Capítulo 5
Al día siguiente, May y su hermano estaban en casa de Noel. Este les había dicho que quería hablar con ellos con respecto a lo que han estado haciendo con Sandrine.
—Sabemos que tal vez estamos arriesgando amistad y trabajos pero teníamos que decirles esto: tienen que dejar de interponerse entre su hermana y mi hermano —les pidió Noel.
—Nadie te va a despedir por defender a tu hermano, Noel; a ti tampoco, Natasha —les aclaró May—, pero les recuerdo, de nuevo, que Liam ya no es un niño. No lo era cuando tenía 18 y trabajaba con nosotros en el restaurante y ahora mucho menos.
—Y ustedes tampoco van a querer escucharlo, así que es lo mismo —contraargumentó Noel.
—Nosotros sólo queremos lo mejor para Sandrine, por eso estamos impidiendo que ella lo visite o hablé con él.
—Por suerte Vincent te convenció de que al menos hablaran por teléfono —dijo Natasha.
—¿Lo ven? Hasta el prometido de Sandrine considera que están actuando mal —destacó Noel.
—Tal vez, pero me sorprende que lo defiendas tanto, Natasha. A ti te trató muy mal y hasta te pegó peor que a mi hermana —le recordó su amigo.
—Sandrine es una persona; y yo, otra. No porque tu hermana actúe de cierta forma quiere decir que yo vaya a actuar igual.
—Mira, Noel, entendemos que conoces a tu hermano, pero uno nunca termina de conocer a la gente. Aunque sea de la familia —advirtió May.
—Es verdad, con todo respeto, puede que Liam de verdad haya aceptado el tratamiento, pero, ¿cómo sabemos que el querer hablar con nuestra hermana sólo para que lo perdone no es un truco para que vuelva con él? —dudó Spencer.
—Sé que Liam no es un manipulador. Aun así, se están metiendo demasiado —insistió Noel—. De más está decir que Sandrine ya está grande y supo lidiar bien con la separación y con el hecho de que sus hijos no aceptaban a Vincent, así que no necesita que nadie decida por ella. —Spencer y su hermana se miraron entre ellos y pensaron unos segundos.
—Está bien, no nos meteremos más —concluyó el amigo de Noel y Natasha. Ellos sonrieron en agradecimiento. Luego los invitaron con un té, y ellos aceptaron.
***
—Menos mal que no se meten más ustedes dos. Y a ti, mejor dicho, a ninguno los criamos para que se refieran a la gente como trastornados —los retó Katrina. Estaban de visita en casa de Sandrine. Aprovecharon hablar del tema mientras los nenes estaban jugando afuera con Jenna y Alex. Isabelle y Stanley estaban cuidandolós.
—Bueno, mamá, perdón, ya está —suspiró May subiendo y bajando los ojos, demostrando estar harta.
—Ya aprendimos la lección, ya estamos grandes para que nos corrijan —agregó Spencer quejandosé.
—Aunque tengan 50 años, los vamos a seguir corrigiendo —impuso Nigel con autoridad.
—Al final todos defienden a ese tipo —se volvió a quejar su hijo, pero esta vez murmurando.
—Ese no es el punto. Tus padres tienen razón; no puedes referirte así a la gente —concordó Vincent, frunciendo el ceño—. Tuviste suerte de que ni tus sobrinos ni Noel te escucharan.
—Es verdad. ¿Quieres perder tu amistad con Noel o qué? —preguntó retóricamente Grace. Su hermano resopló.
—Claro que no.
—Y deja de decir que todos estamos del lado de Liam porque no es así. Además, él tiene a su familia para ponerle un alto —agregó Sandrine.
—Tú ya le dijiste sus verdades, y estuvo bien, pero ya fue suficiente —dijo su padre—. ¿Qué crees: que los chicos te van a agradecer por pelear con su padre? Son conscientes de lo mal que se ha portado, pero aún así lo quieren.
—Bueno, ya está, perdón.
—¿Ahora sí vas a ir a verlo, Sandrine? —preguntó Grace, cambiando de tema.
—Voy a ir después de que Vincent y yo nos casemos mañana viernes, o sea, voy el domingo—decidió, luego miró a su novio—. Me gustaría que estés ahí conmigo, por seguridad.
—Sí, como tú quieras —aceptó con gusto.
Al otro día, Vincent fue a la habitación de Liam con el permiso del psiquiatra y le comunicó la decisión de Sandrine. Liam tuvo una mezcla de emociones, todas ellas buenas.
—¿¿¿Es en serio???
—En serio —le confirmó Vincent.
—No puedo creerlo, es decir, sí lo creo. Sólo espero que no se retracte.
—No te preocupes; tus excuñados aceptaron no meterse más —le aseguró Noel.
—Gracias a los dos por hablar con ellos —les agradeció a él y a Natasha. Ellos le sonrieron.
—Pero, Liam, tómate esto con calma. No presiones a Sandrine cuando hablen ni minimices los hechos —le aconsejó su mamá.
—No, no. Me portaré bien —prometió—. Quiero que volvamos a llevarnos bien, de verdad. No puedo creerlo.
—Eso sí. Sandrine me pidió que ese día esté presente cuando ustedes hablen. Obviamente acepté y espero que no te moleste.
—Está bien. Si ella te lo pidió. Digo, no quiero que tengamos más problemas —dijo Liam sin dejar de sonreír y estar emocionado.
—Me alegra verte tan feliz —dijo su mamá tomandoló de las manos.
Un rato después, terminó el horario de visita, pero Vincent se quedó con él.
—¿Cómo te sientes con todo esto? Lo vi pero necesito que me lo digas.
—En parte ansioso porque voy a volver a hablar con mi...mi exmujer. Por otro lado mal porque ya se acerca el casamiento, pero feliz por ella. Sé que vas a ser mejor marido que yo. Yo no supe serlo y...te pido perdón por cómo te traté el otro día —se disculpó avergonzado.
—No pasa nada, Liam —lo disculpó con una leve sonrisa.
—Lástima que cuando salga de acá, mis hijos van a volver a verme y estar en contacto conmigo sólo una vez por semana —dijo con la voz quebrada—. Pero sé que los van a cuidar bien.
—Tal vez eso cambie un poco después de que tú y Sandrine hagan las paces —lo consoló dandolé esperanzas—. Te has portado bien últimamente, y ella lo sabe.
—Eso espero. No me importa que me vigilen. Y...sé que vas a ser mejor padre que yo.
—Con haber aceptado el tratamiento, ya hace más de un mes, y en el que estás mejorando, estás aprendiendo de tus errores —lo corrigió—. Nadie te va a reemplazar, ya te lo dije. Tus hijos y tu familia me dijeron que los has cuidado bien cuando te toca verlos.
—Sí, ellos me aman a pesar de todo lo que hice, sobre todo Jenna, que la ignoré por muchos años. Bueno, no sé qué más decir. Creo que tienes que volver al consultorio. Aunque no sé si esto fue una charla amistosa o una terapia. —Vincent se encogió de hombros.
—Parte y parte. El doctor me dijo que podía visitarte y hacerte una sesión corta al menos. —De repente, Liam se acercó para abrazarlo, pero Vincent, en lugar de correrse o ponerse a la defensiva ante un posible ataque, se lo correspondió. Los enfermeros que estaban en la puerta quisieron intervenir, pero el terapeuta les hizo un alto con la mano y siguió abrazando a su paciente mientras este sollozaba.
—Al final siempre me equivoco con las personas. —Se apartó un poco—. Voy a dormir, a ver si con eso se me pasa este dolor que siento. —Se acostó y se puso de espalda—. Que la pasen bien esta noche.
—Gracias. Hasta mañana —se despidió y se fue. Liam cerró los ojos y se durmió.
Esa noche, Vincent y Sandrine se casaron y todos, incluso Lester y los mellizos, la pasaron muy bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro