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Shin Soukoku 2

En el tercer piso ambos jóvenes despertaron de nuevo, otra vez con los gemidos de sus vecinos de abajo, o bueno, solo de Dazai.

No cruzaron palabra, no querían saber nada el uno del otro, solamente se tratarían bien y ya, no hacía falta más. Desayunaron en silencio y fueron a hacer tareas por la casa.

Atsushi fue a entrar al baño, pero mala idea, pues se encontró con Akutagawa meando, el cual le gruñó como si de un perro se tratase. Avergonzado, salió del baño, dirigiéndose al cuarto. Supongo que mientras el baño estaba ocupado podía darse algo de atención.

Por muy avergonzado que estuviese, metió su mano por el pantalón, llevando sus dedos a su entrada. No era la primera vez que lo hacía, pero no acostumbraba a estar en una casa con gente.

Introdujo dos de sus dedos en su interior, moviéndolos con sutileza, se sentía bien, muy bien, por lo que aumentó el ritmo. Por su cabeza, la imagen de Akutagawa se hizo clara como el agua.

"Pero ¿qué?" pensaba el albino, pero no paró en ningún momento. Quería más, necesitaba más. La imagen volvió a hacerse clara, esta vez dejando ver la hombría del pelinegro. "Mierda, no quiero ver eso, no quiero...", no quería verlo, quería sentirlo, necesitaba sentirlo, parecía como si aquella imagen hubiese hecho que el jinko entrase en celo.

La puerta del cuarto se abrió, dejando paso a un confundido Akutagawa.

- El baño está libre...

Atsushi corrió al baño muerto de vergüenza, ahora si quería evitar al otro a toda costa. Encendió el agua y se metió a la bañera. No tardó mucho para que otra situación incómoda ocurriese.

El pelinegro volvió a entrar al baño, pues había olvidado su móvil, solo que se llevó una grata sorpresa, encontrándose con el albino completamente desnudo, tumbado de espaldas en la bañera.

Salió el mayor corriendo del baño, debía arreglar un problemilla, ocasionado por el albino. "Te odio, jinko".

Su mano se metió por el pantalón, comenzando a masturbarse mientras las imágenes de Atsushi desnudo inundaban su mente.

Que oportuno el destino, que Atsushi terminó de ducharse y fue a la habitación, encontrándose con aquella escena.

Nadie dijo nada y esperaron el momento de irse a dormir, pues estuvieron evitándose todo el día.

- Yo... - habló el albino.

- Nada, no viste nada... y yo tampoco – el contrario asintió.

- Creo... que deberíamos avisar cuando vayamos al baño...

- Será lo mejor, ahora duérmete.

- ... hueles mal. – los ojos del pelinegro se abrieron de sobre manera, sabiendo la dirección que tomaría aquella conversación.

- ¡Muere jinko!


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