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Capítulo 16: Bulma

Bulma giró en círculo.

—Estoy disfrutando de mi éxito. No arruines mi entusiasmo.

Pan se sentó.

—Has estado con Vegeta —la acusó.

—¿Has estado practicando tu trabajo detectivesco, Watson? —preguntó Bulma con las cejas levantadas.

—En realidad no. Simplemente no hay nada, ni nadie, que pueda hacer que te veas tan enamorada.

Bulma comenzó a desvestirse, sin importarle que tenía compañía. Era la desvergonzada y ellas estaban acostumbradas.

—Vegeta me dijo que me quiere y que su lobo me ha reclamado como su compañera —soltó sin ninguna advertencia.

Esta vez fue Milk quien se sentó bruscamente.

—¿Solo así? Nada de: "¿Oye, quieres ver una película?" o "¿Estoy pensando que podemos tener una intensa atracción el uno por el otro?" ¿Solo bam —Milk golpeó sus manos juntas—, tú eres mi compañera?"

Bulma tomó un par de bóxers y una camiseta. Se imaginó que no iba a tomar una ducha hasta que soltara cada detalle a estas dos, no es que ella no le había exigido una vez lo mismo a Milk.

—Creo que ambos simplemente no queremos jugar a ningún juego. Bueno, no de aquellos que vayan a hacernos daño. Saben que todavía lo voy a hacer trabajar, pero al menos sabemos dónde estamos parados.

—¿Y qué más te dijo? —preguntó Pan con impaciencia.

Bulma procedió a repasar —textualmente, podría añadir— la conversación con Vegeta. Milk y Pan colgaron de cada palabra.

—Así que, ¿te besó? —preguntó Milk.

—No. —El rostro de Bulma decayó—. Puso sus manos en mis caderas y me atrajo hacia él. Y maldita sea, Milk, podrías haber ayudado a una hermana y prepararme para eso.

Milk sonrió.

—Es bueno, ¿no?

Bulma sonrió con nostalgia.

—Es mejor que comer chocolate Godiva y ver a Johnny Depp y Brad Pitt mientras me tomo un baño de burbujas. Lo que, sí, he hecho... todo lo anterior... al mismo tiempo.

Pan rió.

—Solo tú pondrías un televisor tan cerca de una bañera.

—Todos tenemos nuestros vicios, Pan —dijo Bulma sin arrepentimiento.

—Así que el veredicto es, que básicamente, van a seguir con todo esto de actuar a espaldas de los Alfas. —Indicó Milk más que preguntar.

—Me encanta un buen escándalo. —Bulma sonrió.

—Especialmente cuando estás justo en el medio —añadió Pan.

—¿No lo sabes ya? —Bulma se levantó de la silla que había ocupado mientras recapitulaba su noche—. Oh, una cosa más —añadió distraídamente mientras se dirigía hacia su baño para ducharse—, me dijo que quería su olor sobre mí. Así que va a venir mañana temprano antes del desayuno.

—Cállate —farfulló Milk.

—¿Y cómo exactamente es que va a lograr eso, Bulma Brief? —El tono maternal de Pan era agudo. Bulma encontraba bastante divertido cuando Pan se ponía toda protectora.

—¿Por qué, Pan? ¿Cómo te atreves? —Bulma puso el más marcado acento sureño que pudo—. ¿Implicas que voy a permitirle a ese lobo poner sus patas sobre mí?

—Oh, cariño, voy a hacer más que implicar —replicó Pan.

—Entonces, me conoces mejor de lo que pensaba. —Bulma le guiñó un ojo.

—¡Bulma! —dijo Pan indignada—. Pensé que querías esperar.

—Oh relájate, Santa Polly. Lo único que va a hacer es abrazarme. Caray, yo que pensaba que mi mente era la única que vivía en la canaleta. No me di cuenta que estabas buscando en bienes raíces, Pan.

Milk se levantó de la cama.

—Está bien. Bueno, no hagas nada que yo haría. —Milk le guiñó un ojo—. Por supuesto, tengo licencia para...

Esta vez Pan gritó el nombre de Milk.

—¿Qué pasa con ustedes dos?

—Tenemos que conseguirte un hombre, Pan —soltó Bulma, mientras cerraba la puerta del baño.

—No necesito un hombre —gruñó Pan—. Tengo mis manos lo suficientemente llenas con ustedes dos.

—Bueno, tal vez sea hora de que tengas las manos llenas de algo más —le gritó Bulma a través de la puerta. Oyeron comenzar el goteo de la ducha.

Milk se rió.

—Excelente.

Pan siguió a Milk fuera de la habitación, y Milk rió más cuando oyó murmurar a Pan en voz baja:

—Les voy a mostrar lo que es necesitar a un hombre. Pooor faaavor, ustedes dos necesitan lavar sus bocas con jabón, o mejor aún con blanqueador. No, no, en realidad. Con blanqueador y jabón.

°•°•°•°•°•°

Bulma salió del baño, limpia y completamente sin rastros de Vegeta, por un golpe en su puerta. Le dijo a la pequeña parte en ella que esperaba que fuera dicho lobo que se callara.

Abrió la puerta para encontrarse con Natasha y Caulifla de pie fuera de su puerta.

—Hola, señoritas, ¿qué pasa? —preguntó Bulma y dio un paso atrás para que pudieran entrar.

—Espero que no sea demasiado tarde para pasar —dijo Caulifla mientras entraban.

—Soy un ave nocturna, así que no se preocupen.

—Caulifla y yo estábamos aburridas —comenzó Natasha.

—Traducción —interrumpió Caulifla—: Natasha está aburrida. Yo estoy siendo arrastrada.

Bulma sonrió.

—Entonces estábamos pensando, ¿sabes que mañana se supone que debemos ir al gimnasio para aprender defensa personal de los machos de la manada de Serbia?

—Sí —dijo Bulma, ya interesada en una posible estrategia... oh, cómo amaba las estrategias.

—Habrá otro grupo de mujeres allí también, así que me imagino que probablemente van a presentar a nuestra manada públicamente. Yo, bueno, nosotras —dijo Natasha, mirando a Caulifla, quien resopló—, estábamos pensando lo divertido que sería si cuando presentaran nuestra manada, hiciéramos una especie de porra o baile o algo. Como lo que hacen ustedes los americanos por sus equipos deportivos.

—Están con ganas de acabar con la represión del hombre. Cuenten absolutamente conmigo.

—¿Acabar con qué de quién?

—Es solo un dicho, cuando alguien quiere rebelarse contra la autoridad.

Caulifla asintió.

—Te das cuenta que Bardock se molestará por esto, ¿verdad? —preguntó Bulma.

Natasha le dio una sonrisa muy al estilo de Bulma.

—Nunca nos detuvo antes.

—Excelente. —Sonrió Bulma.

—Que conste que por lo general soy una espectadora inocente —añadió Caulifla, pero después le dio un guiño a Bulma.

—Ajá, seguro que lo eres. Muy bien, vamos a hacer esto. —Bulma hizo una pausa—. Um, ¿en dónde vamos a hacer esto exactamente?

—En el gimnasio. Estaba vacío cuando Caulifla y yo lo comprobamos en nuestro camino hasta aquí —le dijo Natasha.

—Muéstrame el camino, Thelma.

—¿Quién es Thelma?

Bulma negó con la cabeza.

—Puedo ver que una gran noche de cine se avecina.

Las chicas llegaron al gimnasio sin encontrar a nadie, por lo que estaban agradecidas.

—Así que Bulma, ¿fuiste una porrista en la escuela? —preguntó Caulifla.

—No, por lo general era una de las que se burlaban de las porristas. Pero soy realmente buena en rimas y canciones, así que voy a inventar alguna composición. Natasha, vi tus movimientos en la pista de baile. Tú y Caulifla armen algunos movimientos, ¿de acuerdo?

Asintieron y se pusieron a trabajar.

Una hora más tarde, Bulma había compuesto una porra y Natasha había perfeccionado el baile para que fuera junto con ella.

—Muy bien, vamos a hacerlo desde el principio —dijo Natasha.

Cada una de ellas se puso en sus lugares designados y en el recuento de Bulma, empezaron.

—Menea, menea, sacude, sacude,

Sabemos que quieres un poco de este dulce.

Menea, menea, adiós, adiós,

Algunos aún quieren algo del bol.

Cuidado muchachos, no se acerquen demasiado,

No es a nuestros Alfas al que deben temer angustiados.

Sucio, sucio, patas, patas,

Saben que quieren romper las ordenanzas.

Doble, doble, perro osado,

Jadeas y gruñes, mientras miras embobado.

Lo sentimos pero no somos tan fáciles,

Date la vuelta, si quieres algo sórdido.

Cáptalo, cáptalo, lo tienes, lo tienes,

Lástima que no puedes imponerte sobre este.

Lobo, lobo, grande, malo,

Recházanos, apártanos y nos molestaremos.

Podremos estar bien, y ser súper sexys,

Pero suaves lobas no somos ni por asomo.

Corre, corre, macho, macho,

Sabemos que quieres algo de este pedazo.

Golpéalo, golpéalo, tócalo, tócalo,

No lo encontrarán, si no se los trazamos.

Les dijimos una vez, ahora lo decimos de nuevo,

No jugamos limpio, y nunca lo haremos.

Gruñido, gruñido, babear, babear,

Cero cachorros con nosotras, y nada de berrear.

Míranos, míranos, corre, corre,

Trata de atraparnos, si eres tan torpe.

Puedes mirar, tal vez incluso tocar,

Nos comprometemos a no hacerte mucho daño.

Chicos, chicos, no se escapen,

Tenemos más juegos que queremos jugar.

Desafíos, desafíos, peleas, peleas,

Quién recibirá, mis Ritos de Sangre.

Sabemos que cada uno, tiene un plan,

Atrápanos, atrápanos, si lo pueden lograr.

Las chicas estaban jadeando para cuando terminaron. En realidad todas tenían dificultades para mantener una expresión seria a medida que ejecutaban los movimientos. Bulma se resquebrajó a sí misma con sus letras.

Mientras las chicas continuaron practicando, cambiando diferentes movimientos para hacer que fluyera mejor, fueron totalmente ignorantes de la audiencia fuera de las puertas del gimnasio. Un par de los machos de la manada Serbia, habían estado de camino a hacer ejercicio en el gimnasio, cuando escucharon a las chicas animar. Se pararon a mirar antes de entrar y se sorprendieron al ver a las tres mujeres sin pareja de la manada Rumana.

—En realidad, deberíamos irnos —dijo uno de los machos, mientras continuaba mirando.

—Sí, deberíamos —respondió su compañero de manada.

Se produjo una pausa.

—Ve a buscar a algunos de los otros chicos. Ah, y agarra mi teléfono. Dejemos esto en video.

°•°•°•°•°•°

Vegeta yacía en su cama después de tomar una ducha de mala gana. No había querido lavar el aroma de Bulma de su piel. Pero se consolaba al saber que iba a verla, tocarla de nuevo en la mañana.

Después de que la dejara en su habitación, había ido a la sala de entrenamiento y drenó algo de la adrenalina que fluía por sus venas después de haber estado tan cerca de Bulma. Tuvo que admitir que se sentía más ligero, más en control, ahora que habían hablado y puesto todas sus cartas sobre la mesa. Se sintió aliviado al oír que Bulma sentía algo tan fuertemente hacia él como él lo hacía. A veces no estaba seguro. Era tan extraño para él sentirse inseguro y preocupado de que no le gustara a una hembra. Sonrió para sus adentros.

A ella sí le gustaba. Mucho.

La cuestión no había cambiado realmente. Todavía iba a tener que lidiar con otros lobos mostrando interés por ella. Pero le hizo sentirse mejor saber que no estaba interesada en ellos. Que su corazón, era de él. Pensó que tal vez debería estar preocupado de que ella de hecho encontraría su verdadero compañero entre las otras manadas, pero a decir verdad, independientemente de la falta de señales de apareamiento, Vegeta apostaría su vida a que Bulma Brief era su verdadera compañera.

Ahí está, pensó. Estoy admitiéndolo y aceptándolo, mejor que eso, estoy abrazándolo.

Vegeta sintió su lobo bajar la guardia por primera vez en meses. Finalmente, el hombre y el lobo estaban en armonía de nuevo.

Justo cuando empezaba a cerrar los ojos y quedarse dormido, escuchó golpes en su puerta. Urgentes, fuertes, no un golpe promedio.

Vegeta estuvo en la puerta de un salto.

Liam estaba en el otro lado, mirándolo un poco nervioso.

—¿Qué está pasando, Liam?

—Beta, son las 11:30. ¿Sabes dónde está tu mujer?

Vegeta podría haber apreciado la pequeña broma, pero Liam se estaba refiriendo a Bulma, e implicando que no estaba donde la había dejado.

—Dime. —La voz de Vegeta fue filosa.

Los ojos de Liam se abrieron y empezó a hablar muy rápido.

—Iba al gimnasio para hacer ejercicio y cuando llegué allí vi a un grupo de machos de otras manadas mirando por las ventanas del gimnasio. Oí voces, animadas voces femeninas. Cuando me acerqué lo suficiente para ver... bueno, eran Bulma, Natasha y Caulifla.

Vegeta pasó junto a Liam y estaba tratando de no correr. Necesitaba calmarse antes de llegar allí.

—¿Qué es lo que exactamente están haciendo? —preguntó mientras Liam trataba de mantenerse al ritmo con su Beta.

Liam vaciló, pero la mirada que Vegeta le envió le hizo aflojar la lengua.

—Están haciendo algún tipo de porra y baile —dijo vagamente.

—¿Quiero saber lo que lleva puesto?

—Probablemente no.

—Maldita sea.

Liam permaneció en silencio el resto del camino.

Vegeta escuchó risitas y voces masculinas mientras rodeaba la misma esquina por la que Liam había pasado solo unos minutos antes. Caminó directo a ellos, y los lobos se separaron como el mar rojo.

Todos miraron sobresaltados a Vegeta, esperando a que perdiera el control. Es su lugar, arrebató el teléfono del lobo más cercano, y luego miró a todos con ojos brillantes.

—Si han estado grabando esto tienen cinco segundos para borrarlo.

Hubo repentinos movimientos por todos lados, mientras los botones eran oprimidos en los teléfonos.

—Si me entero de que alguno de ustedes no lo ha eliminado y lo muestran a los demás, los llamaré afuera, los voy a desafiar, y van a perder.

Vegeta se encontró con los ojos de los lobos y cada uno de ellos bajó la mirada rápidamente.

—¿Queda claro?

—Sí, Beta —dijeron al unísono. El poder proveniente de Vegeta era crudo y fuerte. Tomaba, incluso el esfuerzo de los lobos más dominantes, no colapsar bajo este.

—Bien. Ahora váyanse antes de decidir que no me importa mantener la paz entre nuestras manadas.

Todos los lobos se habían casi ido antes de que hubiera terminado de hablar. Lobos inteligentes, pensó.

Antes de que Vegeta abriera la puerta del gimnasio, miró el teléfono que había tomado y presionó el botón de reproducción en el video. Los ojos de Vegeta se abrieron cada vez más, por cada palabra, cada movimiento de caderas, cada giro, cada mirada de incitación que su compañera realizaba. Después de permanecer en estado de shock por un momento, pulsó el botón de borrar y le entregó a Liam el teléfono.

—Cuando abra esta puerta, Liam, quiero que acompañes a Caulifla y a Natasha a su habitación. Permanecerás fuera de su puerta el resto de la noche.

—Sí, Beta. —Liam obedeció.

Vegeta alcanzó la puerta del gimnasio. Respiró hondo y le dijo a su lobo que se tranquilizara, pero sabía que sus ojos todavía brillaban.

—Está bien, esta será la última vez. —Bulma jadeaba, había pasado un tiempo desde que había hecho tanto ejercicio—. Entonces creo que podemos terminar la noche.

—Estoy bastante seguro de que la noche ha terminado.

Las tres chicas se congelaron ante el sonido de la voz detrás de ellas.

—Mierda, mierda, mierda —murmuró Bulma para sí misma.

—Natasha, Caulifla. —La voz de Vegeta no era dura, pero firme. Hablaba en serio—. Liam las acompañará a su habitación. No la dejen hasta que sea hora para el desayuno en la mañana.

Ninguna de las chicas habló mientras caminaban hacia Liam.

Natasha miró, al pasar a Bulma y pronunció:

—Lo siento.

Bulma se encogió de hombros, luego respiró hondo, y se volvió para mirar a su Beta.

—Qué gusto encontrarte aquí —coqueteó.

La mirada en sus ojos le dijo que eso no iba a funcionar. Una cosa que Bulma estaba aprendiendo rápidamente sobre Vegeta, era que sus emociones rara vez lo controlaban. Con ella, de vez en cuanto se liberaban de su jaula. Y en momentos como este, cuando había decidido que tenía razón y que ella iba a obedecer, nada podía influir.

—Recuerdo claramente que te dejé en tu habitación, Bulma.

—Bueno... no estaba realmente cansada y, Natasha y Caulifla dijeron que querían hacer algo de ejercicio, por lo que...

—¿Por qué es que no procuraron una escolta al gimnasio? ¿Por qué exactamente pensaste que era una buena idea pavonearse en tu pijama sin ningún tipo de protección en una mansión llena de lobos machos sin pareja? —Vegeta dio lentos y medidos pasos hacia ella, mientras hablaba—. Por favor, dime, porque sé que tiene que haber una razón trascendental para hacer algo tan perturbador y peligroso.

—¿Acabas de usar la palabra procurar? —preguntó Bulma con incredulidad, con la insinuación de una sonrisa de satisfacción en sus labios.

—Bulma. —La voz de Vegeta fue mortalmente baja.

Bulma inconscientemente dio un paso hacia atrás, ante los ojos brillantes clavados en ella.

—No es gran cosa, B. Nadie entró mientras estábamos aquí. No veo por qué me estás fastidiando.

Vegeta rió. No era un buen sonido.

—No es gran cosa. Claro. Bueno, tal vez puedas explicarme por qué acaba de tener que correr a veinte lobos lejos de esas puertas. Quienes, por cierto, estaban grabando tu pequeña actuación en sus celulares. Así que, dime otra vez cómo es que no es una gran cosa. —Vegeta se movía de nuevo hacia ella.

Bulma siguió retrocediendo hasta que el dorso de sus piernas golpearon las gradas. Estuvo a punto de caerse sobre su trasero, pero se sostuvo con una mano. Irritada con su torpeza y por el ligero temor que sentía por haber sido acosada por Vegeta y su extraña calma, volvió de nuevo a la Bulma "no me importa nada". Llámenlo un mecanismo de defensa, pero le ayudaba a mantener la calma.

—¿Solo veinte? —preguntó ladeando la cadera hacia un lado y apoyando la mano sobre ella—. Hubiera pensado que el bailecito reuniría a un poco más. —Hizo todo un espectáculo de parecer pensativa, tocándose la barbilla con el dedo—. Hmm, tal vez necesitamos un poco más de acción de cadera. Aunque, no creo que estuviéramos dando lo mejor de nosotras. Definitivamente va a ser mejor cuando lo hagamos de verdad.

Vegeta gruñó y dio un paso más cerca. Estaban a menos de un pie de distancia. Bulma todavía tenía la mano apoyada en la cadera, pero ahora tenía que inclinarse un poco hacia atrás para mirar a su casi dolorosamente hermoso rostro.

—No me gusta ser el que te lo diga, nena, pero no vas a realizar ese pequeño número para nadie. Nunca.

Los ojos de Bulma se estrecharon.

—Tengo la sensación de que un día vas a cambiar de opinión acerca de eso. Por cierto, no creas que llamarme "nena" te ayudará a salirte con la tuya por ser un dictador, peludo, enfurruñado.

—Mira, sé que las mujeres no entienden cómo funcionan los cerebros de los hombres. —En realidad pareció tímido mientras continuaba—. Tengo más de un siglo de edad y mi cerebro aún funciona de esa manera. Los hombres no solo ven a chicas sexys haciendo un baile caliente.

—¿Qué otra cosa podrían ver? —preguntó Bulma, revelando cuán inocente era a pesar de todo su gran discurso.

—Cuando bailas así, y los miras como si fueras... ellos, nosotros —se corrigió—, lo vemos como una invitación.

Bulma no pudo evitar reír de incredulidad.

—Hombre, realmente están mal de la cabeza si eso es lo que obtienen a partir de un baile y unas rimas, que en realidad insultan a los machos sin pareja. Los cual, si escucharan las palabras, entenderían.

Vegeta le agarró la mano y tiró de ella hacia él. Envolvió sus brazos alrededor de ella e inhaló su perfume profundamente en sus pulmones.

—Ya destacas con tu hermoso cabello azul, piernas largas y ojos impresionantes. ¿Podrías por favor no llamar más la atención sobre ti misma? —le suplicó.

—Te faltó uno de mis mejores atributos —comenzó Bulma, pero Vegeta la cortó.

—Bulma. —Su voz era un gruñido.

Bulma se rió.

—Solo te dejaste a ti por fuera, lobo.

Vegeta no pudo detener la sonrisa que se extendió por su rostro. Solo ella podía calmarlo y hacerle olvidar que estaba incluso enfadado.

—Voy a llevarte de vuelta a tu habitación y quiero que te quedes allí hasta que vaya por ti en la mañana.

Bulma salió del refugio de sus brazos. Puso los ojos en blanco.

—Bien, caramba. Siempre limitas mi estilo.

Vegeta la acompañó de regreso a su habitación. Justo antes de que ella entrara, la detuvo con una mano en su brazo. Se inclinó y la respiración de Bulma se aceleró. Rozó su nariz contra su cuello, haciendo que un escalofrió tensara el cuerpo de Bulma. Se echó hacia atrás y dijo la última cosa que Bulma esperaba nunca escuchar.

—Por mucho que odie que tomes otra ducha ahora que llevas mi olor, sería lo mejor. Al parecer, tu pequeño baile te puso caliente.

Bulma sonrió con malicia.

—Si a mí me puso caliente, sin duda a ti te puso...

Vegeta puso un dedo sobre sus labios. Negó con la cabeza, haciéndole saber que sabía exactamente lo que ella había estado a punto de decir.

—Mantener tus palabras bajo control se está convirtiendo en un trabajo de tiempo completo —bromeó. Ella le sacó la lengua en respuesta, con lo que sacó una risa de él—. Que duermas bien —le dijo mientras se volvía para irse.

Bulma se sonrojó acaloradamente mientras empezaba a abrir la puerta de su habitación, pero antes de que él estuviera muy lejos, murmuró:

—No sería un trabajo tan duro, si mi boca estuviera ocupada con otras cosas. —Sabía que su oído de lobo la escucharía.

Vegeta no se dio vuelta.

—Espero ansiosamente poder olfatearte... quiero decir verte en la mañana, Bulma.

Bulma rápidamente cerró la puerta. Sonriendo mientras se inclinaba hacia atrás, dijo en voz alta:

—De verdad te estás metiendo con la bestia, Bulma. Y si fuera una chica que apostara, diría que quieres ser mordida. —Se rió sin aliento—. Eso lo resume todo, Sherlock. —Negó con la cabeza y, una vez más se dirigió a la ducha.

°•°•°•°•°•°

La cabeza de Bulla se levantó por el repentino llamado a su puerta. Miró su reloj y se preguntó quién la visitaría a medianoche. Se levantó y abrió la puerta para encontrarse a Pan en el otro lado.

—Pan. —Bulla no ocultó la sorpresa en su voz—. ¿Está todo bien?

—Sí —dijo Pan en un principio, pero rápidamente se retractó—. Bueno, la verdad, no lo sé. ¿Puedo hablar contigo un minuto? Me doy cuenta de que es tarde. —No podía dejar de retorcerse las manos y cambiar de un pie al otro.

El comportamiento de la chica no pasó desapercibido por la doctora.

—Claro. Vamos, entra. —Pan sorteó por la puerta y Bulla la cerró suavemente—. Entonces, ¿qué te trae por aquí a estas horas? —le preguntó, aunque no sin amabilidad.

—Se trata de Bulma y Vegeta... —comenzó Pan.

—Ah, sí. Las celebridades del baile —bromeó Bulla.

Pan sonrió.

—Siempre puedes contar con Bulma para hacer una entrada o una salida. Una que siempre va a ser épica.

Bulla esperó pacientemente a que Pan continuara.

—Después de que Bulma dejó el baile, Vegeta la siguió y hablaron.

—¿Solo hablaron? —Las cejas de Bulla se levantaron mientras se inclinaba hacia adelante.

Pan asintió.

—Sí, no pasó nada divertido. Contrariamente a su apariencia y gran charla, Bulma realmente tiene un alto estándar cuanto se trata de tener un encuentro físico en una relación.

Bulla tenía que admitir que estaba sorprendida. La boca de Bulma sugería a menudo lo contrario.

—Cuando Bulma regresó a su habitación, Milk y yo la estábamos esperando. Queríamos estar seguras de que estuviera bien, ¿sabes? —Pan seguía con las manos inquietas mientras hablaba—. Bulma dijo que Vegeta sacó todo fuera.

Bulla se sentó bruscamente.

—¿Qué quieres decir con "todo"?

—Le dijo que la quería y que su lobo la había reclamado como su compañera. Por supuesto, todos lo vimos a un kilómetro de distancia, pero me pregunto qué lo hizo cambiar de opinión sobre perseguirla tan rápidamente.

Bulla cruzó las piernas mientras se echaba hacia atrás y miraba a Pan. Era obvio que la chica se preocupaba realmente por Bulma, e incluso por Vegeta. Qué bueno debe ser tener esa clase de amistad, pensó.

—Bueno, podría haber un par de razones para su brusco cambio. Sé que Gine y Bardock han tratado de explicarles todas las diferencias entre los machos Canis Lupis y los machos humanos, así como los dominantes Canis Lupis y los no dominantes.

Pan asintió.

—Por eso, voy a tratar de no ser demasiada redundante. Así que, el macho dominante es controlador, obsesivo, protector, muy leal, muy intenso, y muy, muy posesivo. A veces estos rasgos son una molestia absoluta y, francamente, un dolor en el... bueno, ya me entiendes. Sin embargo, hay otros momentos que estos rasgos son necesarios en nuestro mundo. Estas cualidades pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte en algunos casos. —Bulla hizo una pausa, recopilando sus pensamientos—. Te diré que, a veces, un macho dominante puede parecer un poco bipolar, ya que pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Están condicionados a pensar con rapidez y bajo presión, tomar decisiones rápidas para el bien de la manada y sus seres queridos. Así que lo que piensa que podría ser la cosa más correcta para hacer un minuto, puede ser anulada en el siguiente, por un cambio de circunstancias o jugadores en el campo. ¿Estás conmigo todavía? —preguntó.

—Sí. Estoy empezando a ver cómo las cosas podrían haber hecho decidir a Vegeta que necesitaba superar este miedo de no ser capaz de proteger a Bulma.

—Exactamente —concordó Bulla—. Esta noche Vegeta vio cómo se iba a desarrollar el juego, por decirlo de alguna manera. Creo que se dio cuenta la intensidad con que se siente hacia Bulma. No ha tenido que competir por su atención hasta ahora. Vegeta es inteligente, es muy fuerte, y en su núcleo es un Alfa. Al ser un Alfa tiene todas las características que he mencionado hasta el extremo. La personalidad también puede hacer que ellas reaccionen con más fuerza. La personalidad de Vegeta es mucho más intensa que la de Goku. Es un observador, no un hablador. Esta noche apostaría que se dio cuenta de cuál era su límite en cuanto a no perseguir a Bulma, y llegó a él. Cuando vio a otro lobo mostrando un interés considerable en ella, lo que sea que estuviera refrenándolo se rompió bruscamente.

Pan se frotó la cara, obviamente cansada, pero no se iba a ir por el momento. Quería tratar de entender la dinámica entre Bulma y Vegeta. Algo en ella se sentía obligada a cuidarlos.

—Sé que fue una larga explicación, y creo que probablemente la correcta. Pero hay una segunda posibilidad de por qué Vegeta cambió de opinión acerca de su relación con Bulma. Vegeta vino a mí hoy y me dijo que el olor de Bulma ha cambiado para él. Dijo que estaba seguro de que era el aroma de apareamiento.

Pan frunció el ceño.

—Oh, sí me acuerdo de Goku explicando los diferentes signos de apareamiento... el aroma era uno de ellos.

—Su olor podría haber finalmente empujado a su lobo hasta el borde, lo que le permitió tomar el control sobre Vegeta, aunque fuera brevemente. Realmente creo que, debido a que Bulma está en un estado latente, las señales de apareamiento solo van a requerir más vinculación emocional y, aún más molesta, paciencia. Simplemente hay que ser paciente para dejar que la naturaleza haga lo suyo. Es casi como si su lobo necesitara ser despertado.

—Buena analogía, doc. —Sonrió Pan con cansancio—. Está bien. Bueno, solo quería obtener su opinión sobre la situación. Pero hay una cosa más... ¿cree que Vegeta cambiará de parecer? —La voz de Pan tomó un tono serio—. Bulla, la fuerte de Bulma, la capaz Bulma, no manejará bien si Vegeta se aleja de ella. No después de su declaración de esta noche.

—Hay una cosa que un lobo no puede cambiar: sus sentimientos hacia su compañera. Si Vegeta aceptó que su lobo ha reclamado a Bulma, si ha aceptado que a veces el lobo en nosotros es mucho más perceptivo de lo que nosotros somos, y está eligiendo a confiar en ello, entonces no hay vuelta atrás. Vegeta no podría alejarse de Bulma, incluso si, por algún milagro, más allá de los milagros, quisiera. No solo eso, sino que va en contra de todas las fibras de su ser provocarle dolor a Bulma, físico o emocional. Su lobo nunca lo permitiría. Vegeta tiene más de un siglo de edad, Pan. Sabía todo esto cuando decidió dedicarse realmente a Bulma. Te puedo asegurar que no entró a la ligera.

Pan asintió y respiró profundamente, dejando entrar el aire lentamente.

—Está bien, eso me hace sentir mejor. Bulma es una de esas personas que, una vez que se compromete, una vez que declara que algo es suyo, se dedica con todo su corazón. Bulma tomaría una bala por Milk y por mí, sin pensarlo. Arrastró a Milk fuera de un auto en llamas, sin importarle si lograba salir con vida. Así que, solo quería asegurarme que Vegeta entiende que desde que le ha dado a Bulma luz verde para reclamarlo, necesita estar preparado para aceptar las consecuencias. Esas consecuencias acaban de resultar ser una muy mandona, pero también inflexiblemente leal, Bulma Brief.

Una vez que Pan se fue, Bulla se sentó sobre la cama y recapituló la conversación. No estaba sorprendida realmente de que Vegeta hubiera hecho su movimiento. No después de lo que ella y todos los demás habían presenciado esta noche. Bulla decidió que sería importante tratar de mantenerse al día con cualquier cambio que experimentaran, especialmente Bulma, ya que ella no era completamente Canis Lupis. Sabía que a Vegeta no le gustaría la idea. La consideraría como curiosear sobre algo muy privado, pero esto era importante y podría ayudar a las futuras relaciones latentes.

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