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Capítulo 38

Daphne llegó a su casa y se acercó a ver si Liam seguía dormido. Se puso en cuclillas frente a él.

—Liam, ya volví —le habló y no obtuvo respuesta. Lo movió un poco para chequear si seguía el efecto de la pastilla o no, y no se despertó. Se levantó, llevó lo que había quedado en la mesa a la cocina y lo lavó en pocos minutos. Fue al baño a lavarse la cara y luego a cambiarse la ropa por la de dormir. Eran las 10:30 de la noche, y como no tenía hambre ni había nada más que hacer, sacó una frazada del armario porque la noche estaba fresca y bajó. Al llegar abajo y acercarse al sofá, se acostó con él y se tapó a ambos con la frazada. No quería dejarlo solo de nuevo.

A la mañana siguiente, el despertó y miró a su alrededor como si tratara de reconocer dónde estaba, luego miró la frazada encima de él. Daphne ya no estaba con él, pero se escuchaban ruidos desde la cocina. Se le volvían a cerrar los ojos y se pasó la mano por la cara mientras seguía con sueño, pero los volvió a abrir. Se sentó despacio, miró arriba a la derecha, donde estaba el reloj y vio con dificultad que eran las 8, pero no sabía si de la noche o de la mañana.

—Buen día —lo saludó algo nerviosa, pues tendría que explicarle todo más tarde y ver su reacción, si la perdonaba o no. Él la miró, y Daphne se le acercó a darle un beso.

—Buen día —respondió al saludo, que le dio por confirmado que era de mañana y que había dormido en el sofá la noche anterior, Pero, ¿por qué? ¿Daphne y él pelearon? ¿Había hecho algo mal?

—¿Cómo te sientes? —preguntó sentandosé al lado de él.

—No recuerdo nada de ayer. —Vio de casualidad unas marcas que su mujer tenía en los hombros y abrió más los ojos de la sorpresa y la preocupación que le causó—. ¿Yo te hice eso? ¿Por eso dormí en el sofá? —preguntó señalando las marcas y temiendo la respuesta. Daphne miró las marcas como recién dandosé cuenta de ellas.

—No, no, Liam, no fuiste tú —contestó tratando de calmarlo.

—¿Me emborraché y te grité? ¿Por qué estoy acá? Seguro te grité muy fuerte y por eso me mandaste a dormir al sofá —insistió con la voz quebrada, las lágrimas brotandolé y bajando la cabeza. Daphne le acarició el rostro y le secó las lágrimas.

—Mi amor, tranquilo, no pasó nada. Sólo te dormiste —se limitó a decir. Quedaron en silencio unos segundos, con Liam un poco cabizbajo y con la mirada perdida—. Más tarde te explico todo —volvió a hablar, se sentía muy mal por él y lo que hizo, pero no era momento de explicarle todavía. Liam no estaba lúcido para poder procesar la información. La miró sin entender nada. Cerró los ojos, bajó la cabeza otra vez y se los tapó. —Todavía tengo sueño —dijo mientras se sobaba los ojos.

—¿Quieres que te acompañe a la cama? Por suerte hoy no tienes que trabajar.

—Sí, por favor. —Los dos se levantaron, y ella lo guió hasta la escalera tomandoló de la mano y apoyando la otra mano en la espalda. Subieron despacio y una vez arriba, lo siguió acompañando hasta la cama, corrió la sábana y lo hizo acostarse. Lo tapó—. Yo vuelvo abajo.

—¿No te quedas? —pidió, sintiendosé vulnerable.

—Yo sí me tengo que ir —lamentó mientras le acariciaba el hombro. Le dio un beso—. Hasta luego. —se despidió acariciandolé la cabeza.

—Hasta luego. —Ella se fue. A medida que se le cerraban los ojos, Liam pensaba en lo linda que era cuidandoló aunque tal vez no se lo merecía. Finalmente, se durmió.

Unas horas después, al llegar al trabajo, Lance la miraba con odio todo el tiempo, pero no le decía nada, ni siquiera le pedía ingredientes ni utensilios. Natasha y los demás preguntaron qué pasó, si al fin cortó con su amante, y ella les contaba, incluyendo el detalle de la pastilla.

—¿Crees que te va a perdonar? —preguntó Natasha.

—Eso espero y que entienda por qué lo hice —contestó con un suspiro mientras amasaba.

—Sólo trata de no volverlo a hacer —le sugirió Claire—. Y ahora sí más te vale volver al tratamiento en serio.

—Siiii, lo sé —contestó con angustia—, sé que hice todo mal.

—Al menos te sacaste a alguien de encima —la felicitó Steve, y los otros se unieron a las felicitaciones.

—Gracias, al fin. Ah por cierto, que esto no salga de acá. Naty, sé que seguramente vas a decirle a Noel, pero no sé lo digan a nadie más, ¿sí? No quiero que su familia se preocupe ni mr odie. Liam va a estar bien.

—Descuida, haremos como que no nos dijiste nada, y Noel también —le aseguró su cuñada—, aunque es probable que Noel llame para saber cómo está su hermano. —Daphne hizo una pequeña sonrisa en agradecimiento y comprensión.

***

—Daphne, no, no me dejes. Ya no voy a seguirte, no voy a insistirte con que tomes el medicamento. Haré todo lo que quieras —habló dormido moviendosé de un lado a otro. Su mujer llegó y al verlo así, fue directo a despertarlo.

—¡Liam, Liam, tranquilo; es una pesadilla! ¡Despierta! —Logró despertarlo—. Eso es, ya pasó. —Él la tocó para asegurarse de que era ella realmente—. Cálmate, estoy aquí contigo. —Él la tomó de las manos para ver si todavía tenía puesta la alianza y suspiró aliviado, confirmando nuevamente que sólo había estado soñando. Miró el reloj: eran las 3:30 p. m. La volvió a mirar y se incorporó. Se secó unas lágrimas que le habían salido por el estrés del momento. La miró de nuevo. —Dime qué pasó, por favor. Si no te hice yo esas marcas, ¿quién fue? Dímelo, y se las verá conmigo.

—Fue Lance. —Vio cómo su marido se levantaba de repente, dispuesto a pelearse a golpes con su compañero de trabajo—. ¡No, tú no vas a ningún lado! —le prohibió haciendoló sentarse otra vez.

—Dime de una vez qué pasa —exigió él, mirandolá fijamente. Daphne empezó a explicar todo y sus razones de por qué lo durmió con una pastilla, por qué decidió hacer eso. Liam sólo la escuchaba cabizbajo y tratando de procesar todo.

—Sé que hice todo mal y lo siento en verdad, puedes enojarte si quieres, pero no me odies. De verdad me siento mal por lo que hice, pero no tuve otra opción. Sé que siempre haces todo lo que te digo, pero tenía miedo de que cedieras a las provocaciones de Lance y salieras lastimado —continuó con la voz quebrada—. De hecho, te prometo que es la última vez que lo hago, y voy a tomar la medicina todos los días. De verdad —prometió. Liam seguía callado, sin saber qué decir. Daphne no sabía si estaba enojado, si estaba pensando en qué contestar o cómo reaccionar—. Dime algo, lo que sea, grita, insúltame —pidió mientras le brotaban las lágrimas—. Haz lo que sea, lo único que te pido es que no me odies ni me internes de nuevo. Puedo volver a tomar la medicina, de verdad, y claro que no me molesta que me vigiles si me tomo la medicación o no. Te escuché eso cuando estabas dormido. —Él la miró con los ojos llorosos, y le agarró el rostro para secarle las lágrimas para luego besarla y abrazarla. Quedaron llorando en silencio. Luego se apartó un poco.

—Dime otra vez que terminaste con Lance, que ya ni siquiera eres su amiga.

—Sí, terminé con él, y ya no hablamos siquiera —repitió mirandoló a los ojos, mostrando sinceridad. Liam la volvió a abrazar, y ambos sintieron un gran alivio. Se apartaron un poco y se miraron el uno al otro en silencio por unos segundos.

—Aunque te ves hermoso cuando duermes —bromeó para seguir calmando la situación, y a Liam le hizo gracia. De repente, sonó el inalámbrico, dio media vuelta hacia la mesa de luz y vio el nombre de su hermano. Atendió.

—Hola, Noel. —Daphne bajó la cabeza nerviosa mientras su cuñado hablaba del otro lado—. Sí, estoy bien, recién me despierto, y mi mujer está conmigo. Oye, ¿alguien más sabe?

—No, sólo Natasha y yo. Por supuesto no le diremos a mamá ni a los chicos —dijo.

—Es mejor así —contestó suspirando.

—A lo que tuvo que llegar Daphne para impedir que te metas en líos. —Liam resopló.

—¿Llamaste porque estabas preocupado o para regañarme? —reclamó subiendo y bajando los ojos, y escuchó un suspiro por parte de Noel.

—Sólo fue un sólo regaño, Liam, obvio que llamé para saber cómo estabas. Bueno, nos vemos. Adiós.

—Adiós, y gracias —dijo con sinceridad, y cortaron.

—Perdón, es que Naty y los otros preguntaron, y no soy buena mintiendo —se disculpó levantando un poco la mirada.

—Está bien —la calmó Liam acariciandolé la mano. No podía estar enojado con ella después de decirle que se libró de su amante —Yo no quiero estar con nadie más que contigo. —Ella le sonrió y lo besó. 

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