Sandrine y Vincent salían muy a menudo ya sea en pareja o en grupo con los hermanos de ella o los amigos que tenían en común, y los sentimientos entre ambos iban creciendo. En una salida, se encontraron con Noel y Stanley, y ella les presentó a su amigo.

Ahora Sandrine estaba en casa de sus padres. Era sábado de nuevo.

—¿Y la relación con tu amigo cómo va? —preguntó Katrina.

—Bien, la verdad es que me gusta mucho salir con él —admitió su hija, sonrojándose un poco.

—Si se ponen de novios y más adelante vive contigo, puede ser mejor padre que Liam —dijo Spencer. Ese comentario le había molestado mucho a Sandrine.

—Tal vez, pero mis hijos no lo van a reemplazar —contestó frunciendo el ceño.

—Spencer no quiso decir eso, sino que va a ser un mejor modelo paternal dentro de la casa —aclaró May.

—Disculpa, Sandrine, si me expresé mal.

—Bueno —dijo más calmada, pero estando seria.

—Lo difícil va a ser que los chicos lo acepten y más después de todo lo que les dijeron sus compañeros —temió Nigel.

—Yo ya les aclaré que no voy a hacerlos a un lado. Encima ellos han estado ayudando a su padre a reconciliarse conmigo. No sé cómo voy a decirles que tengo novio nuevo, bueno, si llegamos a serlo.

—Tienes que encontrar un buen momento para decirles y con calma —aconsejó Grace.

—¿Y tú lo quieres? —preguntó Katrina.

—Siempre me trató muy bien, bueno, Liam también a pesar de lo que pasó —admitió.

—Pero ojalá Vincent no te decepcione —deseó su mamá.

Vincent y Sandrine estaban paseando por una plaza. Ella le contaba por qué se separó de Liam y también de la media hermana de sus hijos.

—Y ahora mi ex se ve con sus cuatro hijos, pero pedí a su familia y a los padres de Jenna que lo vigilen por las dudas. No quiero que les haga daño a los niños.

—Qué triste, nunca pensé que te pasaría eso —lamentó—. Y bueno, entiendo por qué no quisiste denunciarlo.

—Sólo le dejo ver a mis hijos, pero con vigilancia. Aunque me sigue molestando con volver a estar juntos, y nuestros hijos ayudan —se quejó.

—Es su papá, ellos lo perdonaron y lo quieren de regreso. Pero nadie te puede obligar a volver con él.

—Al menos su familia entendió que ya no quiero estar con él —se alivió en parte.

—De todas formas, Liam debería hacerse tratar por su bien y el de todos, sobre todo el de sus hijos —opinó él.

—Sí, antes de que empeore. —Llegaron a una mesa y se sentaron frente a frente—. También quería contarte, dos de mis hermanos me están presionando para que sea tu novia.

—No tienes que estar conmigo si no quieres —aclaró—. Podemos seguir siendo amigos.

—Es que...a lo mejor sí quiero —dijo bajando la cabeza y mirando sus manos sobre la mesa—, pero después pienso en mis hijos que quieren a su papá de vuelta, que se van a poner peor si tengo novio y/o me divorcio.

—¿Lo sigues queriendo a pesar de lo que te hizo?

—Puede ser —contestó mirándolo—, pero creo que lo inteligente sería no volver con él. Es decir, sé que fue sólo una vez y, como te conté, a Natasha le pegó peor y la trataba muy mal desde siempre, y ella lo perdonó, y ahora son amigos, pero no puedo volver con alguien así. Liam no ayuda en nada con rogarme a cada rato. Mis hijos lo ayudan, pero bueno, son chicos, pero él es grande. Hasta su familia le dijo que me está asfixiando y que no me deja pensar tranquila. —Su amigo le tocó la mano, y eso la calmó.

—Lo que tú decidas está bien. Así nuestra relación no funcione, yo voy a estar siempre para ti. —Sandrine le sonrió y se sonrojó un poco.