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Calum espera en el pasillo hasta que Judy termina su especie de show –Iré con los otros niños, hasta luego. –se despide ella teniendo una gran bajita entre sus brazos.

–¡Adiós Judy! –contestan los pequeños en unísono. Ella cierra la puerta y choca contra las piernas de Calum, su maleta se le cae haciendo que todas sus cosas terminen desparramada en el suelo.

–Lo siento. –se disculpa él pero la chica abre los ojos sorprendida al verlo.

–Idiota. –murmura entre dientes mientras se arrodilla para recoger todo.

Calum ladea la cabeza al ver el rostro de la pelivioleta, tiene base blanca en todo su cara y pintada una estrella del mismo color de su cabello en su ojo derecho sin mensionar la adorable nariz roja que lleva.

–Lo siento. –repite el moreno llegando a su lado para ayudarla a recoger sus intrumentos de trabajo que consisten en flores, sombreros de distintos colores, pañuelos, pequeñas botellitas con las que se pueden hacer burbujas entre otras cosas.

–Lo que sea. –suelta Judy malhumorada.

–No, encerio, lo siento. No debí burlarme de tu cabello. –habla Calum intentando ser amable –¿Me perdonas?

–Nop. –niega ella con la cabeza. Levanta la gran maleta entre sus brazos y a Calum le parece que es muy pesada para ella.

–Te ayudo. –habla tomando la maleta pero un fuerte mareo hace que se tambalee.

–Deja eso y vuelve a la silla. –le ordena la chica seria.

–Yo puedo. –insiste pero Judy tiene un carácter bastante fuerte a pesar de su apariencia dulce.

Calum termina sentado de nuevo en la silla de ruedas con la maleta sobre su regazo –Así está mejor. –dice comenzando a empujar la misma.

–¿Eres un payaso o algo así? –le pregunta él curioso.

–Nop.

–¿Una médica?

–Tampoco.

–¿Entonces? –dice el moreno teniendo el ceño levemente fruncido.

–Soy una payamédica. –responde sonriendo.

–Ahh... –suelta un tanto confundido –¿Es una fusión de ambos?

–Algo así. –asiente con la cabeza –La risa cura la depresión, la angustia y el estrés. –comenta enumerando con sus dedos.

–Ya que curas el estrés ¿Puedes hacerme un masaje? –Calum frota su hombro –Me duele un poco la espalda. -comenta haciendo que la chica rode los ojos.

–No soy tu masajista personal. –dice seria dándole un golpe suave en la cabeza.

–¡Auch! Posiblemente tenga un traumatismo de cráneo y... ¿Me golpeas? –se queja haciendo una mueca.

–Que dramático. –bufa ella deteniendose frente a la puerta de una habitación –Ya llegamos a tu habitación. –anuncia sonriendo.

Calum abre la puerta y ve el interior de su cuarto, hay una cama en el centro, una ventana junto a ella y el baño se ubica a la derecha, mientras él inspecciona con la vista el lugar, Judy le da unas indicaciones –El médico vendrá a revisarte en la mañana, te traerán comida tres veces al día según tu condición y luego te darán de alta.

–Okey. –asiente él cuando se arroja poca a bajo en la cama –¿Cuánto te pagan por hacer reír a los mocosos? –pregunta rodando para ver a la chica.

–No me pagan, lo hago porque quiero y son niños, no mocosos. –contesta cruzandose de brazos.

–¿Qué? Y yo que pensaba en trabajar de eso pero como dijiste que no te pagan mejor paso. –comenta serio.

–Oh no... tú con niños ni pensarlo. –niega ella con la cabeza rápidamente.

–No soy un pedófilo, odio a los niños como ellos a mí. –dice en su defensa el moreno teniendo en ceño fruncido.

–No es eso. Eres malhumorado, amargado y no creo que puedas hacer reír a nadie, lo siento. –habla Judy encogiéndose de hombros.

–Te apuesto a que sí. –gruñe serio levantandose en la cama.

–Yo te apuesto a que no. –lo desafía la pelivioleta mirándolo a los ojos.

–Acepto la apuesta. –ambos se dan un apretón de manos para sellar el trato.

–Suerte Calum, la necesitarás. –contesta Judy sonriendo con burla.

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