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𖥻◝ O1 ✦

Minho estaba estresado, tenía muchas reuniones y eventos a los cuales asistir, los servicios de la empresa estaban siendo muy solicitados, por ende, tenía muchos contratos que leer y ver si terminaba firmando o no.

Dio un suspiro de frustración, tirando el montón de papeles que tenía en sus manos a la mesa.

—Señor —lo llamó Jisung; su asistente, entrando a la oficina.

—¿Qué pasa?

—La marca de Oreos, solicito los servicio de la empresa para promocionar en Asia. También Doritos esta pidiendo una campaña de markenting para el verano.

Una pequeña sonrisa se formo en el rostro de Minho al verlo. Ni siquiera le presto atención a lo que digo, solo podía ponerle atención a él.

—Ven, Jisung —pidió el mayor, y el rubio simplemente obedeció.

Él sabía que quería Minho.

Fue hacía donde estaba el mayor y dejo los papeles en la mesa, antes de subirse al regazo del empresario.

—¿Cambiaste de perfume?— preguntó, oliendo el cuello contrario.

—No, sigo usando el mismo.

—Hueles diferente, dragi.

—Estuve con Demián en la recepción, quizás se me pego su perfume.

—¿Cómo llegó su perfume a tu cuello, Jisung?

—No lo sé, Minho.

—¿Ese idiota sigue acosandote?

—No me acosa —aclaró, levantándose del regazo de Minho—. Solo es amable y tenemos buena química.

—Jisung, ven —pidió con un tono  dulce. Aunque aquel comentario le molesto bastante. No le gustaba que Jisung tenga buena química con Demián.

—Tenemos que trabajar, Minho.

—¿Quieres ir a ver películas?  Jinyu no va a estar en casa.

—No puedo. Tengo que cuidar a mi hermana.

Jisung agarró los papeles que estaban en la mesa, y empezo a odernarlos. Minho se levantó de su asiento, para acercarse al menor, posándose detrás de él, y abrazandolo por la cintura.

—¿Ya no quieres pasar tiempo conmigo?

—Sí que quiero, pero tengo que cuidar a mi hermana, Minho.

—Podemos cuidarla juntos.

—No vamos a coger.

—¿No podemos simplemente pasar el rato?

Jisung sonrió, y se dió vuelta para dejar un corto beso en los labios contrarios.

Él sabía que ilusionarse con esas acciones no estaban bien, pero no podía ignorar ese revoltijo que tenía cada vez que estaba cerca del mayor.

—Iré a avisar que nos vamos —dijo Minho, robandole un beso antes de irse.

Él no era consciente de lo que causaba en Jisung, aunque el menor también sabía que él solo se metió en este juego, él decidió dejar que poco a poco las cenizas vayan transformándose en un enorme fuego, que sería muy difícil apagar.

—¡Jiji! —gritó su hermanita, saliendo corriendo del jardín. 

—Hola Soo —saludó él, recibiendola con un abrazo——, ¿cómo te fue?

—¡Bien! Hoy tuvimos arte y dibuje un castillo, nos dibuje a nosotros en él —contó emocionada.

—¿En serio? Después en casa me lo muestras, ¿quieres? —dijo deshaciendo el abrazo.

La niña tenía una sonrisa en el rostro, pero cuando vió a ese hombre de traje que se encontraba cerca de su hermano, se le borro y se puso detrás del mayor, jalando su brazo hacía bajo para poder preguntarle en un susurro quién era el hombre.

—Él es mi jefe —lo presentó, agarrando la mano de la niña para comenzar a caminar hacía el auto del nombrando.

Minho frunció el ceño al escuchar que lo presentaba de una forma tan fría.

—¿No tiene nombre? — preguntó curiosa la pequeña.

—Sí, lo tengo. Y es Minho. ¿Tú nombre cuál es?

—Sowon — respondió ella con una sonrisa—. Jiji me dice Soo.

—¿Puedo decirte Soo, yo también?

—¡Sí! ¿Cómo te llama Jisung a ti?

—Le digo Minho —respondió el menor cortante.

—Tu hermano es muy aburrido, ¿no? ¿Quieres poner un apodo tú?

—Si, sí, lo pensaré —verbalizó emocionada.

Los dos hombres junto a la niña subieron al vehículo del mayor, y en el transcurso de unos veinte minutos lograron llegar al pequeño departemento en donde vivía el menor. Minho conocía la casa de memoria, era bastante común que pasen el tiempo ahí. Dejo a ambos en la entrada del departamento y entró al estacionamiento para dejar el auto.

Los hermanos esperaron a que Lee estacionara el auto, y luego los tres se adentraron al hotel.

—Ya pensé un apodo para ti, Minho —aviso Sowon, tocando tímidamente el brazo del mayor.

—A ver, dímelo —pidió con un tono dulce.

—Nini.

—¿Nini?

—Sí, ¿no te gusta?

—No es eso, Soo. Pero, ¿por qué Nini?

—Por la n e i en tu nombre —explicó ella.

Minho le sonrió, y la felicitó por su gran imaginación para los apodos. Jisung por su  parte, veía la interacciones de su hermana y Minho con cariño. Sowon es bastante tímida y no le gustaba hablar con extraños, pero ahí estaba, hablando con Minho como si se conocieran de toda la vida.

—¿Quieren merendar algo? — interrogó Jisung, una vez estuvieron adentro del departamento.

—¿Nini te quedas a merendar? —cuestionó la niña, pero antes de que el mayor responda, su teléfono sono.

—Saldré para atender —avisó, y salió al pasillo.

—Ve a cambiarte, Soo. Preparé la meriendia —dijo Jisung, dejando su abrigo en el perchero.

La niña fue corriendo hacía la habitación mientras que Jisung iba a la cocina. Unos segundos más tarde, Minho volvió a entrar.

—Tengo que irme —informo Minho, entrando a la cocina.

—Está bien.

El mayor se acercó a Han, y lo abrazó por la espalda dejando algunos besos en su nuca.

—No te enojes, bebé.

—Alejate, tengo que prepararle la meriendia a mi hermana.

—Voy a volver más tarde, ¿quieres?

—¿Te vas? —La voz de Sowon se hizo presente y Minho se separó de inmediato del menor.

—Volveré más tarde, Soo — aseguró. Pero la mueca triste que tenía la pequeña no se borraba—. Vendré mañana también, ¿quieres? Te iré a buscar junto a Jiji.

—¿En serio?

—Sí, pequeña. Podemos ir de paseo.

Sowon con una sonrisa levantó su dedo meñique, y lo extendió hacía Minho, quién después de unos minutos, entendió lo que la niña quería y unió su meñique con el de la pequeña.

Jisung miraba con tristeza la escena, él sabía que el mayor no cumpliría nada de eso.

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