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Capítulo 5: Bulma

Vegeta descansaba en su cama, viendo sin rumbo fijo hacia el techo. No podía dormir. Cada vez que cerraba los ojos veía su rostro. Bulma.

Su esencia estaba marcada a fuego en su cerebro, y el daño que él le había causado grabado en su memoria. El rostro de ella se había ensombrecido con eso en el avión. Por primera vez en su larga vida estaba realmente inseguro sobre el camino que debía tomar.

Los sentimientos que se agitaban dentro de él hacia Bulma le eran ajenos. La única cosa con la que podía compararlo era con lo que había sentido por Kale, su hermana menor.

Ella había sido la luz más brillante de su vida.

Dulce, amable y gentil. No había un día que pasara sin que sintiera el agujero interno causado por su muerte. De alguna manera, cuando estaba con Bulma no se sentía tan vacío, tan solo.

Seguía esperando a que las señales de apareamiento aparecieran, a oír sus pensamientos, a que sus marcas cambien. Al mismo tiempo temía los cambios. Si los signos de apareamiento aparecían no tendría opción. Tendría que reclamar a Bulma, y eso lo asustaba más que nada desde el día en que vio a su hermana morir en sus brazos.

Volvió a pensar en ese horrendo día, lo impotente que se había sentido. Kale estaba siendo cortejada por dos lobos, uno de los cuales era su verdadero compañero. Después de varios meses de persecución más o menos pasiva, se desafiaron el uno al otro. Kale tenía que estar presente en el desafío por ley de la manada. Vegeta le había suplicado que no fuera pero ella no era una infractora. Kale siempre hacía lo que se esperaba de ella.

Los lobos pelearon y el vencedor tuvo compasión del otro lobo y lo dejó vivir. El lobo perdedor se tornó salvaje ante la idea de no tener a Kale y la atacó antes de que nadie pudiera detenerlo.

Un auténtico compañero nunca sería capaz de ponerle una mano encima a su pareja, iba en contra de todo dentro de ellos. Su lobo moriría antes de levantar una mano contra su compañera.

El lobo perdedor había decidido que si él no podía tener a Kale entonces nadie podía. Vegeta había alcanzado al lobo demasiado tarde, la garganta de Kale había sido desgarrada y la sangre brotó de ella desbordándose.

La rabia que consumió a Vegeta le había dado más que suficiente fuerza para matar al lobo culpable y lo había descuartizado miembro por miembro.

Mientras sostenía a su hermana y veía la luz desvanecerse de sus ojos, ella dijo sus últimas palabras:

—Cuando llegue el momento, hermano, no luches contra el destino. Deja que ocurra incluso si no sucede de la manera que piensas que debería. —Y entonces se había ido.

Kale siempre había tenido la habilidad de saber cosas, cosas futuras. Nadie lo entendía y la manada con el tiempo lo aceptó.

Ahora mientras Vegeta yacía sobre su cama, con sus emociones como una tormenta turbulenta dentro de él, se tuvo que preguntar si ella habría estado hablando de Bulma.

Agarró su teléfono de la mesa de noche para ver la hora. Una de la mañana. Gruñó.

Mañana, u hoy, mejor dicho, iba a ser miserable si no conseguía dormir. Como Beta de la manada era su trabajo entrenar a los lobos más jóvenes. Incluso en el siglo XXI era necesario para los lobos saber cómo defenderse, en forma humana y de lobo.

Después del entrenamiento debía asistir a una conferencia telefónica con Bardock. Algunas de las manadas de los alrededores habían llamado y pedido hablar con él, pero no especificaron de qué se trataba. Cuando Vegeta le había preguntado si tenía alguna idea del tema, Bardock negó solemnemente y le dijo que lo que fuera no creía que fuera una buena cosa. Aunque las manadas trataban de mantener la paz entre ellos, había veces que era más fácil decirlo que hacerlo. Los hombres lobo eran extremadamente territoriales y no les tomaba mucho meterse en un concurso de meadas... sin doble sentido.

Con un suspiro de frustración agarró los auriculares de su iPhone y se los puso, a continuación activó la canción "Down" de Jason Walker. Normalmente escuchaba rock clásico, pero necesitaba algo relajante para calmarlo esta noche, algo que le ayudara a enfocarse. Cerró los ojos y escuchó mientras las palabras de la canción se vertían sobre él. Mientras escuchaba, sintió como si hubiera sido escrita exclusivamente para él. Con cada palabra el rostro de Bulma se hizo más claro en su mente. Su contagiosa sonrisa, sus ojos brillando con malicia, el rápido ingenio que podría cortar a una persona a la mitad, o hacerlos sentir como la persona más importante del mundo.

Imágenes corrieron a través de su mente de su tiempo en los Estados Unidos cuando ella estuvo en el accidente, el miedo que había rasgado a través de él cuando había visto su forma inmóvil en el suelo. Recordó sentirse tan fuera de control mientras los médicos intentaban tratar a Bulma cuando su lobo no quería a nadie cerca de ella. Dejó escapar un gruñido bajo mientras su mente vagaba a la pequeña jugarreta con el macho humano, Matt. Claramente recordaba el nombre que Bulma había susurrado en su oído. Todavía no había hablado con ella acerca de esa noche, acerca de lo que había pasado con este tipo Matt. Sonrió lentamente para sí mismo cuando finalmente comenzó a ir a la deriva. Planeaba hablar con ella muy pronto acerca de Matt, y Vegeta tenía el presentimiento de que no iba a estar demasiado contenta al respecto.

Eso solo lo hizo sonreír más ampliamente.

°•°•°•°•°•°

—Bulma, despierta. —Pan quitó las sabanas de encima de su dormida amiga, permitiendo al aire frío verterse sobre ella—. Si no te levantas, traeré algo de agua y reviviremos algunos de esos buenos recuerdos del hospital.

—Realmente creo que necesitas ayuda, Pan —murmuró Bulma—. Arrojar agua en mi cara, tirar mi maleta por la ventana, ¿y tú crees que yo soy la perturbada? Es hora de que la bruja malvada mire en el espejo y pregunte quién es la más bella de todas. —Bulma se incorporó y trató de quitar el sueño de sus ojos—. ¿Qué hora es? —gimió.

—Son la nueve de la mañana y se supone que debemos encontrarnos con el tutor en treinta minutos. Empieza a moverte. Todas sabemos cuánto tiempo te lleva convertirte en una persona en la mañana. Te juro que eres tan mala como Milk —le amonestó Pan mientras tomaba la mano de Bulma y la jalaba fuera de la cama, empujándola en dirección al baño.

—Maldita sea, Pan. Estoy levantada —se quejó Bulma. Mientras cerraba la puerta del baño, Pan la oyó murmurar—: Nota para mí misma, cerrar la puerta del dormitorio en la noche para mantener a la alegre gente mañanera fuera.

Bulma se paró frente al espejo del baño, con una tolla envuelta a su alrededor y peinó los enredos de su cabello mojado. No se iba a mentir y decir que hoy no estaba nerviosa, estaba más allá de nerviosa sabiendo que él estaba aquí. Vegeta, el hombre lobo que al parecer no era capaz de dejar ir, sin importar lo que su mente le estaba diciendo. Su corazón le estaba dando a su mente el dedo medio.

Saltó ante el sonido de Pan golpeando la puerta del baño.

—Está bien, Bella Durmiente, vámonos. No vas a un concurso de belleza.

Bulma abrió la puerta con fuerza.

—Prueba con un personaje de Disney diferente, Thelma, porque para poder ser la Bella Durmiente tendría que estar durmiendo. —Las palabras de Bulma salieron un poco más fuerte de lo que pretendía, pero Pan no pareció estar afectada por eso.

—De acuerdo, Bulma. Habla, ¿Qué pasa? —Pan entrecerró los ojos. Su mejor amiga estaba más tensa que un rollo de hilo de pescar.

Bulma salió del baño y se dirigió hacia el armario. Agarró unas bragas y un sujetador de la cómoda y comenzó a rebuscar a través de su ropa. Finalmente decidiéndose por un par de jeans a la cadera y un jersey de lana caliente, salió del armario y tomó un profundo respiro.

—Estoy nerviosa. Vegeta regresó, como está aquí en la mansión, lo que significa que las posibilidades de verlo son mucho mayores que cuando se había ido.

Pan se acercó a su amiga y le echó los brazos alrededor por un rápido abrazo.

—Realmente te tiene. —No era una pregunta. Pan nunca había visto a la firme y segura Bulma en tal confusión.

—Tengo que hacer algo, Pan. No sé qué, pero no puedo soportar esto. Nunca he querido a un hombre que no puedo tener. Tan presuntuoso como eso suena, la verdad es la verdad.

El dedo de Pan estaba golpeteando en sus labios mientras cerraba los ojos pensando.

—Uhm, ¿qué se está cocinando en ese cerebro sádico tuyo? —preguntó Bulma con nerviosismo.

Los ojos de Pan se abrieron de golpe.

—Estaba pensando que tal vez si conoces a alguien más entonces podrías pasar de tu peludo problema.

—¿Mi peludo problema? ¿En serio? Haces que suene como si tuviera un crecimiento anormal de vello en las piernas o algo así. —Bulma puso los ojos en blanco.

—Mira. —Pan detuvo a Bulma antes de que pudiera salir de la habitación—. Solo vamos a darle una oportunidad. Tú, yo, y Milk... esta noche. Conseguiremos que Krilin nos lleve a algún lugar donde haya chicos. Entonces tú podrás hacer lo tuyo.

—¿Lo mío? —preguntó Bulma, alzando las cejas.

—Sí. Ya sebes, lo tuyo. La cosa de la cacería caliente.

Bulma se rió.

—Amiga, suena como una idea terrible con este tiempo.

Pan gimió.

—Oh, vamos, Bulma.

Bulma la interrumpió antes de que Pan pudiera continuar.

—No. No pongas esa voz quejumbrosa.

—Entonces di que irás esta noche. —La retó Pan—. ¿O eres una gallina?

—Realmente te gusta vivir al límite, ¿verdad, Thelma?

—Oye, solo digo lo que veo. —Pan se encogió de hombros.

Bulma gruñó mientras echaba la cabeza hacia atrás.

Pan sabía que no podía soportar ser llamada gallina. Bulma Brief era muchas cosas, pero gallina no era una de esas.

—Bien, iré. —Hizo una pausa, pensando en la idea de Pan—. Creo que una noche de fiesta es justo lo que recetó el doctor.

—Excelente. —Pan sonrió, frotándose las manos en contenido regocijo.

—Hombre, me asustas a veces, Pan. Verdaderamente, lo haces. —Tómo la mano de Pan y comenzó a caminar hacia la puerta del dormitorio—. Hagamos esto.

°•°•°•°•°•°

—Si esa tutora trata de meter algo más en mi cabeza, juro que va a explotar —se quejó Milk.

—Te apoyo. Estas tres horas al día están pateando mi trasero súper fino —gimió Bulma mientras se deslizaba en un asiento en el comedor—. Quiero decir, entiendo que tiene que condensar siete horas de escuela en tres, pero en serio.

—Lo sé, ¿verdad? —concordó Pan mientras apoyaba la cabeza sobre la mesa después de tomar asiento frente a Bulma.

Milk se sentó al final de la larga mesa y se reclinó en la silla.

"¿Cómo estás, Luna?" Escuchó la voz de Goku en su mente y sintió sus dedos correr por su mejilla. Eso la hizo temblar involuntariamente.

"Oh, ya sabes, aparte de sentir que mi cerebro se va a convertir en papilla y supurará por mis oídos, estoy genial". Lo escuchó reír, lo cual la hizo a ella sonreír como una idiota.

—Veo que has estado trabajando en esa cara de estreñida cuando hablas con Cujo —bromeó Bulma.

Milk solo le puso los ojos en blanco a su amiga.

"Las chicas quieren salir esta noche. ¿Te parece bien?" preguntó a Goku.

"Seguro, ¿a qué hora? Mi padre tiene una conferencia telefónica que iba a tener lugar esta tarde, pero se ha pospuesto para más tarde esta noche."

"Está bien. Íbamos a pedirle a Krilin que nos lleve. En cierto modo quieren que sea del tipo solo chicas."

Eso realmente hizo reír a Goku.

"Estoy seguro de que Krilin estará muy feliz de saber que todos ustedes lo consideran una de las chicas."

Milk soltó una carcajada, provocando que Pan y Bulma ahora entornaran los ojos hacia ella.

—Lo siento —murmuró.

"Entonces, ¿estás bien con eso, Hombre lobo?"

"Creo que siempre y cuando Krilin esté con ustedes puedo lidiar con eso. Te amo, Milk."

"Qué curioso. Precisamente estaba pensando lo mismo de ti". Sintió los labios de Goku contra los suyos. Todavía se estaba acostumbrando a ser capaz de sentirlo aunque no estuviera con ella.

—Houston, estamos listos para despegar. —Sonrió Milk.

Bulma miró a Pan, luego otra vez a Milk.

—¿Fumaste algo esta mañana y no compartiste?

Milk puso los ojos en blanco.

—¿De verdad crees que tengo que fumar algo para estar feliz cuando me despierto junto a Goku todas las mañanas?

—De acuerdo, punto para ti —dijo Bulma, despachándola con un movimiento de la mano.

—Entonces, ¿entiendo que estás diciendo con toda esa referencia a Houston que saldremos esta noche? ¿Que la operación "olvidar al hombre lobo mandón" ha obtenido luz verde? —preguntó Pan.

Bulma se cubrió la cara y gimió al oír las palabras de Pan.

—¿En serio acabas de decir eso? ¿Operación olvidar al hombre lobo mandón? ¿En serio, Pan?

Pan asintió con toda seriedad.

—Bien, si vas a llamar a nuestra salida una operación, y sabes cómo me encantan las operaciones, al menos hazlo bien. Es operación "olvidar al jodido hombre lobo atractivo, taciturno y mandón" —completó Bulma.

—Muy apropiado. —Pan chocó puños con Bulma, contenta de ver que su amiga estaba recuperando su sarcástico sentido del humor.

—Bien, chicas. Creo que tenemos que irnos y comenzar la fase uno de la operación OAJ, HLA, TM. —Milk intentó decirlo con una expresión seria pero tan pronto como se dio cuenta de que OAJ no rimaba con el resto en su pequeña abreviación perdió la batalla. Bulma y Pan se rieron con ella mientras se dirigían a las escaleras.

—¿Cuál es exactamente la fase uno? —Bulma enarcó las cejas ante Milk.

—La fase uno, querida, es encontrar a tu mamacita interior.

—Ahh, lo entiendo. —Asintió Pan—. Todo se trata de abrazar a tu zorra interior.

Bulma negó.

—Creo que el aire es más escaso aquí porque ustedes dos claramente no están recibiendo suficiente oxígeno para el cerebro.

—Oh, vamos. Danos un respiro. De todas nosotras, tú eres quien ha abrazado a su zorra interior como una forma de arte —le dijo Pan.

—Cierto, muy cierto, Pan. Soy una experta en todas las cosas de putas. —Bulma se estaba riendo tan fuerte como Milk y Pan cuando Vegeta dio la vuelta en la esquina.

Las tres chicas se congelaron mientras Vegeta seguió adelante hasta que se detuvo frente a Bulma. Por un breve momento simplemente se miraron el uno al otro. La intensidad que fluyó entre ellos era fuerte y casi sofocante.

—Puse tu ropa y tu maleta en tu habitación —le dijo Vegeta.

Bulma dio un paso atrás, sorprendida por sus palabras. Vegeta había visto la ropa en su maleta, y por ropa se refería a sus prendas femeninas. Sabía que su rostro debía estar rojo brillante porque los ojos de Vegeta brillaron cuando le devolvió la mirada. Antes de que ella pudiera responder, él se inclinó y le susurró al oído.

—Por favor, no permitas que tus amigas lancen tu ropa por la ventana. Tuve que asegurarme de que los lobos que encontraron tus cosas regresaran todos los recuerdos que tomaron; recuerdos que causarían que tu bello rostro se encienda en diez tonos de rojo. —Ella sintió su aliento en su cuello, y él inhaló profundamente antes de alejarse.

Milk una vez le había dicho que cuando un hombre lobo hacía esa treta, era porque estaba asimilando el olor de una persona. Se estremeció ante el pensamiento y no pudo evitar girar para ver a Vegeta alejarse.

Bulma por fin notó a sus dos amigas, quienes la miraban con la boca bien abierta.

—¿Escucharon eso? —preguntó.

Ambas chicas negaron, todavía incapaces de hablar, todavía atrapadas en sus estados de shock por el comportamiento de Vegeta.

—Maldita sea, ustedes dos. No solo se queden ahí de pie. Métanse a mi habitación para poder darles el 911. —Bulma empujó a sus dos mejores amigas hacia la puerta de su dormitorio, todo el tiempo tratando de averiguar lo que había tenido lugar en el pasillo.

Una vez en la habitación, Bulma cerró la puerta y se recargó contra ella. Con la cabeza presionada hacia atrás, cerró los ojos y ralentizó y respiración. El condenado lobo iba a darle un infarto. La frustración la recorrió por completo. ¿Por qué él? ¿Por qué su corazón tuvo que escoger al único hombre que nunca podría tener?

—¿Qué te susurró al oído, Bulma? —preguntó Milk.

Bulma negó, tratando de aclararse.

—Me dijo que no dejara que mis amigas tiraran mi ropa por la ventana. —Hizo una pausa y miró fijamente a Pan, quien tuvo el buen sentido de parecer avergonzada—. Porque tuvo que recuperar mi ropa, la cual llamó recuerdos, de los lobos que al parecer la encontraron. —Se rió para sus adentros, sabiendo que estaba una vez más del color de un betabel—. Y por el tono de su voz, al decir recuerdos debieron de haber sido mis prendas femeninas.

Milk se echó a reír.

—¿Acabas de llamar a tus sujetadores y bragas "prendas femeninas"?

—Eso es clásico. —Pan se rió.

—¿Podrían por favor ustedes dos *Pollyanna centrarse? —las amonestó Bulma.

—Lo siento —dijo Milk, tratando de recuperar la compostura—. No, de verdad. Estoy bien. Por favor, continúa.

Bulma puso los ojos en blanco.

—Entonces hizo toda esa cosa de la olisqueada que dices que Goku te hace.

La cabeza de Milk se levantó como rayo.

—¿Te olfateó? —La alarma en su voz causó que algo de incomodidad levantara su fea cabeza en Bulma.

—Uhm, sí. ¿Eso es un problema?

—Solo es tremendamente posesivo... y muy íntimo. Si Goku ve a otro lobo olfateándome lo desmembraría.

Bulma reflexionó sobre esto solo brevemente antes de decidir que era hora de seguir adelante.

—Olvidemos todo esto. Ni siquiera quiero entrar en el hecho de que Vegeta ha visto...

—Tu ropa interior —resopló Pan mientras interrumpía a Bulma.

—Oh, cállate, Thelma —espetó Bulma mientras se dirigía hacia el armario en busca del traje para la noche.

De acuerdo, pensó, tengo que recurrir a mi zorra interior.

Se echo a reír mientras empezaba a rebuscar a través de su ropa. Pan y Milk se unieron a ella en el gran armario y comenzaron sus propias búsquedas.

—Oooh, ¿qué tal esto? —preguntó Pan mientras sostenía una corta mini falda de mezclilla y un top sin mangas.

—Uhm, Pan, estamos en Rumania en la época de invierno. ¿Te dice algo eso? —preguntó Milk.

—Oh, cierto. Frío. Lo tengo —dijo mientras colgaba el traje de nuevo. Bulma sacó un par de jeans Lucky a la cadera. Ella y Milk compartían amor por la marca. Después agarró un mullido jersey profundamente colorido con un escote bajo. Tenía corte entallado para un ajuste perfecto.

—Me gusta. —Asintió Milk en señal de aprobación.

Milk y Pan tomaron prestadas blusas de Bulma. Pan eligió un suéter rojo oscuro de amplias mangas que colgaba elegantemente de sus hombros. Milk escogió uno del color de su preferencia, un suéter tipo vestido verde que planeaba llevar con mallas gris oscuro y botas. Con sus elecciones hechas, se dirigieron hacia sus respectivos baños a cambiarse.

—Está bien, encontrémonos aquí de nuevo en veinte minutos para la fase dos —advirtió Pan.

—¿Me atrevo a preguntar cuál es la fase dos? —preguntó Bulma aprensivamente.

—Ha pasado demasiado tiempo desde que hemos salido si tienes que preguntar —le dijo Pan—. Peinado y maquillaje, Bulma. Tenemos que tomar toda esta belleza natural y hacerla brillar.

—¡Cieeeeeerto, brillar! Estoy en ello, jefe —bromeó Bulma.

*Pollyanna: Se usa para describir a una persona que es optimista de manera exagerada.

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