Capítulo 9: Vegeta
Bulma y Pan caminaron juntas a una gran sala de reuniones. La manada se iba a reunir en cinco minutos para el anuncio de El Encuentro.
Esencialmente no habían hecho nada en todo el día. Era sábado, así que no había clases. Bulma se había visto obligada a soportar un sinfín de garantías de parte de Pan que no iba a dejar su lado en el evento que consideraban como el Festival de Machos 2010.
También habían optado por no salir después de que Bulma les hablara de la declaración de Vegeta de estar siempre con ella cuando saliera de la mansión.
—¿Y cómo respondiste? —había preguntado Pan.
—Le dije que el único lugar al que iría con él era al veterinario —dijo Bulma inocentemente.
—Todos sabemos que hubo más en tu comentario que eso, Virginia. Así que adelante, comparte el resto de lo que estoy segura fue una declaración muy esclarecedora para Vegeta —le provocó Milk.
—Está bien. Agregué que estaría yendo al veterinario para que le saquen mi pie de su trasero. No vi su rostro, pero estoy segura de que él se sintió, como has dicho, esclarecido.
Pan había estado tomando un sorbo de agua en ese preciso momento y lo arrojó por todas partes.
—Estoy interesada en conocer a estas otras hembras no apareadas —le dijo Bulma a Pan—. Espero que sean geniales. ¿Sabes lo que quiero decir?
—Si con "geniales" quieres decir, nada de psicópatas, celosas, perras, entonces sí, ya sé lo que quieres decir —replicó Pan.
—Hombre, Pan. Seriamente he contagiado a tu una vez dulce disposición inocente. —Bulma se rió entre dientes—. Y a propósito, Pan querida, son perras, no pueden evitarlo.
Pan miró a Bulma por el rabillo del ojo.
—De verdad te ríes de tus propios chistes. Y, por cierto, tal vez la verdadera Pan está finalmente saliendo a la superficie después de años de represión.
—Sí, tú sigue diciéndote eso, Sigmund. Mientras estás en ello, por qué no nos explicas la teoría del condicionamiento —bromeó Bulma con su mejor amiga.
—Sólo estoy diciendo.
—Una vez más demuestras que claramente te he influenciado. —Las cejas de Bulma se levantaron mientras miraba a Pan—. No estoy diciendo que eso es una mala cosa. Quiero decir, la verdad, la mayoría de la gente se beneficiaría de la personalidad elogiosa de Bulma Brief.
Pan soltó un bufido.
—¿Se hace más pesado?
—¿Qué se hace más pesado?
—Esa gran cabeza que cargas 24/7, 365. —Pan le dio unas palmaditas en la espalda a Bulma—. Simplemente parece que tal vez tu cuello o espalda comenzarían a doler en algún momento.
—Guau, Pan. ¡Estoy impresionada que no solo vas por un título en psicología! Ahora pareces estar optando al cargo de alcalde de "Creo que soy graciosa" de la ciudad.
Pan se rió de Bulma, pero rápidamente se detuvo mientras entraban en la sala de reuniones. Sillas se alineaban en las paredes y también se alineaban en filas en el centro de la habitación. La habitación no estaba llena aún, pero se estaba llenando rápidamente mientras las personas desfilaban ante ellas.
—Supongo que debemos enganchar algunas sillas —murmuró Bulma mientras entraba a la sala, en dirección a la lejana esquina derecha.
—¿Por qué nos vamos a sentar aquí atrás?
—De esta manera podemos ver toda la habitación y hacer algo de reconocimiento.
—Genial, aquí vamos con la jerga militar. ¿Fuiste un SEAL de la marina o algún oficial de las fuerzas especiales en una vida pasada? —preguntó Pan.
—Es un don. Viene con tanta naturalidad que pensarías que he tenido un entrenamiento formal. —Bulma le guiñó un ojo.
—Sí, eso es exactamente lo que yo estaba pensando. Y, por cierto, Hogwarts te aceptó y está esperando tu llegada.
—Ja, ja, buena esa —dijo Bulma con sequedad—. Tienes mi voto... serás alcalde en muy poco tiempo.
Pan puso los ojos en blanco, mientras ambas seguían viendo gente entrar y sentarse en la gran sala.
—¡Oooh, oooh! —Pan golpeó la pierna de Bulma cuando vio a Milk y Goku—. Allí están Simba y Nala.
—Bien —se rió Bulma, y luego gritó para llamar su atención—. ¡Oye, princesa! Por aquí.
Milk las vio y tiró a Goku en su dirección.
—Oigan, chicas, ¿por qué están sentadas aquí atrás? —preguntó Milk.
—Aquí vamos —murmuró Pan.
—Estamos haciendo el reconocimiento —explicó Bulma.
—Reconocimiento, correeeecto —repitió Milk, arqueando una ceja dubitativa.
—Oh, cállate y siéntate.
Goku se rió entre dientes y se sentó al lado de Pan, tirando de Milk en su regazo. Milk le devolvió la mirada y sonrió.
—De esta forma nos aseguramos de tener suficientes sillas para todos —explicó él con una sonrisa.
—Oh, cierto. Nosotros definitivamente queremos asegurarnos de que haya un montón de asientos. —Milk sonrió.
—Bueno, siempre y cuando estemos siendo tan conscientes —interrumpió Bulma—: Pan, ¿por qué no vas a subir en el regazo de Krilin y yo voy —señaló mientras un hombre pasaba junto a ella—, agarrar a ese bombón y tirarme en su regazo.
Bulma sintió una mano en la nuca mientras una voz hablaba en voz baja junto a su oído.
—Si necesitas un regazo para sentarte, ţinere de meu inimă (dueña de mi corazón), el mío será el único disponible para ti.
Ella vio como Vegeta se sentaba en la silla junto a ella y sintió caer su estómago en picada cuando le guiñó un ojo.
—Será mejor que me quede en esta silla. Tiene la tendencia a alejarse si se deja por su cuenta. —Bulma odiaba cómo su voz sonaba sin aliento y se pateó mentalmente a sí misma por dejar que él vea cómo le afectaba. Por la mirada de suficiencia que se deslizó por su rostro era de hecho muy consciente de ello. Condenado hombre lobo, pensó para sí misma.
Pan miró a Milk y sonrió, obviamente amando el juego entre Vegeta y Bulma.
Milk se inclinó y susurró al oído de Pan.
—Le doy dos días antes de que él ponga una mano sobre ella.
—Estás siendo generosa. Yo digo menos de veinticuatro horas.
—¿Es una apuesta? —preguntó Milk, con las cejas levantadas.
—Mejor que lo creas —respondió Pan. Sus labios se relajaron en una sonrisa torcida.
Bulma se inclinó alrededor de Pan y miró a sus dos mejores amigas.
—¿Qué están apostando?
—Por Dios. ¿Es que ella tiene oídos de águila o algo así?
—No, tonta. Tú susurrando es como escucharte a ti hablando en un volumen normal, pero con la voz ronca. Realmente, suena más como una chica que ha estado fumado durante treinta años. —Bulma se encogió de hombros—. Solo te lo aconsejo. Puedes tomarlo y aplicarlo en tu tiempo libre.
Goku se rió al oír las palabras de Bulma cuando Milk le dio un codazo, lo que le hizo toser.
—No te rías, hombre lobo. —Milk se volvió hacia Bulma—. Gracias por esa observación, Sherlock.
—Siempre es un placer ayudar a un amigo en necesidad, Watson. —Bulma sonrió ante la mirada irritada de Milk.
Pan puso los ojos en blanco.
—¿Habrá alguna vez un momento en que no tenga que enviarlas a las dos a esquinas opuestas?
—Cuando el infierno se congele.
—Y la gente de allí, finalmente, consiga ese vaso de agua helada que han estado esperando —agregó Bulma.
Milk se estiró alrededor de Pan, con su puño cerrado en alto.
—Me gusta esa.
Bulma chocó el puño de Milk y le guiñó un ojo.
—Lo sé, ¿verdad? Se me acaba de ocurrir.
—Oooh, bonita y perspicaz.
—¿Qué puedo decir, princesa lobo? Soy el paquete completo.
Vegeta miró a Goku.
—¿A face tu fiecare a lua ce ei say? (¿Consigues alguna vez entender lo que dicen?)
Goku sonrió a su Beta.
—Nu mai incerce sa (Ya no trato).
—Buena idea. —Vegeta asintió.
Bulma miró a Vegeta, entrecerrando los ojos.
—No se habla en lengua extranjera alrededor de los americanos.
Vegeta se inclinó hacia ella, el brillo de sus ojos haciendo a Bulma temblar.
—Pero Bulma, pensé que hablabas rumano. —Miró a Pan y Milk—. ¿No tenían ustedes dos la impresión de que ella hablaba rumano?
Milk y Pan asintieron a pesar de las dagas que Bulma estaba arrojando con la mirada en su dirección.
—Esa fue absolutamente la impresión que teníamos, ¿cierto, Pan? —Milk se volvió para mirarla.
—Espera. Ah sí, recuerdo claramente un bar... vodka... y estoy casi segura de Bulma hablando en rumano con el camarero sexy. —Pan estaba sonriendo de oreja a oreja mientras la cara de Bulma se ponía roja.
—Espero que ustedes dos no estén apegadas a su ropa interior porque acabo de tener el impulso repentino de hacer una fogata— gruñó Bulma.
—Nota mental: ocultar la ropa interior.
"O podrías resolver ese problema no utilizando ninguna." Milk escuchó la voz de Goku a través de su vínculo. Su mandíbula cayó abierta y su rostro se puso rojo brillante cuando se volvió para mirar a su compañero.
Bulma miró a Pan.
—Parece que Goku tuvo una sugerencia acerca de la ropa interior de la princesa. Si tuviera que conjeturar, diría que él le dijo que yo no podría quemarlas si no lleva ninguna.
Si Milk podría haberse puesto más roja lo habría hecho.
—¿Cómo? ¿Qué...? —tartamudeó Milk mientras miraba a su amiga peliazul, tratando de averiguar cómo ella sabía lo que había estado pensando Goku.
—Es un don, Watson. Pero en realidad se reduce a que cuando se trata de chicas y ropa interior, los chicos siempre van a decir que no se mezclan.
Vegeta tosió cuando se atragantó con su risa mientras Goku enterraba la cara en la espalda de Milk, sus hombros temblando. Milk y Pan miraron a su amiga con la boca abierta.
—Otro dato en el que podrían estar interesados es que cuando se trata de chicas y bocas abiertas, los chicos... —Vegeta se inclinó y cubrió la boca de Bulma con su mano y le advirtió con la mirada que se tragara sus palabras.
—Gracias, Vegeta. Ese suele ser mi trabajo —dijo Pan—. Pero estaba en tal shock que no pude hacer moverse mis extremidades.
Vegeta inclinó la cabeza.
—¿Es por eso que siempre pareces estar tan cerca de ella?
—Es de suma importancia que todo que todo el que está dentro de su alcance esté listo en cualquier y todos los momentos de interceptar lo que podría venir de esa lengua perversa.
Bulma estaba frenéticamente tratando de hablar en torno a la mano de Vegeta ante el comentario de Pan. Vegeta estaba aprendiendo rápidamente cómo funcionaba el cerebro de Bulma, y solo podía imaginar lo que quería expresar en lo que respecta al comentario de Pan sobre la lengua perversa. Él se inclinó para susurrarle al oído.
—Voy a destaparte la boca. Sería sabio de tu parte dejar de lado el comentario de la lengua perversa.
Bulma lo miró por el rabillo del ojo, y después de un momento de tensión, finalmente asintió una vez con sumisión. Vegeta lentamente le descubrió la boca, listo si era necesario cubrir de nuevo sus labios.
La habitación empezó a silenciarse y todos dirigieron su atención a la parte delantera de la sala. Mientras Bardock daba la bienvenida y agradecía a todos por venir y empezaba a explicar acerca de la reunión que tuvo con los otros Alfas, Bulma se inclinó hacia Vegeta.
—Me debes. Pan me sorprendió con toda esa cosa de la lengua perversa.
Vegeta rió y susurró a su vez:
—Por alguna razón, ţinere de meu inimă (dueña de mi corazón), tengo la sensación de que habrá un montón de oportunidades para que puedas avergonzar a tus amigas con los comentarios cuestionables en los que inocentemente se adentran.
Bulma se encogió de hombros.
—Es cierto, pero todavía me debes. ¿Y qué me llamas cuando hablas rumano? Me has dicho la misma frase dos veces.
Vegeta le palmeó la pierna, causando todo tipo de sensaciones de hormigueo.
—Dar tu romaneste, Micul meu lup. (Pero hablas rumano, mi pequeña loba.)
—Sé lo que es lup y no soy un lobo. Cualquier otra cosa que dijiste estoy segura que es un montón de mierda también.
—Mi dulce Bulma. —Era su turno para inclinarse más cerca. Tomó una respiración profunda, tomando su aroma. Sus ojos se cerraron mientras un nuevo olor golpeó su nariz. Era sutil, pero sin duda estaba allí—. No me di cuenta antes, pero te aseguro, tu olor dice que eres definitivamente lobo. —Mi lobo, oyó gruñir a su propio lobo, pero mantuvo esas palabras para sí mismo.
Vegeta se reclinó en su silla. No podía concentrarse en lo que Bardock estaba diciendo, no después de capturar esta nueva fragancia de Bulma. Trató muy duro de ocultar su sorpresa, pero estaba casi seguro que este nuevo aroma era el olor de su compañera. Había varias cosas que identificaban a una mujer como una verdadera compañera de un macho: la capacidad de escuchar los pensamientos el uno del otro, las marcas cambiantes en el macho, nuevas marcas que aparecen en la hembra, aquellas que coinciden con las del macho como una pieza de rompecabezas, y un aroma que solo el verdadero compañero reconocería.
Los dos primeros, sin duda no habían ocurrido entre Bulma y Vegeta, pero el aroma, su olor había cambiado. Era muy, muy sutil y estaba tomando toda su fuerza de voluntad no tomarla en su regazo y enterrar la nariz en su cuello. Sí, pensó, eso no la asustaría. Vegeta negó con la cabeza y trató de dejar de lado este nuevo desarrollo para poder escuchar a su Alfa.
—El Encuentro ha de tener lugar en un mes —estaba diciendo Bardock mientras Vegeta trataba de ponerse al corriente—. Quiero que cada hembra no apareada elija una o dos hembras apareadas de las parejas que he elegido para asistir y actuar como su compañía. Estas hembras ayudarán a las no emparejadas a prepararse para los bailes nocturnos y si ella encuentra a su verdadero compañero, también deberán servir de testigos.
—¿Tenemos que ir, Alfa? —Bulma oyó una voz enfurruñada en el lado izquierdo de la habitación y estiró el cuello para ver quién había hablado.
Bardock indicó al lobo que se pusiera de pie y Bulma vio como una chica pequeña se levantaba de su silla. Su cabello era castaño oscuro y liso. Tenía ojos marrones expresivos y grandes, y una boca pequeña. Su tono de piel oliva añadía más a su aspecto exótico.
Los ojos de Bardock se suavizaron y sonrió apaciblemente.
—Desafortunadamente, Natasha, esto está fuera de mis manos. Hemos sido invitados y si me niego sería considerado un acto contra nuestra especie.
La loba llamada Natasha resopló y se sentó.
—Bueno, eso es una perra. —La sala vibró con bajas risas por sus palabras.
Bulma sonrió y se volvió hacia Pan y Milk, quienes sonreían también.
—Me agrada —les dijo.
Vegeta escuchó las palabras de Bulma y la miró.
—No creo que tú y Natasha deban pasar el rato, Bulma.
Bulma ladeó la cabeza hacia un lado, con los labios fruncidos. Una oleada de celos se precipitó sobre ella.
—¿Un viejo amor, Vegeta?
Vegeta se enderezó, claramente tomado fuera de guardia por la pregunta.
—No —respondió rotundamente.
Los ojos de Bulma se estrecharon peligrosamente.
—¿Un amor actual? —Ella ni siquiera reconoció su voz cuando gruñó ante la idea de Vegeta con otra mujer.
Vegeta observó mientras Bulma se encrespaba a la espera de su respuesta. Entonces cayó en cuenta: estaba celosa. No pudo evitar la risa que se deslizó de sus labios. Vio su cuerpo tensarse y se dio cuenta que reír no era lo más inteligente que podía haber hecho.
—¿Celosa, Bulma?
—Por supuesto que no —escupió ella—. Creo que con todo lo que coqueteas conmigo, si estás involucrado —la palabra salió como si fuera repugnante para ella—, entonces necesitas llevar tu ser infestado de pulgas a otra parte.
—¿Y si yo no estoy involucrado? ¿Entonces, qué? —preguntó en voz baja, casi un desafío mientras la miraba a los ojos.
Bulma dejó de respirar ante el calor en su mirada. Ella estaba hipnotizada mientras mirando sus ojos comenzaron a brillar. Sus ojos azules se encontraron con los suyos y ella se sintió siendo arrastrada más cerca de él.
—Bulma —susurró Vegeta su nombre—. ¿Qué pasa si no estoy involucrado?
La mano de él en su pierna, finalmente, la sacó de su trance. Ella tomó una bocanada de aire cuando se dio cuenta que se estaba mareando por falta de oxígeno. Sacudió la cabeza y miró a Vegeta en estado de shock.
—¡Maldita sea!
Ella se levantó bruscamente cuando toda la habitación se volvió para observarla. Bulma no sabía lo que había sucedido, pero sabía que tenía que llegar lo más lejos de Vegeta como pudiera justo en ese momento. No podía pensar con claridad cuando él estaba cerca, y seguro que no podía pensar cuando la miraba de esa manera, y decía su nombre con esa voz, y la tocaba... Mierda, pensó. Estoy tan jodida.
Vegeta se paró para seguirla pero Pan le agarró el brazo. Ella ni siquiera se inmutó cuando él le gruñó a la que le impedía seguir a Bulma.
—Siéntate —dijo Pan firmemente al Beta furioso.
La habitación estaba en un silencio sepulcral cuando la puerta se cerró detrás de Bulma. Todos los ojos estaban puestos en el grupo de la esquina. Vegeta se volvió a sentar en su silla y se encontró con las miradas de los otros lobos. Uno a uno se sometió a su Beta y miró hacia otro lado.
—Como estaba diciendo —continuó Bardock—. Todos los miembros sin pareja asistirán a El Encuentro. Las parejas acopladas que asistirán ya han sido informadas.
—¿Qué pasa con la latente de América? —preguntó un lobo macho en el centro de la sala.
Vegeta gruñó.
—Ella no es de tu incumbencia.
—¡Vegeta! —gruñó Bardock.
Vegeta desnudó su cuello a su Alfa en sumisión.
—Mis disculpas, Alfa.
Bardock volvió a mirar al otro lobo.
—La respuesta a tu pregunta, Ruffus, es que todos y cada uno con cualquier cantidad de lobo en la sangre están obligados a asistir. Bulma es un latente, pero es miembro de esta manada. Un miembro sin pareja —corrigió. Vegeta gruñó a las palabras—. Y, como tal, va a participar como cualquier miembro de la manada. —Bardock asintió al lobo para que se sentara.
La reunión continuó durante otra hora con preguntas y frustraciones siendo expresadas. A través de todo el proceso, Bardock fue paciente y respondió a cada pregunta, pero fue inflexible y firme. Él dejó muy claro que su manada asistiría y que si algunos machos se encontraban en un altercado serían tratados con dureza. La sala estalló en carcajadas cuando dijo que quería aclarar que no se trataba de una oportunidad de conectar y rascarse.
—Estaremos allí para buscar verdaderos compañeros. No para faltarle el respeto a la pareja de otra persona, poniendo sus manos, boca o cualquier otra parte cerca de lo que no les pertenece, simplemente porque se siente atraídos por ellos. No voy a castigar a cualquier lobo que desafíe a otro macho porque él fue tan estúpido como para tocar la compañera de otro, aún cuando ella no había estado acoplada en el momento. ¿He sido claro?
—Como usted dice, así será —dijo la sala al unísono.
Milk le sonrió a Pan.
—Bulma habría dicho algo sobre eso: "Cualquier otra parte cerca de lo que no les pertenece" —repitió las palabras de Bardock—. Ella va a estar tan enojada de haberse perdido la oportunidad de avergonzar a Vegeta.
—Totalmente —concordó Pan.
Goku golpeó ligeramente su muslo.
"Luna, compórtate."
"Oblígame" le desafío cuando se inclinó hacia atrás, lo que le hizo a él gruñir bajo en su pecho.
Bardock finalmente despidió la reunión. Mientras Milk se paraba, Goku le susurró al oído:
—¿Supongo que tu reto tendrá que esperar, ya que tienes que averiguar qué causó a Bulma salir tan abruptamente?
Milk sonrió a su compañero, pero antes de que pudiera responder Pan habló.
—Yo sé por qué salió de aquí en esa forma.
Las cabezas de Vegeta y Milk dieron la vuelta.
—¿En serio? —preguntaron al mismo tiempo.
Goku levantó una ceja al oír las palabras de Pan.
Pan a su vez se quedó mirando a Vegeta.
—Bulma nunca aprendió a usar su voz interior. Así que, Vegeta, por qué no compartes la forma en que ella te preguntó si estabas involucrado con Natasha, y cómo en realidad nunca le diste una respuesta, pero en cambio te burlaste de ella, y después casi la hiciste hiperventilar con deseo.
La cabeza de Vegeta se ladeó, sus cejas juntas.
—¿Cómo...?
—Yo diría que es un don, pero en realidad solo soy cotilla como el infierno. Y maldición, muchacho, la mirada que le estabas dando casi me tenía a mí en un charco.
—¡Cállate! —chilló Milk—. ¿Me estás diciendo que Bulma salió de aquí enfurecida porque él consiguió ponerla toda caliente y mojada?
Pan estaba sonriendo de oreja a oreja. Vegeta parecía que sería muy feliz si el universo simplemente se lo tragaba entero.
—Estaba enojada cuando se fue —se defendió Vegeta—. Solo se fue porque estaba furiosa.
—Sí, enojada porque ella lo tiene mal por ti, Sherlock —le dijo Pan, poniendo los ojos en blanco.
—¿En serio? ¿Le gusto?
Milk rió ante la sonrisa arrogante de Vegeta.
—Um, si no eres su compañero, eso no es una buena cosa, Casanova —le recordó Milk.
Pan asintió en acuerdo, escrutando a Vegeta.
—Esperemos que ella encuentre su compañero en el Festival de Machos para que pueda superarte.
Vegeta dio un paso hacia Pan. Goku caminó alrededor de Milk y puso una mano sobre el pecho de Vegeta, deteniéndolo.
—Tranquilo, Beta.
Vegeta cerró los ojos respirando lentamente, deteniendo a su lobo. Entonces las palabras de Pan fueron más allá de la niebla de celos.
—¿Festival de Machos? —preguntó.
Pan sonrió.
—Bulma lo nombró así.
—Naturalmente —murmuró Vegeta con una leve sonrisa.
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