La apuesta estaba hecha y a quién no le gusta competir. A Calum le encanta, pero también le gusta mucho ganar y eso es lo que tiene planeado hacer.

–Si Judy cree que no soy capaz de hacer reír a nadie ya verá, soy Calum Hood. El mejor bromista de la preparatoria. –habla molesto. Después de salir del hospital, el moreno fue a su departamento para reposar por unas horas como le recomendó el médico y tomó unas cuantas aspirinas.

Al día siguiente ya se sentía como nuevo y fue a una tienda para comprar todo lo necesario para ser un payamédico, compró una maleta grande de diferentes colores, pintura artística, pinceles, pañuelos surtidos, pelotas, entre otras cosas.

–¿No crees que ya estás muy grande para hacer bromas? –le pregunta la chica Dark que está en la caja.

–¿No crees que deberías ser más simpática por trabajar aquí? –responde pasándole el dinero.

–Cállate chino, ustedes nos quitan nuestro trabajo con sus supermercados. –habla la mujer molesta.

–No tengo un supermercado y no soy chino. –Calum mira a un lado, estando ofendido, se coloca unos lentes oscuros y se da media vuelta con todas las bolsas en sus manos para retirarse del local.

Con todas esas cosas, él camina hacia el hospital, aún no repararon su auto y tampoco tiene dinero para hacerlo. Pero nada de eso le importa, sólo está concentrado en la apuesta que tiene con Judy.

Hablando de ella, la chica de cabello violeta pasa por las puertas y Calum la sigue de cerca –Hola violetita. –saluda sonriendo de lado.

Ella da un saltito porque le habló en su oído, eso la tomó por sorpresa –Uff... Eres tú. –dice rodando los ojos y da un paso atrás para alejarlo de su espacio personal –¿Te sientes mal?

–Nop. –niega aún con la sonrisa en su cara.

–¿Qué haces aquí entonces?

–Por la apuesta, nena. Quiero ganar. –contesta bajando su vista para mirarla a los ojos.

–No me digas "nena", además pierdes tu tiempo. –le aclara en un tono escalofriante que Calum no nota. De hecho, si lo hace pero lo ignora.

–¿Tienes miedo que sea bueno y que te deje sin trabajo? –pregunta arqueando una ceja.

–Nou, creo que no vendría mal unas manos extra para el show de hoy. –piensa en voz alta mientras caminan hacia al ascensor.

Una vez adentro, Calum mira a Judy de arriba a bajo sin que ella se dé cuenta, él piensa que esta chica hace que la hija de su ex jefe se vea como un hipopótamo hembra.

–Éstas manos extras pueden hacer muchas cosas por ti. –murmura rompiendo en silencio que se formó en el ascensor.

Judy gira su cabeza lentamente para mirar los ojos cafés de Calum y entrecierra los suyos –Más te vale controlar esas manos si no quieres quedarte sin ellas. –sonríe cínicamente.

–Agresiva.

–Vete a la mierda.

–¿Cómo haces reír a niños teniendo una boca tan sucia? –pregunta él sonriendo de lado.

–No está sucia, me la lavo con Colgate Lumminus White. Pero ni siquiera eso te blanquearía, carboncito. –contraataca Judy cruzándose de brazos.

–¡Oye! –se queja Calum porque ese fue un golpe bajo –Patearé tanto tu lindo trasero que lo dejaré desfigurado, que pena. –le declara la guerra a la pelivioleta pero ella sólo sonríe de lado.

–Hazlo y así veré como te viola tu compañero de celda. –responde dejando a Calum humillado y sobretodo furioso.

Las puertas del ascensor se abren y Judy sale del mismo pero antes de irse, el moreno le enseña su dedo del medio.

–Que inmaduro. –murmura rodando los ojos. Ella toma la muñeca del moreno para luego introducir ese dedo insultante en su boca.

Él abre los ojos por la sorpresa y queda paralizado. Luego vuelve a la realidad cuando Judy golpea su frente con la mano y lo hace retroceder –Suerte en tu primer día solo. –dice apretando el botón para que las puertas de cierren con Calum en su interior.

Unos minutos después, él vuelve a reaccionar y lleva la cabeza hacia atrás –Que chica. –susurra sonriendo.