28: Intermedio
[Días antes de la reunión.]
— ¿Estas Bien?. —
— No. —
—¿Cómo te sientes?. —
—¿Realmente quieres saber?. —
A través del espejo Yugi miraba a su amigo rubio, quien se encontraba sentado en una silla, esperando por el médico quién les daría la noticia de la salud de Yugi.
El menor solo rogaba que todo estuviera bien. Sin embargo una parte suya, tenía miedo del resultado que arrojarían las pruebas de sangre.
Una vez más, Yugi se volvió a mirar al espejo para notar sus párpados cansados, su palidez notoria y su vientre.
— Estoy asustado. — Confesó el menor. — Demasiado. — Los ojos de Yugi se cristalizaron, Joey noto el desespero de Yugi en sus ojos.
— Calma. — Le dijo Joey, tomando de los hombros de Yugi por tranquilizarlo. — Todo estará bien, ¿de acuerdo?. —
Yugi asiente, aún que no muy convencido.
La puerta es tocada tres veces y después el médico entra portando las pruebas de sangre de Yugi.
— Joven Muto, ya están sus pruebas de sangre. Espero que este listo para lo que le voy a decir. —
[SITUACIÓN A C T U A L.] (Después de la reunión.)
En cúanto Sekemeth me dejó solo en elevador apegue mi espalda a la pared de la cabina haciendo un pequeño choque que resonó en el lugar, me fui deslizando hasta sentarme en el suelo, quedando pensativo por todo.
Parecían que todas las personas a mi alrededor sabían sobre lo que me había hecho Atem, era un secreto que salía a la luz sin mi permiso, parecía diambular como un espíritu en pena por toda la ciudad y persiguiendo me como una Pesadilla.
Pero lo que más me dejó desconcertado fue el hecho de que Sekemeth me dijera que se había cobrado un de tantos golpes que Atem me había propinado a mi... ¿A que se refería con eso?
— Parece que vivo en un mundo sin cordura. — Dije al aire y las puertas del elevador se abrieron dejándome en el primer paso. Salí de la cabina y de inmediato apareció en mi campo de visión cierto chicos de cabellos azabache y albinos.
— ¿La reunión terminó temprano?, me sorprendes. — Me dijo Timaeus mientras me daba un gentil golpe en mi hombro que me hizo sonreír.
— Justo como se esperaba de ti. — Haku me felicito para luego revolver mis cabellos.
— Gracias chicos por sus alagos, pero debo de retirarme, mi hijo me espera en la guardería del edificio para irnos a casa juntos. —
—¿Qué?, ¿sólo ustedes dos?. — Me vio extrañado Tim.
— Sí, sólo nosotros dos, Atem tendrá mucho trabajo acumulado. De hecho, no creo que llegue a casa hoy, ni mañana. Así que me retiro. —
Sin decir otra palabra me retire sin dejar que me dijeran algo o que intentarán detenerme para obtener respuestas de mi parte. Sin embargo por el rabillo de mi ojo, pude alcanzar a ver como el par de hermanos se iban al elevador, seguramente iban a ver a Atem para saber que había ocurrido entre nosotros.
Aún que estaba cien por ciento seguro que Atem no les diría nada con respecto a nuestro "encuentro" o los leves roces que teníamos en casa, la frialdad con la que lo trataba y nuestro, casi, inevitable distanciamiento. Era obvio que Atem se mantendría bien cerrada la boca.
Además estaba el hecho de que no quería hablar con él debido a que se había enterado de mis sentimientos pasados hacia él y que ahora me pedía explicaciones insistentemente, no habría duda que en cuanto encendiera mi teléfono los miles de mensajes de Atem y llamadas azotarian el pobre aparato.
Por mi podría mantenerlo apagado todo el tiempo, pero no podía mantenerme incomunicado y comprarme otro teléfono no era precisamente el momento.
—¡Oh!, ¡ya está aquí!. — La encargada de la guardería del edificio me recibió de buena manera me guió hacia donde estaba Yami, en un pequeño corral rodeado de muchos juguetes y peluches que lo entretenían.
No dude ni un minuto en tomarlo entre mis brazos.
— A casa. — Le dije. — Papá necesita descansar de un duro día. —
Y de largas noches que no me dejaron conciliar el sueño pensando que me había embarazado.
[Continuará...]
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