➳ ix
Supe que la caja de chocolates iba a quedar pequeña cuando me terminé de comer el quinto chocolate, por lo que mandé a comprar otras tres cajas más, de las cuales solo quedaba una, que ya estaba a medio comer.
Un suspiro salió de mis labios cuando le presté nuevamente atención a la TV y por un momento no quise hacerlo, pues...
— ¡Eres un maldito mentiroso! — grité al escuchar al chico de la TV prometerle una eternidad juntos a la protagonista de la película.— ¿Quién te crees para mentirme de esa manera? — grité nuevamente, lanzando esta vez la caja de chocolates hacia la TV. Esta solo se movió un poco para luego quedarse quieta. — ¡Solo eres un asqueroso...— tomé uno de los osos de peluche que NamJoon me había regalado y lo lancé nuevamente hacia la TV.— mentiroso...— continúe haciéndolo mientras soltaba cada insulto.— idiota, despreciable, imbécil y maldito! ¡Sí, eso eres! — grité por último antes de darme cuenta que había hecho de mi habitación un desastre. Los chocolates habían caído en mi alfombra rosa de peluche y ya podía ver cómo esta se manchaban de ese color oscuro. Todo era una maldita pesadilla.
Realmente me encontraba dentro de una pesadilla, tan solo ayer NamJoon me había terminado y humillado delante de toda la escuela, incluso habían grabado un maldito vídeo que ahora estaba circulando en la página de chismes.
Me gustaría decir que fui valiente y me quedé durante todo el día en la escuela, pero no pude, lo único que alcancé a hacer fue llegar a casa. Sabía que mis padres no estaban enterados de mi reciente rompimiento amoroso, pero mi madre no dijo nada al verme llegar temprano, incluso me propuso durante la cena irme de viaje por unos días al extranjero, estuve tentado a decir que sí, pero la expresión de mi padre no me gustó para nada, por lo que me tuve que negar, además de que tenía todo el fin de semana para recomponerme y salir victorioso de este problema. Pude haber sido un cobarde, pero era y soy Kim SeokJin, por lo que la valentía y el orgullo siempre iban de mi lado.
Quise coger otro chocolate, pero recordé que lo había lanzado todo y por tanto, no tenía nada a mi alcance, nada a excepción de mi caja de pañuelos, del cual saqué uno, pues las lágrimas se acumulaban en mis ojos por un rato, tal y como en este momento.
Limpié mis mocos y lágrimas y luego apagué la TV, en realidad no tenía ganas de ver absolutamente nada, pero tenía que distraerme con algo, pues estaba castigado y por tanto, no podía salir y tampoco comprar cosa alguna. La vida era demasiado injusta, ya no tenía absolutamente nada. Me había quedado sin novio, sin tarjeta de crédito, sin salidas de fin de mes y a cambio había recibido un castigo y la humillación de media escuela.
Volví a agarrar otro pañuelo cuando mi vista se cristalizó y limpié las pocas lágrimas traicioneras que descendieron por mis mejillas.
— Toc toc, ¿Puedo entrar? — JiMin se asomó por la puerta y me sonrió, con algo de pena, pero al menos lo hizo.
— Ya estás dentro.— susurré, arrepintiéndome al instante, pues mi voz daba pena.
— Te traje chocolates. — me dijo una vez que entró por completo, siendo seguido por TaeHyung, Hyorin, EunJi e incluso Minah, mi ex cuñadita.— aunque creo que no te gustan. — susurró al ver los chocolates en mi alfombra.
— También te trajimos helado de todos los sabores.— se sumó Hyorin, alzando las bolsas donde, suponía yo, estaría el helado.
— Y muchos dulces.— dijo esta vez TaeHyung, aunque lo más probable es que él se lo comiera todo.
— Y algunas películas de terror.— dijo EunJi, sonriéndome al final.
— Tu madre me avisó que no te encontrabas bien...— comenzó a hablar Minah.
— En realidad nos llamó primero a nosotros.— dijo esta vez JiMin, acercándose de a poco y haciendo un campo entre tantos pañuelos y desorden, para sentarse en mi cama, a mi lado.
— Aunque lo hizo cuando estábamos comprando el chocolate. — TaeHyung se sentó a mi otro lado y abrazó.
Hyorin, EunJi y Minah se sentaron delante de mí, para ser exactos, en el pequeño sofá que de situaba al final de mi cama.
— Estoy bien.— susurré, tratando de no soltar un quejido al final.
JiMin también se sumó al abrazo y ambos me consolaron cuando comencé a llorar. Las chicas solo me miraban de lejos o así fue hasta que Hyorin se sumó al abrazo por igual y EunJi poco después, quedando solamente Minah en su lugar.
— ¿Enserio amabas demasiado a mi hermano? — susurró ella desde su sitio. Las chicas, mis primos e incluso yo la miramos sin entender muy bien su pregunta estúpida. — A lo que me refiero es si tú de verdad llegaste a amar a NamJoon como para ahora estar sufriendo de esta manera. Nunca te había visto llorar, SeokJin y algunas veces lo atribuía a que no sentías absolutamente nada por nadie, ni siquiera por nosotros que somos tus amigos.
— Minah, mejor cállate.— comentó TaeHyung y por primera vez lo escuché dirigirse con superioridad a alguien. Sin embargo, lo detuve cuando pensaba decir algo más.
— Tú fuiste, ¿Cierto? — susurré mirándola directamente a los ojos. Minah frunció su ceño y se hizo la desentendida. — Realmente fuiste tú.— dije poco después.
— ¿Cómo pudiste delatarnos? — habló/gritó Hyorin, mirándola con desdén.
— ¡Yo te mato! — gritó EunJi, tratando de ir hacia ella. Sí, tratando, pues la detuve antes que la golpeara.
— ¡NamJoon me iba a golpear si es que yo me negaba a decirle la verdad! — gritó al ver que todos estaban en contra de ella, incluso yo.
Me gustaría decir que tenía ganas de golpearla y botarla de mi casa o en todo caso, mandar a Hyorin y a EunJi a que la saquen de mi casa, pero no fue así. No sentía ganas de botarla de mi vista, solo quería un abrazo, un maldito abrazo...
Comencé a llorar y estiré mis brazos hacia Minah, quién entendió de inmediato y me abrazó.
Ese día me la pasé llorando toda la tarde, mientras mis amigas y primos trataban de hacerme feliz con alguna película de comedia, que al final era romántica.
Cuando llegó la noche, Tae y JiMin se autoinvitaron a quedarse conmigo, pues las chicas se habían marchado hace media hora, sin embargo, tuve que negarme, pues necesitaba mi tiempo a solas y un poco de espacio.
— ¿SeokJin? — Mamá se asomó por la puerta. Me sonrió y luego pasó, sin importarle que yo no le haya dado permiso. — JiMin y TaeHyung ya se fueron y me dijeron que el día lunes podrías faltar a la escuela, ya que ellos te pasarán todos sus apuntes.
Por un momento quise reírme, pues JiMin y TaeHyung eran los que menos apuntaban, por no decir que ni cuadernos llevaban a la escuela en algunos días.
— JiMin me dijo brevemente lo que sucedió entre NamJoon y tú. — mamá se sentó a mi lado y tomó mi mano. — Lo siento mucho, cariño.— me susurró, abrazándome y dejando un beso en mi sien.
No le contesté a mamá, solo me eché a llorar, tal y como un niño, y mamá me consoló tal y como si yo tuviera ocho años nuevamente.
Esa noche dormí un poco más tranquilo al lado de mi madre, quien se despidió por la mañana y me susurró: Él se lo pierde, cariño.
Mamá me dedicó una sonrisa, que yo también le correspondí y poco después se retiró de mi habitación.
A pesar de ser domingo familiar, no quise desayunar, almorzar o siquiera cenar con mis padres y hermano. Mamá se encargó de hacerles llegar la noticia, por lo que papá no me fastidió con su discurso de una familia unida y tampoco Seung con sus típicas bromas.
El lunes por la mañana ya me encontraba listo para ir a la escuela, a pesar de que ninguna sirvienta llegara a levantarme.
Apenas tomé un pancake de mi plato para luego salir corriendo hacia la entrada, donde esperaba ver a NamJoon en su auto deportivo, diciéndome que se había equivocado y quería regresar conmigo. Sin embargo, solo encontré a nuestro chófer esperándome para ir a la escuela.
No quise encender mi celular durante todo el fin de semana y tampoco en este día, por lo que no estaba enterado de todos los insultos o humillaciones que había recibido y por tanto, aún tenía algo de tranquilidad en mi sistema. Una tranquilidad que desapareció cuando bajé del auto y miré a todos esos estúpidos de mi estúpida escuela. Todos me quedaron mirando, algunos con burla y otros con pena, una pena que venía también de la burla.
Siempre me había dicho que el orgullo se anteponía ante todo, por lo que comencé a caminar con la cabeza en alto, sin importar todos los murmullos que escuchaba. Miré con algo de alegría a Hyorin y EunJi hablando en el casillero de esta última. Necesitaba ver caras conocidas y hablar con ellas.
— Necesito que tu hermano sea mi modelo para mi proyecto en el taller de Diseño.— le dije a Hyorin apenas me situe a su lado. Ella y EunJi se sorprendieron ante mi presencia, estaba seguro de que no esperaban verme hoy y mucho menos de esta manera.
— Se lo diré.— dijo Hyorin. — pensé que no vendrías hoy.
— En realidad toda la escuela pensó que no vendrías jamás. — EunJi habló.
— No les daría el gusto a esos idiotas.— susurré, para luego despedirme de mis amigas y caminar hacia mi casillero. No sabía si es que había traído los libros de este día, ni siquiera sabía qué cursos dictarían el día de hoy.
Caminé con mucha prisa hasta llegar a mi casillero y cuando estaba a punto de abrir este, un idiota que no veía hace mucho se apareció a mi lado.
— El karma llegó por fin para ti, SeokJin.— el tono burlón de Taemin no me sorprendió, pues él siempre fue un idiota que hablaba con superioridad, sin importarle a quien se dirigía.
— Vete al demonio, Lee. — susurré, con claras intenciones de abrir mi casillero, sin embargo TaeMin lo golpeó y por tanto, lo volvió a cerrar.
— El vídeo sigue circulando por la página, SeokJin. Eres tan ridículo.— lo miré de reojo y por primera vez quise ser yo quien iniciara con una pelea. — Me gustaría decir que me das pena, pero siempre lo has hecho, así que en esta oportunidad solo te diré que me agrada ver que ahora sientes lo mismo que yo cuando me robaron el novio.
Quise ignorar sus palabras, pero lo último llamó tanto mi atención, que me vi susurrando un: ¿A qué te refieres?
La sonrisa de TaeMin se ensanchó al escucharme y poco después me mostró su celular. En la página de chismes se encontraba lo último de lo último... NamJoon estaba al lado de JiHyo, ambos tomados de la mano caminando por el centro comercial.
— Lástima que te olvidó tan rápido, pero así es NamJoon. Lo hizo conmigo y ahora creo que no te queda duda en que también lo hizo contigo.
Taemin me arrebató su celular de mis manos y poco después se retiró.
Me repetí muchas veces que eso no me afectaba, hasta que me la creí o hasta que la clase empezó y por primera vez decidí prestar atención, pues ya no tenía a un novio que me hiciera las tareas y tampoco ganas de seguir pensando en este.
Las horas no se hicieron largas cuando descubrí que Aritmética era fácil, en realidad siempre lo habían sido, desde que era muy pequeño, pero "los populares" no pueden saber nada de matemáticas, ni historia, ni absolutamente nada, ya que te catalogarían de nerd.
Traté de esperar a que todos terminarán de realizar sus ejercicios para recién decir que yo también lo había hecho. Algunos se sorprendieron, pues nunca había terminado siquiera uno y eso es porque no deseaba hacerlos.
Los murmullos comenzaron de nuevo, pero al menos esta vez no se trataron de mi humillación o de NamJoon, quien por cierto no había entrado a este salón y por tanto, se había ganado una falta por primera vez en todo el año en su curso favorito.
El receso llegó y con este mis primos y amigas, quienes pasaron por mi salón para recogerme. Ellos insistieron en que tenían algo importante que decirme, pensé que sería algo así como que la estupida de JiHyo había muerto, pero no fue así, al contrario, decidieron contarme algo que TaeMin ya se había encargado de decirme.
— NamJoon y JiHyo han iniciado una relación. — JiMin fue el único que se atrevió a decirme, pues me habían llevado en completo silencio hasta el jardín y poco después se habían sentado sin mencionar absolutamente nada.
— Lo sé.— susurré como si eso no me afectara.
Todos se sorprendieron y ya me iba cansando de sus rostros, pues parecía que no me conocieran en su totalidad, como para que ahora pensaran que estaría arrastrándome por toda la escuela lamentando haber perdido a NamJoon.
— ¿Es todo lo que tienen que decir, cierto? — dice con total naturalidad. TarHyung fue el único que se atrevió a asentir.— Entonces nos vemos, porque tengo que estudiar.
Di media vuelta con todas las intenciones de ir hacia mi salón, pero mi vista fue a parar en NamJoon y JiHyo, quienes iban tomados de la mano y caminado hacia mí, aunque no precisamente en mi dirección, sino a tomar asiento a una de las bancas del jardín.
Me quedé de pie por un momento, mirando como ellos estaban en su mundo, sonriéndose y enamorándose cada vez más, como si eso fuera posible. Suspiré y comencé a caminar, sin importar que ellos ya se hayan dado cuenta de mi presencia y ahora esperaran a que les gritara o en el peor de los casos, golpeara a JiHyo. NamJoon ya se había colocado delante de la mosquita muerta, pero no hice absolutamente nada de lo que tenían pensado. Solo seguí mi camino, pasé por su lado y ni siquiera los miré. Eran unos idiotas.
Las clases se volvieron más entretenidas desde que comencé a prestarles atención, por lo que ahora me sentía un poco más emocionado en llegar a casa y comenzar a buscar información para realizar algunas de las tareas que nos dejaron.
En este día no decidí ir a almorzar, incluso estaba viendo la forma de huir de mis amigos, por lo que decidí ir a la biblioteca, sabía que era un lugar más cómodo y además podría adelantar algunas tareas que tenía planeado realizar en casa. Sin embargo, no me imaginé encontrarme a JiHyo y NamJoon en este lugar. Ambos se daban de comer gomitas mutuamente y luego reían. ¡Qué asco! Además de nerds también cursis.
Casi me vomito encima y es verdad cuando lo digo, pues tuve que correr hacia el baño más cercano a la biblioteca y arrojar el único pancake que había comido como desayuno. Maldije y me lavé la boca.
Salí del baño con pocas fuerzas y aunque tenía muchas ganas de quedarme, decidí simplemente retirarme.
Tomé mi pertenencias una vez que entré al salón y salí lo más rápido posible de ahí, pues sabía que si algún profesor llegaba a mirarme en este estado, me reportaría y terminaría en dirección en vez de mi habitación.
Tuve mucho cuidado de toparme con mis amigas y primos e incluso, de toparme con cualquier idiota que tenía ganas de burlarse de mí.
Logré salir de la escuela sin problema alguno y aunque estuve tentado a llamar al chófer de nuestra familia para que me recoja, terminé caminando, pues lo mejor en estos momentos era pensar en todo lo que había sucedido y maldecir mil veces más a NamJoon por ser un completo idiota.
La primera vez que NamJoon y yo hablamos fue como hace dos años o qué sé yo, solo sé que le dejé bien en claro que no me gusta el deporte y que era algo muy estúpido ver a un grupo de chicos correr tras una pelota. Suena muy feo, lo sé, pero él solo se rio cuando terminé de hablar y me invitó a comer un helado algún día de esos, claro está que lo rechacé, a pesar de que me llamara la atención.
NamJoon no se detuvo aunque lo terminé rechazando y a los pocos días comenzamos a hablar de nuevo, incluso intercambiamos números y comenzamos a mensajearnos. JiMin me advirtió que él estaba en una relación con su entonces mejor amigo Taemin y que al parecer al estúpido ese no le hacía gracia que ande hablando con NamJoon, cosa que me causó mucha risa y razón por la cual decidí seguir con mi genuina amistad con el capitán del equipo de fútbol.
Al mes de habernos conocido, NamJoon y yo comenzamos a sentir atracción, aunque claro estaba que él ya estaba gustando de mí desde hace mucho, pues habíamos tenido alguno que otro roce. Para el segundo mes, él se me declaró poco después de haber terminado con TaeMin y a consecuencia de esto recibí una paliza del antes mencionado. No fue muy bonito ser golpeado y rasguñado, pero eso fue lo que me gané por andar de, lo diré en sus estúpidas palabras, "culo suelto" con NamJoon. Fueron muchos los insultos, pero me valió un bledo cuando NamJoon y yo continuamos con nuestra relación y nos convertimos en la pareja más envidiada de toda la escuela. Pensé que Nam y yo seríamos esa pareja que va junta a la universidad, que se gradúa al mismo tiempo, que consigue unos buenos empleos y posteriormente, decide formar una familia, pero en estos momentos dudaba que siquiera él quisiera verme o aunque sea, hablarme.
Llegué a casa demasiado rápido para mi gusto y aunque estaba seguro de que recibiría un castigo por haberme escapado de la escuela, mamá solo me saludó y me entregó su tarjeta de crédito.
— Utilizala, yo no la necesito por ahora y tu padre jamás se dará cuenta.
Casi estuve a punto de sonreír, casi, pues recordé que nuevamente había sido un cobarde y había huido.
— No lo creo, mamá. — le volví a entregar la tarjeta. — voy a respetar mi castigo en estar ocasión.
Mamá se quedó ligeramente impresionada y estaba seguro de que me diría algo parecido a qué me había vuelto loco, pero solo me sonrió y asintió, poniendo toda su atención a su nueva revista de modas. Luego le diría que me la preste.
Me quedé encerrado en mi habitación hasta que la hora del almuerzo llegó y me vi en la obligación de levantarme y caminar con pereza hacia la mesa, en la cual solo estábamos mi madre y yo, pues papá y Seung llegaban muy tarde.
Apenas y probé la comida, razón por la cual le pedí a mi madre retirarme antes, a lo que ella asintió.
Estaba a punto de subir las escaleras cuando el timbre sonó, cosa que me sorprendió demasiado, pues por un momento pensé que tal vez NamJoon se había dado cuenta de su error y estaba aquí por mí. Sin embargo, cuando la sirvienta dejó pasar al invitado, me sorprendí demasiado.
— ¿Jaewhan? — susurré con total confusión. — ¿No deberías estar en al escuela? — me crucé de brazos y lo miré algo expectante, pues el hermano de Hyorin debería estar en la escuela y no en mi casa.
— Hyorin me comentó que querías mi ayuda y decidí venir antes de que cambiaras de modelo.
Jaewhan era un chico simpático, era un año menor que nosotros, por tanto, estaba en penúltimo año de secundaria. Sin embargo, tenía la altura y el cuerpo de un chico universitario, y eso se debía al taller de boxeo de la escuela. Antes de estar con NamJoon, estaba totalmente interesado en Jae, pero era el hermanito de mi amiga y por tanto, estaba fuera de mi alcance.
— ¿Enserio estás interesado en ser mi modelo? — pregunté sin poder creerme la presencia de Jae en mi casa.
— Por algo estoy aquí, ¿No?
Reí y asentí. Sin embargo, mi sonrisa se borró, pues ahora no estaba apto para hablar con él, además de que tenía que ver mucho los diseños que utilizaría para este proyecto.
— ¿Podríamos hablarlo mañana? Hoy necesito hacer otra cosas y todavía tengo que ver qué tipo de prendas diseñaré para este proyecto.
Jaewhan asintió algo entusiasmado, pues sabía por boca de Hyorin que él siempre había querido ser el modelo de su hermana. Sin embargo, mi amiga siempre evitaba cumplir el sueño de su hermanito.
— P-puedo pasar por ti mañana por la mañana, podemos de esa manera hablar un poco más tranquilos y tal vez tomar un desayuno juntos.
Me extrañe por completo, pues Jaewhan tenía un novio, según sabía, y estaba totalmente enamorado de ese chico.
— Pensé que tú tenías un enamorado. — fui directo. No quería ganarme más problemas con nadie.
— Estamos distanciados y no creo que haya problema en salir juntos. — él dijo con total indiferencia, algo que me gustó demasiado. — además tú también has terminado con NamJoon, ¿Cierto?
— ¿Me estás invitando a salir, acaso? — quería reírme un momento. Sin embargo, no pensé que Jaewhan no se fuera a reír y mucho menos, se sintiera algo cohibido.
Mierda.
— ¿E-entonces puedo venir por ti mañana?
— Claro, ¿Por qué no? — traté de aligerar el ambiente y asentir, pues Jae solo era un niño y uno muy bueno.
[♕]
— ¿Entonces vas a salir con mi hermano?
Hyorin me miraba algo indignada mediante la cámara de su laptop.
— No vamos a salir exactamente, solo vamos a tomar un desayuno en forma de agradecimiento, ya que le cumplí el sueño a tu hermano.
Hyorin rio y al final negó con la cabeza.
— Cuida de mi hermanito, SeokJin, acaba de terminar una relación con otro niño y lo último que necesita es a un SeokJin en su vida.
Ahora el indignado era yo, pues no era malo tenerme en su vida. Yo era espectacular.
— No quiero nada con tu hermano, solo es trabajo y listo.
Hyorin trató de convencerme de que no era así y yo volví a insistir en que así era. Prácticamente nos pasamos toda la videollamada hablando de su hermano. Fue algo poco productivo, pero chistoso.
A la mañana siguiente, Jaewhan estaba ahí, esperándome en el patio de mi casa con su auto, que recién le habían regalado. Era un completo bebé.
— Le dije a mi madre que te prepare una ensalada. — Jae me sonrió y entregó un envase de ensalada. El gesto era lindo, pues se suponía que ese era mi desayuno.
— Muchas gracias. — le susurré, colocándome el cinturón de seguridad.
Estaba listo para irnos, pero alguien dio algunos golpecitos en la ventana y entonces Jae la bajó, encontrándose directamente con mi padre.
— Tú no eres NamJoon. — dijo mi padre algo molesto. Casi ruedo los ojos. — Ni siquiera te conozco y no sé qué rayos haces con mi hijo en tu auto.
— ¡Papá! — le reproché. — Solo iremos a la escuela y tú me estás retrasando con tus celos enfermizos.
Papá rodó los ojos y al final solo suspiró, asintiendo y alejándose del auto, para así ir al suyo y retirarse.
Jaewhan se había asustado demasiado, pero al poco tiempo se recompuso y arrancó el auto.
Durante el camino, él permitió que yo decidiera la emisora de radio. Estaba tentado a buscar alguna emisora de música en inglés, pero no sé por qué rayos terminé dejándolo en la emisora de hip Hop. Maldito NamJoon y sus malditas costumbres.
— ¿Y ya tienes los diseños? — preguntó Jae con buenas intenciones.
— Aún no, pero puedes venir mañana por la tarde y así comenzar con las medidas. Tengo algunas ideas y quiero ponerlas en práctica.
Jae me sonrió y asintió.
El resto del camino fue silencioso, pero reconfortante, pues no era un silencio incómodo, al contrario, era un ambiente muy ligero.
Al ingresar a la escuela todo estuvo bien, incluso cuando buscamos un lugar para estacionarnos, pero al bajar todas las miradas se posaron encima de nosotros. Jae no se incomodó y mucho menos yo, por lo que nos despedimos con un ligero apretón de manos, aunque no fuera necesario.
Escuché muchos murmullos al comenzar a caminar hacia mi salón, pero poco me importó, pues yo estaba bien y sabía lo que ocurría y estaba bien conmigo mismo, además las habladurías siempre estarían ahí y solo era cosa de nosotros escucharlas o ignorarlas.
Al llegar a mi salón me encontré con NamJoon y JiHyo, ambos se estaban despidiendo con besos ligeros y tiernos. Me pareció asqueroso, pero no pude hacer nada más que pasar por su lado y hacer como si no existieran.
Las clases transcurrieron con normalidad y cuando pensaba que todo iba bien, el maldito profesor de Biología decidió dejarnos un trabajo en parejas y asignarme a NamJoon, a pesar de que él estaba sentado junto a JiHyo en esta hora.
Fue algo vergonzoso escuchar todas las habladurías y risas en el fondo del salón, pero poco me importó, pues estaba totalmente interesado en otras cosas.
El primer receso llegó y me alejé lo más que pude de mis amigos para probar la ensalada de Jae. Me fui hasta la parte trasera del último edificio de la escuela, por lo que encontré paz por un momento, hasta que el timbre sonó nuevamente, anunciando que ya era hora de regresar a nuestras clases. La ensalada estaba deliciosa y por un momento quise tener otro envase más.
Llegué apenas a la hora del almuerzo, pues las clases de Historia siempre me habían aburrido y ahora aun más, pues el profesor había sonreído cuando nos dejó otra monografía, incluso me miró específicamente a mí. De seguro sabía que había terminado con NamJoon y ahora se estaba vengando.
Los chicos trataron de animarme, incluso JungKook se disculpó conmigo, a pesar de que nunca habíamos tenido un trato directo y de saber que él me odiaba demasiado.
Estaba odiando la lástima con la que me miraban todos mis amigos. Sin embargo tuve que soportarlo, hasta que las clases terminaron y caminé directo hacia el estacionamiento. Pensaba pedirle a Jae que me lleve a casa, pues aprovecharía de paso para pedirle que me traiga otra ensalada el día de mañana.
Todo estaba bien mientras esperaba a Jae en el estacionamiento y veía a a otros chicos irse en sus autos, pero la calma no duró por mucho, pues...
— SeokJin... — la voz ronca de NamJoon me sacó de mis ensoñaciones y me obligó a dar media vuelta, encontrándolo por primera vez solo. — S-solo quería que habláramos sobre el trabajo que tenemos que realizar. — NamJoon se veía algo nervioso, pero yo no veía el porqué.
— No tengo muchas ideas por ahora, pero...
— Yo haré todo el trabajo, pero tendrías que pagarme, ya que...
— Espera, ¿Qué? — fruncí mi ceño y miré con algo de indignación a este idiota que antes fue mi novio.
— Yo lo haré todo, SeokJin, solo tienes que darme algunos billetes.
— No pienso darte nada. — fui directo.
— Pues yo no pienso hacer todo el trabajo de gratis. — dijo algo molesto. — ya no más.
— ¿Qué? Jamás te pedí que hicieras todo tú solo. Yo también pienso colaborar, solo que ahora...
— No quiero excusas, SeokJin, eres un irresponsable y lo único que quiero es tener una...
— ¡No soy un irresponsable y no te pienso pagar nada!
Algunos chicos se agruparon a nuestro alrededor al escucharme gritar y yo solo maldije por lo bajo.
— Y algo más... — susurré, comenzando a acercarme, pero con todas las intenciones de dejar de hacer el ridículo y si es posible, caminar hacia la parada de autobuses. — Pienso hacer mi trabajo por separado, así que haz lo que quieras idiota.
Estaba a punto de irme, pero NamJoon, sujetó mi muñeca.
— No permitas que algunos se hagan ideas erróneas de ti, SeokJin. Jaewhan es menor que tú y acaba de terminar una relación hace menos de unos tres días.
Fruncí mi ceño de nuevo, ¿Cómo rayos sabía que estaba hablando o interactuando con Jae?
Alejé mi tacto del suyo y lo maldije por lo bajo.
— No seas machista, que yo no soy ninguna mujer para que la estés celando y diciéndole con quién mierda salir o hablar. Además, la hipocresía no te cae para nada, Nam. — lo miré con odio y prácticamente salí huyendo de ahí.
Otro capítulo que también me gusta. ♥
Espero que tengan un buen fin de semana y que les guste este capítulo.
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