Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"Chapter One"

“Chapter One”

“Noche Preciosa”


|•••|

Apenas eran las 9:30 PM y ella se encontraba nerviosa, no, muy nerviosa. Era la segunda cena que tendría Kagome con sus suegros y varios terceros importantes para la familia y el negocio familiar. Había conocido a Irazue, una mujer bastante seria pero muy agradable y una gran consejera. Su suegra era muy buena persona a lo igual que su suegro. El señor Touga Taisho resultó ser más simpático de lo que creía. Hacía bromas pesadas sin sentido y chistes malos que te hacían reír por minutos, incluso horas. La familia de su novio Inuyasha fue muy buena con ella en la noche de conocerse.

Entonces, ¿por qué los nervios?.

Ni ella misma lo sabía. Sólo estaba nerviosa, nada más. El timbre de su apartamento hizo lo suyo en avisarla de que alguien estaba llamando a su puerta. Ella sabía muy bien quien era ese "alguien" pero aún así quiso comprobarlo. Abrió la puerta y se encontró un gran ramo de rosas y el amor de su vida tapando su cara con las flores.

Kagome sonrió. Inuyasha era muy romántico y muy detallista, pero era algo dramático y terco. Fueron un sinnúmero de veces que la pelinegra le dijo que no eran necesarias tantas muestras del amor que sentía. Pues... ¡Ya no le quedaban floreros para poner sus rosas y su nevera estaba abarrotada de bombones! Su apartamento olía a rosas y si seguía comiendo chocolate para calmar sus nervios y estrés se volvería diabética.

—¿No vas a aceptarlas?. — preguntó el muchacho. Kagome tomó su ramo de rosas y lo invitó a pasar.

—Sabes... Creo que podría abrir una floristería y regalar bombones a los niños. Mis flores y bombones nunca terminan de acabarse. — Inuyasha rió apenado, Kagome le siguió después de acomodar sus rosas en su último florero.

—Tienes razón. Ya no habrán más rosas y bombones. Te llevaré a comer a restaurantes caros luego iremos a algún parque de diversiones o feria, ¿qué dices?. — Inuyasha se acercó a su novia. Sus manos se colocaron en la cintura femenina y la atrajo para si. El muchacho le plasmó un suave beso amoroso en los labios de su novia.

—Me parece bien. ¿Nos vamos?. — le dijo. Tomó su bolso de mano y en el metió su celular y las llaves de su apartamento; el maquillaje ya lo había guardado en el pequeño bolso. Inuyasha le sonrió y salió al exterior del domicilio.

—La sigo, señorita. — hizo una reverencia para Kagome. Ambos rieron estrepitosos y bajaron las escaleras.

Al llegar al aparcamiento un ferrari rojo los esperaba. No le extrañaba que Inuyasha viniera en su auto favorito. El peliblanco le abrió la puerta del copiloto y ella caminó hasta estar dentro. Se subió después él y dio inicio a su camino de vuelta a la mansión Taisho.

|•••|

El auto rojo se aparcó frente al estacionamiento de autos frente a las escaleras y del vehículo salieron dos jóvenes enamorados. Inuyasha le entregó las llaves de su auto al chófer que lo llevaría al aparcamiento subterráneo de su casa. Subieron por la escalinata decorada con una alfombra roja tomados el brazo. Al entrar a la gran mansión Kagome no pudo sorprenderse más ya que no podía. Todo se veía hermoso.

—Kagome.

La susodicha volteoo y vio a su suegra junto a las tías y abuela de su novio. Las tías ya las había conocido en la cena en la que había sido presentada a la familia. Resultaron ser un tanto agradables aunque no tanto por su carácter egocéntrico y ser demasiado presumidas. Tsubaki, Kaguya y Urasue son las tías serpiente –fue como ella las había nombrado a todas–. Sin embargo, la abuela Kaede resultó ser muy dulce y pasiva. También era una gran consejera y una grandiosa chef. La primera noche de conocerse ambas congeniaron tan bien que Kagome no pudo evitar llamarla "abula Kaede" y la mujer mayor enseñarle a preparar sus famosas galletas de vainilla con chispas de chocolate. Dichas galletas volvían loco a su novio. Tanto que incluso el muchacho era capaz de robarlas o comérselas hirviendo.

—Señora Irazue. — respondió la muchacha. —Señoritas. — hizo una reverencia a las tres mujeres de vestidos caros y maquillaje escandaloso. —Abuela. — le sonrió a la señora, la mujer no evitó su gran sonrisa. —Toda la casa se ve increíble. Siento que estoy en el palacio del dios Zeus. — expresó la joven. Las tías serpiente sonrieron.

—Por supuesto, querida. — dijo la mayor de las tres: Urasue.

—Obvio que debes sentirte en un palacio, cariño. — le siguió Tsubaki. Kaguya soltó una risotada.

—Estás en la casa de los Taisho, tesoro. Somos una de las familias más ricas en el mundo. Es obvio que nuestras fiestas deben ser de tan alto nivel. — Kaguya le acarició la mejilla. Las serpientes se fueron riendo hacia un grupo de personas. Irazue y Kaede se le acercaron. Volteo y se dio cuenta que su novio había desaparecido.

—Se fue hace un momento a charlar con sus amigos. Deberías conocerlos después. Ahora vas a venir con nosotras a la cocina para que nos ayudes. — sin antes decir una palabra, Irazue la tomó de la mano y se la llevó a rastras a la cocina. Kaede tan rápido como podía.

No sólo Kaede era la máster chef en la casa; también lo era su suegra. Irazue Taisho tenía buenas manos para cocinar y preparar platillos deliciosos. Su novio le había revelado que su madre tenía varios restaurantes en España, Italia, Puerto Rico, Brasil y varios países de Europa y Las Américas. Eran ambas grandes chef y ambas la enseñaban cuanto podían.

—Agarra dos naranjas y exprímelas con fuerza sobre la carne de cerdo. Por favor, evita que caigan las semillas. — Kagome obedeció la orden de su suegra y se puso en marcha.

Mientras que en la cocina las tres mujeres terminaban los preparativos culinarios; una limusina gris se estacionaba frente a la casa de los Taisho. De dentro del auto salió un hombre omnipotente y alto con su mirada centrada en las puertas que daban entrada a la casa de los Taisho. Acomodó su corbata negra y a pasos elegantes y seguros subió las escaleras y entró a la casa.

—Ahh... — casi gritó Kaguya.

—Querida Kaguya, es de mala educación gritar mientras hablas con otras personas. — le llamó la atención Tsubaki.

—Por Kami, es él... — susurró azombrada Urasue.

—¿Quién?. — interrogó la de pelo negro y ojos verdes. Las otras dos señalaron al personaje que entraba a la casa y Tsubaki no pudo estar más que impactada. —Y yo que pensaba que no vendría. — susurró.

El sujeto se dirigió al centro del salón en donde localizo al gran Touga Taisho. El mayor y dueño de la gran casa volteó a ver y mostró una gran sonrisa. Le entregó su copa a uno de los hombres con quien hablaba antes y con brazos abiertos fue a recibir al hombre que se llevaba todas las miradas.

—Creí que no vendrías. — dijo mientras abrazaba al sujeto. —Sesshomaru, bienvenido a casa. — se apartó de su hijo mayor y le entregó una copa de champán. Su retoño mayor agarró la copa y brindó con su padre. —Tu hermano está hablando con los chicos en la barra. Ve a saludarlo.

—Ya no soy un niño para que me digas que hacer. — se fue y Touga sonrió. Su hijo continuaba teniendo ese carácter tan serio.

A unos pasos de llegar a la barra y tocar el hombro de su hermano menor, Inuyasha se volteó y se llevó una gran sorpresa. Su hermano después de tantos años sin verle la cara personalmente estaba parado frente a él. No pudo evitar la emoción y dejando su wisky en la barra se levantó de su taburete y corrió a abrazar a su hermano mayor.

—Eres un idiota presumido. — susurró abrazándolo con fuerza.

—Y tú un llorón. — le dijo el mayor en el oído.

Inuyasha y Sesshomaru se separaron y volvieron a mirarse las caras. Sesshomaru sonrió y con su mano acarició la cabeza de su hermano menor. Se fue cuando apenas tenía su hermanito 15 años y el 20. Se fue por los muchos conflictos que estaba teniendo con sus padres y decidió irse a Estados Unidos. Allí levantó las empresas y hoteles casi en ruinas de su padre y abuelo e hizo una nueva vida, nuevos amigos, nuevos socios. Pero nunca pudo llenar el gran vacío que sentía en su pecho. Lo tenía todo menos el amor de su familia.

—Te extrañé mucho. Si no fuera porque Totosai nos daba noticias tuyas pensaría que te habías muerto. — Inuyasha se limpió una lagrimita. De veras extrañó al imbécil de su hermano.

—Yo también te extrañé. Totosai me dijo que tenías novia y pensabas pedirle compromiso. — el mayor le golpeó el hombro al menor. Inuyasha rió a lo igual que su hermano.

—Sí. Pienso hacerlo pronto. Ella está con mamá y la abuela en la cocina. Ve a verla. — animó el menor.

—Voy a eso. Por cierto... — Inuyasha lo miró intrigado. ¿Algo más para añadir?. —Eres un llorica. — bromeó el ojidorado mayor y se fue a la cocina , sonriente de lo que acababa de hacer.

—¡Y tú un idiota!. — gritó el otro hermano.

Al abrir las puertas de la cocina el olor a comida y sus galletas favoritas inundó sus fosas nasales. La boca se le hizo agua de sólo pensar en la deliciosa comida que sus dos mujeres favoritas estaban preparando. Con sigilo, como si un gato fuese, se acercó por detrás de ambas y sin que se dieran cuenta tomó una galleta y una brocheta de carne con verduras y cebolla blanca. Kagome que había salido un momento vio al ladrón de comida caminar lentamente hacia atrás con la comida en las manos.

—¡Hey!. — gritó. —Eso no se hace. — le dijo señalándolo con el dedo.

Kaede e Irazue voltearon y vieron la escena. Sesshomaru con comida en las manos y Kagome apuntándolo con el dedo enojada. A Kaede se le escaparon las lágrimas e Irazue se cubrió la boca con la mano derecha. Sesshomaru había vuelto.

—Cariño... — la madre con lágrimas en los ojos corrió a abrazara su hijo mayor mientras Kaede se limpiaba las lágrimas e iba a abrazarlo también. —Cuanto tiempo sin verte. ¿Has estado bien? ¿Eres feliz allá?. — tragó duro y acarició una del las mejillas del muchacho. —¿Volverás con nosotros?. — preguntó temerosa. Su hijo le sonrió.

—Me han atrapado, ma. Cometí en crimen de robar comida. Arréstame. — juntó ambas muñecas frente a su madre. La albina sonrió y bajó sus manos.

—Hoy no voy a castigarte. — susurró.

—Yo si pienso castigarte. — esta vez habló Kaede. —No hay galletas para ti hasta que le des un beso a tu abu.

—Ok, abu. Me voy a portar bien. — besó con frenesí las arrugadas mejillas de la mujer de avanzada edad, ella sólo reía hasta que tuvo que apartarlo sino la mataría de amor. —Sinceramente pensé encontrarme una momia que a mi abuela en carne y hueso. — bromeó. Kaede le golpeó el hombro y le arrebató la galleta de la mano. —¡Oye!.

—No hay galletas para ti hasta mañana, nieto malcriado.

—¿Yo malcriado? Soy mucho mejor que mi hermano. — infló mejillas e hizo un puchero. Su abuela rió y negó con la cabeza.

—Hijo, quiero presentarte a Kagome. — dijo por fin Irazue. Kagome saltó en su lugar al ser mencionada por su suegra al desconocido. —Kagome, él es Sesshomaru. Mi primer hijo y el hermano mayor de Inuyasha.

—Hola, Kagome. — Sesshomaru le tendió la mano a la muchacha. Kagome no se lo podía creer. ¿Ese era el hermano de su novio? ¡Por Kami, es un bombón!. —Gusto en conocerte por fin.

—L-lo mismo digo, Sessho... ¡Sesshomaru!. — gritó. Apenas lo conocía y ya hacía abreviatura su nombre. Por dios, estaba pasando la mayor de las vergüenzas.

—Puedes llamarme Sessho, no me molesta. — sonrió el mayor.

—Sessho... — susurró embobada. Sesshomaru sonrió y salió de la cocina comiéndose su brocheta robada.

Esta si iba a ser una noche larga. Los más extraño era que esa noche estaba más preciososa que otras.

Kagome suspiró. Su corazón latía a mil por minuto y eso sólo había ocurrido una vez: cuando vio por primera vez a Inuyasha y se enamoró perdidamente de él. Si había vuelto a ocurrir cuando conoció a Sesshomaru... ¿Signifibaba que se había enamorado de él?.

Esto debe ser una maldita broma... — pensó ella mientras terminaba de colocar la última galleta en la bandeja para poder terminar de prepararlas agregándoles el polvito con sabor a vainilla y chocolate sobre ellas.

|•••|

To Be Continued...

Bye-Bye!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro