Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6 - Dar mi brazo a torcer.


Buenos días.

Hoy tendréis un extra de todas mis historias, y al finalizar el día una sorpresa con Yours :P

Espero que les guste este capítulo :)

Domar a esa extranjera fue placentero, que ella se pusiese sobre mí más tarde e intentase dominarme mí me gustó incluso más. Era justo lo que siempre soñé en una mujer en el sexo, una fantasía echa realidad, y me encantaba su voz marcada por el deseo cuando la hacía mía, no había más.

Hacía tiempo que había terminado y aún me rehusaba a dejarla ir, ni siquiera me pareció una locura que se quedase dormida en mi cama o que se acurrucase en mi pecho, tan sólo me quedé a mirarla.

¡Joder! Jamás el sexo con una mujer había sido tan increíble.

Saber que era algo que tenía fecha de caducidad era lo que me hacía mantener el control de la situación.

Pensé en Kyu Jin, que solía decirme a menudo, cuando éramos jóvenes, que tener sexo con una extranjera era infinitamente mejor que tenerlo con una coreana. Recién comprendía sus palabras, aunque no compartía sus creencias sobre usarlas solo para eso. Si bien yo lo estaba haciendo, lo habría hecho con cualquier mujer en ese momento, independientemente de su nacionalidad.

En algún momento de esa noche me quedé dormido, cosa normal, pues estaba agotado de todo el día, no estaba preocupado por la hora, era domingo, podía dormir hasta que me apeteciese, pero lo cierto es que no lo hacía, tan sólo la abrazaba por detrás, aún estábamos desnudos, y eso me encendió, sentir su perfecto trasero tan cerca...

Besé su cabeza, y me sorprendió que ella besase mi brazo, como si estuviese despierta. Sonreí, presionando mi abultada entrepierna contra su trasero, y volví a besarle la cabeza, mi gesto la hizo reír. Su perfecta risa invadió mi habitación, y me hizo sentir bien.

- ¿Qué quieres Kang Hyuk Shi? – me sorprendió demasiado su atrevimiento para hacerme esa pregunta, pero lo que más que usase el Shi después de mi nombre. Sonreí, observando cómo se elevaba y se ponía sobre mí, mostrándome sus perfectos pechos. Eran perfectos, no muy grandes, pero me cabían en una mano, aunque si tuviese que mejorar algo de ella, quizás me hubiesen gustado un poco más grandes - ¿quieres... follar? – sonreí, encantado, cuando se apoyó contra mi dura entre pierna, y la masajeó con su sexo, haciéndonos disfrutar a ambos. Cada uno de sus movimientos y yo me moría por esa traviesa mujer.

Acaricié su perfecto cuerpecito, la circunferencia de su cintura, sus caderas, su perfecto abdomen, sus pechos, guiándola, encantado con su forma de darme los buenos días. Las respiraciones agitadas de ambos, nuestras miradas conectadas y la forma en la que nos provocábamos sólo me hacía desearla incluso más.

Apreté su trasero cuando ya no pude soportarlo más y se la metí dentro, haciendo que ambos nos encogiésemos de placer, tan sólo era el principio de lo que vendría después.

Estallar en mil pedazos, dejar que el país entero se enterase de lo que hacíamos en esa habitación, desgarrar mi garganta, y descargarme dentro de ella fue lo que conseguí, observando como ella se dejaba caer a mi lado, con una tonta sonrisa en su rostro, luchando por recuperar la compostura, poco a poco, rompiendo a reír en cuanto la miré.

Ella era preciosa, nunca había estado con una mujer que brillase con luz propia, no como ella. Tragó saliva, perdiendo la sonrisa, mirándome con la misma intensidad con la que yo lo hacía.

Acarició mi rostro con la yema de sus dedos, como si lo estuviese esculpiendo, eso me hizo gracia, pero no me retiré ni un poco, al contrario, apoyé la mía sobre la suya. Se fijó entonces en mi mano, sujetó ambas y las observó, acariciándolas, hasta que algo le hizo temer aquella situación.

- Debería irme – dijo con rapidez, bajando la mirada, saliendo de la cama, agarrando su ropa interior para ponérsela. Repetí sus pasos y la detuve antes de que se hubiese marchado al salón.

- Podemos quedar luego, si quieres... - se giró a mirarme, lucía molesta con algo.

- ¿Estás casado? – su pregunta me cogió desprevenido, me quedé mirándola, como un idiota, mientras ella apoyaba su mano en mi rostro y lo acariciaba, despacio – sé que estoy rompiendo las reglas...

- No se me da bien relacionarme con los demás – le dije, sorprendiéndola – así que es mejor si no somos amigos – asintió, retirando su mano, bajando la cabeza, marchándose al salón, colocándose sus ropas, mientras yo sólo la observaba – Te escribiré más tarde para vernos – ella asintió, caminó hacia el sofá, justo dónde había dejado su bolso, y se marchó justo después.

Me pasé el día redactando los temas a tratar en la reunión del lunes, haciendo deporte y limpiando la casa, me gustaba ser autodidacta, eso de que alguien viene a limpiar mi casa cuando podía hacerlo yo, me parecía de lo más absurdo, a eso de las siete, recibí un mensaje.

Desconocida:

¿Tienes planes para cenar?

Yo:

Cenaré en casa, podrías pasarte luego.

Desconocida:

Podríamos cenar juntos, y así hablamos un poco.

Yo:

¿Hablar? No se me da demasiado bien, podríamos pasar directamente al postre.

Desconocida:

Hoy no me apetece. Ya hablaremos.

Sabía que la había cagado, quizás debí pretender ser más amable para conseguir mis fines, pero nunca fui bueno en eso, tengo un carácter demasiado tosco, incluso mis amigos me lo suelen decir a veces.

Yo:

Es mejor si no somos amigos. Sexo sin ataduras.

Desconocida:

Saldré al karaoke con unos amigos, ya hablaremos.

Yo:

Quizás podamos hablar un poco antes de follar. Tres preguntas y no volveremos a hablar sobre ello.

Desconocida:

Un café, tres preguntas y un polvo rápido en tu coche.

Yo:

¿Mañana después del almuerzo?

Desconocida:

Te mandaré ubicación.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro