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Capítulo 16

Durante un par de semanas, Daphne y Liam seguían teniendo relaciones a escondidas, principalmente a la noche. Pero, a pesar de que Liam disfrutaba de esos encuentros y se reía con ella cuando se metían en cualquier escondite y cuando casi los atrapaban, no dejaba de pensar en Sandrine. De verdad le costaba mucho olvidarla. Por otro lado, Daphne no presentaba ningún síntoma de embarazo, lo que le pareció bastante raro debido a que nunca usaba protección y su chico tampoco.

Ahora estaban en el patio como siempre. 

—Hoy es mí último día acá. Mañana me dan de alta.

—¿Te vas por mi culpa? —preguntó con tristeza—. ¿Hice algo mal? —Se le cristalizaron los ojos—. ¿Estuviste de nuevo con otro paciente y te gustó más? Ni siquiera he nombrado a mi ex. No entiendo por qué te vas —reclamó tratando de no llorar, pero ella igual se dio cuenta.

—Liam, cálmate, no llores. —Le agarró la cara y le secó las lágrimas que le estaban saliendo—. De verdad me dan de alta mañana. No estés triste. Voy a venir a verte, lo prometo. Incluso voy a conocer a tu familia y algunos amigos, ya que ellos vienen siempre a verte. Y si quieres, podemos disimular frente a ellos hasta que te sientas cómodo.

—De todas formas, creo que nos vieron esa vez que me besaste —recordó—, pero sí, preferiría disimular aunque ya sepan.

—¿Tus hijos cómo reaccionaron?

—No hicieron escándalo, pero a los mellizos y al más pequeño se notó que no les gustó lo que vieron.

—Qué raro —opinó frunciendo el ceño—, me habías dicho que aceptaron a su padrastro.

—Sí, también me llamó la atención, pero preferí no preguntar.

—Por cierto, no sentí náuseas en todo este tiempo. ¿Te hiciste operar?

—Sí, así que no las vas a sentir. ¿Tú querías hijos, por casualidad?

—No, al menos por ahora no quiero. Tuve algunos embarazos no deseados, pero siempre aborto. Y, ¿Sandrine supo que te la hiciste? —preguntó con discreción.

—Sí, después de que nació nuestro último hijo, acordamos en que tres eran suficientes. Y creo con todo lo que hice creo que es la mejor decisión que tomé. Los hijos que tengo, los cuatro, me quieren y me perdonaron todo —dijo bajando la cabeza—, pero no sé si los próximos también lo harían. No quiero ser una vergüenza para nadie más. Lo que sí, te diría que vayas al médico en cuanto salgas de acá —le aconsejó volviendolá a mirar—. Yo me haré ver cuando me dejen ir algún día. No soy tan irresponsable. —Ella echó una risita.

—Está bien, me haré un chequeo —prometió—. De todas formas, mis padres y mis hermanos mayores siempre me obligan.

***

Dylan entraba en la zapatería donde trabajaban Grace y Spencer. El menor de los dos hermanos lo vio y se acercó.

—Hola, ¿puedo ayudarte?

—Hola, sí. Estoy buscando trabajo si es que tienen alguna vacante. De vendedor o en depósitos.

—¿Trajiste el currículum?

—Sí.

—Ahora le aviso al gerente para que te entreviste. Puedes tomar asiento —lo invitó.

—Gracias. —Spencer fue por el gerente, y mientras Dylan esperaba, Grace bajó por la escalera y lo vio al llegar al último escalón. Ambos se miraron y se sonrieron. Como estaba solo, se acercó.

—Hola, ¿estás atendido?

—Hola, sí, pero en realidad vine a buscar trabajo.

—Ah qué bien. Espero que te contraten —deseó.

—Yo también. —Grace vio que llegaba una clienta.

—Disculpa, tengo que seguir trabajando —dijo ella, y Dylan asintió. Un señor se le acercó, era el gerente de la zapatería y le pidió que lo acompañara a la oficina para la entrevista. Mientras esto ocurría y luego de que Grace le diera a la clienta los zapatos con plataforma que había elegido y que le habían quedado bien, Spencer se acercó a su hermana.

—Vi cómo le sonreías y le deseabas que lo contraten —señaló con una sonrisa.

—Ay, cállate —echó una risita nerviosa—. Fueron sólo unas palabras.

—No vas a negar que te gustó.

—Espero que lo acepten. Si salimos, sería mi primer novio.

—Ojalá tengan suerte. Aunque más le vale que sea una buena persona.

—Deja de ser guardaespaldas. Se ve inofensivo. —Vieron que Dylan volvía con el gerente, y que este le decía "te llamaremos en la semana"—. ¿Estará bien si le pregunto cómo le fue? —preguntó susurrando.

—Claro que sí —contestó en el mismo tono—, pero esperemos a que él venga hacia nosotros. Sino va a parecer que lo estás acechando —advirtió. Dylan se aproximó, y Grace aprovechó el momento.

—¿Cómo te fue?

—Dijo que me llamarían. Eso espero porque nunca trabajé en una tienda.

—Estarías consiguiendo experiencia aquí —lo alentó Spencer.

—Seguro te aceptan, aquí no son exigentes con la experiencia. Por cierto, soy Grace, y él es mi hermano Spencer —se presentó y le estrechó su mano. Dylan se la aceptó, y Spencer hizo lo mismo.

—Un placer. Bueno, nos veremos pronto. —Se fue.

***

Daphne se despidió de Liam con un beso al otro día, y luego los doctores la acompañaron hasta la reja, la puerta principal del hospital, donde su padre y Dylan la esperaban en el auto. Subió a este y se fueron.

Al otro día, Sandrine decidió ella misma llevar a sus hijos a ver a Liam porque ella también quería verlo. Quería hablar con él sobre Daphne. Al llegar al hospital, los nenes corrieron apenas lo vieron caminando por el patio, y él los recibió como siempre, pero no esperaba ver a su ex. Quería abrazarla, acariciarla, pero tuvo que contenerse, tenía que aceptar el hecho de que ya no estaban juntos ni iban a volver a estarlo.

—Hola, Liam —lo saludó con una leve sonrisa.

—Hola, Sandrine —respondió de la misma forma—. ¿Quieren que nos sentemos en aquella mesa? —preguntó señalandolá.

—Bueno —aceptó ella. Fueron todos a sentarse.

—No esperaba que vinieras. Tú...¿realmente querías verme o es por otra cosa?

—Me enteré por nuestros hijos que una chica te besó hace unos días —dijo yendo al grano y viendo a los niños y a él al mismo tiempo—, y que te gustó. —Liam bajó un poco la cabeza.

—Sí, es verdad —admitió con una pequeña sonrisa—. Y me di cuenta de que no les gustó.

—Pero, ¿ellos te dijeron algo? No me dieron más detalles en casa, pero quiero saber de tu parte si hicieron berrinche.

—No, se portaron bien, pero tuvimos que animarlos para que no estuvieran tan serios.

—¿Y a ti te gusta? —En ese momento, Daphne estaba llegando y vio a Liam hablar con Sandrine. Aunque ella no sabía quién era. Decidió ponerse detrás de un árbol para escuchar la conversación. Liam se quedó mirando a su ex, y después miró a los nenes.

—No sé si me gusta —contestó cabizbajo.

—¿Al menos han hablado además de besarse?

—Bastante. De hecho, sólo hablaba con ella hasta que le dieron de alta. Pero, Sandrine, no consigo olvidarte. Nuestros hijos y yo sabemos que no vamos a volver, pero no sé si quiero estar con alguien más.

—Pero no puedes estar toda la vida pendiente de mí. Yo estoy haciendo mi vida, y tú tienes que hacer la tuya.

—Ya lo sé, pero no es fácil.

—Vas a tener que intentarlo; no es sano que estés toda la vida pensando en alguien que no va a volver. Deberías darte una oportunidad con esa chica; y ustedes, aceptarla —dijo mirando a los nenes.

—Está bien —aceptó con tristeza.

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