36: Labios Rojos.
¿Quien iba a pensar que una señorita como yo conocería a un chico modesto, de carácter y lindo?, parecía que había conocido a un cachorro de Tigre cuando me presente con Yugi Muto , ese chico de ojos amatistas y sonrisa tierna.
— Más vale que me traigas buenas noticias, no tengo tiempo para tus charlas y problemas de mujer. —
Aquel tricolor albino, me miró con esos ojos esmeraldas tan feroces, característicos de Timaeus.
— Dejame decirte que los rumores que me contaste de ese chiquillo son ciertos. Posee un caracter singular, puede lucir adorable e indefenso, pero eso sólo es un... —
— Disfraz. — Dijo él. — Yugi es como el lobo que se disfraza como oveja, sólo para pasar desapercibido por los demás que quieren cazar lo, pero ahora que lo haz visto y hablado con él, me supongo que te encanto, de lo contrario no estarías aquí hablándome de cómo lo conociste. —
— Quería alardear un poco sobre mi perfecta actuación cuando lo conocí frente a ti, pero tu cara de amargado me dice lo contrario. — Me levante para poder irme, ya me había quedado lo sufiente en la oficina de Tim.
— ¿Quién dijo que tengo cara de amargado? . —
— Tu cara. — Le conteste para luego caminar hacia la salida. Tim se quedó en su sitio solo viéndome desde lejos, analizando e de pies a cabeza.
— Que mi rostro parezca serio y como tu dice "amargado", no significa que no te esté poniendo atención. De hecho lo estoy, te estoy escuchando. —
— Pues no lo parece. — Me cruce de brazos. — Cambia mas tus expresiones. — Camine de vuelta hacia él hasta tenerlo enfrente de mi. — Y deja de fruncir tanto el ceño, se te hará una marca aquí. — Con mi dedo índice toque el entre medio de sus cejas. — Pará acabar con esta charla de una vez por todas, tengo una cena con Yugi esta noche. —
Los ojos de Tim se abrieron como platos.
— ¿Una cita con él?, ¿a solas?. —
— No tan a solas de hecho, será en familia, tu hermano y el pequeño Yami estarán ahí. —
El tricolor cruzó los brazos.
— No planeas ponerlo aprueba con tus métodos, ¿ciertos?. —
— Calmate, eso ya lo hice y dejame decirte que paso la prueba. —
—¿Enserio?. —
— Si no, no estaría contándote todo esto. — Le dije. — Pero... — Me puse tímida. — Como será una cena familiar, no quisiera ir sola. De hecho, vine aquí para invitarte. —
Me puse tímida frente a él, no era típico de mi pero cuando se trataba de él, todo cambiaba, era el único hombre que hacía que mi corazón latiese con fuerza, hacía que mis piernas se pusieran como gelatina y que mis pensamientos fueron un caos total.
Timaeus me tenía locamente enamorada de él, aun que el mismo no lo notará.
— ¿Me invitas a la cena?. —
—Es una buena oportunidad para conversar y pasar más tiempo con tu hermano, ¿qué me dices?. —
—No. —
Aún que fue un golpe seco y directo a mi corazón, no perdería las esperanzas de que ese hombre fuera mío.
— ¿Por qué no?. —
— Sería incómodo. Además, él y yo tenemos ciertos roces. Si yo voy, esa cena será más que incomoda y complicada. —
En cierto modo tenía razón, pero no quería dejar escapar la oportunidad de salir con él .
— Vamos, te divertiras. —
— No. —
—Por favor. —
—No. —
—¡Por favor!. —
🌷🌷🌷
Llegó la noche tan rápido, mire mi reflejo en mi pequeño espejo, revisaba que el labial que me puse en mis labios no estuviera mal o si necesitaba retoques extras, pero todo parecía perfecto.
— ¿Cuanto más vas a mirarte al espejo?. — Me cuestiona Timaeus detrás de mi, luciendo una camisa negra que le iba de maravilla con esos pantalones de vestir negros y zapatos del mismo color, su piel casi como la porcela, esos labios rosas, esos ojos verdes y ese cabello tricolor.
Dios, Timaeus estaba muy guapo.
— ¿Qué pasa?. — Me preguntó, no había notado que me había quedado viéndolo fijamente, pero es que su belleza me tenía abrumada e hipnotizada. — ¿Acaso tengo un moco en la nariz?. —
Rápidamente me sonroje y reaccione.
— ¡Para nada!, solo pensaba en que esa camisa te queda muy pequeña, ¿no deberías comprarte ropa nueva?. —
Tim miró su camisa, la palmeo un poco y luego me miró.
— ¿Me estas diciendo gordo?. —
—¡¿Qué?!, ¡no!, yo solo... —
—Pues tu te vez un poco rellenita de aquí. —Sin cuidado alguno, el toma una de mis "lonjitas" y la pellizca.
Rápidamente me sonrojo, me alejo de él dándole un ligero golpe a su mano.
— ¿Qué pretendes?, ¡déjame!. —
— Solo estaba jugando. — Me dijo mientras soltaba una ligera sonrisa. Me considero afortunada de hacerlo sonreír no muchos pueden hacerlo, Tin siempre ha sido serio.
— Cambiando de tema. — Su rostro se torna serio. — Amelia...—
— No menciones su nombre enfrente de mi, recuerda que esa bruja me hizo esto. — Descubrí un poco de mi vestido rojo que cubría mi pierna y ahí en ese lugar recidiva una cicatriz.
— Te dejo marca. — Me dijo, quiso tocarlo pero no lo deje, no me gustaba que él la viera mucho menos que lo tocará.
— De todas maneras... — Cambie de tema bates de que Tim torna su mirada en pura culpa. — ¿por qué la mencionas?, no arruines la noche mencionandola. —
Tim pareció reaccionar y se reincorporo.
— No yo se que no debo de mencionarla, pero esto es importante. No me lo puedo callar y necesito compartir con alguien de confianza. —Me volteo a ver. — Amelia esta de regreso. —
Mis ojos se abrieron como platos, ¡debía estar bromeando!.
— ¿Qué?. —
— Un guardia de seguridad de las empresas de nuestra familia me contacto, me dijo que ella fue a visitar a mi padre. Pero no la dejaron entrar por nada. . —
— ¿Qué diablos quiere?. — Cuestione. —No estará pensando en aparecerse por aquí y armar un drama como la última vez. —
— Me temo que pueda ser así, de todas maneras. Debería decirle a Atem, debe saberlo, quiero que este al pendiente de todo esto, asi podemos hacer algo. —
Miró preocupada a Timaeus, no podía creer que la pesadilla viviente regresará y más cuando la vida de Atem se estaba recuperando.
— ¿Qué hay de Yugi?, ¿vas a decirle?. —Le pregunté.
— No. — Me dijo. — Tu se lo dirás. —Me sonrió.
—¡¿Qué?!. —
×Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro