Shin Soukoku 3
En el tercer piso, una terrible pelea estaba teniendo lugar, Akutagawa, escondido bajo la cama, rezaba para que el jinko no pudiese encontrarlo. El sonido del agua en la bañera lo aterraba, no quería ni imaginarse aquello rozando su piel.
Por otro lado, Atsushi, ya sin camiseta, buscaba al pelinegro, sabía que tendría que bañarse junto a él si quería que este saliese limpio y, aunque se moría de vergüenza, lo haría por el bien de su olfato.
Mala idea toser ahora, el albino descubrió a su compañero, arrastrándolo por el piso hasta el baño, donde cerró la puerta y comenzó a desnudarlo mientras este solo trataba de irse.
- ¡No quiero!
- Hueles mal, Akutagawa – y sin más, lo metió a la bañera como pudo, metiéndose él al quitarse el resto de ropa.
Ryunosuke estaba realmente molesto, aunque no negaría que le gustaba las caricias del jinko al pasar el jabón por su cuerpo. Eso sí, jamás habría estado más limpio.
No se pudo evitar esto, pero cuando Atsushi fue a levantarse, calló de golpe encima del pelinegro, quedando pegados el uno al otro, sintiendo su piel desnuda.
- ¿Akutagawa? – el resto del albino estaba rojo al notar que el mayor había tenido un pequeño problema.
- Fue tu culpa por bañarme.
- ¿Te excitas al bañarte?
- No, pero te caíste en mi polla y estas desnudo, ¿qué esperabas? – Atsushi iba a hablar, pero una lengua ajena invadió su boca en un segundo. Se estaban besando, Akutagawa le estaba besando, y es que había aguantado todo el día para no saltarle.
Atsushi no es que tuviese el mejor autocontrol, por lo que siguió el beso, aferrándose a su cuello y envolviendo sus piernas alrededor de la cintura.
Sin pensarlo mucho, el pelinegro agarró al tigre por la cintura, levantándolo sutilmente y volviéndolo a sentar, pero entrando en él. Atsushi se agarró con fuerza mientras una pequeña lágrima caía por su mejilla a causa del dolor. Ambos eran inexpertos, no podían saber que había que preparar antes y, mucho menos, que en el agua dolía más.
Al rato, Akutagawa comenzó a moverlo, el dolor fue sustituido por el placer que invadió ambos cuerpos, gimiendo y gruñendo a partes iguales, jamás habían sentido tanto placer.
- R-Ryu... - ese gemido por parte del albino activó el instinto follador del nombrado, así como pasaba en Bj Alex.
Agarró el fino cuerpo del tigre y, recostándolo en la bañera, comenzó a darle fuertes estocadas, Atsushi ya gritaba de placer, arañando la espalda del contrario mientras trataba de respirar.
Justo cuando el mayor alcanzó ese punto dulce en el albino, ambos estallaron de placer, manchando el agua de blanco y obligándolos a ducharse de nuevo.
¿Quién diría que, al final, Akutagawa amaría los baños?
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