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29: Llamada Telefónica.

Eran las 12: 00 de la noche cuando Yugi se encontraba sentado sobre la cama, concentrado, mirando aquellos papeles, leyendo cuidadosamente los resultados de sangre: “NEGATIVO”

Sus resultados de la prueba de embarazo eran negativos.

Yugi suspiro con una mezcla llena de frustración y alivio ante su imprudencia de no cuidarse debidamente.

Él era un doncel; un hombre con capacidades de embarazarse.

¡¿Cómo se le pudo haber olvidado?! ¡A él y Atem!.

Porque sí, Atem sabía que Yugi era un doncel.

¡¿Por qué se les olvidó?!, ah sí, ¿cómo olvidarlo?, la calentura del momento pudo más que mantener la cordura de los dos.

Yugi se tiro a la cama dejando la hoja a un lado.

— ¿De verdad seré tan idiota?, ¿cómo pude tener sexo con Atem?. —  Murmuró al aire, entre la penumbra de su habitación sintiéndose culpable consigo mismo y enojado, no sólo porqie tuvo sexo con Atem, sino que este también había encontrado la carta que había escrito hace mucho, ¡creyó haberla extraviado en alguna parte de su vieja casa o inclusive tirado a la basura!, pero no, esa carta estaba guardada entre sus pertenencias más apreciadas.

Yugi rueda por la cama, sintie do sus mejillas enrojecer al recordar el encuentro con Atem después de la reunión.

— “¿De verdad te gustaba en ese tiempo?.” — Le enfrentó Atem a Yugi mientras este abría sus ojos por la impresión al reconocer la dichosa carta. 

—“ ¿De qué estás hablando?.”. — Y aún qué intento hacerse el tonto, no funcionó. Atem le miraba decidido a encontrar una respuesta por parte de Yugi, el cual cada vez se ponía más y más nervioso.

— “Yugi, encontré esto en tu famoso cuaderno de dibujo.” — Atem señaló la carta. Por otro lado el tricolor menor arrugó el entrecejo, esa era su oportunidad para escaparse, para irse de ahí, aún que sí tenía la molestia de saber que Atem había hurgando entre sus cosas.

—“ ¿Y tú?, ¿qué hacias hurgando entre mis cosas?. — Reclamo, empujando a Atem lejos de él. ” —“ ¿Acaso no sabes respetar las cosas prividas de los otros?, ¿necesitas que te enseñe  educación y respeto hacia las cosas personales?.” — 

Okay, debía de admitir Yugi que había lamentado haber dicho lo último, había sonado muy grosero de su parte, pero debía de fingir que estaba realmente molesto y enojado con él, así que hecharse para atrás ya no era una opción para  él. Lo había dicho y punto.

— Eso fue vergonzoso. – Murmuró de nuevo Yugi con las mejillas más rojas que una cereza, sintiendo la vergüenza escalar por toda su conciencia haciéndolo sentir más culpable. —¡Dios!, ¡Dios!, ¡Soy un caos total!. — Grito mientras se sentaba de nuevo en la cama y de paso dio un golpe a la misma.

¿Debería de tomar su teléfono y llamar a Atem para pedirle una disculpa?, ¿debería de contarle el por qué ha estado tan distante y frío con él? ¿Deberia contarle las razones por las que escribió esa carta y como se sintió en ese momento?, realmente, ¿debería de llamarlo solo para escuchar únicamente su voz?, ¡Diablos quería desahogarse con Atem y contarle muchas cosas!, pero...

Pero su orgullo podía más que sus ganas por tomar ese teléfono, encenderlo y responderle todos esos mensajes y llamadas que tenía el aparato.

— Ahg, mierda. — Maldijo Yugi cuando encendió de nuevo su teléfono y como lo esperaba los miles de mensajes azotaron el aparato, las llamadas también, incluso mensajes de voz de los dos hermanos restantes de Atem.

Pero antes de siquiera hacer algo con el móvil, Yugi solo contempló la imagen principal que tenía como fondo; Atem, Yami y él, compartiendo un momento entre "familia", Atem abrazado la cintura de Yugi mientras les sonreía cálidamente a Yami y a él. Yugi por otro lado cargaba a Yami, lo miraba de forma cariñosa y orgullosa, mientras el bebé lo miraba con ojos brillosos.

Cuándo de repente, su fondo de pantalla se transformó en una llamada, las letras que Yugi leyó mostraban un nombre: “Atem”.

Dudo un poco en contestar, pensó si era correcto contestar, incluso miró la hoja posada en la cama pensando en lo que iba a decir, pero no se le ocurría nada.

¿Decirle? ¿O no decirle?.

Finalmente contestó.

— ¿No es muy de noche cómo para llamar?. — Pregunto Yugi empezando la conversación.

— Perdona. — Dijo Atem con tono bajo. — ¿Te desperté?. —

Podía contestar con un sí y finalizar la llamada, pero... Pero no quería, quería seguir escuchando la voz de Atem al otro lado de la línea.

— No... De hecho estaba despierto. — Confesó Yugi con un tono inocente que hizo que la culpabilidad de Atem por despertar a Yugi por la noche se desvaneciera por completo. — ¿Has terminado tus deberes en la empresa?. —

Atem se muerde los labios queriendo retener las enormes ganas de preguntar si aún estaba molesto con él, al final y al cabo para eso era la llamada para pedirle perdón y poder reconciliarse con él. Pero... Parecía que las palabras se le atoraban en la garganta.

— Voy a la mitad en ello, no te preocupes. . — Respondió Atem dejando la conversación en un silencio un poco incómodo para ambos.

— ¿Y...? ¿Ya cenaste?, ¿has comido algo?, se que las noches en el trabajo pueden ser muy frustrantes y más si nos has probado bocado alguno. —

— No te preocupes por eso, ya cene. — Y de nuevo Atem termina la conversación dejando de nuevo la llamada en un silencio tortuoso e incómodo para los dos.

Ambos saben y sienten la necesidad, el hambre de las preguntas y las respuestas que tienen e inquieta sus mentes, pero se cuestionan así mismos si ha llegado la hora, si hacen bien o mal, si él uno o el otro se molestara.

Su corazón de ambos late con fuerza, respiran un poco fuerte y acelerado, quieren llenarse de valentía y confesarse ante el otro. No quieren guardarse secretos. Ni tampoco quieren estar distanciados por más tiempo. Quieren estar juntos, pero no encuentran la manera de poder estarlo. Tienen miedo. Y quieren terminar con ese miedo, ¡ya!.

— Sobre lo de la carta. —

— Sobre mi actitud de hoy. —

Ambos hablan al mismo tiempo, se quedan callados un par de segundos escuchando la respiración del otro.

— Yugi. —

—Atem. —

De nuevo hablan al mismo tiempo, su corazón ha comenzó acelerarse y sus mejillas cada vez se van tiñendo más rojas.

Ambos sienten que ya no pueden continuar con la llamada.

— Te quiero. —

—Buenas noches. —

Y finalizan la  llamada

×Continuará...

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