Capítulo 37
Daphne llegó al restaurante a las 10 de la mañana y saludó a todos los que iban llegando muy animada. Pasó a las cocinas, donde sus amigos y compañeros le decían que la extrañaron. Durante la preparación de la comida y los postres, ella les contaba lo que había pasado con Lance, quien no había ido al trabajo ese día.
—Supongo que vas a reclamarle también a tu mamá por eso —dijo Natasha—. Es obvio que ese tipo no te conviene para nada. Y no lo digo sólo porque estés casada. No fue capaz de entenderte. No es para nadie.
—Nunca debiste aceptarle ninguna salida en primer lugar —la culpó Claire.
—Claire tiene razón, debiste decirle que no desde el primer momento —agregó Steve—. Te acostaste con él. Era obvio que no iba a querer sólo una amistad.
—Oigan, no la culpen a ella, que no tiene la culpa de nada —la defendió Natasha.
—Es verdad, y en cuanto llegue a casa llamaré a mi madre y luego a Lance para encontrarnos y decirle en la cara que no quiero verlo nunca más —dijo poniendosé seria. Natasha y los demás la felicitaron por su decisión. De repente, Daphne se puso risueña—. Ay, pobrecito Liam, lo desperté a las 5 con música.
—Debe estar muy cansado de tanto cuidarte —opinó Gina.
Esa tarde, Daphne estaba reclamandolé a su madre por teléfono por darle la dirección a su amante.
—¡¿Es que nunca te vas a dejar de meter en nuestras vidas?! —se quejó refiriendosé tanto a su matrimonio como al de Dylan y Grace.
—Me habría abstenido de meterme si me hubieran dado nietos como Nathan y Gisel —le reprochó Lizette.
—¡JA, esto es increíble! ¡Al menos Liam y yo no vamos a tener hijos por conveniencia! ¡Él no quiso tener más, y yo voy a respetar su decisión! —Apretó el botón rojo del celular con fuerza y lo dejó caer sobre la cama. Se dio vuelta y se encontró con su marido en la puerta, quien entró a darle un abrazo para tranquilizarla. Ella se lo correspondió y se apoyó en su hombro—. ¿Hace mucho que estabas ahí?
—Recién —contestó mientras se apartaba un poco sin dejar de abrazarla—. Sólo escuché lo último. —Se miraron a los ojos unos segundos, mientras él le acariciaba el rostro y el pelo, y ella encontraba cada vez más calma en sus caricias—. Me encanta cómo me defiendes.
—Y tú a mí. —Liam la besó y la hizo sentarse en la cama para continuar con los besos y caricias. Hacía un mes o más que no disfrutaban de eso, y ahora llegó el momento.
***
Shawn estaba en casa de su novia explicandolé unos textos de historia. Jenna había odiado esa materia desde que empezaron el secundario y seguía sin gustarle. Anteriormente en primaria tampoci le gustaba, pero tenía profesor particular. Sin embargo, Shawn se ofreció a ayudarla. Una vez que terminaron, se pusieron a conversar de diversos temas entre risas, miradas y algunas caricias.
—Sigue siendo una materia horrible, pero ahora tengo un tutor gratis —bromeó.
—Puedo cobrarte un día de estos —le siguió la broma y empezó a reír, y ella le dio un empujoncito.
—¡Ay, qué malo! —exclamó entre risas, las cuales iban cesando de a poco y se miraron unos segundos en silencio—. Gracias por explicarme esta y otras materias.
—Aprendes muy bien. —Se quedaron mirando uno al otro de nuevo, Jenna sonrió y bajó la cabeza a un costado tímidamente, y Shawn se acercó más, le levantó el rostro y le dio un beso. Ella le dio otro—. Qué bueno que tus papás me aceptaron.
—Lo mismo digo de los tuyos, aunque no tenía mucha fe con tu mamá.
—Es verdad, es una espanta nueras y yernos, pero contigo por fin hizo una excepción y es que, como te dije, ya te conocía. Por cierto, no me hubiera gustado que Liam me viera como enemigo.
—Descuida, mi papá confía en ti. Ni quiere que dejemos de hablarnos —agregó echando una risita. Ese comentario hizo sonreír a Shawn.
Al día siguiente, Daphne y Liam estaban tomando la merienda juntos en el sofá mientras miraban televisión. Lo que él no sabía, es que su mujer le había puesto una pastilla para dormir en el té. No le gustó nada hacer eso, pero no tenía otra opción. En unas horas iría a ver a Lance para cortar con él definitivamente. Si le decía que iba, su marido la seguiría y sabría que todo terminaría a los golpes y mentir que saldría con Natasha y sus amigos chefs tampoco era una opción; Liam sabría que no estaba siendo sincera. Después de 15 minutos de haber terminado el té, su marido empezó a sentirse somnoliento y se le caía la cabeza hacia adelante, pero enseguida la levantaba y trataba de mantenerse despierto.
—¿Te dio sueño? —preguntó acariciandolé la espalda. Él la miró confundido—. Deberías dormir entonces.
—¿Le pusiste algo al té? —sospechó. Ella quedó impactada por unos segundos, pensando en qué decir.
—No, Liam, claro que no —negó con la cabeza con nerviosismo—. Seguro sigues cansado de tanto cuidarme —inventó eso último acariciandolé el rostro.
—Tal vez —dijo tambaleandosé hacia el lado de ella.
—Ven. Acuéstate —le sugirió tomandoló de la mano y trayendoló hacia ella. Dejó que lo guiara hasta su regazo
—Esto no es normal. ¿Qué me hiciste? —siguió desconfiando una vez que se acostó.
—¿Crees que te haría daño? —preguntó acariciandoló, y en un tono de voz suave para transmitirle confianza. Liam la miró a pesar de que su vista se nublaba.
—No —contestó sin dudar mientras se seguía relajando. —Per...dón, no...qui...se —balbuceó hasta dormirse. Ella se quedó un rato acariciandoló. Le daba ternura tenerlo así y al mismo tiempo culpa. Miró la hora en su reloj: las 8:30 p. m. y, con cuidado, se apartó. Luego le quitó las zapatillas y le subió las piernas. Se puso en cuclillas frente a él y le dio un beso—. Perdón, pero tuve que hacer esto. Descuida, voy a volver pronto —le prometió, se levantó, agarró las llaves y fue a la cochera por la moto. Se subió, se puso el casco y se fue.
***
—Entiendo que no quieres que seamos novios ahora, pero podemos serlo más adelante —intentó convencerla Lance, tratando de ser paciente. Los dos estaban en un bar. Daphne quería terminar con él de una vez por todas. La situación ya se había ido de las manos.
—Ni ahora ni nunca. Tú y yo sólo somos amigos y amantes. Más bien sólo lo segundo por tus actitudes los otros días. Si fuéramos amigos, no me habrías exigido salir estando yo con depresión.
—Habíamos quedado en salir y me dejaste plantado —le reprochó—. ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Y qué hay de tus hijastros respondones?
—No te metas con Keegan y Emily —los defendió—. No sabes nada de ellos. Y sobre el otro día, si me quisieras, habrías aceptado que yo no estaba en condiciones de ir, pero tenías que pasar por sobre mi marido, quien sí me entiende.
—Te acostaste conmigo varias veces y salimos.
—Sí, sólo eso —aclaró—, y no tuvimos citas. Sólo fueron salidas amistosas. No voy a dejar a mi marido por ti ni por nadie.
—No tienes que estar con él sólo porque es igual de enfermo que tú —insistió.
—¿Tú qué sabes? —lo enfrentó, sintiendosé ofendida.
—Tu mamá me contó —reveló. Daphne echó una risa corta y sonrió con cinismo.
—Claro, mi madre te facilita todo. —Sacó la billetera y de esta, unos billetes que dejó sobre la mesa—. Te dejo mi parte y es mejor que tomemos distancia. Adiós. —Se levantó y se fue, Lance no tuvo más opción que pagar también lo suyo y fue detrás de ella, quien ya había salido. La agarró del brazo antes de que se subiera a la moto y la tomó por sorpresa. Le hizo dar media vuelta de manera violenta—. Suéltame —exigió a punto de perder la paciencia, mirandoló con furia y apretando los dientes.
—¿No sería mejor que estés con un hombre de verdad que te corrija esa actitud de suripanta, en vez de con ese que hace todo lo que tú le dices? ¿Por qué no viene a defenderte ahora? No soy estúpido, Daphne, ya me di cuenta de que nos estuvo siguiendo todas las veces que salimos. ¿Acaso le dijiste que se quedara en su auto o en casa como un perrito? —se burló.
—Liam es mucho mejor que tú, infeliz —dijo con rabia en sus ojos.
—Retráctate o tú y tu marido pagarán las consecuencias —susurró en tono amenazante. Para desgracia de él, había gente también afuera mirando y acercandosé.
—¡Oye, suéltala! —la defendió uno, pero el examante de Daphne lo ignoró.
—También te recuerdo que tengo un hermano policía, ya sargento —especificó—, así que mejor déjame ir —advirtió ella. Trató de soltarse.
—Me vale una mierda, te vienes conmigo ahora. —Quiso llevarselá, pero ella se resistió. Daphne dirigió su puño a la cara de él para que la soltara, pero Lance le atajó la mano, inmovilizandolé ambos brazos. La gente fue en su defensa y se detuvo al ver que le dio una patada en la entrepierna y consiguió librarse. Aun así, se acercaron a ver si estaba bien, y ella les dijo que sí, les agradeció la preocupación, se subió a la moto, se puso el casco y se fue mientras Lance la miraba con rabia. Un grupo le dijo que se largara aunque sea gateando o lo iban a echar a patadas, y se fue como pudo resignado. No iba a poder enfrentarse a tanta gente.
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