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Capítulo 20

Grace y Dylan habían acordado otra cita, pero antes de salir de casa, él recibió una llamada de su madre al teléfono fijo.

-Hola, ¿puedes venir a ayudarme con la videocasetera?

-Sí, claro, puedo ir esta noche. Justo iba de salida a juntarme con Grace.

-Ah, ¿y no puedes cancelar? -Lizette no sabía de la cita, pero igual aprovechó insistir con que fuera a su casa para que su hijo no fuera a ver a la novia.

-No puedo hacerle eso. Debe estar justo yendo a donde la invité -explicó siendo paciente y esperando a que su madre entendiera.

-Ah, me estás cambiando por esa mujer -se victimizó, tensando su rostro.

-No, no, claro que no -contestó temeroso y sintiendosé entre la espada y la pared-, ahora voy. Nos vemos. -Colgó. Lo que no sabía es que su padre había entrado al living.

-¿Qué pasó? -su hijo se dio vuelta al escucharlo.

-Mamá quiere que vaya a su casa a ayudarle con la video.

-Pero hoy tienes tu cita con Grace. ¿No se lo dijiste?

-Sí, pero insistió y hasta me acusó de cambiarla por mi novia. Así que ahora le marcaré a Grace -dijo agarrando el inalámbrico. Por suerte, Grace tenía celular.

-Dylan, dile a tu madre que vas más tarde u otro día -trató de convencerlo mientras su hijo marcaba-. Ni siquiera vives en su casa para que te gobierne así, ni yo hago eso con ustedes.

-Será sólo por esta vez. -Su novia atendió, él le avisó que por desgracia no podría ir, que lo lamentaba y que lo compensaría. Grace entendió y le dijo que no había problema. Se despidieron, colgaron, y luego Dylan pidió un taxi, se despidió de su padre. El auto llegó en pocos minutos y se fue.

Por desgracia, estas situaciones se repetían varias veces más y sólo conseguían verse en el trabajo y tener una pequeña cita a la hora del almuerzo. Dylan no tenía el valor de decirle que no a su madre aunque sea de vez en cuando, y Grace no reclamaba, sólo aceptaba lo que pasaba. Por supuesto, ambas familias y amigos les decían que se hicieran respetar y trataban de hacer que se vieran, pero Dylan no se animaba.

***

Liam fue dado de alta dos meses después. Volvió a su trabajo de mozo y salía con Daphne los días que no podía ver a sus hijos, pues todo había vuelto a la normalidad y sólo se veía con ellos los sábados como se le había impuesto en un principio. La diferencia era que ahora Sandrine también los llevaba y los buscaba más tarde. Ahora se los llevaban al mediodía, distinto de antes que sólo los llevaban a la tarde. Él lamentaba no poder manejar, ya que podría ir a buscar con más facilidad a sus cuatro hijos en dos casas distintas y llevarlos a la suya, pero el problema era el costo del taxi por las distancias, así que le convenía que se los llevaran. También había sábados en que Liam y su familia llevaban a los niños a pasear con Shawn, paseos en los que se sumaban Daphne y su hermano Dylan. Esto debido a que la madre no quería que el niño estuviera solo con extraños y con alguien a quien apenas conocía, incluso si su hermana iba con él. Lizette no le tenía confianza a su hija. Por desgracia, Liam todavía no podía olvidar a su ex, pero su novia le seguía teniendo paciencia como le había prometido. Mientras, él seguía yendo a las terapias, las cuales se estaban reduciendo de a poco.

-De tu papá nunca me hablaste, ¿qué pasó con él? -preguntó Daphne. Estaban en un parque, debajo de un árbol.

-Era una basura que nos maltrataba, un día mi hermano pudo convencer a mi mamá de que nos fuéramos de su lado y nunca más lo vimos. Yo tenía 6, 7 años, ya no recuerdo bien.

-¡Qué horrible!

-Sí. Y como que repetí lo que él, pero por suerte no fue tan igual. Mi mamá le tenía miedo, Noel tenía solo 12 años. En cambio conmigo, Sandrine no me tuvo miedo y me dejó apenas le pegué, mi familia supo lidiar conmigo. Bueno, Noel estaba más convencido de que me hiciera tratar que mi mamá.

-Hicieron bien. Hiciste bien -lo felicitó. Su novio le sonrió levemente.

-Este viernes mis hermanos visitamos a mi papá -habló, cambiando de tema-. Podrías venir también, así lo conoces -lo invitó-. Conoces al resto de la familia, mejor dicho. A Shawn ya lo conoces porque has llevado a tus hijos a casa de mi mamá, y a Dylan también.

-Me gustaría, aunque no creo que me acepten -dudó-. Ya la pasé mal con dos de mis excuñados -recordó.

-Oh, no te preocupes; esta vez va a ser diferente -lo alentó, tocándole la rodilla-. Si me aguantan a mí con mis cambios de humor y esas cosas, debería ser igual contigo -opinó riendo un poco-. Además, ya les hablé de ti y no tuvieron problema en querer conocerte. Incluso mi hermano más grande, que es policía. -Liam frunció el ceño, quedó en shock y entró en pánico, pero lo disimuló con su molestia. Se levantó del piso muy enojado.

-¡Ahora resulta que vas por ahí contando todo lo que yo te digo! ¡Pensé que podía confiar en ti! ¡Encima tienes un policía en la familia!

-¡No te alteres; ellos no van a juzgarte! ¡En serio! -intentó convencerlo y calmarlo. Se levantó también-. Escucha, mi familia sabe todo de ti, siempre hablo con todos los detalles de mis novios.

-¡¿Crees que van a aceptar a alguien violento como yerno y cuñado?! ¡A ti te aceptan porque eres de su familia!

-¡Pero soy paciente psiquiátrica al igual que tú, Liam! ¡También me metí en problemas, me escapé del hospital más de una vez e inyecté tanto a enfermeras como a enfermeros! -Largó un suspiro al terminar de hablar, bajó la cabeza y se tomó unos segundos para calmarse. Lo miró de nuevo-. No desistas de ir, por favor, ellos ya saben tu historia porque les conté todo y entendieron. Él sabe que no puede arrestarte si vuelves a hacer algo porque sabe que así lo decidió el juez que te tocó. Bueno, a no ser que te encuentren haciendo escándalo en la calle -dijo eso último con una risita-. Pero te soltarían en cuanto tu familia pague la fianza, y tus hijos no se enterarían -agregó para tranquilizarlo pero no resultó.

-No es gracioso. ¡Va a tratar de separarnos y seguramente hasta va a decir que estarías mejor con algún amigo tuyo!

-¡Eso sería lo de menos! ¡Nadie va a separarme de ti! -Liam miró el piso, luego levantó la cabeza y miró a un costado. Resopló-. En serio, me gustaría que te conozcan -rogó buscando su mirada. Su novio la miró con más calma.

-Está bien, voy. -Ella gritó y saltó de alegría, y se le echó encima con un abrazo. Liam se lo correspondió, a la vez que retrocedía para tratar de no caerse-. Perdóname por gritarte, mi amor.

-No importa, mi vida -lo disculpó apartándose un poco y vio que se le cristalizaron los ojos-. Eh, no pasa nada, en serio -lo consoló secándole unas lágrimas.

-Es la última vez que reacciono así -prometió con la voz quebrada.

-No hagamos promesas que sabemos que no vamos a cumplir. Vamos a tener recaídas. Tenemos nuestros síntomas. Es como estar resfriado y decir "no voy a estornudar más". -Liam no pudo evitar reír-. Qué bueno que te mejoré el humor -sonrió. Su novio le dio un beso, tomó su cara entre las manos y pegó su frente a la de ella.

-Te amo.

-Y yo a ti -contestó mientras le tocaba los brazos.

-En serio.

-Te creo -le aseguró entendiendo por qué lo decía-. No te preocupes, ya la vas a olvidar. Ahora, prepárate para el interrogatorio de mi hermano. -Ambos rieron.

Hace unas semanas.

Daphne, Liam y la familia de él estaban con los niños en un parque, estos jugaban con una pelota mientras los grandes estaban sentados en reposeras. Los nenes terminaron y se acercaron para sentarse con ellos. Jenna y Lester sacaron comida de los tapers. Shawn le preguntó a Liam si podía sentarse en su regazo, y este le dijo que sí. Daphne sonrió al ver que su hermano menor y su novio se llevaran tan bien como cuñados. A Jenna, Lester, a los tíos y a la abuela de estos también les dio gusto, pero los mellizos se levantaron enojados y se alejaron. Todos quedaron desconcertados con la actitud aunque lo vieran venir porque sabían cómo eran. Liam le pidió a Shawn que se bajara y avisó que ya volvía.

-¿Por qué se van? ¿Qué hice? -preguntó Shawn a los adultos mientras se bajaba y con la voz quebrada, a punto de llorar.

-No hiciste nada malo, ya vuelvo -avisó Liam y se fue tras sus hijos. Jenna, Lester y Daphne se acercaron a consolarlo.

-Sólo son celosos, pero no te preocupes. Ya se les pasará -lo consoló Noel.

Los mellizos se sentaron en el pasto lejos del grupo, y su padre llegó hasta ellos. Se puso en cuclillas.

-¿Qué pasa? ¿Por qué se alejaron? -preguntó con paciencia. Sus hijos lo miraron de reojo.

-Shawn se sentó en tu regazo -contestó Keegan cabizbajo y apenas mirandoló. -Creímos que era nuestro amigo, pero ya nos dimos cuenta de que nos quiere reemplazar -celó Emily en la misma posición.

-Ni crea que se lo vamos a permitir -agregó Keegan.

-¿Qué? -preguntó desconcertado-. Eso no es cierto, él sólo se sentó y además de cuñados, somos amigos. Nadie quiere reemplazarlos -aclaró-. No deberían ser groseros ni con él ni con nadie. Además, yo nunca los cambiaría por nadie, ni a ustedes ni a Lester ni a Jenna.

-¿En serio? -preguntó Emily.

-Sí. Vamos, vengan a disculparse. -Se levantó, los tomó de las manos, haciendo que se levantaran y los llevó de vuelta a donde estaban los demás-. Mis hijos te tienen que decir algo -le comunicó a Shawn.

-Perdón -dijeron al mismo tiempo cabizbajos.

-No debimos actuar así -agregó Emily.

-No nos enojaremos más si te sientas con nuestro papá -prometió Keegan.

-Los perdono -los disculpó su amigo sonriendo. Los mellizos le devolvieron la sonrisa, y se sentaron junto con su papá. Daphne lo miraba con admiración, le gustaba cómo era con los niños. Liam lo notó, la miró, bajó un poco la cabeza aún mirandolá y se sonrojó.

***

Liam y Daphne estaban en casa del padre de esta. Todos lo saludaron con amabilidad y agrado, menos Nathan, quien tenía cargando a su hijastro de tres años. Fue amable, pero lo miraba muy seriamente. No porque lo rechazara, sino que él miraba así a todos los novios de su hermana. Esto incómodo a Liam, entonces recordó lo que le dijo su novia. Se sentaron todos en los sillones del living antes de que la comida estuviera lista. Jeremy entró a la cocina mientras los demás conversaban.

-Nate, deja de ser tan guardaespaldas. Vas a asustar a Liam -le dijo su mujer, riendo levemente.

-Está bien -lo disculpó-. No es la primera vez que me pasa.

-Aun así espero que me caigas bien -deseó el policía sin dejar de mirarlo del mismo modo.

-A mí por lo menos me caíste bien desde que Daphne nos contó que decidiste conocer a tu hija mayor -opinó Gisel-. Sumado a que tu familia intentó convencerte de que la vieras. Eso habla muy bien de ti y de quienes te rodean. -Liam le sonrió en agradecimiento.

-¿De cuánto estás por cierto? -preguntó con curiosidad.

-Siete meses -contestó Gisel.

-Va a ser otro niño -agregó Dylan. Siguieron hablando hasta que Jeremy entró para avisar que la comida ya estaba lista, y fueron todos al comedor. Pasaban un buen momento, incluso Nathan lo trataba bien a pesar de que no dejaba de vigilarlo. Luego llegó el momento del interrogatorio.

-No estés nervioso. Sólo serán unas preguntas -lo tranquilizaba acariciandolé los brazos.

-Si pude con cierta gente, puedo con él -le aseguró superando de a poco su nerviosismo. Él y su cuñado fueron a la habitación del padre de Daphne, donde Liam se sentó en la cama, y Nathan se paró frente a él cruzando los brazos. Se apoyó en el armario.

-Bueno, no voy a preguntarte cómo se conocieron tú y mi hermana ni cómo llegaron a ser novios porque ella ya nos contó todo y le creo. Ella es muy sincera y nunca ocultó nada a nadie. El único que no sabe tanto de ti es Shawn porque siempre queremos que no sepa tantas cosas por su corta edad. Sólo sabe lo de tu hija con Isabelle. No voy a tratar de separarlos si le haces algo a mi hermana porque ya está grande y no deja a sus novios fácilmente, pero obviamente voy a defenderla. De todos modos, esta es la primera vez que ella tiene un novio con un trastorno, así que no sé qué tan paciente vaya a ser ella contigo. Ah y voy a darme cuenta de cuánto la quieres después de que conozcas a mi madre; a ella le gusta espantar a sus novios, y la verdad es que ningún debilucho ha aguantado. A un par de novias que tuve también las alejó de mí. Ellas se acobardaron mejor dicho. A la única que no asustó fue a mi mujer. A ella tampoco la aceptaba.

-Ya pasé por lo mismo, y yo mismo hice que Sandrine y yo nos separáramos -recordó cabizbajo.

-¿Todavía sigues enamorado de tu ex?

-Algo -admitió-. Pero Daphne me dijo que me iba a esperar -dijo mirandoló-. Ella no tiene problema con esto.

-Sí, pero esta es la primera vez que mi hermana tiene un novio que todavía no olvidó a su ex, y no sé si creerle lo de su paciencia infinita. Así que más te vale que no la lastimes -advirtió-. Dime algo, ¿en serio estás enamorado de mi hermana o sólo sales con ella para olvidar a tu ex? -preguntó casi como una acusación.

-La amo de verdad -confirmó mirandoló-. Es cierto que todavía no olvidé a Sandrine por completo, pero cuando veo a tu hermana -se quedó en silencio-...es algo que no siento con nadie más y se me nota. Todos se dan cuenta. -Él policía se le quedó mirando, analizando sus palabras.

-¿Sabes también que mi hermana es promiscua? ¿Ella te dijo que tiene ese síntoma? -preguntó esperando que Liam fuera comprensivo con ese tema.

-Sí, cuando estábamos en el hospital. No te preocupes, entendí eso cuando me explicó por qué lo hacía. Aunque en parte me lo merezco por todo lo que hice. -Su cuñado se le quedó mirando de nuevo unos segundos.

-Vamos al patio. Allí están todos -dijo dando por finalizado el interrogatorio. Salieron al patio y al llegar, cada uno se sentó al lado de su pareja. Shawn se acercó a Liam y le pidió sentarse en su regazo. Como de costumbre, accedió.

-Menos mal que tus hijos se pusieron celosos sólo una vez -recordó Daphne echando una risita.

-Espero que no haya habido mucho problema -temió Jeremy al enterarse.

-Oh no, no hubo pleito si eso piensa -lo tranquilizó Liam-. Los mellizos sólo hicieron berrinche. Mis otros hijos se portaron mejor.

-No pensé que Keegan y Emily iban a enojarse por sentarme en el regazo de Liam -contó Shawn cabizbajo.

-No te sientas mal, no hiciste nada malo -lo consoló Dylan.

-Es verdad. Fueron mis hijos los que se portaron mal -agregó y concordó Liam.

***

Daphne estaba en casa de su madre. Sólo estaban ellas dos y Shawn. Le contaban que su papá, hermanos y cuñada habían conocido a Liam, lo bien que la pasaron y cómo había estado congeniando con Shawn.

-Así que, quería preguntarte cuándo podrías recibirlo.

-Nunca -contestó sin dudarlo-. Creo que llegaste demasiado lejos con ese tipo y me gustaría que no lo vieras más. -Daphne y su hermano menor la miraron impactados.

-¿Eh? ¿Y eso por qué? -preguntó con el ceño fruncido, molesta.

-Por favor, mamá, deja que Liam venga -trató de convencerla Shawn-. Ya lo conoces porque a veces trae a sus hijos y es bueno.

-Esto es conversación de adultos. No se meta -lo regañó.

-Es verdad, no entiendo por qué de repente lo rechazas como futuro yerno. Además, siempre me dijiste que me buscara a alguien como yo porque nadie iba a querer estar con una loca. ¿Y ahora que encuentro a alguien que me entiende por tener una enfermedad parecida y que me gusta lo rechazas? -le reclamó.

-Espera, espera, yo nunca dije nada de eso. Seguro tienes otra recaída porque estás inventando cualquier cosa -la atacó.

-¡Me acuerdo muy bien de lo que dijiste; no estoy teniendo ninguna recaída! -se defendió.

-Tiene razón. Siempre le decías eso -la defendió Shawn.

-Deja de meterte. ¿Es que no entiendes? -lo retó-. Ve a hacer la tarea. -Él nene se fue refunfuñando.

-No lo trates así. No está haciendo nada malo.

-No tengo nada en contra de Liam -aclaró volviendo al tema-, pero no quiero que sigas saliendo con un divorciado. Él o cualquiera de su familia pueden seguir trayendo a sus hijos, pero no quiero que te sigas involucrando con ese tipo.

-Nathan está viviendo con una madre divorciada, van a casarse después de que el bebé nazca, también la rechazabas y la terminaste aceptando -le recordó.

-¡Con la diferencia de que Gisel y Nathan van a tener un hijo, y ellos son personas normales, no unos locos como tú! -la agredió psicológicamente. Esas palabras hirieron a Daphne, aunque no era la primera vez que la trataba así.

-Voy a ayudar a mi hermano con su tarea -finalizó seriamente y con el ceño fruncido. Pasó por al lado de su madre, en dirección a las habitaciones. Lizette, como siempre, fue tras ella y al llegar, se apoyó en el marco para vigilarla.

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