1:Desde el inició.
[E L P A S A D O]
Le dio un último golpe en su estómago y dejo que el menor se retorciera en dolor llevándose sus manos a su estómago.
Yugi se tiró al suelo, sufriendo los espasmos del dolor constante, efecto del gran golpe que le había dado Atem a nuestro pequeño.
—Sigues siendo débil Muto.—
Le dijo Atem, sonriendo con gracia hacía el tricolor de ojos amatista, luego de golpearlo y humillarlo frente a toda la escuela de nuevo, como era cada día en el instituto.
Yugi, en su mente volvía preguntarse, ¿por que Atem hacía lo que hacía? , ¿Por gusto?, ¿Por diversión? ¿Cuál era la jodida razón de poder golpear, intimidar y pelearse con los demás?, ¿Acaso era la reputación?, ¿Quería darse su lugar?, ¿Enseñar a todos quien era el jefe aquí?
La respuesta era fácil; Amelia.
♣POV Yugi..♣
De nueva cuenta recibo la peor paliza de mi vida frente a todos mientras observo, como siempre, como las personas pasan de mi lado, bajando la cabeza, ocultando la mirada llena de culpa por no poder hacer algo. No pueden defenderme, porqué temen al chico que me golpeaba.
Cómo ya sabrán su nombre, el que esta golpeándome no es más ni menos que Atem Sennen Halackti, típico chico popular, rudo, el chico malo de nuestro instituto . Etc, Etc...
Pero yo sabía que Atem no era así. Desde el principió había sido un chico bueno; un buen amigo, un gran compañero cuando lo tenía a mi lado. Creí haber tenido una buena amestidad con él.
Pero no.
Qué poco duró nuestra amistad, aveces me pregunté si de verdad sentía remordimiento por algo de lo que hacía, ya veo que no...
Siento que cuándo está con Amelia, es más hijo de p*ta que nada.
¿Quién es Amelia?, ja, eso es fácil; un demonio sacado del mismo infierno, eso era ella, pero como toda diva, saca su lado bueno con quien quiere, pero su lado oscuro es horripilante ; ella es una chica popular, capitana de las porristas de nuestro instituto, la típica chica codiciada por todos los hombres en la escuela, aparentemente buena con los profesores , destructora de amistades; Hipócrita. Traidora.
Cuál quiera desearía ser ella, puff, por favor menos yo.
En lo que consta de mi historia con ella, siempre supe que no me agradaba para nada desde que la conocí.
Desde que se volvió "amiguita" de mi mejor amigo (Atem), hasta que se volvió su novia.
Sí, es cierto lo que dicen las personas, el infierno existe y puedo asegurar que yo estuve en el.
Lo soporte todo de esa chica durante dos años: sus "pequeñas" bromas hacía a mi, los rumores que había distribuido por el instituto. Los apodos incómodos y ofensivos .
Sí, yo era un buen amigo para Atem, o al menos me consideraba así durante el tiempo que estuve con él. ¿A qué me refiero?, a qué jamás le dije a Atem lo m*erda que era su novia con todos y conmigo. Sí, yo era un buen amigo para él.
Lástima que él no me consideró cómo uno.
La gota que derramo el vaso. Dónde acabó nuestra amistad y mi paciencia, fue que dañara tanto física y mentaltalmente a una chica de nuestro salón. Lo que Amelia le había hecho a Anzu, no tenía perdón, la había destruido por completo.
Y la encare por supuesto.
Encare a Amelia diciéndole que no merecía ser llamada mujer, sino una completo monstruo por ser como es.
¿Qué no pensaba en los demás? ¿En el daño que hacía?, le dije muchas cosas; la verdad. Y cuando acabe por decírselas muchos se quedaron callados, asombrados e impactados cuándo había terminado de decirle lo que era.
Pero por supuesto que así no iba a terminar. No. Justo en ese instante apareció Atem entrando con Joey y Tristan sonriendo, sin hacerle mal a nadie.
En ese momento cruce mirada con Amelia y note; lo oscura, malévola y burlona que era.
Eso solo podía considerarlo como alto peligro.
—Vas a pagar por esto Muto.—
Me susurro en tono divertido, luego aguado sus ojos y se dejó caer frente a mi, coloco sus manos en modo de suplica, mientras sus lágrimas falsas bajaban por sus mejillas.
¡¿Qué estaba haciendo?!, ¡¿Qué pretendía?!.
—¡Por favor Muto-Kun!.—Fingió una voz adolorida que me hirbio la sangre de la rabia. —¡No me ofendas más!, ¡Te lo ruego!, ¡No te hice nada! ¡Por favor, para!.—
¡¿Qué mierda!?, ¡Esta tipa se creía una mártir! .
—Yugi, ¿Qué haz echo?.—
De inmediato, Atem me aparto de ella y la abrazo para luego cargarla, miemtras Amelia le susurraba cosas al oído, probablemente inventandole que yo la había empujado y humillado frente a todos, pero, gracias a Dios, muchos protestaron ante eso, negaron que yo le había hecho tal cosa.
Me sentí agradecido por quienes me apoyaban, pero pronto Atem alzo su puño y dio un golpe fuerte y sordo en una butaca para hacer callar a las masas. Y lo consiguió; aquello fue una advertencia para el resto.
¿Pero para mi...?, fue la condena de mi amistad con él.
Se levanto después con Amelia en sus brazos, luego me miro de mala manera.
—No puedo creer que le hayas hecho eso a Ame.—Me dijo Atem decepcionado de mi.
—¿¡QUÉ?!.—Exclame con enojo y me acerque, pero él se alejo de mi.—¡No puedes creerle!, ¡Esta mintiendo!.—Dije con mucho enojo, el me recrimino con su mirada roja.—¡¿Va enserio?! ¡¿Le crees mejor a ella que a mi?!—
—Ella jamás me mentiría.—Respondió serio y con cariño hacía ella, que le sonrió falsamente, pero para Atem; esa sonrisa significaba mucho para él.—Después de todo ella es mi novia.—
Debo de admitir que eso me dolió, le creyó mejor a ella que a mi, que era su mejor amigo.
¡Yo le estaba diciendo la verdad! ¡Y ella la mentira!
—Así que, lo mejor para ambos es ya no ser más amigos.—
Me miro directamente a los ojos y luego, con palabras muy frías y filosas dijo:
—Amigos como tú me dan asco.—
Aquel comentario me hizo enfurecer de sobremanera, ni hablar del dolor que sentí en ese instante, cuando cada palabra funcionaba como una apuñala a mi corazón.
—Bien.—Dije frió. —Por mi, puedes irte a la mierda con ella.—Pase de lado de ellos, chocando el hombro con el de Atem, luego me detuve en el marco de la puerta para soltar unas últimas palabras: —Yo sólo quería protegerte. Pero allá tú. Suerte.—
Recuerdo bien que me fui de pinta esa mista tarde de la escuela. Solo por esa tarde terminaron mis problemas.
Los siguentes días fueron el inicio de mis torturas.
Pero mientras yo pasaba un infierno, alguien más también lo pasaba; no estaba sólo, eso, por. Muy loco que sonaba, me alegraba tan siquiera un poco
¿Recuerdan a la chica que les mencione antes?, Bueno esta es la historia.
En primer grado de preparatoria la muy condenada de Amelia, se había hecho amiga de Masaki Anzu, una chica tranquila y amable.
Ella y Amelia Iniciaron con una buena amistad a los ojos de todos, nada anormal en ellas en un principió, pero conforme avanzaba el tiempo, Anzu de a poco se iba convirtiendo en su sirvienta propia, podría decir que hasta se aprovechaba de ella; de dinero, ofendiendola; diciéndole que era una buena para nada, basura a un lado de ella; bajándole la autoestima por completo, hasta que Mazaki Anzu desapareció por algún tiempo...
Luego volvió, siendo más reservada del resto.
Un día en receso me acerque a ella y me di cuenta de su aspecto. Creo que entre los dos, la que la pasaba peor, era ella.
Su piel era pálida, con una mirada apagada, dejo de utilizar camisas de manga corta y coloridas para sustituirlas por camisas de mangas largas, sus faldas eran muy largas, casi como la de una monja.
Ella ocultaba algo y no sabía por qué, pero mi instinto me dijo que debía de estar con ella lo más pronto posible o sería muy tarde.
Si ambos estábamos en un infierno, al menos podríamos sobrellevarlo entre los dos.
Así que me le acerque.
—Hola.—
Le salude con una sonrisa a la chica de cabellera corta y castaña.
Ella alzo su mirada para verme, y como sospechaba, tenía un profundo azul apagado en sus ojos, no había sonrisa alguna en sus labios, más sólo una fina linea recta en ellos, su piel estaba completamente pálida, de seguro porqué se ha mantenido lejos de la luz del sol .
Ella me hizo un ademan con su mirada saludandome.
—¿Puedo sentarme contigo?.— Seguí preguntándole.
No paso mucho tiempo para que Anzu abriera sus ojos sorprendida, puesto que muchos de nuestra clase y del instituto se alejaban de ella por ser una "Rara", como le había puesto Amelia.
—N-no creo q-que sea lo c-correcto.—Me dijo en voz baja, siendo tímida.—S-sí estas conmigo te tacharan de raro como yo.—Bajo su mirada tristemente.—Por favor, vete.—
Yo comencé a reírme por qué había acertado esa chica; yo también soy un raro, ¿y qué?. Nos diferenciaba de los las personas normales, sin embargo, ella lo había mal interpretado y comenzó alejarse de mi.
—¡No!.—
La detuve de su brazo y al instante, me fije que había hecho un gesto de dolor, ¿La habré jalado muy fuerte?, No creía.
— Discúlpame si lo malinterpretaste, pero no me estaba riendo de ti, sino de mi.—Le asegure.
Ella pareció confundida.
—Yo también soy raro.—
Me gane una risa de parte suya y así inició una curiosa amistad entre nosotros, me volví su amigo y ella mi amiga. Era claro que ahora nos tachaban de raros a los dos, pero a mi me valía un soberano pepino lo que decían de nosotros, simplemente me limitaba a ignorarlos y Anzu se dio cuenta de eso, así que también lo hizo; comenzó a ignorar los malos comentarios, de apoco, fue volviendo a la "vida", volvió hacer como antes, ya sonreía más que antes, mostraba más confianza.
Pero...
Lo que me inquietaban eran esas camisas de manga larga que siempre llevaba puesta, ella había cambiado excepto por esas camisas, su falda se había hecho decente, como lo solicitaba el instituto, aun que debía destacar que había ligeras marcas en sus piernas, no podía notarlas mucho ya que sus pantimedias de color negro le cubrían la mayoría de esas misteriosas marcas.
Hasta que un día me dijo la verdad de esas marcas.
Estando solos mientras Joey y Tristan, ( que se unieron después al grupo), se habían ido a jugar fútbol, me decidí a preguntarle por qué todos los días usaba una camisa de manga larga, ¿acaso no le gustaban las camisas de manga corta o otro tipo de camisa?, grande fue mi sorpresa cuando me tomo del brazo y me llevo detrás de los salones para remangarse las mangas y enseñarme sus brazos vendados.
—¿Te lastimaste?.—Le pregunte suponiendo que se había caído o algo por el estilo, pero lo que me contó me preocupo y hasta me enojo. —¡¿Qué?! ¡¿Te cortas!?.—Exclame con enojo, ella me tapo la boca, evitando que a trajera la atención de lo molesto que estaba.
—Shhh o van escuchar.—Me susurro viendo a ambos lados serciorandose de que nadie nos viera. Yo removí su mano de mi boca y proseguí tomándola de los hombros.
—¡¿En que estabas pensando?!.—Le regañe en un susurro.—¡Pudiste haber muerto!, ¿Por qué lo hiciste?. —
—¡Por que la vida era una mierda para mi!.—Me respondió en el mismo tonó de voz que use.—No tenía a nadie cuando Amelia me desbarato y me metia cosas de que yo no valía nada, me decía que era fea y que por eso no le gustaba a nadie o que ni siquiera tenía la oportunidad de enamorarme de alguien por ser como soy.— Algunas lágrimas se les escapo. Yo se las limpie con cuidado.
—Pero eso no es cierto.—Conteste a un enojado.
—Ya lo sé.—Contesto seria.— Me di cuenta que lo que dijo, no era verdad.— Dijo sin bajar la mirada, había seguridad en sus ojos azules como un cielo despejado, una mirada retadora y fuerte que te decía: "Ni creas que bajare la cabeza,no lo haré, no otra vez" y por ello sonreí y la abrace. —Me di cuenta que sus palabras eran mierda y que sólo yo tomaba la decisión de hacerle caso o no, pero el daño ya estaba hecho.—
Me enseño sus brazos.
—Así que me dispuse a mejorar para mi propio beneficio, valorarme, amarme a mi primero que a los de más .—Sonrió y unas cuantas lagrimas se asomaron de nuevo en sus ojos azules con brillo.— Lo jure por esa persona que me salvo de la oscuridad... Le jure, que saldría adelante sin importar qué, no dejare que otros me hieran o me lastimen. ¡Por qué yo...!— Me tomó de las manos y me hizo verle fijamente mientras se acercaba a mi.—Yo...Yo...Te jure que sería más fuerte de lo que fui antes.—Seguido beso mi mejilla sacándome un sonrojo.—Muchas gracias, Yugi.—Me dijo con un leve sonrojo en sus mejillas.—Eres y siempre serás luz entre tanta oscuridad. Qué noble eres.—
Luego se retiro corriendo dejándome sólo y un tanto aturdido por el beso.
—¿Qué acaba de pasar?.—Me pregunte a mi mismo tocando mi mejilla donde ella me había besado.
Estaba dispuesto a retirarme.
Cuando algo llamó mi atención .
Varios sonidos me atrajeron a donde se encontraba la conserjería, me oculte detrás de una pared y lo que vi me hizo darme la media vuelta, no importaba con quien ahora se estaba metiendo Amelia.
Simplemente no era mi asunto.
—Te lo dije.—Dije refiriéndome a Atem, puesto que había visto a Amelia con otro chico a media "Acción"
♣Continuará...
Este capítulo esta basado en algo que me paso a mi y quise plasmarlo y compartilselo, sólo por mero gusto.
Chicas y chicos cuídense de las personas y ayuden a los que vean que lo necesiten.
¡SALUDOS A TODOS!
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