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Capítulo 17 - Decir "hasta pronto"


Sus palabras se habían quedado marcadas a fuego en mi mente. No podía dejar de pensar en ello. Él quería algo conmigo, algo más que el sexo, eso me hacía recuperar la esperanza en un futuro a su lado, pero se hacía añicos en cuanto pensaba en las miles de razones que nos separaban.

Se suponía que al día siguiente lo vería todo de otra manera, pero todo seguía igual. Yo seguía prisionera en una relación que no me aportaba nada, en un hombre que no tenía ni un solo detalle conmigo, un compañero de piso con el que solía joder a veces, pero nada más.

Fui recogiendo los restos de migas de pan que él había dejado a su paso esa mañana, al despertar, hasta que se marchó a trabajar. La toalla que usó para ducharse estaba encima de la cama, empapando el colchón. La esterilla seguía en el suelo de la ducha, sin que la hubiese puesto en su lugar. La tapa del váter no había sido bajada para que una mujer pudiese usarla. El pijama que se había quitado estaba en el bidé, esperando que Jesucristo bajase del cielo a colocarlo en su lugar. Los platos que había usado para desayunar estaban sobre la mesa, quizás también esperaba que alguien más viniese a recogerlo, porque ni siquiera los había llevado a la cocina. Era el pan de cada día, y por más que le decía que fuese más ordenado, que yo no era su madre, todo seguía igual.

Pronto el bullicio de la oficina, dar citas a los ciudadanos desde la centralita y escuchar los problemas de los demás me hizo olvidarme de los míos, pero tenía muy presente que él iba a marcharse al aeropuerto pronto, y una parte de mí quería estar allí para despedirle.

Le llamé en mi descanso del café, y escuchar su voz fue lo que calmó mi corazón.

- Diga – sonreí, viendo su hermoso rostro en mi mente - ¿Susana?

- ¿Ya te marchas? – hizo un ruidito afirmativo como respuesta – No quiero que te vayas así, Kang Hyunk Shi.

- ¿Quieres que me pase por tu trabajo a saludar? – bromeó. Wuau eso era nuevo. Él haciendo bromas. Tragué saliva, porque una parte de mí se moría por ello. Pero no era lo correcto, cierto – Si necesitas verme puedo ir a cualquier lugar.

- Hay un par frente al ayuntamiento. El meneíto se llama. Te estaré esperando dentro – sonrió, y colgó el teléfono sin decir nada. Una extraña sensación me embargó en seguida, al darme cuenta de que iba a volver a verle.

Se supone que debía volver dentro, mi compañera estaría pasándolo mal con tal volumen de público y llamadas. Pero yo estaba ocupada en ese momento, sonriéndole a un hermoso coreano que acababa de bajar de un taxi, con maleta en mano. Dejé el dinero del café sobre la barra y caminé hacia él, deteniéndome en la terraza, observando su flequillo algo alocado. Peiné este con mis dedos, mientras él me observaba. Estaba tan apuesto, con su traje, su corbata, su abrigo... allí, mirándome.

- Estás guapa – me dijo, al percatarse de mi aspecto. Solía arreglarme con ropa de oficina para ir a trabajar - ¿dónde es que trabajas, por cierto? Ni si quiera sé eso de ti.

- Soy funcionaria pública – contesté, él ni siquiera sabía lo que eso significaba – trabajo para el ayuntamiento.

- Ya veo – se percató – tienes tu vida resuelta aquí. Un trabajo que te gusta, tu novio...

- Tu sabes que las cosas no son tan simples como parecen – tragó saliva, y bajó la mirada un momento. Nuestra despedida iba a ser difícil, pero, aun así, quería mirar a sus ojos cuando le dijese adiós. Bajé la mano, pero él la cogió al vuelo, encerrando mi muñeca entre sus dedos.

- Siento si fui muy duro anoche – se disculpó. Sonreí y negué con la cabeza. Yo necesitaba que él fuese así, que me dijese las cosas tal y como eran – Creo que después de mi primer matrimonio me volví muy claro con respecto a lo que no quiero soportar de nuevo – asentí, calmada.

- Está bien – le dije, justo cuando él aflojaba su mano y me dejaba bajarla – siempre has sido claro conmigo, y eso me gusta, Kang...

- Ya no tienes que usar el Shi conmigo, no soy un desconocido – lamí mis labios, nerviosa, y él sonrió – no voy a pedirte que me llames "Oppa", pero quizás puedas usar otro tipo de terminación con mi nombre.

- Somos más o menos de la misma edad, no pienso llamarte Oppa – él rompió a reír, su risa era perfecta, la había añorado demasiado – Dime que volveremos a vernos – rogué.

- Dentro de unas semanas será navidad – anunció, haciendo que me percatase de que tenía razón – podrías cogerte unos días en el trabajo y venir a verme.

- Suena bien – sonrió, apretando el asa de su maleta, antes de decir algo más.

- Cuídate, Susana – acercó su rostro al mío y besó mi mejilla, haciendo el amago de darse la vuelta, con la intención de buscar otro taxi.

- No lo hagas sonar como si no fuésemos a vernos en mucho tiempo – me quejé. Sonrió, girándose a mirarme – nos veremos en un par de semanas ¿no? – asintió – y hablaremos por mensajes, incluso por teléfono, así que ...


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