Capítulo 12 - Mascarillas españolas al estilo coreano.
Espero que les guste el capítulo de esta semana :D
El trabajo volvió a llenar rápidamente mi vida, aunque estaba mucho más relajado que de costumbre, dejaba de prestar atención a la reunión en cuanto recibí algún mensaje de esa preciosa chica. La primera semana estuvo distante, incluso llegué a pensar que lo que tuvimos para ella fue sólo una aventura. Pero tras las tres primeras semanas, volvió a ser ella misma, me escribía cada cosa que iba a hacer, como si yo fuese su diario personal. Y eso me gustaba, que me contase cada detalle, aunque siempre que preguntaba sobre su pareja, terminaba cambiando de tema.
Sabía que ella seguía con él, quizás esperaba que él cambiase de alguna forma, pero yo sabía que la gente no cambia. Lo intenté durante mucho tiempo, que mi mujer cambiase, y al final tuve que dejarla. No quería presionarla, quería que fuese ella quién tomase sus propias decisiones, así que me mantuve al margen.
Esa noche tuve un día de mierda literal, tan sólo quería llegar a casa y ponerme a maldecir un rato, en lugar de eso me senté sobre el sofá, saqué el teléfono y me sorprendí al recibir una nueva notificación de Instagram. Ella había subido una fotografía y me había etiquetado. Era de nuestro paseo el día anterior a su marcha, justo cuando paseábamos junto a la muralla. Sonreí, como un idiota, leyendo el pie de la foto "Las mejores vacaciones que he tenido en mucho tiempo. Gracias a @Olivi11 @Yunh55 y @LKHyuk_S por hacerme pasar buenos momentos que atesorar"
Tenía que volver a crear otra oportunidad con ella, eso lo sabía bien, y aunque aún no sabía cómo lo haría, una cosa estaba clara, visitar a España no era solo una opción, sino una realidad.
Y así, sin apenas darnos cuenta pasaron tres meses, y yo seguía buscando una oportunidad para viajar a España, y llegó a mis manos sin más. Se trataba de una nueva empresa de cosmética que hacía mascarillas muy parecidas a las coreanas, quería expandirse y entrar en el mercado asiático.
Me invitaron a una experiencia única, así lo llamaban ellos, con todos los gastos pagados, para asistir a un evento de la marca donde probaría las mascarillas en mi piel. No me pareció algo tan descabellado, y me lancé a la piscina.
Sólo había un problema. La empresa en cuestión era en Barcelona, y Susana vivía en Granada. No iba a tener oportunidad de verla.
- ¿Cómo está mi chica española favorita? – fue mi saludo en cuanto ella descolgó el teléfono. Sonrió, dejando de prestar atención a su amiga, fijándose de lleno en la razón de la llamada – Sé que dijiste que no querías que te llamase, pero ...
- Echaba de menos tu voz – confesó, haciéndome reír – tienes una voz de lo más sexy.
- Iré a España a finales de mes – ella sonrió al otro lado, haciendo que su amiga mirase hacia ella, extrañada, ya que las cosas con el estúpido de su novio no iban bien. ¿Quién podía estar sacándole una sonrisa a esa chica? – Mira, sé que sigues con él... Pero podríamos vernos, quizás como amigos, enseñarme la ciudad, no sé...
- Estaría bien – dijo animada. Eso calentaba mi corazón, que ella no estuviese asustada de la situación de mierda que teníamos entre manos - ¿en qué hotel te quedas?
- Aún no hice la reserva, te comentaré todos los detalles pronto – prometí.
Susana.
Colgué el teléfono y me acerqué a los grandes ventanales de aquel bar del centro, ante la atenta mirada de Gala, una de las pocas amigas que tenía en la ciudad, además de mi prima segunda.
Volver a escuchar su voz me hizo feliz de una forma que ni imagináis, y pensar en volver a verle me animaba demasiado.
Me senté sobre uno de los altos taburetes, justo cuando Gala llegó hasta mí, y miré hacia el cielo, no se podía ver ni una sola estrella con tanta contaminación luminista.
- ¿Quién era? – quiso saber, bebiendo un sorbo de su cerveza, haciéndome una señal para que la siguiese a la pista – Me encanta esta canción, no seas mala – me bajé y la seguí meneando la cintura. Esa canción electrónica me gustaba mucho, no tanto como a ella que lo estaba dando todo en la pista – No creas que vas a escaparte de mí – la miré, sin comprender – quiero saberlo todo de ese tío que hace sonreír de esa manera a mi prima.
- Sólo es un amigo – mentí, pero la sonrisa tonta que tenía dibujada en la cara al pensar en él, me delataba.
- Eso no te lo crees ni tú – rompí a reír, sin poder evitarlo – deberías dejar a ese tonto con el que estás y aferrarte al tío que te hace sonreír.
- Ya... - no quería soltar prenda - ... ese tío y yo solo podemos ser amigos – resopló molesta, agarrándome de la mano, tirando de mí fuera. Hacía frío, pero ella necesitaba un cigarro. Lo prendió y dio una calada.
- Dime la verdad, Susana – me lamí los labios, sintiendo esa sensación dentro de mí. En cuanto pensaba en él me temblaban las piernas. Ese hombre sabía cómo volverme loca.
- Créeme, no podría ser, aunque quisiese algo serio – me observó, sin comprender, mientras yo me subía al muro y me sentaba sobre él – no es de aquí, y yo hace mucho que dejé de creer en las relaciones a distancia.
- ¿Y qué vas a hacer con Alberto? – me encogí de hombros – Le diste tres meses para que cambiase, pero sigue siendo el mismo capullo de siempre.
- No quiero hablar de esa mierda ahora – contesté.
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