Capítulo 9 - Amistad desinteresada.
Se suponía que íbamos a tomar un café y hacernos preguntas, pero no podía dejar de besarle, ni siquiera quería pensar en la conversación que tuve con Olivia, en la que me acribilló a preguntas sobre él, en lo tremendamente mal que estaba volver a dejarme usar por un coreano, en la mierda de situación que teníamos entre manos. Sus besos sabían a gloria, no os diré más, y no me quejé cuando me subió al mueble y se metió entre mis piernas, mi cuerpo le añoraba, a pesar de lo complicado que parecía todo entonces.
- Quizás deberíamos hablar – sugerí, en cuanto hicimos una parada para respirar, con él desabrochándome la camisa. Se detuvo y apoyó sus dedos en mi barbilla, levantándome la cabeza, para luego volver a besarme, desarmándome por completo. ¿Por qué tenía que besar tan bien? Me hacía perder la noción del tiempo y de lo correcto.
Me abracé a él, incapaz de separarme aún, y seguí besándole con esa necesidad que nos conectaba, hasta que el olor a café recién hecho inundó nuestras fosas nasales, y la tetera pitó en señal de que el café estaba listo. Ambos sonreímos, separándonos, se marchó a la cocina y trajo dos tazas con café, dejándolas sobre la mesa, mientras yo seguía inspeccionando su casa.
- Ven – me llamó, haciéndome una señal para que me acercase, iba a sentarme en la silla que había a su lado, pero él tiró de mi mano, sentándome sobre él, volviendo a besarme, olvidándonos por un momento del café. Volví a abrazarle, a dejarme llevar, a importarme bien poco la situación y todo lo demás.
Sus manos pronto se metieron debajo de mi blusa, acariciándome la espalda, haciéndome estremecer. Me desabrochó el sujetador, haciéndome sonreír, él era muy habilidoso, eso me hizo preguntarme sobre lo activa que sería su vida sexual.
- Tres preguntas, un café y un polvo rápido – interrumpí, haciéndole sonreír – quizás deberíamos tomarnos el café y charlar antes de ...
- El orden de los factores no altera el producto – contestó, volviendo a besarme, dejándome claro que era lo que íbamos a hacer primero.
Nos desnudamos el uno al otro, sin levantarnos de esa silla, y fue muy cómico bajar sus pantalones sin que se levantase. Me senté sobre él, haciendo aquello que ambos deseábamos, sin detenerme, besándonos a cada tanto, sintiendo sus muerdos en mi cuello, mientras sus manos se aferraban a mi espalda, recorriéndola, colmándome de caricias.
Él era muy sexy, me ponía a cien, me hacía temblar, y me moría por hacer aquello cada vez que me besaba de esa forma tan arrebatadora, me encendía como una mecha, no había más. Pero aquella vez fue distinta, como si las otras veces hubiese sido sólo sexo y aquella vez quisiese algo más, quizás sólo era una sensación que yo tenía, pero la forma en la que me abrazaba, con sumo cuidado, me hizo comprender que aquello estaba cambiando.
Sentarme en aquella silla sin bragas fue raro, sin estar ni un poco avergonzada por lo que habíamos hecho, disfrutando de mi café, mientras él abrazaba el suyo con ambas manos y me miraba a cada tanto. Ambos sonreímos, con calma.
- ¿Qué te parece si en vez de tres preguntas... sólo calmamos nuestra curiosidad? – sonreí, entendiendo lo que quería decir - ¿por qué no has preguntado por el condón ni una sola vez?
- Soy alérgica al látex – contesté, él se sorprendió al respecto – sé que los hay de otro tipo de material, pero siempre me ha gustado más sentirlo todo, a pelo. Además, hace ya unos años que uso otro tipo de anticonceptivos para regular la regla, así que ...
- ¿Estabas enamorada de él? – su pregunta me cogió por sorpresa – Cuando Kyu Jin te dejó... - negué con la cabeza.
- Sólo un poco enchochada, pero aún no había llegado a tanto – él asintió, y yo sonreí, parecía que tenía más curiosidad sobre mí de lo que me imaginé al principio – Esto terminará cuando me vaya ¿verdad? – él sonrió, bajando la cabeza un momento, antes de contestar.
- El sexo sí – aceptó. No sabía a lo que se estaba refiriendo. No éramos más que eso, así que ... - podemos seguir hablando si quieres.
- ¿Eres como Kyu Jin? – quise saber. Él negó con la cabeza - ¿Qué pasó con tu ex mujer? ¿Por qué terminó?
- Fue un matrimonio arreglado – contestó, aquello me sorprendió demasiado – me enamoré de ella, a pesar de eso, era guapa. Pero ... demasiado materialista, y no le gustaba follar.
- ¿A qué mujer no le gusta follar? – me quejé, él sonrió, divertido.
- Lo aclararé. No le gustaba el sexo atrevido, se sentía avergonzada cuando lo proponía.
Una mirada bastó para volver a hacerme temblar, cuando quise darme cuenta volvía a estar sobre él, besándole apasionadamente, sin querer detener aquello.
- ¿Qué te ha hecho cambiar de idea en cuánto a ser amigos? – pregunté, entre besos, haciéndole reír, se separó y me observó. No entendía su actitud. Acarició mi rostro, y se puso serio antes de contestar.
- No quiero usarte sólo para eso – entendí lo que quería decir en seguida – no suelo interactuar demasiado con la gente, pero me caes bien, quizás... podamos hacer una excepción.
- Ese aire misterioso y serio es lo que te hace tan sexy – bromeé. Sonrió, abrazándome, volviendo a besarme, mientras yo le devolvía el gesto.
Volver a acostarme fue con él es lo que conseguimos con esos besos, aunque, aquella vez en su cama, escuchar su petición para que me quedase esa noche a dormir con él fue lo que conseguí cuando terminamos.
Cada noche en su cama, muchas risas aseguradas por el día, ilusionarme con sus mensajes, y varias reprimendas por parte de Olivia, asegurándome que me estaba pillando por él fue el resumen de la semana.
No quería pensar en que el viernes tenía que marcharme a España, tan sólo decidí optar por la ignorancia, intentando tapar el sol con un dedo, y sonreí en cuanto le vi aparecer aquel jueves, en la cafetería, justo cuando me hacía fotos lindas y las colgaba en Instagram.
Se sentó a mi lado en el sofá, y miramos al bonito paisaje que nos rodeaba, me gustaba mucho aquel lugar. Mi móvil sonó, dos campanitas, ese era el sonido que le había puesto, miré hacia él, al mismo tiempo que lo hacía él. Tenía dos nuevas notificaciones, Kyu Jin le había dado a me gusta a dos de las cinco fotografías que acababa de subir.
- Tu amigo es idiota – me quejé en voz alta, haciéndole sonreír, justo cuando la camarera nos traía dos solos con hielo, justo como él había pedido.
- Enséñame eso – pidió - ¿cómo es que se dan me gusta a las fotos? – rompí a reír, porque no podía creerme esa pregunta. Pero parecía ser de verdad.
- Mira – le mostré el teléfono, y una fotografía que él había subido en la mañana sobre un nuevo amanecer desde los ventanales de su despacho. Señalé hacia el corazón – tienes que pulsar sobre él – lo hice, y esté se volvió rojo, aumentando los me gustas a tres. Él lucía terriblemente emocionado al respecto - ¿qué pensabas que sucedía si pulsabas sobre él?
- Pensé que se enviaba un corazón a esa persona – rompí a reír, sin poder evitarlo, mientras él se quejaba al respecto. Yo no podía dejar de reír, era demasiado divertido - ¿qué harás mañana? – cambió de tema, bebiendo un poco de su café.
- Mañana me vuelvo a España – se atragantó con el café y comenzó a toser, sofocado. Sonrió al verme algo triste con aquella noticia, le devolví esta, calmada.
- No dejes que eso te afecte – me dijo – piensa en lo mucho que has disfrutado estos días, y sigue disfrutando en el futuro – asentí, él me hacía sentir bien, en el poco tiempo que le conocía, me había dado cuenta de que era uno de esos tipos que se centran en el día a día sin pensar en el incierto futuro, sin hacer planes a largo plazo – seguro que hay un buen tío para ti en España.
- Primero tendré que dejar al idiota con el que estoy – dije, sin apenas pensar en mis palabras, haciendo que él se sorprendiese al respecto. Bajé la cabeza, avergonzada.
- Está bien – me calmó – nunca te pregunté si tenías novio, di por sentado que no.
- Hace tiempo que él y yo no estamos bien – dije, en mi defensa, él sonrió.
- Debería tomarme el resto del día libre – negué con la cabeza, con la intención de decirle que no era una buena idea – quiero llevar a mi chica española a un lugar, hacer que se olvide de que tiene que marcharse, y pasar sus últimas horas con ella – él era un buen chico – Voy a hacer una llamada, espera.
- Kang Hyuk Shi – me quejé, él sonrió, besando mimejilla, para luego ponerse en pie y hablar con su secretaria, cancelando suscitas del día. Era la primera vez desde que entróa trabajar en la empresa que se tomaba un día libre.
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