Mientras Nathan y Gisel estaban de viaje, Lizette seguía entrometiendosé en el matrimonio de su otro hijo. Al principio lo seguía llamando para pedirle favores y alejarlo de Grace, pero Dylan recordó las palabras de ambas familias y tomó valor para decirle que no a su madre. Le decía que llamara a un técnico, un plomero, lo que fuera. Le dejaba en claro que él era su hijo y que ahora estaba casado, que no tenía ningún derecho de inventar excusas para separarlos. Lizette llegó incluso a comparar el matrimonio con el de Nathan, que su hijo mayor sí tenía un matrimonio feliz y válido porque tenían un hijo. Luego de haber dicho eso, Dylan no tuvo más opciones que bloquearla tanto del celular como del teléfono fijo.

Lizette fue a su casa, y Dylan le abrió. Su madre entró directamente sin que su hijo le diera permiso.

—Creo que tú y papá nos enseñaron a mis hermanos y a mí que se pide permiso antes de pasar.

—Además, esto es propiedad privada —agregó Grace.

—Tú cállate.

—Mi mujer no se calla nada —la defendió—. Dinos a qué viniste como para entrar así.

—¿Ahora se te da por bloquearme? —reclamó.

—No corté la relación contigo si eso piensas. Nate y Daphne pueden avisarme si un día quieren hacer reunión familiar.

—Al menos tu hermano tiene un matrimonio de verdad —comparó.

—Mi matrimonio es tan real como el de Nathan —la enfrentó—. ¿Es que nunca vas a entender? ¿Nunca vas a aceptar a nadie?

—No me faltes el respeto.

—Y tú no me chantajees —se defendió.

—Es mentira que no acepto a nadie. A Gisel la acepté.

—La aceptó porque le dio un nieto —intervino Grace.

—Está conversación es entre mi hijo y yo.

—Y ella se mete lo que quiere —la volvió a defender—. Sal de aquí si no tienes nada más con que atacar. —Su madre lo miró indignada, molesta por ver que no la iba a defender de su nuera y se fue—. Espero que no me odie. Me duele hablarle así, pero no voy a retractarme —decidió mientras se sentaba en el sofá junto con Grace.

—Algún día entenderá. No te preocupes —lo consoló acariciandolé la cara y el hombro. Él le dio una sonrisa cálida, en agradecimiento.

***

—¿Te quieres casar? —le propuso Liam a su novia mostrandolé un anillo mientras ambos esperaban por su comida en un restaurante. Esa pregunta y tener el anillo en frente la tomaron por sorpresa, pero aun así sonrió.

—¡Claro que sí! —Se levantó de inmediato a darle un beso y un abrazo, los cuales fueron correspondidos. Liam la miraba con ternura todavía en su silla. Daphne volvió a sentarse.

—Al fin pude olvidarla en estos últimos meses —le contó con seguridad en sus palabras y sonriendo. Daphne también le sonrió.

—Sabía que lo lograrías —lo felicitó acariciandolé el rostro. Su prometido le tomó la mano y se la besó.

Al día siguiente, ya que en la noche anterior habían vuelto a casa muy tarde, les comunicaron a sus familias el compromiso, y los felicitaron. Estaban en casa de Liam y era sábado, así que sus hijos también estaban ahí y todos ellos se tomaron muy bien el anuncio. Emily hasta preguntó qué tamaño iba a ser el pastel, a su papá le hizo algo de gracia la pregunta, y Daphne le contestó que sería mediano, que no sería el típico pastel de bodas.

Ese lunes, en el restaurante, todos felicitaron a Daphne aunque no todos iban a ser invitados.

—Parece que va en serio la cosa —opinó May mientras estaba parada al lado de su padre, observando todo el restaurante—. Sólo esperemos que no se divorcie, sino Liam va a volver a buscar a Sandrine.

—Tu hermana ya se divorció, está casada con Vincent y no extraña a Liam, ¿crees que va a volver con él? —preguntó mirandolá con el entrecejo fruncido, como regañandolá—. Creo que tú y tu hermano deberían dejar de opinar de ese tema —aconsejó volviendo a mirar al frente. Su hija levantó y bajó los ojos—. Además, no fuiste invitada —le recordó.

—No importa, aun así espero que no se separen.

—Sería buena idea que dejes de portarte como una adolescente.

***

Al volver del trabajo, Daphne se lo comunicó a su madre por teléfono.

—¿Ese tipo se hizo revertir la vasectomía y te dejó embarazada? —preguntó con desdén.

—¿Puedes dejar de creer que todos nos casamos sólo porque vamos a ser padres? No estoy embarazada, espero no estarlo, y Liam no quiere otro hijo, y no lo voy a obligar.

—Te vas a arrepentir. Tu tienes casi 21 años; y ese tipo, 29.

—Deja de decirle así, y no estás obligada a ir si no quieres, mamá —dijo sin estar dispuesta a una discusión que no tenía sentido—, sólo quería que supieras. Adiós. —Estaba por colgar cuando le dijo que esperara. —Lizette suspiró.

—Soy tu madre, Daphne, claro que iré —decidió con su típica seriedad—. Felicidades.

—Gracias.

En las siguientes semanas, Liam y Daphne buscaban la casa, veían la lista de invitados y dónde iba ser la fiesta. Noel y Natasha les ofrecieron su casa para la reunión, y aceptaron.

El día del casamiento llegó, y todos habían ido a la casa luego de dar el sí.

—Su mamá se pierde todos sus momentos? —preguntó Liam a su mujer y a sus dos cuñados.

—Es mejor así, pero fue muy difícil lograr que no estén en el mismo sitio por mucho tiempo —comentó Dylan.

—Al principio era muy caprichosa y no quería irse. Sabemos que tiene que estar, pero que sea sólo al inicio como hoy —aclaró Daphne.

—Por cierto, Liam, espero que trates bien a mi hermana —señaló Nathan—. Ah y no se les ocurra volver a dejar el tratamiento, sé que pueden manejarse y se entienden, pero aun así.

—Sí, señor —contestó Daphne con una mueca de sonrisa, casi riendosé. Luego se levantó avisando que se iría por algo de comer, y les preguntó si les traía algo. Le dijeron que no y se fue.

—Veo que de verdad la quieres —reconoció y apreció Nathan—. Espero que mi madre no se meta como lo hizo con mi hermano. —Miró a Dylan al decir eso.

—Pero según sé, la pusiste en su lugar —recordó Liam, pues tanto Daphne como Grace le habían contado.

—Sí, estoy tomando valor —confirmó el hermano de Nathan. Él y su hermano dirigieron sus miradas abajo, Liam no entendía por qué, y antes de buscar que miraban, sintió que algo le tocaba la pierna. Era su sobrino sonriendolé y siendo agarrado de una manito por su mamá.

—Hola —saludó con una sonrisa al nene.

—Hola —contestó el chiquito sin dejar de sonreír.

—Me trajo corriendo hasta acá —rió Natasha. Josh se quería trepar al regazo de su tío, y Liam lo ayudó.

Daphne miraba todo sonriendo desde una mesa mientras comía unos bocadillos. Las chefs Gina y Claire se acercaron a saludarla.

—Esperemos que dure contigo —deseó Gina.

—Sí, por lo que nos contaste, contigo fue sincero —agregó Claire.

—Liam no es malo, sólo necesita ir a las terapias y mano firme —dijo mientras lo volvía a mirar.

—Tú también tienes que seguir el tratamiento —señaló Gina.

—Es difícil pero lo hago —se quejó suspirando.

Unas horas después, Liam y Daphne estaban bailando el vals en el patio, y otras parejas se sumaban de a poco. La madre, el hermano y la cuñada de Liam los miraban con gusto.

—Se lo ve feliz como cuando se casó con Sandrine —notó Peggy.

—Qué bueno que ya la superó —celebró Noel.

—Con la diferencia de que esta vez está siendo sincero con su nueva pareja —destacó Natasha—. Digo, le contó todo, y Daphne nos lo confirmó.

—Esperemos que no fracase de nuevo. Bueno, Daphne está muy decidida a no dejarlo —recordó Noel, y miró a su mujer al terminar la frase—. ¿Bailamos? —la invitó.

—Claro —aceptó ella sonriendo.