ojos, parecía una pequeña niña.

- Oye, ¿qué pasa?. - Deje la fórmula y el biberon a un lado para ir a consolar a la rubia.

- Yugi muchas gracias por estar aquí. - Sus lágrimas se desbordaron por sus ojos y sus mejillas se empapaban rápidamente. - Ese idiota, te debe el mundo. - Comenzó a llorar más fuerte.

Sonreí enternecido al ver a Rose de esa manera.

Tome un pañuelo y me acerque a la rubia, quien me miró con ojos brillantes.

- Ya, pasó. No llores. - Le dije suavemente mientras limpiaba su rimel escurrido por las lágrimas. - Las niñas bonitas no lloran, ¿verdad?. -

Rose volvió a llorar casi encimismandose en mi.

- ¡Yugi!. - Chilló en mi pecho. - ¡Te pareces a mamá!. -

¿Y a eso cómo puedo responder?.

Un rato más tarde estaba despidiendo a Tim en la puerta, Rose iba dormida en su espalda cubierta por su chaqueta.

La pobre lloro tanto que después de terminar nuestra conversación que después de darle un vaso de leche tibia, ella terminó por dormirse en el sofá, hasta que Tim se ofreció a llevarla a casa.

- Vayan con cuidado a casa y procura cuidar de ella. - Dije, Tim asintió para luego irse.

Cerré la puerta del departamento y me dirigí a la sala donde Atem estaba acomodando la mesa.

Bostece un poco.

- ¿Sueño?. - Me pregunto.

- Estoy algo cansado. - Dije determinado a ayudarlo a guardar las rebanas faltantes de la caja de pizza.

El detuvo mis manos, entre lazo nuestras manos y yo lo voltee a ver con confusión.

- Ve a dormir, yo me encargo. - Negué con la cabeza y en vez de apartarme, lo abrace y acurruque mi cabeza sobre su pecho.

- No me puedo dormir si no estas a mi lado. - Dije sincero. - Fue una semana difícil para ambos. - Continúe. - Descansemos juntos, por hoy dejemos las cosas como están y vayamos a dormir. -

Atem dejó el mantel doblado sobre la mesa para luego corresponder mi abrazo.

Estar así era tan reconfortarte y cálido.

- Lo que dicen ellos es cierto. - Susurro para ambos.

-¿Hmm?. -

- Te mereces el mundo Yugi. - Dijo, se separó de mí para verme directamente a los ojos. - No puedo darte el mundo ahora, pero puedo darte mi corazón en su lugar... - Me dice serio. - Se que no es mucho pero... -

- Idiota. - Dije, oculte mi rostro rojo nuevamente en su pecho. - ¿Cómo puedes decir que es tan poco lo que me das?. - Reclame. - Atem. - Puse mis manos en su pecho. - Tu corazón es precioso y agradezco que me lo des a mi, pero... ¿No crees que me estas dando algo demasiado valioso?. -

Su abrazo se intensifico, cubriendo mi espalda.

- Realmente no lo creo Yugi. - Me respondió. - Realmente estoy dándote todo lo que tengo para ti. -

Eres tan idiota Atem.

- Tonto. - Mi voz suena quebrada, quiero llorar por lo que dice, más sin embargo me resistí a soltar una lagrima. - Prometo cuidar tu herido corazón y devolvertelo cuando este sano y fuerte.

Prometí.

Atem se separó de mi y me brindó un beso, un beso que me declaraba lo agradecido que estaba conmigo.

- ¿Podemos hacer el amor esta noche, mi bello príncipe?.

*Continuará...



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro