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Capítulo 26 - Ser gilipollas de manual.

Aquí os dejo el capítulo, espero que les guste :)

Mi vida era un caos en ese momento, quizás por eso quería, necesitaba proteger a la única persona que me importaba en aquellos días, la que podía salir malparada por culpa de todo ese escándalo.

Sabía perfectamente cómo eran las fans de Kim Ain Lein. La tomarían con ella sin que hubiese motivo aparentemente y le harían la existencia imposible. Tan sólo quería protegerla de todo aquello, y para eso necesitaba tiempo.

Quizás lo nuestro empezó demasiado rápido, antes de que pudiese hacerme a la idea de quién era yo, de que no podía hacer ciertas cosas sin que un nuevo escándalo estallase. ¿Por qué me confié? ¿Acaso no sabía ya que esa bruja no me dejaría tranquilo?

Ella estaba molesta, podía notarlo, aunque fingiese que no. Pero esa era mi forma de protegerla, no podía quedarme a su lado en ese momento, tenía que reunirme con mi exmujer para hablar sobre el escándalo, quizás propusiese una gran cantidad de dinero, como lo hice al volver de España, para que me dejase en paz por otro tiempo.

Papá solía opinar que seguir dando dinero a esa bruja jamás me salvaría de ella, al contrario, la tendría aferrada a mí por más tiempo.

Di un giro con el coche en cuanto sugirió volver a la casa de su amiga.

Tenía que decir algo que la calmase, pero no tenía ni idea de qué decir. Tan pronto como me detuve frente al lato edificio de Olivia se bajó, sin que tan siquiera hubiese podido despedirme. Lo dejé estar, no quería presionarla. Sabía que necesitaba tiempo para asimilar la situación.

Iba a costarme mucho no verla en aquellos días, ya me había acostumbrado a ella. Pero quería hacer las cosas bien aquella vez.

Tan sólo era cuestión de tiempo que Ain Lein me contactara para sacar tajada de la noticia, justo como solía hacer. Debía esperar hasta que ella lo hiciese, y aceptar cualquier cantidad que exigiese, sólo así todo estaría bien.

Tomé una ducha caliente al llegar a casa, pensando en ella, en la última que ella estuvo allí, esa misma mañana. Su olor aún estaba impregnado por toda la casa.

El teléfono me sorprendió cuando sacudía mis cabellos mojados con la toalla. Era papá.

- Hijo, he escuchado sobre los rumores, ¿estás bien?

- Estoy bien – le calmé.

- Realmente debes tener más cuidado, Ain Lein lo usará en tu contra si no tomas precauciones.

- Le pagaré lo que me pida, ya lo sabes

- Tu madre está preocupada – la escuchaba por detrás, insistiéndole a papá sobre algo – Ella quiere saber sobre ella, la mujer con la que se te ha relacionado – sonreí, intentando perder la pesadez que sentía dentro.

- ¿Os preocupa que sea extranjera? – quise saber.

- Oh no, hijo – se asustó en cuanto dije aquello – sólo queremos que seas feliz.

- Soy muy feliz ahora mismo – prometí. Escuché forcejeos al otro lado, hasta que papá habló.

- Tu madre quiere decirte algo – añadió papá – toma, ponte – le pasó el teléfono a su mujer y se marchó a la cocina, malhumorado.

- ¿Ella te hace feliz? – fue su pregunta. Lucía tan preocupada, y yo me sentía tan mal hijo en ese momento.

Siempre tuve cuidado en contentar a mis padres en todo lo que pude. Sabía que ellos lo pasaron realmente mal con todo el tema de mi adopción, lo intentaron durante tanto tiempo, tener sus propios hijos, y al final, tuvieron que adoptar a un niño que nadie más quería. Fue difícil para mí, durante mucho tiempo, confiar en el ser humano, pero ellos siempre me lo ofrecieron todo sin preguntar nada a cambio. Les debía la vida, y me sentía en deuda con ellos. Quizás por eso solía protegerlos tanto, evitando salpicarlos con mis propios problemas.

- Sí – contesté, ilusionándola en seguida – ella me hace muy feliz.

Colgué el teléfono y pensé en ella, en la petición tan tonta que le había pedido, todo por esa ansiedad que sentía dentro, esas ganas de protegerlos a todos de mí mismo, de los escándalos que esa bruja solía meterme. Aunque aquella vez, reconozco que me metí yo solito.

Toda mi vida fui así, incluso me olvidé de mí mismo, de lo que yo quería, sólo por salvaguardar la integridad de los demás. Pero... en ese momento estaba pecando de egoísta, quería comerme mis propias palabras, ir a buscarla a la casa de su amiga y aferrarme a la única mujer que me complementaba de una forma que asustaba.

Dejé la toalla colgada en la percha y marqué su número, quizás aún estuviese a tiempo de retractarme.

Escuché un tono, dos, tres... al sexto comprendí que ella no iba a descolgar. Un mensaje en inglés apareció de pronto, indicándome que había superado el número de tonos.

Lo intenté dos veces más, pero nada funcionó.

¿Por qué no contestaba?

Quizás estaba ocupada. Quizás se duchaba, cenaba o se quedaba dormida. Quizás aún estaba enfadada con mi actitud. Quizás no pensaba volver conmigo. Quizás iba a marcharse a España sin darme explicaciones.

¿En serio, Lee Kang Hyuk? ¿Qué mierdas estás pensando?

Sé positivo – recordé que dijo el día anterior.

Me quedé dormido con el móvil en la mano, y al despertar era tarde. Me vestí con rapidez, me coloqué los zapatos junto a la puerta, mirando hacia la mesa de la cocina de reojo. Si ella estuviese allí, no me dejaría ir a trabajar sin desayunar, me obligaría a comer algo. Sonreí, una estúpida sonrisa apareció en mi rostro al pensar en ella.

¿Qué mierdas había hecho?

¿Esperar? ¿Qué mierdas tenía que esperar, cuando lo tenía tan claro ya? Quería estar con ella, y me daba igual ese maldito escándalo.

¿Por qué cojones me comporté como un maldito cobarde la noche anterior?

¡Joder!

Corrí al maldito garaje, ni siquiera esperé a saludar al conserje esa mañana, que me miró con asco, como solía hacerlo cuando no estaba mirando. Encendí el auto, e hice un giro macabro, sin tener en cuenta las intenciones de otros, ganándome unos buenos cortes de manga, insultos, y varios cláxones tocando con desesperación.

Mientras conducía de forma temeraria hacia la casa de Olivia, no podía quitarme esa incómoda sensación de dentro, pensando en la puta conversación de mierda que tuve la noche anterior.

"Creo que deberíamos dejar de vernos durante un tiempo, hasta que las cosas se calmen" – retumbó mi propia voz, defraudando a esa chica que lo había dejado todo en su país para estar allí conmigo.

¿En serio Lee Kang Hyuk? ¿En qué mierdas estabas pensando?

"¿Eso es lo que tú quieres?" – fue lo que ella contestó.

¡Joder, no! ¡Por supuesto que no quería eso! Tan sólo era un estúpido gilipollas que no tenía ni idea de cómo proteger a su chica de un puto escándalo de mierda.

"De acuerdo" – declaró después de pensar en ello por lo que pensé que fue una eternidad.

"Bien. Desmentiré los rumores a primera hora"

¿En serio, gilipollas? ¿Acaso no te estás dando cuenta de que ella está herida? ¿Qué mierdas estás haciendo?

¡Joder!


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